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Centros Chilenos en el Exterior

Augusto Pinochet

Diputados pueden y deben declarar la ilegitimidad de Pinochet

La ilegitimidad de Pinochet, su busto en la Galería de los Presidentes y otros honores

por Germán F. Westphal (EE.UU.)

Fuentte: http://www.piensachile.com


Hace algunos días el Senador socialista Camilo Escalona andaba por ahí diciendo que el régimen de Pinochet había sido ilegítimo. Después, la Presidenta le negó funerales de Estado como ex Presidente de la República y solamente autorizó funerales como ex Comandante en Jefe del Ejército pues había sido nombrado como tal por Salvador Allende, un Presidente legítimo, con la obvia implicación de que la Presidencia de Pinochet no lo había sido. Más recientemente, los senadores socialistas Jaime Gazmuri y Jaime Naranjo, la Diputada Isabel Allende de la misma tendencia, la Senadora y los Diputados demócrata cristianos Soledad Alvear, Jorge Burgos y Roberto León, el Senador radical social demócrata José Antonio Gómez, y el Diputado pepe deísta Marco Núñez, vuelven a negar legitimidad a Pinochet como ex Presidente de la República y afirman que su busto no debería estar en la Galería de los Presidentes de Chile del Palacio de la Moneda, contrariamente a lo que ha declarado, muy a su pesar, la Ministra de Defensa, Vivianne Blanlot.

Desde luego, a ninguno de estos representantes de la clase política chilena se les ocurre pensar que ellos mismos, de una manera u otra, legitimaron a Pinochet cuando le otorgaron, nada menos que en virtud de una reforma constitucional, la tal llamada "dignidad" de ex Presidente de la República, le dieron el fuero que el bandido utilizó repetidamente en sus intentos para dilatar su procesamiento criminal y asignaron una jugosa dieta equivalente a la de un Senador de la República. Pero claro, en aquel entonces, de lo que se trataba era sacarlo del Senado por el obvio interés de que su falsa demencia no quedara en evidencia. Así, todos pusieron el grito en el cielo de que cómo iba a poder ejercer como Senador Vitalicio alguien que había sido declarado legalmente loco, siguiendo la estrategia acordada con el ministro británico de paja para mantener la acción de la justicia a raya. Por tanto, le sugirieron que era mejor que abandonara su toga y curul, se fuera tranquilito para casa y que ellos le mantendrían el blindaje legal del fuero y una suculenta dieta que no era precisamente de pollo.

En fin! Esa era la conveniencia política del momento que justificaba echarse los principios al bolsillo, como de hecho se los echaron. Ahora la cosa ha cambiado! La alimaña no está sólo muerta sino que hecha polvo [Nota de la Red.: “cenizas”], el objetivo último de que muriera impune "muy a pesar nuestro" ha sido logrado y, así,  podemos reivindicar nuestros principios!

Bueno, ciertamente, hay ocasiones en que es necesario ser políticamente práctico, pero si lo que hoy dicen es auténticamente honesto, veamos si encuentran la fórmula para declarar formalmente que el gobierno encabezado por Augusto Pinochet Ugarte (1973-1990) carecía de toda legitimidad, de modo que no corresponde rendirle honores de ninguna especie. Ciertamente pueden usar a tal efecto los Artículos 3, 4 y 22 de la Constitución de 1925 que Pinochet violó a sangre y fuego para hacerse con el poder. Incluso, podrían seguir, por ejemplo, el modelo de acuerdo con que en agosto de 1973 la Cámara de Diputados declaró, por simple mayoría, que el Gobierno de Salvador Allende Gossens había caído en la inconstitucionalidad.

En efecto, como la Ministra Blanlot ha declarado que habría que colocar el busto de Pinochet en la Galería de los Presidentes, la Cámara de Diputados bien podría adoptar un acuerdo relativo a la legitimidad del gobierno de Pinochet en virtud del Artículo 48, inciso 1, letra a) de la Constitución Política vigente y transmitírselo a la Presidenta. La coalición de gobierno tiene la mayoría de votos que necesita y, además, cuenta a su favor con la muy valiosa experiencia que la Democracia Cristiana tuvo sobre este tipo de acuerdos el 22 de agosto de 1973.

Bueno, lo siento! La idea no es mala, pero el problema es que ya se fueron de vacaciones... En un par de días es Noche Buena y al día siguiente, Navidad. Después viene Año Nuevo y en de ahí, el verano.

En marzo nadie se acordará del busto, excepto del que exhibió o vio en la playa. Además están muy ocupados con esta cuestión de la corrupta corrupción... Y, por último, ¿qué es esto de andar revolviendo la historia?

22 de diciembre del 2006


A continuación, las direcciones de algunos diputados que podrían ser sensibles a la idea de un acuerdo de la Cámara que declare la ilegitimidad del gobierno de Pinochet, para el caso que algunos lectores quieran escribirles al respecto:

Sergio Aguiló , Isabel Allende , Juan Bustos , Marco Enríquez-Ominami , Denise Pascal Allende , Fidel Espinoza , Fulvio Rossi

 

Ministra argentina critica exequias del dictador

Ministra argentina critica exequias del dictador

NILDA GARRÉ MARCÓ DIFERENCIAS ENTRE LAS FUERZAS ARMADAS DE LOS DOS PAÍSES A PROPÓSITO DEL CASO PINOCHET

Según la secretaria de Defensa trasandina, “hemos logrado (en Argentina) un avance, una mayor profundidad en todo este proceso de democratización de las Fuerzas Armadas y, bueno, hoy en día nadie podría reivindicar una mínima posibilidad de homenajear a (Jorge Rafael) Videla”.

Foto: Las carteras de Defensa de Chile y Argentina han profundizado las relaciones de trabajo, lo mismo que las FFAA de ambas naciones, lo que se ha reflejado en las cumbres entre Nilda Garré y Vivianne Blanlot. Foto: AFP

UPI

Buenos Aires

La ministra de Defensa de Argentina, Nilda Garré, planteó ayer su pesar porque el general Augusto Pinochet murió sin haber recibido una condena por las violaciones de los derechos humanos cometidas en su régimen. En declaraciones a la agencia UPI en la capital trasandina, la secretaria de Estado consideró que la muerte del dictador chileno forma parte de “las inexorables cosas de la vida” y admitió que “me hubiera gustado que hubiera sido condenado primero, antes de morir, que hubiera afrontado el pronunciamiento de la justicia; creo que eso hubiera dado también tranquilidad a los familiares de las personas que sufrieron la persecución”.

Respecto de los funerales del militar, Garré indicó que “me dolió un poco que todavía haya sectores en el Ejército chileno que quieran homenajear a un personaje tan siniestro como es Pinochet, no sólo para Chile, sino para toda Sudamérica”.

Esta situación, a juicio de la alta funcionaria kirchnerista, contrasta con lo que ocurre en Argentina, ya que en este país, dijo, “hemos logrado un avance, una mayor profundidad en todo este proceso de democratización de las Fuerzas Armadas y, bueno, hoy en día nadie podría reivindicar una mínima posibilidad de homenajear a (Jorge Rafael) Videla, por ejemplo, como comandante en jefe del Ejército que fue en su momento”. Videla encabezó el golpe de Estado de marzo de 1976 que derribó a la administración de Isabel Perón.

