Por Javier Rebolledo y Miguel Paz
Manuel Cruzat Infante es uno de los grandes referentes del empresariado chileno. Líder del holding CB, a fines de los ’70 y en los primeros ’80 fue el hombre más rico de Chile gracias a sus negocios centrados en los fondos de pensión, pesca, productos forestales, mineras de cobre, bancos, viñedos y cervecerías.
Cruzat es considerado un visionario genial, pero al mismo tiempo un hombre arriesgado. Ha creado o ha sido dueño de algunas de las empresas más importantes del país, pero no ha sido capaz de mantenerlas bajo su poder. Ejemplos de ello son CCU, Copec, Provida y el Banco de Santiago, todos negocios con excelentes resultados económicos en la actualidad. Pero a pesar de su historia llena de altibajos, el grupo CB aún se encuentra dentro de los grandes del país.
Cruzat estudió en el Colegio San Ignacio y luego fue un alumno brillante en la Universidad Católica. Pertenece al grupo más aristocrático del empresariado, aquel ultracatólico que, además de los negocios, también se identifica con la caridad. Como muchos de ellos, Cruzat es miembro activo del Opus Dei. Bajo su alero se formaron empresarios como Juan Hurtado Vicuña, su actual socio en El Bosque S.A.; Vía Panorámica S.A., y Nueva Pudahuel S.A., entre otras. Además, es de conocimiento público que en sus inicios prestó ayuda a otros colosos del dinero que lo reconocen como un gurú. Sebastián Piñera, por ejemplo, tras dejar el Banco de Talca en octubre de 1980, fue recibido por Cruzat, primero en su centro de estudios y luego como gerente general del Citicorp, entonces asociado con el Banco de Santiago. De ahí que incluso en sus peores momentos financieros los bancos lo han tratado con benevolencia y siempre ha logrado encontrar ayuda de sus influyentes amigos, como a comienzos de 1999, cuando CB, el holding del empresario, no tenía capacidad para pagar sus deudas. Entonces, algunos como Fabio Valdés, Juan José Mac-Auliffe y Alberto López Hermida fueron en su ayuda para alcanzar un acuerdo con los acreedores.
Otro personaje que habría jugado un rol clave en esta operación de rescate es Juan Braun Lyon. Durante años ha sido director de muchas de sus empresas, socio en varias más y actualmente integra el directorio de CB S.A., compañía que controla la totalidad de las empresas del holding. Pero Juan Braun Lyon también es el actual presidente de la Fundación Óscar y Elsa Braun, aparentemente –hasta hace poco– sin relación alguna con los negocios de Cruzat.
DOÑA ELSBETH
La Fundación Óscar y Elsa Braun es una organización altruista y familiar de larga data, concebida exclusivamente para becar a médicos que se especializan en el extranjero. Funcionó normalmente durante años, llegando a entregar anualmente hasta 400 millones de pesos para el perfeccionamiento de los facultativos. Sin embargo, en 1999 tuvo un cambio violento en su política de inversiones y su labor se redujo a la décima parte. ¿Qué sucedió?
Hoy, los dardos apuntan contra Juan Braun y Manuel Cruzat. Y esto sería porque en 1999 este “businessman”, a quien le molesta ser fotografiado, se vio en la obligación de liquidar una gran cantidad de acciones de su holding, y fue justamente la Fundación Óscar y Elsa Braun la que compró un buen paquete de ellas, a pesar de que por estatuto estaba imposibilitada desde su origen para realizar este tipo de operaciones, según denuncian hoy miembros de su directorio.
La operación de Braun Lyon derivó en que el año pasado dos integrantes de éste, Sonia y Myra Poklepovic (primas de Braun), junto a parientes y a la Fundación Sara Braun (ver recuadro), se querellaran en su contra y de quienes resulten responsables por los delitos de “estafa, apropiación indebida de fondos y asociación ilícita”. La causa actualmente está en manos de la jueza del 32º Juzgado del Crimen, Blanca Rojas.
