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Justicia

Cierran centro de derechos humanos de ex juez Guzmán

Cierran centro de derechos humanos de ex juez Guzmán

12/02/10

 La Universidad Central de Chile, privada, determinó cerrar el Centro de Estudios de Derechos Humanos (CEDH), que dirigía el abogado y ex juez Juan Guzmán Tapia, confirmaron fuentes ligadas al ex magistrado.

La medida se debió a que la unidad no estaba en condiciones de "autofinanciarse".

Su director fue ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago y tuvo a su cargo algunas causas contra el ya fallecido Augusto Pinochet, a quien sometió a proceso por casos de violación de derechos humanos.

Fue, asimismo, candidato independiente a senador en las recientes elecciones parlamentarias (3,96 por ciento de los votos) y una de sus principales propuestas consistió en una asamblea constituyente para una nueva Constitución Política en reemplazo de la autoritaria legada por la dictadura.

 

 

Identifican a 11 desaparecidos de La Moneda en 1973

Por Jorge Escalante / Lanacion.cl

Entre los reconocidos se encuentran los colaboradores de Salvador Allende, Enrique Paris Roa y Héctor Pincheira Núñez, y nueve integrantes del GAP. Nombres de las víctimas aparecían como “lanzados al mar” en informe del Ejército a la Mesa de Diálogo.

Lunes 25 de enero de 2010

Los restos de 11 detenidos desaparecidos arrestados el día del golpe militar en el palacio de La Moneda, fueron definitivamente identificados por el Servicio Médico Legal (SML) con la colaboración del laboratorio de genética de Innsbruck en Austria.

La información fue entregada hoy a los familiares por el director del SML, doctor Patricio Bustos, quien previamente había entregado los informes al juez Juan Fuentes Belmar, quien instruye la causa por los desaparecidos desde el edificio presidencial.

Las identidades corresponden a: Enrique Paris Roa (de 40 años al momento de su detención), Héctor Pincheira Núñez (28), Oscar Lagos Ríos (21), Julio Moreno Pulgar (24), Julio Tapia Martínez (24), Héctor Urrutia Molina (22), Juan Vargas Contreras (23), Oscar Avilés Jofré (28), Jaime Sotelo Ojeda (33), Manuel Castro Zamorano (23) y Luis Rodríguez Riquelme.

De esta lista, Paris y Pincheira eran asesores del Presidente Salvador Allende y el resto eran integrantes de la seguridad personal (GAP) del Mandatario. Las identidades de Lagos, Moreno, Tapia y Vargas, aparecieron como “lanzados al mar” en el informe sobre el destino final de 200 detenidos desaparecidos que entregó el Ejército en enero de 2001, luego de la Mesa de Dialogo de Derechos Humanos realizada en 2000.

El 11 de septiembre de 1973 en La Moneda y alrededores fueron arrestados cerca de 40 personas, la mayoría de ellos asesores y GAP de Allende. Los detenidos fueron llevados al regimiento Tacna, cuyo comandante en ese entonces era el coronel Joaquín Ramírez Pineda, y dos días después, cerca de 20 de los prisioneros fueron sacados en dos camiones. Los detenidos fueron conducidos al campo de entrenamiento de Peldehue, al norte de Santiago, donde fueron asesinados.

El entonces subteniente del Tacna, Jorge Herrera López, fue el encargado de disparar la ametralladora con que fueron ajusticiados los detenidos, matándolos de a uno en uno, como lo contó a La Nación Domingo en diciembre de 2002. Los cuerpos fueron arrojados a un pozo seco de unos 10 metros de profundidad, el cual luego dinamitaron para cubrir los cadáveres.

Cerca de la navidad de 1978, un destacamento del Tacna, comandado por el coronel Hernán Canales Varas, ubicó el pozo y desenterró los cuerpos para ensacarlos y lanzarlos al mar a bordo de un helicóptero Puma del Comando de Aviación del Ejército, que entonces lideraba el coronel Fernando Darrigrandi Márquez.

El desentierro formó parte de la llamada “Operación Retiro de Televisores”, que se desarrolló por todo el país para desenterrar los cuerpos de los prisioneros asesinados sepultados en fosas clandestinas, para posteriormente lanzarlos al mar o incinerarlos, como ocurrió en algunos regimientos del sur. La orden la impartió el dictador Augusto Pinochet a través de un criptograma de la comandancia en jefe del Ejército enviada a todos los regimientos del país a fines de 1978.

En el verano de 2001, la jueza Amanda Valdovinos inspeccionó el lugar en Peldehue y halló el pozo desde donde, en 1978 y con una retroexcavadora, desenterraron los cuerpos. Con la colaboración de peritos, la magistrada logró hallar cerca de 500 piezas óseas, las que ahora permitieron la identificación definitva de estas 11 personas.

La información había sido aportada bajo reserva de identidad en la referida Mesa de Dialogo, sin embargo no correspondió al sitio donde finalmente se encontraron los restos.

Por el desentierro nueve oficiales y suboficiales (R) fueron condenados a 270 días de prisión cada uno, con libertad vigilada.

 

 

Habla el subteniente que disparó la ametralladora: La otra cara de la moneda

Habla el subteniente que disparó la ametralladora: La otra cara de la moneda

Por favor difundir

Enviado por: "paula causeo día" cauzeo@yahoo.es  

Estimados amigos, artistas y colegas

     Les escribo para compartir con ustedes un hecho de importancia nacional y de mucho dolor para mi. Mi padre, Héctor Ricardo Pincheira Núñez, Médico y asesor de Allende, Detenido Desaparecido desde el Palacio de la Moneda el 11 de septiembre de 1973, después del análisis de ADN nuclear realizado, se confirma que fueron encontrados sus restos en el Fuerte Arteaga. Los detalles son escabrosos, algunos de ustedes conocen la historia, pero finalmente, por duro que sea ésta, es importante descubrir las atrocidades cometidas en dictadura. Es importante hacerlas visible en el panorama político que estamos viviendo. La información se nos entrego el lunes a los familiares por el equipo investigador de Servicio Médico Legal y el juez Fuentes Belmar. A pesar que a sido publicado en algunos medios, creemos que no ha tenido la cobertura que se merece. El grupo que estuvo hasta último momento en la Moneda, resistiendo el Golpe, se merece ser tratado como héroes, fue por sus convicciones que permanecieron en la Moneda defendiendo la constitucionalidad. Como ustedes saben, yo he desarrollado un constante trabajo artístico en relación a esta historia, que también es la mía, de manera velada o explicita, he tratado de hacerla visible, es por esta razón que comparto con ustedes este hecho, si alguno de ustedes cuenta con medios de comunicación, de la índole que sea, se les agradece difundirlo.