“Quizás lo que pone en evidencia es que hay que profundizar el proceso de democratización, porque no puede hoy realmente ningún sector de ninguna Fuerza Armada reivindicar, ni siquiera parcialmente, a alguien que rompió el orden constitucional, (que) derrocó a un Mandatario elegido por el pueblo y (que) además de eso impuso el terrorismo de Estado”, sostuvo también Garré.

Junto con señalar que Argentina “respeta el esfuerzo que está haciendo Chile para avanzar”, la ministra postuló que este país “heredó una situación mucho más condicionada (…) También las autoridades democráticas en Chile, porque Pinochet todavía era, por las reformas constitucionales que había hecho, una figura política incluso importante en Chile y condicionó durante bastante tiempo”.

“Afortunadamente se está avanzando ahora y con la misma mirada que estamos haciéndolo de acá desde la Argentina”, concluyó Garré, una figura históricamente ligada de los años ’70 a la izquierda peronista.

CANCILLER FOXLEY

En Santiago, en tanto, el ministro Alejandro Foxley validó la decisión del Gobierno de no rendir honores de Jefe de Estado al fallecido militar. Según el canciller, “la Presidenta Bachelet hizo lo que tenía que hacer”.

“Para que Chile siga teniendo el éxito que tiene en el mundo, necesita un alto grado de unidad nacional, de capacidad de construir acuerdos. Lo que Chile necesita es abandonar en el mundo político el lenguaje de la descalificación, el lenguaje de la guerra. De repente da la impresión de que hay sectores de oposición que lo que están haciendo es organizar una empresa de demoliciones. Eso le hace enorme daño al país, no ayuda a nadie, eso es meterse en un contexto en que todos los chilenos perdemos, los de Gobierno y de oposición”, agregó.

A su turno, la diputada Isabel Allende (PS) mostró su rechazo a las declaraciones de la ministra de Defensa, Vivianne Blanlot, que se mostró abierta a incluir a Pinochet en la galería de los presidentes en La Moneda. “Creo que es una profunda equivocación, porque sería un insulto a una galería que refleja lo que es nuestra tradición republicana”, manifestó. Asimismo, cuestionó la idea de parlamentarios de la Alianza de levantar tres monumentos al militar: “Los monumentos deben erigirse a grandes personalidades que han hecho grandes contribuciones o han sido tremendamente consecuentes y han aportado a lo largo de la vida”. LN

La muerte impune de Pinochet y las 48 horas de reivindicación de la

Notas para reflexión y debate
20/12/06
Colectivos de Trabajadores


"El capital experimenta horror por la ausencia de ganancia o por una ganancia muy pequeña, como la naturaleza siente horror por el vacío. Si la ganancia es adecuada, el capital se vuelve audaz. Un 10% seguro, y se lo podrá emplear dondequiera; 20%, y se pondrá impulsivo; 50%, y llegará positivamente a la temeridad por 100% pisoteará todas las leyes humanas; por 300% y no hay crimen que lo arredre, aunque corra el riesgo de que lo ahorquen". Karl Marx, El Capital.

“Yo no conozco eso de los derechos humanos. Éstos son una invención muy sabia de los marxistas”. Augusto Pinochet.

Por la mañana del 10.12.2006, La Nación Domingo traía como titular “La resurrección del dictador” (La encrucijada que aún desvela a la derecha. Matar o resucitar al patriarca. Pese a la táctica de la Alianza de dejar en el pasado a Augusto Pinochet, el ataque cardíaco del ex dictador hizo que sus antiguos colaboradores, especialmente en la UDI, recuperaran la memoria y acudieran a manifestarle afecto al Hospital Militar. En RN, el ala dura también se hizo presente, mientras que los presidenciables no se sumaron al peregrinaje del pinochetismo), y como Tema del domingo “La muerte: la estrategia de la impunidad”. El salvataje de Pablo Rodríguez a la memoria histórica del general. La muerte: la estrategia de la impunidad. El plan de la defensa de Pinochet apunta a preservar su imagen ante la historia y evitar a toda costa una sentencia ejecutoriada que confirme el prontuario criminal del ex dictador. Por último un titular y artículo espeluznante: “La industria turística alrededor de los centros represivos de la dictadura. El circuito del horror”. Son muchos los gringos que llegan a Chile para conocer la macabra ruta por la que miles de compatriotas debieron pasar en el Gobierno de Pinochet. Sacan fotografías a los históricos orificios de bala del ’73, recorren Villa Grimaldi, Londres 38, el Estadio Nacional y buscan cualquier huella de nuestro propio Auschwitz.

La muerte del dictador y las 48 horas siguientes derribaron mitos comunicacionales y develaron realidades. Veamos:

1. Los medios son los administradores de la comunicación del poder del capital. Son parte del poder como tecnoespectáculo. Son el poder de la mercancía espectáculo. Hoy, ya no se contentan con manipular la información, con simular y adulterar el producto distractivo - informativo, ya no les basta con mentir. Hoy, en la era de la Matrix de la representación y el drama, los medios se creen un dios profano. Una deidad con capacidad de crear la propia información. Su lema es el siguiente: lo que no se difunde no existe. Lo que no existe se crea.

En la sociedad del tecno - espectáculo, los políticos se han trasmutado en actores televisivos del capital. El gobierno ante cada conflicto que apunta desbordarlo apela a una salida "espectacular", pero que nunca se concreta. Mucho gesto y poca acción. Una mera simulación de soluciones. Los cuatro gobiernos de la Concertación han sido neoliberalismo + marketing “progresista”. Una administración gestual y alegórica, que sobre codifica simbólicamente las ilusiones y necesidades de la multitud, pero no beneficia en nada la realidad material de la mayoría.

Durante 48 horas, la Matrix de la representación y el drama nos atiborró con su producto distractivo – informativo – manipulativo.

2. Las exequias al dictador nos permitieron volver a ver lo que Alvaro Ramis llama el zoológico de Pinochet[1], ese que apareció cuando se retiró del Ejército, cuando fue detenido en Londres, cuando regresó de Londres, etc. Y que participó en pleno en las exequias. En una taxonomía del irracionalismo, del infantilismo - que habrá que seguir afinando - Ramis distingue:

§ La especie más visible de este zoológico: los pinochetistas desvergonzados, el grupo duro más numeroso, enardecido, vociferante, los distingue su arrogancia y altanería, su condición la exhiben sin pudor, sin tener el menor temor (su alteración del “Orden Público” es protegida eficientemente por Carabineros, permitiéndoles agredir embajadas y prensa extranjera, etc.), ya que se consideran como los dueños de todo y de todos. Su pinochetismo es sincero y directo. Se identifican plenamente con la actitud del Club de la Unión, que a metros de La Moneda, enfrentó el funeral de Pinochet con su bandera a media asta.

§ Los pinochetistas culpógenos, o también llamados “ocultos”. Quitados de bulla, su pinochetismo es un secreto muy bien guardado, que aflora en circunstancias específicas. Es una especie muy diversa. Algunos ejemplares se pinochetizaron por simple y llana conveniencia personal. Otros llegaron a este estado sin darse cuenta, absorbidos por la propaganda y el machacante aparato de prensa. Otro grupo se pinochetizó por miedo: el miedo a los comunistas y terroristas que les robarían sus propiedades, aunque estas propiedades consistieran en poco más que su ropa y su salario. Otros, lo hicieron por lealtades profesionales o grupales. Por eso, esta especie suele verse afectada por problemas de conciencia recurrentes que les lleva a tener crisis de identidad.

