HISTORICA CEREMONIA EN BAHIA AZUL, TIERRA DEL FUEGO
Texto Poly Raín; Fotos Gerardo López
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Cada 10 minutos en el mundo se produce un fallecimiento o una mutilación por la activación de alguna mina antipersonal o antitanque. Felizmente esa realidad no se ha dado en la región, donde no hay registros de víctimas humanas por una detonación de un artefacto explosivo sembrado en suelos magallánicos.
En Chile quedan todavía a lo largo de nuestra línea fronteriza unas 130 mil minas enterradas como estrategia defensiva, que representan un peligro latente para las comunidades que habitan en las inmediaciones de estos campos minados, los que sin embargo están debidamente señalizados, con doble cerco y advertencia en tres idiomas.
Del total de artefactos, una partida de 5.485 se encuentran esparcidos -desde mediados de los setenta- en tres campos del sector de Bahía Azul, en la provincia chilena de Tierra del Fuego.
Dicha zona, distante 179 kilómetros al norte del Punta Arenas y a 150 kilómetros al sur de la avanzada fronteriza de San Sebastián, fue escenario de un hecho histórico al ponerse en marcha ayer el operativo de desminado humanitario que ejecutará el Ejército por los treinta próximos años.
Seis años llevó al Batallón de Ingenieros, inserto en el Regimiento Reforzado Chorrillos, preparar a un grupo de hombres para enfrentar esta compleja tarea que impone un muy alto riesgo.
Son 29 efectivos que se especializaron en la localización, desactivación y destrucción de estos explosivos. El equipo humano se perfeccionó en España y Estados Unidos, a través de exigentes cursos formativos.
El general Ricardo Hargreaves, comandante en jefe de la Región Militar Austral y Quinta División de Ejército, realzó el gran paso dado por el Estado de Chile al suscribir el Tratado de Ottawa que entró en vigor el año 1999, sobre la prohibición de minas antipersonales. "Si bien en su oportunidad hubo necesidad de sembrarlas, hoy se produce el efecto contrario, el desminado, apostando fuertemente por la vida y la paz", señaló.
Luego puso de relieve el papel que jugarán los 29 militares capacitados, a quienes les deseó mucha suerte, por el hecho de haber emprendido una larguísima, tediosa, lenta y peligrosa misión.
Hargreaves habló en la ceremonia realizada a las 11 horas de ayer en el campamento militar levantado a unos 800 metros al poniente del desembarcadero en Bahía Azul.
El significativo acto fue presidido por la intendenta Eugenia Mancilla, asistiendo los tres comandantes en jefes de las componentes de las Fuerzas Armadas con asiento en Magallanes, además de los jefes zonales de Carabineros y de la Policía de Investigaciones. También participaron como observadores, Joachim Roth, agregado de Cooperación de la Unión Europea, y Elir Rojas, director del Centro de Información en Zonas Minadas.
LOS PASOS DADOS HASTA LA FECHA
El principal expositor del proyecto de desminado fue el mayor Fernando Osses, comandante del Batallón de Ingenieros, quien dio a conocer los pasos dados hasta la fecha, dentro de las obligaciones adquiridas con el Tratado de Ottawa. Estos dicen relación con un proceso de mantención periódica de los cercos y la señalética que advierte el peligro y la destrucción de un stock de 72.600 minas antipersonales que se encontraban almacenadas en los arsenales de guerra de la Quinta División. Esto último ocurrió el 9 de mayo de 2003.
El plan de desminado nacional ha demandado una fuerte inversión. El costo total del proyecto es de US$1.726.644. La contribución de la Unión Europea es de US$ 1.200.000; la del Programa de las Naciones Unidas (PNUD) es de US$66.000 y la del gobierno de Chile (Ejército, Armada, Ministerio de Educación y Servicio Nacional de Turismo) es de US$460.904.
La ejecución del proyecto está a cargo del Ministerio de Defensa Nacional. La agencia de implementación será la Comisión Nacional de Desminado, que ha tomado a su cargo las obligaciones impuestas por la Convención de Ottawa sobre desminado humanitario.