Adjunto un artículo que salió en La Nación, este lunes pasado.

Saludos Afectuosos

Máximo Corvalán-Pincheira

Habla el subteniente que disparó la ametralladora: La otra cara de la moneda

Uno a uno fueron cayendo los cuerpos a un pozo de casi 10 metros de profundidad. En medio de un "¡viva la revolución chilena!" y ruidos de metralla llegó el fatídico final de los prisioneros de La Moneda ese jueves 13 de septiembre en Peldehue. Aquí habla el hombre que los fusiló.

Por Jorge Escalante

 Nacion Domingo

Con las manos húmedas y temblando el subteniente de 21 años tomó la ametralladora instalada en tierra y los mató de a uno. Pero alcanzó a ejecutar sólo a cinco de los 20 prisioneros. Cuando le disparó al quinto lanzó un grito desgarrador que retumbó en los cerros de Peldehue: "¡no puedo más!". Entonces otro militar del regimiento Tacna tomó el arma y continuó la masacre. Minutos más tarde los hombres más cercanos a Allende, apresados en La Moneda el día del golpe, estaban muertos.A las 10 de la mañana del jueves 13 de septiembre de 1973 el comandante del Tacna, Luis Joaquín Ramírez Pineda, le ordenó al subteniente comandar el grupo de 14 efectivos, entre oficiales, suboficiales y clases, que debía conducir esa misma mañana a los prisioneros para ser fusilados en Peldehue. Ni él, ni los tres suboficiales a quienes entrevisté, tienen duda de que la orden para matarlos la dio Ramírez, aunque suponen que la decisión no la tomó solo.

Pero Juan Seoane, jefe de los detectives asignados a La Moneda que combatieron el día del golpe y que también fue tomado prisionero y llevado al Tacna, afirma que Ramírez quería matarlos esa misma tarde. "Gritaba descontrolado y ordenó ejecutarnos en el mismo regimiento, pero otros oficiales lograron convencerlo de que no era el lugar adecuado. El preparó toda la ejecución", dijo.

Hoy el general Ramírez Pineda está preso en Buenos Aires esperando que un tribunal argentino resuelva si lo extradita a Francia, donde es requerido por el secuestro y desaparición del médico siquiatra, ex asesor del Presidente Allende, Georges Klein Pipper, uno de los ejecutados en Peldehue de La Moneda.Pero Ramírez ha negado todo ante los tribunales chilenos. Diez días antes de ser arrestado por la Interpol en Buenos Aires, el pasado jueves 12 de septiembre por una orden de captura expedida desde Francia, prestó su última declaración ante un juez y volvió a negar todo.

Dramático encuentro

El subteniente es hoy una persona de 50 años, destruida síquicamente."Cada noche me atormento con el recuerdo de lo que hice y he pensadoen quitarme la vida", dijo. La conversación de dos horas con él fue dramática y estremecedora.

A los pocos minutos el hombre estaba llorando desconsoladamente. Se arrancaba los cueros ya resecos de sus manos, hechas tiras por la desesperación. Nunca paró de llorar o sollozar."Si no hubiera sido sólo un subteniente de 21 años a lo mejor me habría atrevido a decir que no, pero era mi vida o la de ellos", repetía mirando al cielo despejado en esa mañana calurosa de sol que hablamos sentados en una plaza al oriente de Santiago."Lo único que le pido es que me proteja, y ya que me ubicó, nunca mencione mi nombre, se lo pido por mis hijos y mi esposa. No me traicione para poder volver a creer en el ser humano".

La forma cómo lo dijo y lo que dijo me remeció. Por ello, y a pesar de que su nombre y declaraciones están registrados en el proceso por los desaparecidos de La Moneda que instruye el juez Juan Carlos Urrutia del Quinto Juzgado del Crimen de Santiago, éste se omite en la crónica y se le nombra como "El subteniente"."Cuando me llamó y no me quiso decir de qué quería hablar conmigo, pensé que usted era un familiar de las víctimas. Mi cabeza me daba vueltas porque no sabía cómo iba a enfrentarlo", fue lo primero que dijo.

Como instructor de la Batería de Plana Mayor del Tacna, "El subteniente" fue uno de los que ingresó a La Moneda después del bombardeo al mando de un contingente. Fue herido en un hombro y su casco impactado por tres balazos disparados por quienes resistían en el palacio de gobierno. Los otros tres suboficiales con quienes conversé también combatieron ese día, disparando hacia el palacio y las terrazas y ventanas de los edificios colindantes, desde donde fueron atacados con nutrido fuego. "Yo trataba de darle al cabrón del GAP que estaba en uno de los balcones de La Moneda con una punto 50, causando varias bajas entre nosotros", dijo uno de los suboficiales.

Sale la caravana

Cerca de las 11 de la mañana de ese 13 de septiembre la comitiva con los prisioneros salió del Tacna. Los detenidos, unos 20 o poco más, coinciden los testigos presenciales, fueron subidos a un camión militar sin toldo con las manos amarradas con alambre a la espalda y sin venda en los ojos. "Iban todos tendidos en el suelo y tapados con una lona", recuerda el suboficial a quien llamaremos "Uno".

La conversación con él fue acordada a las doce y media de la noche de un día para llevarse a efecto a la mañana siguiente, fresca y seminublada, en una esquina cercana al centro. Los tres suboficiales pidieron lo mismo: no ser identificados con su nombre, a pesar de que también ya declararon ante el juez Urrutia. "Ni mis hijos ni mi esposa saben en lo que me tocó participar, nunca les he dicho", dijo "Uno".

Antes de que los detenidos fueran subidos al camión, "Uno" afirma que "había un militar, un oficial que estaba de civil, alto, delgado, de pelo largo, cara huesuda, moreno, que fue identificando a cada uno de los prisioneros. Los identificaba y los subían al camión. Se decía que él había operado infiltrado en el GAP de Allende y por eso conocía a todos los GAP y asesores del Presidente". Cuando todo estuvo preparado, "Uno" afirma que "al momento de salir, el coronel Ramírez ordenó quién iba en tal o cual vehículo y a cargo de tal o cual armamento". El camión salió conducido por el suboficial Alfonso Cerón Espino, ya fallecido. A su lado iba un oficial. "Sentados en la baranda de la parte de atrás, custodiando a los presos, iban cuatro militares. Dos en cada baranda. En la baranda izquierda iba el subteniente Maureira y un suboficial, y en la derecha iban sentados los cabos Soto y Bravo", afirma "Uno".(El suboficial "Dos" negó haber participado en el grupo que sacó a los presos a Peldehue, pero "Uno" asegura que iba en el camión. "Tres" también lo negó, aunque todo indica que también fue parte, pero sin embargo admitió haber integrado la brigada Puren de la DINA desde sus inicios hasta el final, y luego haber servido en la CNI.