El 8 de noviembre pasado, el Ministerio de Justicia, entidad que actualmente se encuentra fiscalizando a la fundación, entró de lleno a la cancha. Para empezar, mediante el oficio Nº 7305, la subsecretaria de Justicia, Verónica Barahona, acogió una presentación realizada por las hermanas Poklepovic en cuanto a investigar las cuentas de 2001 y 2006 y también a que se respete la estructura del directorio establecido originalmente en 1955. Ese año, Elsbeth Saalfeld, una anciana millonaria, estableció las bases de la fundación que dejó como legado luego de su muerte. Fue extremadamente minuciosa al momento de redactar cada uno de los puntos.
ORIGEN DE LA FUNDACIÓN
A Elsbeth, todo el mundo le decía Elsa. Al enviudar heredó una gran fortuna de su marido, Óscar Braun Hamburger. La mujer, establecida en Viña del Mar, creó los estatutos de la Fundación Óscar y Elsa Braun con un propósito: becar a doctores en el extranjero para que adquirieran conocimientos que los hicieran capaces de combatir la tuberculosis. Ya entonces (década de los ’50), Elsa explicitó que “si con el tiempo se descubriera el remedio eficaz (...) se pueden o deben dedicarse los estudiantes entonces a otras especialidades”. La mujer, sin descendencia, dejó meridianamente claro que la fundación “será la única y universal heredera de todos mis bienes”. El primero de noviembre de 1956, Elsa falleció.
Uno de sus primeros presidentes fue Héctor Braun Guevara, padre de Juan Braun Lyon. Este último se sumó a la institución en 1971. Hasta entonces, tal como lo determinó Elsa, cinco personas se sentaban en los sillones del directorio, uno de los cuales, por voluntad expresa de la difunta, debía ser ocupado por el rector de una de las universidades de Valparaíso (Técnica Federico Santa María o Católica). Durante el mandato de Héctor Barun, en 1988, se hizo un cambio al estatuto y el número de directores fue disminuido a cuatro, dejando fuera al integrante del mundo académico. La razón habría sido que durante la dictadura los rectores iban y venían.
Pero cuando Héctor Braun murió y Juan Braun Lyon asumió la presidencia de la fundación en 1999, nuevamente se aumentó a cinco el número de integrantes del directorio, quedando su hijo Juan Braun Llona en el puesto recién creado. De esta forma, Braun Lyon habría sumado un voto para tomar las decisiones más importantes de la fundación.
Según la querella, a las hermanas Poklepovic se les habría entregado una copia adulterada de la escritura de modificación de los estatutos del año 1988. Como éstas desconocían los cambios de los estatutos de la fundación, aceptaron el nombramiento de Braun Llona.
El 8 de noviembre pasado, el Ministerio de Justicia estableció, mediante la Orden 375, que “cuatro personas son las que efectivamente constituyen el Consejo de la Fundación Óscar y Elsa Braun, y no como erradamente opera en la actualidad, conformándolo con cinco personas”.
Pero el golpe más duro en contra de Juan Braun Lyon y Juan Braun Llona fue dado por el propio ministerio al establecer la posibilidad de que exista falsificación de documento público: “Corresponderá, en instancia pertinente, se dilucide la contradicción surgida con ocasión de existir una copia de aquella escritura pública en que se menciona que cinco son los miembros del consejo de la fundación, mientras que en documentos oficiales, autentificados, manifiestan que son ‘cuatro’ los miembros de ese consejo”, dice el oficio.
Además, según las querellantes, Braun Lyon y Braun Llona habrían actuado contra la idea original de la difunta Elsa. En los estatutos originales se estableció que los valores de la fundación debían ser “de primera categoría comercial y financiera, que sean estables, de presente cierto y de futuro halagador y que, en todo caso, hayan pagado dividendo por cinco años seguidos en los últimos años. En ningún caso deberán hacerse inversiones en valores mineros, ni bienes raíces, ni fundos rústicos, ni valores extranjeros o monedas extranjeras”.
La voluntad de Elsa se cumplió durante décadas. Es así como al 31 de diciembre de 1987, antes de la cuestionada reforma de estatutos que eliminó al consejero del mundo académico, la fundación, entre otras inversiones, era propietaria de 1,64 millones acciones de Copec. Al año 1999, la fundación ya poseía inversiones en el Grupo CB, pero aún contaba con un patrimonio cercano a los 10 millones de dólares, invertido mayoritariamente en empresas “seguras”.