La oficina del PNUD-Chile hará seguimiento a los avances de implementación del proyecto, incluidas misiones de especialistas en desminado proporcionados por el Buró de Prevención y Recuperación de Crisis del PNUD.
Fernando Osses explicó que el costo de ubicación, remoción y posterior destrucción de una mina antipersonal representa entre 300 y 1.000 dólares. Este precio incluye el funcionamiento del campamento y seguros de vida respecto del personal.
UN CENTENAR DE CAMPOS
En la XII Región hay 133 campos minados bajo la jurisdicción de la Quinta División de Ejército, de los cuales 104 están ubicados en Punta Arenas, 13 en Puerto Natales y 16 en Tierra del Fuego. Otros 17 campos están en territorio de la Tercera Zona Naval, entre ellos las islas Nueva, Picton, Freycinet y Cabo de Hornos.
La institución castrense priorizó partir con la intervención de los tres campos minados existentes en Bahía Azul, puerta de entrada a Tierra del Fuego. Ello, porque por el lugar circula un gran número de ciudadanos tanto nacionales como extranjeros, en su paso hacia y desde Argentina.
El trabajo se concentra específicamente en el sector de Bahía Azul y Faro Méndez, donde hay enterradas 3.642 minas antipersonales y 1.843 antitanques.
Para ello, fue necesario construir y habilitar un campamento, con un costo de 120 millones de pesos. Las instalaciones cuentan con todos los servicios básicos y evacuación de aguas servidas. No se descuidó ni un solo detalle. Hasta el aspecto ambiental se encuentra garantizado. Como polígono de destrucción de los explosivos levantados servirá una cantera abandonada para evitar que se genere un mayor impacto ambiental.
A esto, se suma la adquisición de una moderna ambulancia equipada con tecnología de punta, que representó una inversión de 100 mil dólares. En ese sentido se dispone de una red de evacuación médica en caso de presentarse una emergencia. Hay apoyo comprometido de la Municipalidad de Primavera y de la Posta de Cerro Sombrero.
HAY CLARIDAD DONDE ESTAN
Los militares expertos saben dónde están las minas, pero las condiciones atmosféricas no permiten conocer en qué estado se encuentran. Hipotéticamente no se debieron haber removido del sitio donde fueron sembradas hace 30 años. Estas, además, estarían activas, de allí el fuerte riesgo que implica la operación militar.
Se trabaja en binomios. La labor no puede extenderse más de 25 minutos por lo estresante que resulta este quehacer.
Si bien el proyecto de desminado consulta exclusivamente el retiro de minas antipersonales, en Magallanes el Ejército optó por levantar también las tipo antitanques. La tarea en el campo Nº 14, de Bahía Azul, debiera finalizar el próximo 31 de marzo, según los cálculos optimistas.
La activación de una mina antipersonal causa mutilaciones en el ser humano, mientras que una antitanques provoca la muerte y genera otros efectos en su radio de acción.
Observador nacional: "Es una señal de confianza hacia los argentinos"
Más de 600 millones de pesos aportó la Unión Europea -en una primera fase- para la ejecución de la actividad de desminado humanitario en la Primera, Segunda y Duodécima regiones. Dichos recursos deberán ser invertidos dentro de un período de 24 meses. Hay satisfacción por parte del observador internacional Joachim Roth por el hecho que el gobierno de Chile cumplió en dos años (la mitad del tiempo establecido) el compromiso de destrucción de las minas antipersonales depositadas en sus arsenales de guerra.
Roth ostenta el título de agregado de cooperación en la delegación de la Comisión Europea y en Chile actúa como coordinador del proyecto de desminado.
Paralelamente al operativo de levantamiento de los artefactos explosivos, se consulta la capacitación de profesores, alumnos y guías turísticos sobre las consecuencias personales que implica exponerse a un inminente peligro, con el solo hecho de ingresar a una zona minada.
Por su parte, Elir Rojas, director del Centro de Información en Zonas Minadas, puntualizó que con esta acción "estamos dando una señal potente de confianza a Argentina y damos fe de que las decisiones serán las correctas en las relaciones vecinales".