§ Otro grupo es el pinochetismo popular. Menos arrogantes que los pinochetistas desvergonzados, pueden ser más violentos y agresivos. Su existencia aparece como una contradicción en si misma, pero no difícil de entender. Son herederos de una larga tradición que parte en los Yanaconas coloniales, y que ha evolucionado en un elaborado engendro nacido de las entrañas de CEMA Chile, de la Secretaría Nacional de los Gremios, de la Secretaría Nacional de la Juventud o de las Oficinas de Emergencia que atendieron a los pobladores sin casa[2].

§ Un cuarto tipo son los pinochetistas militares y sus familias. Los hay de diversos rangos y clases pero predomina entre ellos un estilo inimitable: parcos hasta llegar ser tiesos, aburridos hasta ser graves, duros hasta dar miedo, simples hasta parecer idiotas. Algunos están activos y otros en retiro.

§ También existen los pinochetistas católicos, que argumentan su devoción a Pinochet debido a los buenos ejemplos que el general nos dio, como haber sido un fiel romero de la Virgen del Carmen.

§ Por último existen los anarco-pinochetistas[3], que simple y pragmáticamente consideran que gracias a Pinochet hoy es más fácil ganar plata y no hay que preocuparse de sindicatos ni leyes laborales, ambientales o sociales, ni menos de un Estado que te joda y no te deje trabajar. Y se consideran “hombres inteligentes que saben aprovechar las oportunidades”, en las palabras del inefable Alvaro Bardón.

§ Lo que une a todas estas especies en este zoológico humano, nos dice Ramis, es su miserable complicidad. Todos comparten la bajeza y la falta de escrúpulos ante el horror y la corrupción. Por más que traten de disfrazarse de que lo ignoran, continuarán siendo criaturas despreciables, dignas de lástima, pero en ningún caso de compasión. Recordemos que Armando Uribe en su libro llamado “El fantasma de la sin razón”, nos dice que Pinochet encarnó históricamente, incluso en su cuerpo físico y mentalidad, un arquetipo del inconsciente colectivo chileno, de los impulsos irracionales, que es la violencia. La historia de Chile, desde el siglo XVI, ha sido atroz. Con una violencia constante, mayor que la de países equivalentes a Chile. Toda esa violencia, desde la Guerra llamada de Arauco, quedó enraizada en el poder hasta el día de hoy. Es la violencia que quiere, pretende ser legítima, que trata de enmarcarse en la ley y que trata de ser justificada, hoy por los “guardianes” de su legado: fundaciones, partidos, organizaciones empresariales, Ejército, etc. Y eso lo encarnó Pinochet más que ninguno (Pinochet, el violento “destructor creativo”, el “modernizador” de Chile: mito, leyenda, utopía burguesa) y lo encarna cada día más el Estado chileno. En Chile no hemos aprendido que nunca la violencia ejercida por el poder, puede ser legítima. ¡Eso ha dominado y sigue dominando, sobre todo porque los gobiernos de la Concertación han sido todos herederos satisfechos de costumbres y sobre todo de instituciones legales que no han variado! No solo de la Constitución (la "Constitución de Ricardo Lagos" heredera maquillada). Tan grave como la anterior - y de ello no se habla nunca -, son las numerosas Leyes Orgánicas Constitucionales, tan monstruosas o más que la Constitución, que se hacen presentes, pero no se modifican jamás... Una de ellas es la LOCE, contra la que han luchado de manera ejemplar los pingüinos. ¡¡¡El aparato legal fundamental de la dictadura fue recibido, mantenido y aun agudizado, en el mismo sentido, por los gobiernos de la Concertación!!!"[4].

§ No es cierto – como nos recuerda Rafael Luís Gumucio Rivas[5] - que el mediocre de Pinochet y sus seguidores fueron los inventores del fascismo católico a la chilena : hay un sector de la derecha chilena que nunca tuvo respeto por la democracia, pues basta recordar que las raíces de este fascismo católico integrista viene de sacerdotes como Osvaldo Lira, quien sostenía, basándose en el tomismo, que la tortura y la muerte de los pecadores marxistas estaba justifica para que salvaran sus almas; era la cruzada total contra el ateísmo. El líder conservador Héctor Rodríguez de la Sota sostenía, en un congreso de este Partido, en los años 30, que los dos grandes enemigos de la humanidad eran el liberalismo y el sufragio universal. Si leemos con atención los fundamentos de la Junta Militar y las actas de la Comisión Constituyente del régimen militar, designada a dedo por el dictador, cuyos principales líderes eran cavernarios conservadores, como Enrique Ortúzar, Jaime Guzmán y el traidor Juan de Dios Carmona, comprobaremos que toda la Constitución de 1980 – maquillada por Lagos - está inspirada en el desprecio a la soberanía popular y a la democracia y es heredera de este catolicismo autoritario y retrógrado. Por lo demás Pinochet, que en este plano sólo repetía los preceptos de sus maestros sostuvo, con toda claridad, en el discurso inaugural del año académico de la Universidad de Chile, el 6 de abril de 1979, que “el sufragio universal no tiene, por sí mismo, la virtud de ser el único medio válido de expresión de la voluntad de la razón”. Como las ideas no son de él, sino mera copia del discurso de la derecha política y empresarial, es evidente que, a la larga, los líderes de la Alianza tenían que volver a las andadas y participar en los funerales del padre, ido para siempre. Al final, el hijo rebelde vuelve, como es lógico, al único que le garantizó gobierno absoluto y riquezas inconmensurables.

§ ¿Es minoría el zoológico, el bestiario, como afirman la Concertación y la izquierda confiada? Con un 43 % en el Plebiscito del 5.10.1988, con casi el 50 % en las últimas elecciones presidenciales, vale la pena revisar este mito de la Concertación y la izquierda confiada y porque no de la izquierda desconfiada.

3. Pese a la táctica del gran empresariado y los tecnócratas, las FF.AA., la derecha chilena y mundial, la jerarquía eclesiástica y los medios de comunicación de dejar temporalmente en el pasado, en la “soledad del tirano” a Pinochet, las exequias del dictador los obligaron a “salir del closet” y mostrarnos su alianza estratégica con la “obra” y proyección de Pinochet, el “modernizador” de Chile.

Como dice Ignacio Vidaurrázaga[6], esta vez estuvieron confabulados todos, políticos, empresarios (Confederación de la Producción y del Comercio, SOFOFA, etc.), abogados, comunicadores, artistas, etc... Son los mismos que en elecciones lo ocultaron. Esta vez ya no tienen excusa para poner distancias. Un mínimo de agradecimiento a “la obra”. A las herencias tangibles que son las que de verdad importan. Las AFP y las Isapres, la desprotección y el trabajo precarizado, etc.