LAS ACCIONES DE CRUZAT
Es justamente en 1999 que la historia de la Fundación Óscar y Elsa Braun se uniría estrechamente a la de Manuel Cruzat. Ese año, en medio de la crisis del holding, Cruzat se vio en la obligación de vender acciones de empresas del grupo para cubrir sus deudas. A través de la decisión de su presidente, Juan Braun Lyon, la fundación compró una gran cantidad de acciones del holding de Cruzat, deshaciéndose de las que históricamente le habían garantizado su solidez económica.
“Esta operación se realizó sin haberlo consultado jamás al directorio. Nos dimos cuenta que estaban desapareciendo las acciones nobles de la fundación, llevando el dinero a los negocios particulares del señor Braun Lyon y de don Manuel Cruzat”, explica Jorge Santander, marido de Sonia Poklepovic, una de las querellantes.
En 2003, Juan Braun Llona y su cuñado, Andrés Cuevas Ossandón, crearon la sociedad Inversiones y Transportes S.A., posteriormente denominada Explotadora Ferroviaria S.A. A la fecha, la fundación aparece como dueña del 65% del capital accionario de dicha sociedad, siendo éste su único patrimonio. A través de esta empresa la fundación posee el 8,9% de Fepasa, el 10% de Lo Aguirre, el 7,35% de El Bosque S.A. y el 24% de Vía Panoramica. Todas ex empresas del empresario Manuel Cruzat Infante y donde tanto Braun Lyon como Braun Llona y el propio Cruzat mantienen interés y participaciones. “Todo esto, abiertamente en contra de lo estipulado por doña Elsa, porque no eran empresas seguras ni tampoco venían aportando dividendos”, explica una fuente ligada al caso.
El efecto directo fue que la labor filantrópica de la fundación se vio violentamente disminuida. En 2000, sus donaciones fueron poco más de 45 millones de pesos, el 2001 algo similar. El 2002 llegaron a 57 millones y el 2003 se redujeron a 46 millones. Antes de la venta de activos y su posterior ingreso en las empresas de Cruzat, el promedio de donaciones de la fundación giraba en torno a los 400 millones de pesos anuales, alegan los querellantes.
Jorge Santander asegura que entre Braun Lyon y Manuel Cruzat hubo una asociación ilícita para delinquir. “Eso está prácticamente establecido en la querella a partir de la declaración de Braun, quien actuó con mala fe absoluta. Ante esa inquietud decidimos interponer una querella criminal porque si Sonia y Myra no lo hacían, se convertían en cómplices de lo que estaba pasando”, dice Santander.
En 2005, Manuel Cruzat Infante fue llamado a declarar en la causa. Ese mismo año, los querellados encargaron un estudio a Fernando Le Fort G., experto en estudios de gobierno corporativo. Según las proyecciones económicas hechas por el consultor, las inversiones realizadas por la directiva de la fundación a dinero de hoy se traducirían en una cifra cercana a los 18 millones de dólares. Según los cálculos de la contraparte, que de acuerdo a inventario protocolizado notarialmente, existían al 31 de diciembre de 1987 (1,64 millones de acciones), y sin considerar ninguna de las otras inversiones a esa fecha, se llega a la misma cifra de 18 millones de dólares.
Sin embargo, existe un informe de un perito judicial que la jueza a cargo de la causa, Blanca Rojas, tiene en sus manos. Según el análisis del experto José Luis Varela, el manejo de la nueva política de inversiones de la directiva le ha costado un detrimento de 4.600 millones de pesos a la fundación, unos 8,5 millones de dólares.
EUROCAPITAL S.A.
