Blogia
Centros Chilenos en el Exterior

Frutillar: Pasado y presente de una ciudad de colonizadores

Cuando el explorador Bernardo Philippi llegó a las riberas del Lago Llanquihue pudo contemplar con fascinación uno de los paisajes más lindos de América. Detrás del formidable lago con sus riberas cubiertas de selva sureña se levantaban majestuosamente contra el cielo radiante cuatro grandes cumbres: los volcanes Osorno y Calbuco, el monte Tronador y el Cerro Puntiagudo. Eso ocurría el 29 de Enero de 1842.

El Llanquihue online

Hoy Frutillar tiene hasta un Palacio para la música.

Vea imágenes de cómo era Frutillar a la llegada de los primeros colonos

 

El 23 de noviembre de 1856 fue fundada oficialmente la ‘Villa de Frutillar’, por disposición del Presidente de la República, Manuel Montt, poco más de un año de establecidas las primeras 47 familias de colonos alemanes llegados al país.

Pronto comenzaron a ocupar las chacras mensuradas por José Decher, las primeras familias de colonos alemanes, entre quienes se contaban Wilhelm Kuschel, Heinrich Kuschel, Theodor Niklitschek, Christian Nannig, Christian Winckler, Adams Schmidt, quienes demostraron desde un comienzo el espíritu que alentaba su ánimo caracterizado por su esfuerzo, trabajo y entusiasmo, cualidades que se mantienen hasta hoy entre sus descendientes.

Estos primeros residentes optaron por construir sus viviendas en las orillas de los cerros cercanos, debido al suelo pantanoso que rodeaba al lago Llanquihue, se dedicaron a las labores agrícolas, sin que faltaran las actividades de tipo industrial, como el funcionamiento de un molino, de una destilería, curtiembre y de algunos almacenes dedicados a la venta de víveres y de implementos diversos.

Por aquel entonces, Frutillar era un importante puente lacustre, paso obligado entre Melipulli, hoy Puerto Montt, y la ciudad de Osorno, condición que contribuyó a su rápido crecimiento y desarrollo, favoreciendo la formación de organizaciones comerciales e industriales.

 

SU ECONOMÍA

El verano cambia el rostro a Frutillar, junto a los turistas llega también la música.

 

Las actividades educacionales y culturales se desarrollan al ritmo del bienestar económico. La modalidad educacional ambulante desapareció luego de la constitución de la sociedad educacional que crea el Colegio Alemán que, con gran prestigio, atrajo a estudiantes de otros lugares.

En el plano social, se fundó en 1882 el Club Alemán para la realización de reuniones sociales e ilustración intelectual, se compartían las mejores publicaciones alemanas e informaciones generales.

Con el arribo del ferrocarril en 1907, nació la estación y un pequeño poblado en Frutillar Alto. Hasta la fecha ha crecido mucho y hoy posee industrias, servicios, comercio, bombas de bencina y consultorio.

 

Una vista de Frutillar de principios del siglo pasado.

 

0 comentarios