El cardenal Errázuriz reza con desparpajo por Pinochet, pidiendo que Dios obvie lo malo de los actos de Pinochet (por ejemplo, ejecutar a los sacerdotes Joan Alsina, Gerardo Poblete, Antonio Llidó, etc.) en una verdadera teología de la muerte, dedicada a pedir por la salvación eterna del tirano. El obispo castrense, Juan Barros, hace una de las pocas alusiones al golpe militar, diciendo que “como comandante en jefe juzgó que debía intervenir en horas críticas” (¡¡¡olvidando el no matarás!!!). Hasbún se refiere “al ciudadano del cielo” que despiden y llama a que las víctimas de la dictadura abandonen el odio. Sí, Hasbún, el que justificaba a la ralea que asesinaba a obreros, campesinos y simples disidentes, en los primeros años de la dictadura Los márgenes de la decencia y la ética saltan por sus costuras…mientras la mojigatería se pasea coqueta.

Esa confabulación de los poderes fácticos muestra el cinismo de las clases dominantes terroristas: entre el 70 y 73, conspiraron, sabotearon, asesinaron, enardecieron a la pequeña burguesía y lograron anteponer al pueblo contra el pueblo; en el Golpe: mataron con mano mora - los milicos - y se apropiaron del botín del Estado, para luego, a través de este, someter a la sobre explotación y pobreza a gran parte de la población y apropiarse de las riquezas del país, para finalmente, desentenderse de Pinochet y el régimen a la par que se constituyeron en el "verdadero bloque de poder" que mas allá de la política institucional, gobierna otros 17 años con mano concertacionista, obteniendo toda la legitimidad para sus intereses, para finalmente salir del closet de los últimos años y asistir a la "ultima cena" en que se entierra el pasado molesto pero necesario, o enviar mensajes de reconocimiento, de tristeza (Manuel Fraga, fascista confeso, ex-presidente de la Xunta de Galicia y ahora senador por el Partido Popular, la agradecida Dama de Hierro por la “ayudita” durante la Guerra de Las Malvinas).

Como dice el vocero Francisco Javier Cuadra: “las ¡¡revoluciones!! siempre tienen costos...". Es un lapsus de Cuadra: debió haber dicho las represiones (que provocan rebeliones, agregamos nosotros) siempre tienen costos. En vez de hablar tanto de historia militar con el dictador, tal vez Cuadra – de haber leído a García Márquez, Roa Bastos, Asturias, Carpentier[7], etc. – pudo haber explicado a Pinochet que ser dictador también tiene costos: los dictadores en su oquedad encuentran siempre un sitio de reposo en donde recuerdan las antiguas glosas de su vida, que los dictadores son felices en el poder de sus recuerdos por saber que su destino inequívocamente es la muerte. Que los dictadores de América Latina, luego de haber abusado del autoritas, de haber tergiversado la justicia y la realidad, del inmenso esplendor de su poder, parecen enfrentarse a designios superiores al de las fuerzas humanas. Que el destino, el poder, el capricho, van a ser los propulsores del asedio que van a sufrir hombres que ayer mismo reunieron en sus manos todo el poder y la autoridad (Cuando se elevó el helicóptero que transportaba el ataúd del general Pinochet, apenas terminada la ceremonia en la Escuela Militar, quedó en evidencia su miedo. El mismo miedo de todos los dictadores del mundo. Miedo a que les hagan lo mismo que ellos hicieron con sus adversarios políticos. Y de ahí los guardaespaldas, los automóviles blindados y las extremas medidas de seguridad. Ni siquiera en el patio de honor de un recinto militar, el ocupante del ataúd estaba seguro. Los hombres de negro flanqueaban la cureña mientras los cadetes le rendían honores. Y tal como se transportó su cuerpo de noche, casi clandestinamente, desde el hospital hasta la capilla ardiente, luego el helicóptero lo llevó hasta el crematorio. Miedo a la calle, a la gente que camina libremente por las calles. Y hasta tuvo que renunciar al panteón que ordenó construir a fines de su régimen. Miedo a la tumba, terror a que mañana su esqueleto sea asaltado por el “enemigo”. A que lo hagan desaparecer como él lo hizo con los cuerpos de tantos prisioneros políticos[8]).

Que el dictador latinoamericano a diferencia de otras figuras arquetipales de la vida occidental, va a estar embestido de un poder infinito como el de Dios, poder que no conoce el arrepentimiento, maneja las leyes a su arbitrio, por encima de su jerarquía nunca estará la iglesia, pues él encarna el poder de la voluntad. El tirano se sabe en la inmensa soledad de su poder, en la desconfianza que este engendra, él es el dueño de la nigromancia abastecedora del poder y de las leyes, a su capricho quedan las jubilaciones, las absoluciones, el perdón. Debemos saber – la Concertación especialmente - que un rasgo común - descrito para todos estos dictadores latinoamericanos en la pluma de nuestros grandes novelistas - consiste en que la dictadura no conoce el perdón, es una figura intersticial, primitiva, sólo exige la subyugación.

Por lo tanto la reconciliación propagandizada por militares, empresarios, jerarquía católica, Gobierno, es una falacia . Como era de esperar, aún en la muerte, el tirano siguió provocando el quiebre entre los chilenos. En las inmerecidas exequias, que sólo podrían darse a un hombro probo y honesto, con todo desparpajo su nieto se dio el lujo de denostar a jueces de la República. Es que el odio fascista continúa incólume e, incluso, reforzado. Por otra parte un nieto del general Carlos Prat, indignado ante la impunidad del asesinato de sus abuelos, escupió el ataúd que contenía el cuerpo del dictador. Dos nietos expresan en símbolos, la falacia total de la reconciliación. ¿Cómo se puede hablar de reconciliación cuando aún, a diferencia de la familia de Pinochet, los familiares de detenidos desaparecidos no pueden hacer el duelo por sus seres queridos?

Es torpe y falso - como plantea Rafael Luís Gumucio Rivas[9] - aquello de las luces y sombras de la dictadura: los procesos históricos no son balances contables, que siempre terminan en cifras iguales; no hay un Pinochet bueno en la economía y malo en los derechos humanos, lo que constituiría una soberana tontería; está bien que este análisis lo haga Gonzalo Vial, ministro de la dictadura y autor entre otros libros, del Plan Z, pero no opositores connotados de Pinochet. Por lo demás, es impensable el neoliberalismo dictatorial sin el terror y la muerte, pues son dos caras de la misma moneda; si leemos con atención a los padres de la escuela de Chicago, esta teoría supone que lo único que manda en la sociedad es el mercado, y quienes están incapacitados por diversos motivos a ser accionistas del mercado, deben ser eliminados por el hambre y la pérdida de dignidad. Impresentable alternativa. Pinochet, que era un poco más bruto y franco, confesó que había optado por los ricos, pues estos son los únicos que dan leche. Por eso, una dictadura y una economía de los Chicago Boys no son, en nada, contradictorias.

Es falaz - como también nos plantea Rafael Luís Gumucio Rivas[10] la hipótesis que sostiene el carácter modernizador, revolucionario de la dictadura de Pinochet : el término revolución es muy preciso en la historia. Es evidente que hay revoluciones capitalistas, como la industrial en Inglaterra o las burguesas, en el siglo XIX, en Francia, pero esto no es aplicable al régimen de Pinochet, pues es regresiva y no evolutiva. Su cuerpo teórico no tiene nada de nuevo y de revolucionario, la negación del sufragio popular es propia del pasado. Por lo demás en lo central, el neoliberalismo es una teoría política y no una técnica financiera y el gobierno de los tecnócratas es tan antiguo como el hilo negro.