Sin embargo, más allá de proyecciones económicas, aún queda por dilucidar cuánto le han costado a la fundación las operaciones de Braun Lyon. Actualmente, si bien Explotadora Ferroviaria S.A. no aparece con morosidad en Dicom, a julio de este año mostraba un panorama negro. La empresa donde la fundación tiene invertidos la totalidad de sus activos figuraba con 1.691 millones de pesos en el registro de morosidades y documentos impagos. En cuanto a la escala de clasificación respecto del grado de severidad de sus antecedentes comerciales, estaba ubicada en la letra G, la categoría más baja. A esto se suma que al 30 de septiembre de 2006, el 51% de las acciones de Explotadora Ferroviaria S.A. figuran constituidas en prenda a la sociedad de factoring denominada Eurocapital S.A., esto según información entregada el 31 de octubre pasado por la propio Eurocapital a la Superintendencia de Valores. Esta empresa fue creada en 1987, entre otros, por Juan Braun Llona.
Este último es además propietario del 25% de Explotadora Ferroviaria S.A. Lo que aún se está investigando es qué parte se encuentra en prenda. Si la de Braun Llona (25%) más una parte de la fundación (26%) o solamente la que corresponde a la fundación.
AUTOCHEQUES
En la querella por estafa en contra de Braun Lyon, una de las aristas que actualmente se está investigando, según fuentes de tribunales, es la efectividad de la compra de las acciones de las empresas de Cruzat de parte de la fundación. O si, por el contrario, los dineros no llegaron a la fundación y fueron desviados mediante un sistema fraudulento que se conoce como “autocheque”.
Para que el dinero de la fundación, materializado en acciones, llegara hasta las empresas de Manuel Cruzat, se habría recurrido a CB Corredores de Bolsa S.A. (propiedad del Grupo Cruzat) con el fin de que ésta realizara la venta en el mercado bursátil. La corredora habría pedido a un banco de la plaza que emitiera vales vista por el valor de las acciones a nombre de la fundación. El banco habría realizado la operación, pero antes de que éstos llegaran a la fundación habrían sido endosados y traspasados a las empresas de Cruzat. Para evitar que el dinero de las acciones no figurara como desaparecido, la fundación habría emitido un cheque por el mismo valor de las acciones, cheque que luego se depositaba en la cuenta de la misma institución. Como la fundación no tenía fondos los cheques rebotaban. Pero como no existe el autoprotesto por cheques sin fondos, la operación no habría sido detectada.
Según antecedentes de tribunales, esta práctica habría quedado el descubierto luego de que confesara un funcionario de la fundación.
PELEA A MUERTE
El pronunciamiento del Ministerio de Justicia de la semana pasada, además de establecer que el nombramiento de Braun Llona en el directorio de la fundación fue irregular, dio la razón a Elsa en cuanto a la estructura original de la fundación. Señala que se debe restablecer “que los miembros del consejo directivo son cinco personas y que uno de ellos deberá ser siempre quien ocupe el cargo de director o rector o jefe de alguna de las universidades de Valparaíso”.
Dos días antes de la resolución del Ministerio de Justicia, la misma cartera había recibido una presentación de parte de Juan Braun Lyon, donde informa que el consejo de la fundación había resuelto “alejar” a las hermanas Poklepovic Braun del directorio, luego de ausentarse de la última reunión del mismo. Braun Lyon argumenta que éstas habrían realizado acciones para bloquear la cuenta corriente de la fundación, entorpecer la presencia en Fepasa y apropiarse de libros de cheques y contabilidad. No obstante, el 9 de noviembre el Ministerio respondió que para evaluar la “pertinencia” de dicha decisión se debían entregar antecedentes que no estaban en la presentación, acreditar la legalidad de la citación a la reunión y que se le remitan los antecedentes del debido y justo proceso, para dicha determinación. Las hermanas ya hicieron sus descargos y, según trascendió, el ministerio no permitirá que sean alejadas del directorio. De esta forma, las mujeres tendrán un sillón asegurado en la próxima reunión del consejo, fijada por el ministerio para un plazo máximo de 30 días y que tendrá, entre otros fines, arbitrar “los medios para que se designen las personas que en él ocuparán los cargos de presidente y vicepresidente”, dicta la resolución del Ministerio de Justicia. Este medio intentó conversar con Juan Braun Llona, pero su asesor Mario Velasco dijo que éste no va a hablar porque se trata de un tema de familia. LND