Ambos confirmaron el episodio con los prisioneros de La Moneda).El camión viajaba entre dos jeeps militares que lo escoltaban. Cada uno de ellos portaba una ametralladora desmontable. "Uno" conducía el jeep que seguía al camión. En cada jeep iban cuatro militares del Tacna. En total iban 14 efectivos.Un disparo en el camiónAl salir del regimiento se les unió un automóvil particular con tres civiles a bordo. "Se notaba que eran oficiales de civil, pero no del Tacna", sostiene "Uno"."Al cruzar el Mapocho rumbo a Peldehue se nos unió el otro auto particular con un civil y dos oficiales en uniforme, pero sin grados.

Ese fue el vehículo que quedó encabezando la caravana", dijo.Durante el trayecto uno de los prisioneros gritó e intentó zafarse de la lona, por lo que uno de los custodios hizo un disparo, hiriendo en la mano izquierda al suboficial que viajaba en una de las barandas. El clase que viajaba a cargo de la ametralladora en el jeep de "Uno" quiso comenzar a disparar para matarlos a todos de inmediato, pero éste se lo impidió diciéndole que era una locura.Arribados al predio del Ejército en Peldehue que servía de lugar de campaña al Tacna, uno de los dos militares uniformados sin grado unidos al grupo y quien quedó comandando toda la operación, dio la orden de bajar a los detenidos. A "Uno" y a los otros les parece que, por los rasgos físicos, podría tratarse del entonces mayor Pedro Espinoza Bravo, quien luego fue el segundo hombre de la DINA, pero admiten dudas.Los prisioneros fueron bajados de a uno.. "Se veían tranquilos y enteros, solo uno lloró y dijo que era inocente", recuerda "Uno".Formados todos en tierra, el oficial a cargo dio la orden a "el subteniente" de que procediera.

La ejecución

"Se desmontó una de las ametralladoras de los jeeps y se instaló como a unos 10 metros. Había un pozo profundo. Cada detenido fue parado frente al pozo, de espaldas a la ametralladora, y entonces yo comencé a disparar", afirmó "El subteniente"."Todos al ser ejecutados conservaron su dignidad y no se produjeron intentos de fuga. Ninguno pidió clemencia y algunos murieron gritando consignas políticas", es otro de sus recuerdos.."¡Viva la revolución chilena!", dice "Uno" que escuchó a la distancia, donde junto a los suboficiales y clases fue instalado para proteger un amplio perímetro durante la operación.

Los cuerpos iban cayendo pesadamente al pozo de 8 a 10 metros de profundidad por 2,5 a 3 metros de diámetro. "Estaba seco, porque antes se había tratado de sacar agua para hacer una noria", recordó "Uno".Ejecutados todos, el oficial sin grado que hizo de jefe en el lugar los formó al personal y lo arengó: "Lo que ustedes vieron y escucharon jamás existió, recuérdenlo muy bien. Todo se hizo por la patria. Estos marxistas merecían morir. Ahora, regresarán a su unidad".Pero antes de partir, "El subteniente" sostiene que "los oficiales que vigilaron la operación lanzaron granadas al interior del pozo.

De los que se acoplaron a nuestro grupo, el oficial a cargo era una persona de unos 30 o 40 años, tenía estatura media, contextura corpulenta y usaba unos bigotes". Ese podría ser Pedro Espinoza.

La arenga de Ramírez

De regreso al regimiento, el coronel Joaquín Ramírez formó a todo el grupo que nominó para el traslado y ejecución de los prisioneros y les dijo: "Esto era lo que había que hacer con esa gente, todos peligrosos marxistas. A ustedes no les pasará nada porque todos ellos fueron condenados en un rápido juicio por un tribunal militar. Quédense tranquilos". "El subteniente" y "Uno" no olvidaron esas palabras de Ramírez, como tampoco lo que debieron hacer en Peldehue."Me doy cuenta de que no puedo olvidar nada, he estado en tratamiento siquiátrico y por eso tuve que dejar el Ejército en 1983. Cada vez que el juez me llama a interrogatorio me voy con mi maletita con mis cosas. Espero que me pase cualquier cosa. Yo vivo solo el día, si fue triste, si fue menos triste, si lloré más o lloré menos, ese fue un día más que viví", dijo en otro ataque de llanto desatado "El subteniente".

- ¿Hay algo que pueda ocurrir para que usted alivie su dolor? -le pregunté conmovido-.

- Yo creo que nada -respondió con lentas palabras-. - ¿Ha pensado en encontrarse con los familiares de las víctimas?, tal vez eso podría ayudarlo a despejar parte del conflicto. - Lo he pensado alguna vez, pero es muy difícil.Entonces le dije que tenía que hacerlo, porque eso le iba a ayudar, y le ofrecí contactarlo con algunos de ellos. Lo sentí un hombre absolutamente entregado y sobretodo desprotegido, inmensamente vulnerable. A pesar de todo, mantenía un nuevo trabajo y hablaba de sus hijos y su esposa. Había pasado años sumido en el alcohol y le había resultado peor. Ahora estaba lejos de ello. Me di cuenta de que él mismo era una víctima de sus muertos que lo perseguían. "Dejemos que siga el camino de la justicia", dijo al despedirnos, y pasó a un almacén a comprar pastillas de menta. 1978: Del pozo al helicóptero

Cinco años más tarde, a las 07.30 de una mañana de diciembre de 1978, "Uno" caminaba de uniforme por el sector del Parque O'Higgins para ingresar al Tacna. Sintió pasos detrás suyo que se apuraron al verlo y escuchó que lo llamaban. Pensó que lo querían asaltar y también apuró el tranco y entró al regimiento. Inició sus actividades diarias pero a los pocos minutos lo llamó el comandante del regimiento. "Me llamó el coronel Ricardo Canales, y me dijo que tenía que acompañar a unos señores a hablar con un general al ministerio de Defensa. Quédese tranquilo que no le va a pasar nada", dice "Uno" que le dijo el coronel Canales Varas. Su sorpresa fue grande cuando se dio cuenta de que "los señores" eran los civiles que lo habían seguido momentos antes. Partieron al que hoy es el edificio de las Fuerzas Armadas y subieron al quinto o sexto piso.