4. La coyuntura esta siendo aprovechada por la derecha para una ofensiva de verbalismo subversivo y actos de “desobediencia” a la “vigencia” del estado de Derecho:

§ Exigencia de funerales con “honores de Estado” para el dictador, ante el argumento oficialista de que estos están restringidos a los presidentes elegidos por soberanía popular.

§ Banderas a media asta en las sedes de la UDI y de RN para obligar a Intendencia a notificar la ilegalidad vía Carabineros y permitir a los dirigentes opositores declarar que mantendrán desobediencia con el pabellón a media asta en sus mástiles,

§ Moreira que “recomienda” al gobierno no asistir a las exequias,

§ Discurso deliberante de Augusto III validado por la derecha acusando al gobierno de haber provocado, hostigado al clan Pinochet y a sus seguidores al no reconocerle la condición de Presidente de la República al dictador.

§ La decisión de la familia Pinochet de colocar sobre el féretro del ex dictador la banda presidencial.

§ ¡¡¡Discursos civiles en un acto militar (Cáceres, Guilof, etc.), reivindicando la obra de la dictadura!!!

§ Alcalde de Las Condes propone cambiar el nombre de la calle Burgos donde vive la presidenta, como calle Pinochet.

§ Manifestaciones de un fascismo lumpesco y brutal, como la expresión de masas de una derecha que estaba condenada a sobrevivir como permanente secundona y eunuca. Es en este contexto en que surgen las más bestiales arremetidas chauvinistas contra periodistas extranjeros – especialmente españoles – y nacionales, y contra cualquier persona que se atreviera a disentir de su marcado fanatismo. Todas estas actitudes no son nada raras en la historia de la ultraderecha, que ahora se manifestaron con todo el odio acumulado.

5. El seguimiento informativo de las exequias de Pinochet nos ha permito volver a evaluar el rol de los partidos de la Concertación, en especial de la dirigencia del PS, cuya aceptación del modelo político y económico de la Dictadura, ha servido de base para dar legitimidad a la "obra" de Pinochet. La responsabilidad de la Concertación, de los Ominami, de los Insulza, de los Frei, de los Zaldívar, de los Barrueto, etc., es evidente por si misma... Ellos, los transformistas y sus intelectuales, son el sostén de la legitimidad reclamada y mostrada por la derecha en torno a Pinochet, su "obra" y su "legado".

La Concertación padece el síndrome de Estocolmo: es sabido que el raptado llega a amar a su captor. Poco a poco, los líderes de la Concertación empezaron a encontrar bueno el sistema económico de Pinochet. ¿Se acuerdan que este dijo que Enrique Correa podría haber sido ser un gran ministro de su gobierno, si lo hubiera conocido antes; que Zaldívar y Valdés eran unos perfectos caballeros? Que Eduardo Frei Ruiz-Tagle lo salvó de los “pinocheques”, apelando a la dictatorial “razón de Estado”, y que el Toby Panzer Insulza lo trajo de Inglaterra, levantando la tesis de “defender principios y no personas” para pedirle al Gobierno del Reino Unido la devolución del ex dictador para que fuera juzgado en Chile.

¿Qué papel adoptó el estado chileno ante las exequias de Pinochet? El estado lo hemos podido visualizar mediante la presidenta Bachelet, la ministra de Defensa, los militares y las fuerzas de orden. Bachelet, ha reaccionado con comentarios generales, vacíos. Dijo que ha tenido que tomar decisiones pensando en el bien de “todos los chilenos” y para evitar el enfrentamiento entre las partes. Consideró que la muerte del ex dictador ha simbolizado la partida de un referente de ''divisiones, odio y violencia''. Volvió a recordar que en 1990, los chilenos ''recuperamos la democracia'' y que las exequias del ex dictador se desarrollaron con ''la tranquilidad debida'' y ''respetando a los dolientes''. Explicó que durante los últimos días le ha correspondido tomar decisiones como Presidenta de ''todos los chilenos'' y pensando en el bien de los ciudadanos, aludiendo a la determinación de su gobierno de desplegar las fuerzas de seguridad para evitar que se ''desbordaran'' los ánimos tras la muerte del ex dictador. Y calificó como un ''éxito'' las medidas tomadas en los últimos días, porque en el país se mantuvo el orden público y sólo se registraron algunos focos localizados de protestas.

Dijo algo tan original como que ''en Chile caben todos'' y que aspira a que su nación sea ''un país integrado''. Por supuesto no hizo ningún comentario sobre la decisión de la familia Pinochet de colocar sobre el féretro del ex dictador la banda presidencial.

La verdad es que no tuvo que tomar ninguna decisión durante estos días. Estaban tomadas. En la eventualidad de la muerte del ex dictador, “la situación estaba totalmente planificada”. Algo confirmado por el ex subsecretario de Interior Jorge Burgos, quien explica que se hizo un diseño en esa dirección “a partir del año 2001”, por el ex secretario general de Gobierno Francisco Vidal. Este último dice que al asumir como ministro secretario general de Gobierno, en marzo de 2003, ya existía un “documento de normas protocolares que se preparó ad hoc para la posible muerte de Pinochet”.

Pero no sería hasta fines de 2004, cuando Ricardo Lagos enfrentó la amenaza real de que Pinochet muriera, que se terminó de afinar el rígido protocolo de su funeral. En diciembre 2004, el ex dictador tuvo el accidente vascular más grave de su largo historial médico. Y Lagos junto al general Juan Emilio Cheyre, coordinaron los preparativos ante un eventual desenlace fatal. Para ello se le pidió a un experto en protocolo y al general Patricio Cartoni, comandante de la Guarnición de Santiago, que establecieran los pasos a seguir por las autoridades civiles y militares. “Ese documento se mantuvo hasta el 11 de marzo de 2006”, asegura Vidal. Como decíamos más arriba, los medios, el gobierno, la oposición, ya no se contentan con manipular la información, con simular y adulterar el producto distractivo - informativo, ya no les basta con mentir, crearon la propia información, crearon un clima de toma de decisiones “tomadas” ya.

La otra arista del discurso oficialista, expresada por la presidenta y diversos miembros de la Concertación, fue reafirmar que “los honores de Estado” están restringidos a los presidentes elegidos por soberanía popular, flanco por el que arreció el ataque de un desagradecido pinochetismo. ¿Por qué decimos esto? Porque como nos recuerda Joan Garcés, la causa principal que ha impedido que en ninguna de las numerosas causas judiciales abiertas contra el dictador se hubiera dictado sentencia, «hay que buscarla en la actitud que tomó el presidente Ricardo Lagos cuando Pinochet volvió libre a Chile en 2000». «Si en Chile no hubo sentencias contra Pinochet, en uno u otro sentido, fue debido a una serie de maniobras que se hicieron para evitar que se produjeran». Garcés recuerda que «cuando llegó Pinochet a Chile en 2000, el entonces presidente Lagos lo elevó a cargo de ex presidente de la República, a través de un proyecto de ley que llevó al Congreso. Fue así que un Gobierno democrático le confirió, a un ex presidente de facto, un reconocimiento a posteriori, con la correspondiente inmunidad». Garcés acusa a Lagos de haber dado al dictador «un manto protector, que le posibilitó a este retrasar los procedimientos. En cada caso se debía decidir previamente levantarle la inmunidad, y, si se hacía, se recurría luego la medida, y así una y otra vez. No fue casualidad, fue algo buscado». Este veterano luchador por los DD.HH. se muestra convencido de que «si los tribunales chilenos no hubieran sido imposibilitados para dictar sentencia, éstas habrían supuesto un aporte a los valores democráticos».