Esperaron unos minutos y los hicieron entrar a una oficina."A mi me parece que era el general Morel, era alto, maceteado, medio canoso y de frente muy ancha. Me dijo mire... usted sabe donde enterraron a los de La Moneda y hay que limpiar el lugar. Usted será quien indique el lugar preciso", recuerda "Uno" que le dijo el general. Sus cálculos son que ese general era el comandante de la Guarnición de Santiago "que es el que manda y resuelve todo en una región militar".Y el general Enrique Morel Donoso, edecán de Augusto Pinochet entre 1973 y 1974, fue nombrado comandante de la Guarnición de Santiago en noviembre de 1977. Sus rasgos físicos coinciden con los que "Uno" dio en nuestra conversación. Los civiles regresaron a "Uno" al cuartel y allí entonces el comandante Canales le dio la orden de guiar a personal de inteligencia del regimiento a Peldehue, para ubicar el lugar exacto y realizar el desentierro.

Con retroexcavadora y pisco

La alarma había sonado en los cuarteles después de que a fines de 1978 se descubrieron los 15 cuerpos de los campesinos en los hornos de Lonquén, cerca de Santiago. Era el primer hallazgo masivo de víctimas y la orden fue comenzar a limpiar los entierros clandestinos numerosos, para evitar nuevos problemas."Uno" partió en un vehículo guiando a un reducido grupo de personal de inteligencia del Tacna que vestía de civil. No iban oficiales. Los puntos de referencia eran un montón de árboles y una construcción que servía para el rancho durante las campañas del regimiento. A "Uno" no le costó mucho hallar el pozo que ahora estaba totalmente cubierto y señaló el punto exacto.

Luego apareció una retroexcavadora y un camión con clases que iban preparados con palas y guantes para realizar la operación más fina. "Ahora llegó el capitán Luis Fuenzalida Bravo para hacerse cargo de la tarea. El era el jefe de Inteligencia del Tacna", dice "Uno"."La retroexcavadora comenzó a cavar profundo hasta que aparecieron los primeros restos". "Uno" recuerda que algunos de los cuerpos que no alcanzaron a ser destrozados por las granadas estaban enteros y guardaban rasgos físicos, dada la característica de la tierra de la zona.

"Los fueron sacando con palas de mano y metiendo en sacos. La descomposició n parece que se aceleró al entrar el oxígeno y el olor era insoportable. La gente se tomó varias botellas de pisco para poder trabajar".De repente llegó el comandante Canales a verificar que todo se estaba cumpliendo como se había ordenado por el general que habló con "Uno" y por él.Una vez ensacados cuerpos y restos, apareció un helicóptero. "Eran ya cerca de las ocho de la noche y había luz natural todavía. Pero el espectáculo era tremendo.

Empezaron a subir los sacos al helicóptero. Sabíamos que los iban a tirar al mar. Eso se sabía", rememoró "Uno", aclarando que no le tocó palear para sacar los cuerpos. El helicóptero elevó el vuelo y todos regresaron al Tacna. Allí se ducharon y se refregaron varias veces, todavía medio borrachos, y quemaron toda la ropa con la que habían trabajado.

Huellas en la tierra

Luego de terminada a mediados de 2000 la mesa de diálogo sobre Derechos Humanos y evacuado en enero de 2001 el informe de las Fuerzas Armadas sobre el destino de 200 detenidos desaparecidos, el pleno de la Corte Suprema designó a la ministra Amanda Valdovinos para que investigara un antecedente anónimo que mencionaba: "A cinco kilómetros del recinto de campaña, en una caverna frente al sector cordillerano NASA, veinte cráneos".Después de múltiples búsquedas apoyada por peritos de diversos servicios y la policía de Investigaciones, a fines del primer semestre de 2001 la magistrada logró dar con la "gran fosa" como la calificó en sus informes a la Corte Suprema. Los datos que aportaron militares que participaron tanto en los fusilamientos como en el posterior desentierro de 1978, fueron fundamentales para hallar el lugar.

Ubicada la fosa (o el pozo según "Uno"), la magistrada fue encontrando piezas óseas múltiples (unas 500), entre dientes y fragmentos de cráneo y mandíbulas. Otro hallazgo avala los relatos de "El subteniente" y "Uno": "se encontraron restos de granadas, material balístico y numerosos elementos culturales de la época (1973)", estableció la jueza en su primer informe del 8 de marzo de 2002."Se trata de restos de personas que estuvieron en el Palacio de la Moneda el 11 de septiembre de 1973, fueron trasladadas al regimiento Tacna, y posteriormente a Peldehue donde habrían sido fusiladas días después", escribió la ministra en el mismo informe.Veintinueve años después, la tierra habló y algunos de los actores principales también.

De acuerdo a los largos peritajes médico legales practicados por un equipo del Servicio Médico Legal y peritos particulares designados por la magistrada, se logró concluir, aunque aún no se da a conocer oficialmente, que los restos hallados pertenecen a 13 (o 14) personas, todos ex asesores del Presidente Allende y ex integrantes de su guardia personal GAP.Estos son: Jaime Barrios Meza; Daniel Escobar Cruz; Enrique Huerta Corbalán; Claudio Jimeno Grendi; Georges Klein Pipper; y Arsenio Poupin Oissel, todos ex asesores. Y los ex GAP: Oscar Lagos Ríos; Juan Montiglio Murúa; Julio Moreno Pulgar; Julio Tapia Martínez; Oscar Valladares Caroca; Juan Vargas Contreras; y Domingo Blanco Tarrés, jefe del GAP. Son los desaparecidos de La Moneda, cuyos cuerpos aún faltan encontrar.

Los 13 aparecen como "lanzados al mar" en el informe de las Fuerzas Armadas, como efectivamente "Uno" dice que habría sido. Lo que ocurrió es que la operación no fue "limpia" (como también sucedió en Calama y Chihuío) y los huesos que quedaron permitieron verificar la masacre de Peldehue.

Máximo Corvalan-Pincheira

Artista Visual

www.maximocorvalan.cl

 

 

Fueron identificados 11 asesores de Salvador Allende asesinados en Peldehue: Las otras huellas de La Moneda

Fueron identificados 11 asesores de Salvador Allende asesinados en Peldehue: Las otras huellas de La Moneda
Por Jorge Escalante / LaNación.cl

La confirmación de identidades la hizo la Unidad de Derechos Humanos del Servicio Médico Legal con apoyo de un laboratorio genético austríaco. Ellos sufrieron una doble muerte: las balas de la metralla y el desentierro para desaparecer en el mar.

Martes 26 de enero de 2010

Foto: El 11 de septiembre de 1973 en La Moneda y alrededores fueron arrestados cerca de 40 personas, la mayoría de ellos asesores y GAP de Allende.