Por su parte, la ministra de Defensa asistió al funeral, dio el pésame a la familia, puso a disposición del evento toda la infraestructura y boato del ejército, la suma de signos, gestos y trampas (jóvenes cadetes obligados a levantar sus sables y fusiles en postrer saludo) que finalmente configuraron un funeral con honores militares a Pinochet por parte del Ejército para el pinochetismo enardecido, y soportó los insultos, abucheos y humillaciones a que le sometieron los seguidores del dictador. También escuchó respetuosamente todos los panegíricos, apologías fascistas de los familiares, empresarios, tecnócratas, militares que hablaron ante el féretro.

Finalmente las fuerzas de seguridad reprimieron violentamente (145 detenidos y 50 carabineros heridos es el saldo final de manifestaciones) al desborde popular no partidario (65 actos masivos según cifras del subsecretario del Interior) que se manifestaba indignado para expresar su rechazo a los crímenes y violaciones de los derechos humanos que se produjeron durante la dictadura y su rechazo a la ampliación gradual del perímetro - no sólo físico sino también simbólico - que ha tendido el gobierno sobre el "Barrio Cívico"... La violencia, en esta ocasión como en otras, es resultado buscado por la misma represión.

6. Una estrategia para tratar el problema de los DD.HH. que ha terminado reduciendo el asunto al "dolor de los deudos", de las "victimas directas" y no como un problema del conjunto de la sociedad. En esto la izquierda erró en aceptar soluciones como las indemnizaciones tipo Exonerados, tipo Valech, etc. pues han contribuido a "personalizar" ("focalizar" diría Miguel Kast) el problema. Podría haberse pensado en otro tipo de soluciones.

7. Un cierto bloqueo ético y vacío de memoria de una "ciudadanía" que realza el "progreso del país" por sobre su fundamento: por una parte, el asesinato de personas y el aniquilamiento de las organizaciones sociales, y por otra, el evidente costo social, económico, nacional y ecológico que significó la implantación de las reformas neoliberales. ¿Como es posible que un pueblo humillado - y mucho más - cooptado ideológicamente, haya perdido su conciencia moral de modo tal que, reconociendo el "dolor de los familiares afectados", de todos modos legitima a la dictadura por los progresos económicos...? Pregunta a responder. Para que la gente sencilla pueda recuperar la consistencia ética, la conciencia y la memoria

8. Una incapacidad de las organizaciones gremiales y políticas clásicas existentes (y no clásicas también) para planificar y anteponer a la intentona del bloque dominante por reponer la legitimidad de la dictadura, una masiva campaña de denuncia del carácter militar - empresarial (como dice Helio Gallardo[11]) del régimen y el modelo vigente. Por ejemplo, una CUT llamando a una concentración de trabajadores - o al menos una declaración - para recordar el despojo y la abolición de los derechos sociales y laborales realizada por la patronal al amparo del régimen de Pinochet.

Anexo Nº 1.

Leyes Orgánicas Constitucionales:

1. Contraloría General de la República, Decreto 2421 de 10 de julio de 1964, Ministerio de Hacienda que fija el texto coordinado, refundido y sistematizado de la Ley 10336 de 29 de mayo de 1952.

2. Del Tribunal Constitucional, Ley 17997 de 19 de mayo de 1981, Ministerio de Justicia.

3. Sobre Concesiones Mineras, Ley 18097 de 21 de enero de 1982, Ministerio de Minería.

4. De los Estados de Excepción, Ley 18415 de 14 de junio de 1985, Ministerio del Interior.

5. Del Tribunal Calificador de Elecciones, Ley 18460 de 15 de noviembre de 1985, Ministerio del Interior.

6. Sistema de inscripciones electorales y Servicio Electoral, Ley 18556 de 1 de octubre de 1986, Ministerio del Interior.

7. De Bases Generales de la Administración del Estado, DFL 1 de 17 de noviembre de 2001, Ministerio Secretaría General de la Presidencia, texto refundido, coordinado y sistematizado de la Ley 18575 de 5 de diciembre de 1986.

8. Planta del Servicio Electoral, Ley 18583 de 13 de diciembre de 1986. Ministerio del Interior.

9. De Partidos Políticos, Ley 18603 de 23 de marzo de 1987, Ministerio del Interior.

10. De los Consejos Regionales de Desarrollo, Ley 18605 de 6 de abril de 1987, Ministerio del Interior. Derogada por la Ley 19175 Orgánica Constitucional sobre Gobierno y Administración Regional de 11 de noviembre de 1992. Se incluye el Decreto 291, Ministerio del Interior de 20 de marzo de 1993 que fija el texto refundido, coordinado y sistematizado de la Ley 19175.

11. De Municipalidades, DFL. 1 de 26 de julio de 2006, Ministerio del Interior; Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo, texto coordinado, refundido y sistematizado de la Ley 18695 de 31 de marzo de 1988.

12. Sobre Votaciones Populares y Escrutinios, Ley 18700 de 6 de mayo de 1988, Ministerio del Interior.

13. Banco Central de Chile, Ley 18840 de 10 de octubre de 1989, Ministerio de Hacienda.

14. Del Congreso Nacional, Ley 18918 de 5 de febrero de 1990, Ministerio del Interior.

15. De las Fuerzas Armadas, Ley 18948 de 27 de febrero de 1990, Ministerio de Defensa.

16. De Carabineros de Chile, Ley 18961 de 7 de marzo de 1990, Ministerio de Defensa.

17. De Enseñanza, LOCE, DFL 1 de 21 de febrero de 2006, Ministerio de Educación, texto coordinado, refundido y sistematizado de la Ley 18962 de 10 de marzo de 1990.

18. Sobre Gobierno y Administración Regional, DFL 1-19.175 de 08 de noviembre de 2005, Ministerio del Interior, texto coordinado, refundido y sistematizado de la Ley 19175 de 11 de noviembre de 1992.

19. Del Ministerio Público, Ley 19640 de 15 de octubre de 1999, Ministerio de Justicia.

[1] “El zoológico de Pinochet”, Crónica Digital, 12 de diciembre de 2006. El 10 de octubre 1973, el Canciller Raúl Roa de Cuba, habló en el XVIII período de sesiones de la Asamblea General de la ONU y acusó al régimen golpista, calificando al Canciller de la dictadura, el almirante Ismael Huerta, como representante del “bestiario y la selva”.

[2] Ya en diciembre de 1973, el MIR previó este resultado. Ver: “La táctica del MIR en el actual período”, Capítulo III, capítulo “La dictadura gorila como forma de estado de excepción”, Comisión Política MIR.

[3] Por respeto a la tradición anarquista, creemos más adecuado el concepto lumpen-pinochetistas.

[4] De las 19 Leyes Orgánicas Constitucionales vigentes, 16 fueron promulgadas en dictadura, 1 antes de la dictadura y 2 en “democracia”. Ver Detalle en Anexo Nº 1.

[5] Ver: “Siete consideraciones sobre el legado histórico de la dictadura”. Rafael Luís Gumucio Rivas. El Clarín, 13 de diciembre de 2006.

[6] Ver: “Perro muerto (o se fue sin pagar)”. El Clarín de Chile, 13 de diciembre de 2006.