Los restos de 11 detenidos desaparecidos arrestados el día del golpe militar en el Palacio de La Moneda, fueron definitivamente identificados por el Servicio Médico Legal con la colaboración del laboratorio de genética de Innsbruck en Austria.

La información fue entregada ayer a los familiares por el director del SML, doctor Patricio Bustos, quien previamente había entregado los informes al juez Juan Fuentes Belmar que instruye la causa por los desaparecidos de La Moneda.

Las identidades corresponden a Enrique Paris Roa, 40 años al momento de su detención; Héctor Pincheira Núñez, (28); Óscar Lagos Ríos (21); Julio Moreno Pulgar (24), Julio Tapia Martínez (24), Héctor Urrutia Molina (22), Juan Vargas Contreras (23), Óscar Avilés Jofré (28), Jaime Sotelo Ojeda (33), Manuel Castro Zamorano (23) y Luis Rodríguez Riquelme.

De esta lista, Paris y Pincheira eran asesores del Presidente Salvador Allende y el resto eran integrantes de la seguridad personal (GAP) del Mandatario. Las identidades de Lagos, Moreno, Tapia y Vargas, aparecieron como “lanzados al mar” en el informe sobre el destino final de 200 detenidos desaparecidos que entregó el Ejército en enero de 2001, luego de la mesa de diálogo de derechos humanos realizada en 2000.

“A pesar del paso del tiempo, de las limitaciones tecnológicas y de los obstáculos que pusieron los ejecutores de estos hechos, hemos logrado con el equipo multidisciplinario de la Unidad de Derechos Humanos de nuestro servicio, avanzar en el proceso de identificación de víctimas de la dictadura con metodología muy acuciosa en el área de la Arqueología, la Antropología, como también de los laboratorios extranjeros acreditados para la extracción de ADN, obteniendo resultados positivos”, dijo el doctor Patricio Bustos.

El 11 de septiembre de 1973 en La Moneda y alrededores fueron arrestados cerca de 40 personas, la mayoría de ellos asesores y GAP de Allende. Los detenidos fueron llevados al regimiento Tacna y dos días después sacaron a unos 20 de ellos en dos camiones, los condujeron al campo de entrenamiento de Peldehue, al norte de Santiago, y los mataron disparándoles con ametralladora. Comandante del Tacna era entonces el coronel Joaquín Ramírez Pineda.

Quienes recibieron a los detenidos en Peldehue para supervisar que efectivamente los eliminaran, fueron el mayor Pedro Espinoza Bravo, quien después integró la Caravana de la Muerte y la DINA, y el teniente Julio Vandorsee Cerda.

El entonces subteniente del Tacna Jorge Iván Herrera López manejó la ametralladora matándolos de a uno en uno, como lo contó a La Nación Domingo en diciembre de 2002. Los cuerpos fueron arrojados a un pozo seco de unos 10 metros de profundidad que luego dinamitaron para cubrir los cadáveres.

EL DESENTIERRO

Cerca de la Navidad de 1978, un destacamento del Tacna que ahora comandaba el coronel Hernán Canales Varas, ubicó el pozo y desenterró los cuerpos para ensacarlos y lanzarlos al mar a bordo de un helicóptero Puma del Comando de Aviación del Ejército, entonces a cargo del coronel Fernando Darrigrandi Márquez.

El desentierro formó parte de la llamada Operación Retiro de Televisores que se desarrolló por todo el país para desenterrar los cuerpos de los prisioneros asesinados sepultados en fosas clandestinas, y lanzarlos al mar o incinerarlos como ocurrió en algunos regimientos del sur. La orden la impartió el dictador Augusto Pinochet a través de un criptograma de la Comandancia en Jefe del Ejército enviada a todos los regimientos del país a fines de 1978.

En el verano de 2001, la jueza Amanda Valdovinos inspeccionó el lugar en Peldehue y halló el pozo desde donde desenterraron los cuerpos. Desde allí se extrajeron cerca de 500 piezas óseas que quedaron del desentierro realizado con una retroexcavadora.

La información había sido aportada bajo reserva de identidad en la referida mesa de diálogo, sin embargo no correspondió al sitio donde finalmente se encontraron los restos.

Por el desentierro fueron condenados nueve oficiales y suboficiales (R) sólo a 270 días de prisión cada uno, con libertad vigilada.

El proceso por los crímenes de los desaparecidos de La Moneda sigue abierto y por el están procesados, entre otros, el mismo Pedro Espinoza, Ramírez Pineda, Jorge Iván Herrera, el general (R) Herman Brady, quien era el comandante de la Guarnición Militar de Santiago, y un grupo de suboficiales ya retirados que participaron en el traslado de los prisioneros a Peldehue y que luego también formaron parte del equipo que desenterró los cuerpos. Algunos de ellos son Eliseo Cornejo, Bernardo Soto, Teobaldo Mendoza y Juan Riquelme Silva.

 

 

Juez acreditó el asesinato de Eduardo Frei Montalva

Juez acreditó el asesinato de Eduardo Frei Montalva
Por Jorge Escalante/ La Nación

La investigación estableció que al ex Presidente le inyectaron tres veces pequeñas dosis de talio y elementos químicos del gas mostaza. De esa forma, más las negligencias médicas intencionales, retardaron su muerte haciéndola aparecer como provocada por complicaciones de su operación por una esofagitis de reflujo. El juez sostuvo que al Ejército no le convenía matarlo por atentado para evitar “condena internacional”.

Martes 8 de diciembre de 2009

Bastante antes de que el ex Jefe de Estado Eduardo Frei Montalva decidiera hospitalizarse, recibió una llamada que lo sorprendió, pero confirmó sus sospechas. El jefe de la DINA, Manuel Contreras, lo llamó para consultarle si en su casa sucedía algo.

“¿Entiendo que ocurrió algo en su casa?”, le dijo Contreras. El ex Presidente le respondió con amabilidad: “General, lo único que puede suceder es que usted ha estado escuchando los martillazos que están dando los maestros que trabajan en la casa”.

Como lo dijo en el proceso su hija, la ex senadora Carmen Frei, “esa fue la forma en que mi padre comprendió desde años antes que enfermera, que en la casa habían metido micrófonos”.

La extensa resolución dictada ayer por el juez Alejandro Madrid procesando a cuatro médicos y dos ex agentes por el homicidio del ex Mandatario, dejó establecido que el operativo para eliminar al líder democratacristiano fue siendo gestado y elaborado de manera paciente y estructurada desde el tiempo de la DINA, pasado luego por la CNI y la Dirección de Inteligencia del Ejército, DINE, que en el crimen desempeñó un papel fundamental.

PROCESADOS

Los procesados son los médicos militares Patricio Silva Garín y Pedro Valdivia Soto, este último ex agente DINA, CNI y DINE, y los médicos de la Universidad Católica que realizaron la misteriosa autopsia, Helmar Rosenberg Gómez y Sergio González Bombardieri. Además, los ex agentes Raúl Lillo Gutiérrez y Luis Becerra Arancibia, este último chofer de Frei.

Fue un plan en el que se cruzaron permanentes seguimientos y espionaje de sus movimientos, pagos de la CNI y DINE a Becerra que actuó como informante de sus movimientos, instalación de micrófonos en su casa y oficina, y la participación de los médicos que no sólo le inyectaron en tres oportunidades pequeñas dosis de talio y componentes químicos del gas mostaza, sino que también colaboraron en descuidos del paciente y retardos de decisiones médicas que favorecieron la paulatina descompensación que terminó en una infección generalizada de su organismo.

El juez afirmó en su resolución que todos los antecedentes que aportó la larga investigación “constituyen un conjunto de presunciones judiciales, que permiten tener por suficientemente comprobado que el fallecimiento del ex Presidente de la República don Eduardo Frei Montalva acaecido el 22 de enero de 1982, fue un homicidio”.

Si bien hasta ahora no existe una confesión directa de algún autor, cómplice o encubridor, los cuantiosos elementos aportados en la investigación realizada por un equipo especial de la Policía de Investigaciones, llevaron al magistrado a tal conclusión.

Dijo Madrid en su dictamen que la forma y las pequeñas dosis en que las sustancias químicas se introdujeron reiteradamente al organismo de Frei, además de las negligencias intencionadas de los médicos “deterioraron su sistema inmunológico y facilitaron la aparición de bacterias que resultaron ser la causa final de su muerte, dando la apariencia de que su deceso ocurrió por complicaciones derivadas de las intervenciones quirúrgicas, haciendo imperceptible la intervención de terceros en su fallecimiento”.

CULPA AL EJÉRCITO

Ex agentes y médicos procesados participantes en el plan no pudieron menos que actuar “subordinados a órdenes de mandos superiores” del Ejército, “dada la estructura de esa institución”, estableció el juez.

 Y agregó que haber asesinado a Frei por la vía del atentado directo como esa institución lo hizo en 1974 con el general Carlos Prats y su esposa en Buenos Aires, con el ex vicepresidente de la República Bernardo Leighton y su esposa en 1975 en Roma, y con el ex canciller Orlando Letelier en 1976 en Washington, habría generado hechos “de extrema gravedad para la subsistencia del régimen político de la época (1982), dado el aislamiento y condena internacional que soportaba”.

La indagatoria del sofisticado homicidio aportó otro hecho clínico-criminal que se sumó a la larga lista de elementos probatorios fundados.

Mientras el ex Presidente permanecía en la clínica en grave estado de shock séptico a partir del 8 de diciembre de 1981, le administraron el medicamento Transfer Factor que buscaba fortalecer su sistema inmunológico deteriorado.

Sin embargo, el medicamento, que en ese tiempo se encontraba en Estados Unidos apenas en etapa de experimentación sin autorización de la FDA, no hizo más que agregar otra cuota de deterioro a Frei, como lo declaró en el proceso el inmunólogo de la Universidad de Chile, Luis Ferreira Vigoreaux.

“Al agregar más endotoxinas a las ya preexistentes en el organismo, esto indujo al sistema inmunológico a secretar moléculas que median el shock séptico”, estableció el informe de Ferreira.

TRASCENDENTAL RESOLUCIÓN

La resolución del juez Alejandro Madrid era esperada desde hacía meses. El magistrado tenía resuelto el caso y había tomado la decisión de recalificarlo como homicidio, pero prefirió afinar hasta los últimos detalles que encargó a su equipo policial investigador.

El abogado de la familia Frei Ruiz-Tagle, Alvaro Varela, siguió siempre de cerca el avance de la investigación de manera prudente y reservada, evitando hacer trascender a la prensa los relevantes antecedentes que se iban acumulando.

En un inicio, los cuatro médicos procesados se mantuvieron férreamente en sus dichos exculpatorios, pero el juez y su equipo investigador se encargaron de irlos debilitando y haciéndolos entrar en serias y múltiples contradicciones.

Las huellas dejadas por los aparatos de inteligencia del Ejército fueron apareciendo lentas, especialmente a medida que iba siendo aclarado el crimen del químico de la DINA, Eugenio Berríos.

 

VALIOSO APORTE DE EQUIPO POLICIAL

El equipo de la Policía de Investigaciones que prestó un valioso aporte al juez Madrid para esclarecer este crimen, fue el mismo que aportó al magistrado toda la información que le permitió desentrañar el asesinato del químico DINA, Eugenio Berríos.

Lo integran el prefecto Nelson Jofré Cabello y los subcomisarios Palmira Mella San Martín y José Araneda Isamit.

Su trabajo ha sido calificado en fuentes judiciales como “una obra magistral, por su perseverancia, profundidad y profesionalismo”.

 

DISCURSOS DE FREI MONTALVA

El disco estaba perdido al fondo de una caja con más de mil vinilos, pero se encontraba intacto.

Una vez más, el viejo mercado de las pulgas del barrio Franklin regalaba un pedazo de historia. Unas pocas rayas se apreciaban en los surcos, pero el acetato todavía brillaba, signo inequívoco de un disco antiguo bien conservado.

Una joya que ya tiene 45 años, con un audio tan vivo que jamás lo podrá igualar el diminuto CD. Ahí estaba escondido el disco grabado en 1964 con extractos de discursos de campaña y la noche del triunfo del líder demócratacristiano, Eduardo Frei Montalva.

Hoy, cuando la justicia ha acreditado de manera inequívoca su asesinato en 1982 a manos de la dictadura de Augusto Pinochet, las palabras del cofundador de la Falange Nacional vuelven a cobrar vida en su brillante oratoria.

Como un homenaje a la memoria del ex Presidente y a la justicia que logró desentrañar el crimen, La Nación ha querido revivir esos momentos entregando a sus visitantes algunos trozos de esos discursos.

 

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Juez: Para matar a Frei usaron sustancias tóxicas

Juez: Para matar a Frei usaron sustancias tóxicas

Foto: El juez Madrid al entregar detalles de los procesamientos. Foto: TVN

Lunes 7 de diciembre de 2009

El Ministro en visita Alejandro Madrid detalló esta tarde que el asesinato de Eduardo Frei Montalva, por el que hoy dictó 6 procesamientos, fue provocado por “sustancias tóxicas” que los autores le introdujeron en la Clínica Santa María.

El fallecimiento fue ocasionado por la introducción paulatina de sustancias tóxicas no convencionales, por la aplicación de productos farmacológicos no autorizados y por la ocurrencia de situaciones anómalas que fueron disimuladas y que deterioraron su sistema inmunológico”, dijo el magistrado en su primera declaración luego de la notificación y arresto del grupo.

Precisó que el tipo de sustancia que le fue inyectada al ex Mandatario y que le provocó el deceso el 22 de enero de 1982, luego de ser internado por una hernia, hacía, hasta ahora, “imperceptible la intervención de terceros en su fallecimiento”.

Respecto de la presencia de cercanos como autores del crimen, como el chofer de Frei Montalva, Luis Becerra, y su ex subsecretario de Salud, el médico Patricio Silva Garín, dijo que “justamente la cercanía a veces hace que sea la manera de cómo se actúa”.

Respecto de los roles del mismo Becerra y Raúl Lillo Gutiérrez, apuntó que tienen “el papel de seguimiento, de tener informantes pagados, de coordinar todas las intervenciones telefónicas para tener al ex presidente en una condición de control absoluto”.

El juez Madrid también se refirió a la suspicacias que despertó en la derecha la dictación de los procesamientos justo a 7 días de las elecciones presidenciales en que uno de los hijos del ex gobernante, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, es uno de los candidatos.

Aquí dijo compartir los dichos del presidente de la Corte de Apelaciones, Jorge Dahm: “Los jueces no podemos estar sujetos a la contingencia, saben que es proceso de alta data, cuando empezó el proceso el señor Frei Ruiz-Tagle no era candidato ni senador”.

Llegó el momento que tenía que tomar la decisión, buscar una fecha oportuna no es propio de un juez, ya que hay que hacer justicia en el momento y tiempo que corresponde”, insistió.

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Gabriel Salazar gana millonaria demanda laboral contra el Arcis

Gabriel Salazar gana millonaria demanda laboral contra el Arcis

El Mostrador

23 de Noviembre de 2009

Premio Nacional de Historia recibirá más de $ 30 millones y el pago de cotizaciones y feriados impagos

Gabriel Salazar gana millonaria demanda laboral contra el Arcis

El destacado académico fue removido de su cargo en 2006, acusado de ser el instigador de la toma de esa universidad, la que terminó con la salida de la rectoría del ahora presidenciable Jorge Arrate. Todo, en el marco del proceso de reforma dirigido por el ex MIR Max Marambio -actual jefe político de ME-O-, en sociedad con el Partido Comunista. El salvataje de la universidad implicó un préstamo blando de 8 millones de dólares concedido por el gobierno de Hugo Chávez.

Por Jorge Molina Sanhueza

El académico Gabriel Salazar, quien recientemente fue merecedor del Premio Nacional de Historia, ganó una demanda laboral por "despido injustificado" en la Corte Suprema, en contra de la Universidad de Artes y Ciencias Sociales (Arcis), su empleador hasta 2006. La institución deberá pagarle por los años de servicio más de $ 30 millones, como también las cotizaciones previsionales y feriados legales, los que desde 1991 nunca le fueron cancelados.

Así lo establece el fallo de la Cuarta Sala del máximo tribunal,fechado el 29 de octubre pasado, y que publica íntegramente El Mostrador. En este, el máximo tribunal confirmó la resolución dictada por el Sexto Juzgado Laboral de Santiago y el tribunal de alzada capitalino.

Más allá de este triunfo judicial de Salazar, se esconde una de las polémicas intestinas que se vivieron al interior de Arcis en 2006 -y por extensión al interior del PC - cuando se produjo una toma de varias semanas por parte de un grupo de estudiantes, quienes se oponían a que el ahora presidencible Jorge Arrate siguiera en el cargo de rector de la casa de estudios. Eso en el marco de un proceso de reestructuración promovido por el actual jefe político del candidato Marco Enríquez, el ex MIR Max Marambio.

La toma dejaba en mal pie a la universidad. La credibilidad y continuidad del proyecto iban al descalabro, hasta que se impuso el criterio de Marambio y el de Juan Andrés Lagos, el hombre del PC en la institución. El abogado Carlos Margotta asumió como rector para ordenar la casa. Marambio, en tanto, desde la presidencia del directorio hizo distintas gestiones comerciales para inyectarle capitales nuevos a la casa de estudios . "Le perdimos el temor a ser políticamente incorrectos", aseguró en su oportunidad el ex mirista.

Pero los cambios siempre dejan muertos en el camino. Y uno de ellos fue el propio Salazar, quien aún no era premiado con el máximo galaradón nacional. El académico fue destituido de su cargo y, de acuerdo a los antecedentes que constan en el expediente judicial, se le ofreció que siguiera haciendo clases, en vez de ser el decano de la Facultad de Humanidades, la que se fusionaría con la de Artes y Ciencias Sociales.

Pese a la crisis interna, los despidos de trabajadores y la toma, finalmente las manos de Marambio y Lagos lograron imponerse y en 2008 Arcis consiguió un millonario crédito del gobierno venezolano de Hugo Chavez, quedándose la sociedad Marambio-PC con el control de la institución.

El pato de la boda

Al momento de la toma de 2006, los directivos de Arcis culparon a Salazar de haber sido el artífice de las acciones estudiantiles, hecho que el académico siempre ha negado.

"Me convertí en el gran chivo expiatorio para la corporación y el directorio", declaró en junio de 2006 entrevistado por el diario La Nación.

En el expediente laboral es posible encontrar algunas de las razones esgrimidas por el Arcis para que la justicia rechazara "en todas sus partes" la demanda y que a Salazar se le condenara, incluso, a pagar las costas del juicio. Tampoco se le quería reconocer el tiempo trabajado, atendido a que no estaba suscrito al convenio colectivo, entre otros tecnicismos jurídicos que el juez (s) Victor Bergamin, desechó uno por uno en su resolución del 22 de julio de 2008, dándole la razón al académico, ya que Arcis no logró probar sus argumentos.

Lea el fallo de la Corte Suprema

Lea el fallo laboral de primera instancia

 

 

¿Qué hacía Usted el 16 de octubre de 1998?

2009-10-15
especial para G80

23.15 horas del día viernes 16 de octubre de 1998

Tenían una orden judicial de detención. Jean Pateras, intérprete oficial de Scotland Yard, un bobby y el inspector Andrew Hewitt pasaron a la habitación ubicada en el octavo piso de The Clinic London, en Devonshire Place; ahí dormita el ex Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de Chile, quien había sido operado de una hernia discal por un connotado cirujano hindú. Lucia Hiriart se oponía a que su marido se operara fuera de Chile, pero sabemos que Pinochet le tenía miedo a la muerte y… a los fantasmas.


Nunca se quedó solo en sus oficinas del Palacio de La Moneda, el edificio que él ordenó bombardear sin piedad. Sentía que las puertas se habrían solas, que las ventanas se golpeaban sin que ningún viento las empujara. Escuchaba susurros que él pensaba podían ser voces. Se quedaba dormido con la luz encendida, luego de dedicar cinco minutos a la lectura de alguna publicación sobre la cocina chilena, tema que lo apasionaba.

Le atemorizaban los helicópteros, por lo cual su piloto personal de mayor confianza, fue quien acompañó al General Arellano Stark, en la gira de la Caravana de la Muerte. Dicho oficial piloteaba también en los vuelos de la muerte, esos dónde los detenidos luego de ser asesinados, eran lanzados al mar. La muerta accidental del general Bonilla era una cosa que le asustaba, y que trató de mitigar pidiendo se le hiciera una misa anual, en recuerdo del General, fallecido en un accidente en helicóptero.

Pinochet le temía al hospital militar, el olor a cloroformo le traía malos recuerdos de  su infancia, y a su vez no dejaba de recordar las extrañas circunstancias en las que murió su amigo, el general Augusto Lutz. En ese recinto hospitalario mataron a José Tohá –Ministro de defensa del gobierno de Salvador Allende- y con él salió a las calles de Santiago, para detener el conjuro del golpe militar del día 29 de junio de 1973. Ese día se hizo acompañar de igual manera por el Comandante en Jefe del Ejército, el General Carlos Prats, su asesinato también lleva la firma de Pinochet.

Lentamente el otoño vestía a Europa. Londres permanecía con sus calles siempre a medio construir. La histórica Torre de Londres, sus cuervos y la Reina vigilaban el ambiente. El juez Baltasar Garzón se preparaba para ir a una corrida de toros de Curro Romero.

Por esos días alguien escucha en las oficinas de la Audiencia Nacional en Madrid, que un juez enviaría un documento a Londres con algunas preguntas para que fueran respondidas por Pinochet. Se lo dicen al general Núñez, quien se apura para informar al entorno del ex general en Inglaterra. Se sabe que el ex dictador chileno se pasea por Londres, se ha dejado ver, no se esconde, visita el Museo Militar. El zorro está fuera de su madriguera, ha cenado en la casa de la baronesa Margaret Tachert, y hablado de negocios de armas con el hijo de ésta, un conocido traficante en este tipo de asuntos.    

- ¿Cómo dicen? ¿Yo detenido, yo arrestado? Eso no es posible… ¿quién se atreve a detenerme? ¿Un juez inglés?  

- Sí…, bueno la orden aunque la ha dictado un juez inglés, en origen es de un juez español.

Así comienza el mejor acto de la impecable pieza de teatro, donde queda en la mesa, la tragedia, lo absurdo y la comedia. La dignidad mantuvo siempre su altura, no obstante, uno a uno fueron cayendo algunos connotados y públicos próceres, con su dedo famoso incluido, los ternos y las corbatas comenzaron a escribir sus nombres en las marcadas hojas del Libro de la Infamia. Se fueron acumulando en la cuneta, palabras, gestos, cartas y llamadas telefónicas.

Por esos días Eduardo Frei se encontraba en la ciudad de Oporto y hace dos declaraciones muy desatinadas: “Los españoles tienen un millón de muertos de una guerra civil y los crímenes de lucha antiterrorista del Gal. ¿Qué dirían si otro país pretendiera juzgar estos hechos? José María Aznar le responde: “Nosotros tuvimos una guerra civil declarada, no clandestina: dos frentes abiertos, dos ejércitos contendientes, y muertos en los dos bandos beligerantes; fue una guerra odiosa y feroz, pero no fue una guerra sucia, no fue terrorismo de Estado en situación de paz, como en Chile o Argentina. Nos hubiera alegrado que cualquier país pidiera la extradición de Franco, en algunos de sus rarísimos viajes a Portugal.  

Desde Chile Ricardo Lagos hace llamadas hacia España y comenta que las Fuerzas Armadas están inquietas, agitadas, indignadas y presionando al gobierno para que retire embajadores, cancele contratos de compra de equipos, revise las condiciones de los inversores españoles acá, y se le pide a Felipe González para que interceda ante Leopoldo Calvo Sotelo y Adolfo Suárez, y se le haga saber al juez español, que las “cosas de Estado”, deben ser tratadas de manera delicada y con visión de futuro. Felipe González se queda solo, los dirigentes socialistas apoyan la extradición de Pinochet, ella se ajusta a derecho.

Eduardo Frei entra en escena. Logra hablar por teléfono con el rey Juan Carlos, y le dice: “Vuestra Majestad ha conducido un proceso de transición y sabe lo difícil que es salir de una dictadura militar sin violencias ni revanchas. Nosotros tenemos un pacto no escrito, pero moralmente suscrito por todas las fuerzas políticas, de no revisar la dictadura. Ahora, con este episodio desdichado los militares piden cuentas. Y bueno, la democracia chilena es muy joven, está dando sus primeros pasos y se puede ir al garete….”

Es decir, la Concertación suscribió un pacto con las FFAA, y nunca dijeron nada. Y en la Concertación están los socialistas, Escalona, Carlos Ominami y otros connotados. Del PDC no hablaremos, si ellos fueron los que llamaron a Pinochet, o ¿es que se les olvidó el paro de los camioneros, y los dineros de la CIA, y su alianza en el CODE con Sergio Onofre Jarpa y Patria y Libertad?

La democracia chilena no es joven, es madura y tiene su tiempo, y llegó a tanto que se pudo elegir un presidente Mason, y socialista, por lo tanto Eduardo Frei no sabe mentir y conoce muy poco la historia de Chile.

Hay que hacer recuerdos de lo sucedido en aquellos días, semanas y meses posteriores, como los ministros socialistas de la Concertación que salían a golpear todas las puertas de sus socios europeos, para salvar a Pinochet. El actual secretario de la OEA, José Miguel Insulza,  fue uno de los mayores impulsores de sostener que el proceso a Pinochet era un atentado a la dignidad de la patria, y de todos los chilenos.

Todos sabemos que pasó  más de un año preso, en jaula de oro, pero jaula al fin, y que cuando llegó a Chile, se levantó de su silla de ruedas y caminó al compás de Lily Marlen. Luego el mundo se enteró que había robado dinero público, y sus defensores se quedaron callados. Por estos días, esos mismos personajes han sacado la voz para pedir los votos….  

En fin por sus actos los reconoceréis.

Pablo Varas