[7] “El otoño del patriarca”, “Yo el Supremo”, “El señor Presidente”, “El recurso del método” respectivamente.

[8] Ver: “Pinochet y el miedo”. Patricia Verdugo, El Clarín de Chile, 14 de diciembre de 2006.

[9] Ver: “Siete consideraciones sobre el legado histórico de la dictadura”. Rafael Luís Gumucio Rivas. El Clarín, 13 de diciembre de 2006.

[10] Ver: “Siete consideraciones sobre el legado histórico de la dictadura”. Rafael Luís Gumucio Rivas. El Clarín, 13 de diciembre de 2006.

[11] Ver: “Pinochet vive”, Helio Gallardo, Hommodolars, 12 de diciembre de 2006.

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Antes de colocar la lápida al tirano

Antes de colocar la lápida al tirano

Por: Fernando Sánchez Cuadros (especial para ARGENPRESS.in

Sin duda habrá que celebrar la muerte del criminal y ladrón Augusto Pinochet nada menos que el día internacional de los derechos humanos, pero no se deberá perder de vista que sus crímenes han quedado impunes y que la justicia chilena y del concertaciónismo tienen una deuda que se hará cada vez más grande conforme pase la euforia y pese el recuerdo de que el tirano murió plácidamente en casa solapado y cobijado por un sistema político y judicial que aún supura la impronta con que éste masilló la democracia chilena. Los regímenes de la Concertación dieron largas a toda posibilidad de iniciar procesos judiciales contra el ex dictador primero con el maniqueo pretexto de la reconciliación nacional, argucia espuria utilizada por los tiranos una vez que pierden el poder, posteriormente con la estratagema del necesario olvido. Psico-socio-antropólogos improvisados peroraban sobre la “sanación” del alma de la sociedad dejando atrás, en el olvido, los traumas que provocaron la cruenta destrucción de la democracia chilena. Olvidar los miles de asesinados y desaparecidos por la dictadura más sanguinaria en la historia de América Latina, las decenas de miles de chilenos que debieron partir al exilio en una diáspora forzada por el sólo “delito” de sus creencias políticas, motivados exclusivamente por el odio ideológico y sectario de las clases dominantes contra quienes se atrevieron a cuestionar sus privilegios en aras de mejorar la vida de más chilenos que un puñado de usurpadores de las riquezas nacionales, generalmente racistas y siempre, sin excepción, profundamente clasistas, arrogantes y déspotas. La historia reconstruida pondrá en su justa dimensión la responsabilidad de las clases dominantes en el genocidio organizado por las fuerzas armadas, perpetrado por un militar de poca monta, sin brillo intelectual alguno ni como militar ni como persona, que, sin embargo, convirtieron en héroe nacional por haberlos liberado del “comunismo”.

No cometamos el error de poner la pesada losa del olvido sobre los crímenes que se cometieron en el período aciago de la dictadura, porque aún hay responsables directos e intelectuales de las atrocidades perpetradas que deberán pagar con largas condenas sus crímenes, el grave daño causado a una sociedad que devino en conservadora (el mayor de los triunfos quizá de los reaccionarios) especialmente entre unas clases medias que obnubiladas con la ilusión de arribar fueron convertidas en soporte ingenuo de un sistema que también las oprime. El deslinde de responsabilidades será parte de la liberación de estos sectores de sus propios complejos y de los prejuicios respecto de una democracia auténtica, es decir, popular. Todavía está pendiente llevar a juicio y castigar a la familia de Pinochet por el bochornoso espectáculo de usurpación y corrupción que dieron al robar al erario público y evadir impuestos. Es curioso que los tecnócratas neoliberales dentro y fuera de la Concertación que han elevado a rango de verdad religiosa el “equilibrio fiscal”, devenido por su conducto una trampa para que el Estado distribuya recursos siempre a favor de los que más tienen, no tomen medidas efectivas respecto de la evasión fiscal quedándose en formulismos y formalismos para no encarar el problema de fondo: dotar al Estado de los recursos necesarios para financiar las actividades que la sociedad le encomiende. Con todo, haciendo eco de otro fantoche ideológico: la corrección política y haciendo gala de un inherente oportunismo, los partidos de la derecha, incluido el heredero del pinochetismo, la UDI, tomaron distancia del tirano una vez que se pusieron en evidencia los actos de corrupción, el robo y la evasión fiscal… ¿porque es de mal gusto? Pero no fueron capaces de deslindarse de la conculcación organizada de los derechos humanos ni de los crímenes de lesa humanidad que se cometieron durante la dictadura. La figura de Pinochet era sagrada, hasta que el consenso conservador-reaccionario se rompió por el robo de unos cuantos millones. Lo más perverso de ese consenso era que se amalgamó en la convicción de que la matanza era necesaria para preservar sus privilegios, a lo que hicieron equivalente “salvar a Chile del comunismo”. Por esa razón la Democracia Cristiana no sólo no condenó el golpe militar sino que dio su apoyo al régimen dictatorial y no puso distancia mientras se masacraba y expulsaba a los opositores avalando esa aberración que es el concepto de “crímenes de conciencia”, sino hasta cuando las urgencias electorales así lo ameritaron. No es casual que hoy amenacen con abandonar la alianza gobernante sui el gobierno insiste en intentar aprobar la legalización del aborto.

Hoy la Democracia Cristiana reconsidera su alianza con el Partido Socialista, antes que por la constatación de que el régimen de la Concertación se ha agotado, porque preveían la desaparición del criminal y registraban los conflictos en el seno de la derecha, de la que se sienten parte integrante. El Partido Socialista debería debatir internamente su filiación ideológica, de momento se encuentra bajo la hegemonía de la socialdemocracia, mientras ese dominio perdure el que alguna vez fue el partido de Salvador Allende se mantendrá atrapado en los estrechos márgenes de los intereses de la clase de la burguesía y políticamente subordinado a sus prioridades, es decir fuera del campo popular. En esa medida la democracia chilena seguirá siendo endeble y será muy difícil derrotar el complejo en el que se sustenta el mito de la superioridad del sistema político-económico chileno que tan bien suelen aprovechar los grupos dominantes en toda América Latina. Chile es uno de los países con mayor desigualdad en el mundo y recientemente ha trascendido que es un país corroído por la corrupción. ¿Podría ser de otra forma donde se enseñoreó el dominio del capital? De manera que antes de colocar la lápida en el féretro del tirano, habrá que enterrar ese monumental engaño que es la eficiencia del “modelo chileno” en la conciencia de los pueblos, pero no sin debate político e ideológico.

Mientas el Partido Socialista Chileno no haga una profunda autocrítica de la praxis política y de la involución ideológica que significó haber sido cómplices o colaboradores en la preservación de la impunidad del tirano (hecho que sin duda ha contribuido a la degradación autoritaria y conservadora de la democracia chilena) y de la aplicación del programa neoliberal que ha costado mayor desigualdad (“la gran vergüenza de Chile”, claman los empresarios, los intelectuales y funcionarios de la Concertación y la oposición al unísono sin mover un ápice para transformar el sistema de prebendas y privilegios imperante), contribuyendo a alimentar la sensación en un sector de la sociedad de que Chile supo “hacer bien sus deberes”, a pesar de los millones de pobres, la decadencia de sus sistema educativo, la represión contra los mapuches y los estudiantes y de la enorme deuda moral y política con los familiares de los asesinados y desaparecidos. Ese nefasto complejo de superioridad aderezado con poses arrogantes deberá ser erradicado para desarmar la hegemonía conservadora. Derrotar a la derecha reaccionaria chilena es clave para el avance de la lucha de los pueblos latinoamericanos por su liberación y soberanía. No se debe olvidar que el “Chile moderno” se ha edificado sobre los cadáveres de las víctimas de la represión, como atinadamente lo recordara Mireya García, dirigente de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.

El gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet tiene aún la oportunidad de rectificar parte de los graves errores políticos cometidos por los gobiernos de la Concertación comenzando a enderezar el rumbo de la democracia chilena, enjuiciando y poniendo en la cárcel a la familia Pinochet y exhibiendo en su condición de criminales contra la humanidad a quienes sean encontrados responsables de autoría intelectual y de haber perpetrado las matanzas y las desapariciones de ciudadanos chilenos y extranjeros. Resulta patético que se debata seriamente rendirle honores de Estado a un criminal. ¿Cómo es posible que en una democracia madura, como presumen la derecha chilena y el posibilismo conservador de su sistema político, esos asesinos y corruptos sigan libres mientras se mantiene en las cárceles a dirigentes mapuches? La justicia chilena tendrá que lavar su honra y recuperar legitimidad tras haber permitido con su parsimonia la fuga al infinito del mayor genocida de la historia chilena, enjuiciando sus crímenes para que la historia registre en el lugar que corresponde a la tiranía.

Pinochet, los militares y la historia

Pinochet, los militares y la historia El tronco y las ramas

Por: Nelson Soza Montiel /ARGENPRESS.info

La perorata política del capitán de Ejército Augusto Pinochet Molina, nieto del general Augusto Pinochet Ugarte, y la del propio comandante en jefe de esta institución, el general Oscar Izurieta, han dado cuenta de un hecho que hasta ahora había pasado inadvertido en el azaroso camino de la reconciliación entre la sociedad civil y los militares chilenos.

Independiente de la procedencia de uno (vinculado por lazos filiales) y otro (el tercer jefe del Ejército nombrado por un gobierno democrático tras de 1990), las palabras de Pinochet Molina e Izurieta confluyen en un tronco común: la permanencia al interior del Ejército -y probablemente de las demás ramas de las Fuerzas Armadas- de una formación académica renuente a re-visar el período 1973-1989 con criterios ‘objetivos y justos’ -para utilizar los mismos conceptos del general Izurieta.

Pero ni los juicios lapidarios de uno ni las reflexiones del otro han reflejado precisamente ese juicio suficientemente equilibrado, sereno, sin presiones ni premura que reclama el propio comandante del Ejército. Los conceptos del nieto de Pinochet podrían incluso ser rebajados de la importancia que se le ha dado si hubiesen sido formulados por un civil, fuera del recinto que constituye el alma mater del Ejercito chileno y en presencia de la oficialidad máxima de todas las Fuerzas Armadas. Pero dichos en el lugar y momentos propicios, los de Pinochet Molina trasuntan un lento (cuando no inexistente) proceso de desecho de las ideologías que tiñeron la formación de las generaciones de militares formadas bajo y empoderadas del Gobierno entre 1973 y fines de los años 80. Mismas cuya visión ha sido trasmitida, y reafirmada, a quienes han ingresado a las academias desde 1990 en adelante.

Los conceptos del capitán Pinochet -avalados de una forma, si se quiere, más displicente por su superior- sugieren la persistencia de unos sesgos fuertemente ideologizados en la orientación que las nuevas generaciones de militares continúan recibiendo en las academias donde éstos se forman. Y no se trata tan sólo de la reafirmación de unas doctrinas que -como la de la Seguridad Nacional- pudiesen seguirse citando siquiera a modo de inventario. Es algo mucho más profundo e inquietante: es la forma cómo es expuesta y analizada la historia del país de las últimas décadas (al parecer, ni objetiva, ni equilibradamente). Afloran, además, la reafirmación del concepto de la ‘guerra interna’ que Chile habría vivido en 1973 y los años posteriores; la reivindicación del uso de la fuerza cuando la razón no basta para ‘pacificar’ (mismo argumento invocado por la administración Bush en Irak); la aparente persistencia de la tutela militar para decidir cuándo y contra quién se usa; la invocación de añejos conceptos de la guerra Fría para explicar (y justificar) hechos incluso sucedidos apenas meses antes del retorno de la democracia. En fin, hablamos de una orientación que relega la violación de los Derechos Humanos cuando más a su condición de un ‘episodio controvertido’.

En cierto sentido, el ‘pecado’ del capitán Pinochet parece ser haber expuesto una visión de todo aquéllo que compartirían muchos de sus condiscípulos e incluso no poca oficialidad (de hecho, su padre ha dicho que el discurso de marras estaba en conocimiento de algunos superiores suyos). El punto es, pues, dilucidar cuánto de su concepción responde a su rencor en tanto nieto del general Augusto Pinochet, y cuánto a una (de) formación recibida en la misma Academia, impartida indistintamente por quienes desempeñaron el poder político hasta 1989 o quienes detentan hoy cargos en la cúpula militar.

Más allá de la histeria mediática y de algunos parlamentarios, que han preferido quedarse en las ramas y no tocar el tronco, lo inquietante de todo este episodio es que parece reproducir una suerte de círculo perverso: no habrá un verdadero recuentro entre las esferas de ‘lo civil’ y ‘lo militar’ mientras persistan los sesgos fuertemente ideologizados en la formación académica de los militares chilenos. Pero este último cambio no será posible si los propios mandos continúan renuentes a ‘reconvertirse’ -ellos mismo primero, luego sus discípulos- a la democracia y a la diversidad de lecturas, al pluralismo y la tolerancia que ella impone.

 

El pedregoso futuro de Lucía Hiriart

El pedregoso futuro de Lucía Hiriart

Cambios que sufrirá el entorno de la viuda de Pinochet

Todos los lujos a los que por casi tres décadas se acostumbró como Primera Dama y luego como esposa del comandante en jefe de Ejército, desaparecerán con la muerte de su esposo. Ahora deberá vivir con 1,6 millón de pesos y con los procesos del caso Riggs a cuestas.

Nación Domingo

Por C. Alonso, A. Chaparro y F. Saleh

Fiel al mito que la describe como una mujer de hierro, Lucía Hiriart “se mostró entera durante el funeral, pero se notaba, por el rictus de la boca, que estaba demolida”, relata un viejo conocido de la familia que durante años maquilló a la viuda del dictador Augusto Pinochet. Como una manera de reafirmar todo lo que se ha escrito en relación a que ella era el poder en las sombras durante la dictadura, la matriarca del clan Pinochet fue la única que dispuso de una sombrilla negra para cubrirse del sol que el martes derretía el asfalto del Patio Alpatacal en la Escuela Militar.

Vestirse con un traje negro de dos piezas, con discretas líneas blancas que estiran su figura, tampoco fue nada especial. Desde que Pinochet estuvo detenido en Londres, su esposa dejó atrás los vestidos de tonos claros y alegres. Desde esa época su atuendo es de colores oscuros, y de ahora en adelante, como católica a la antigua que es, se vestirá de riguroso negro en señal de luto. Sus hijos se sentaron de mayor a menor: primero, Inés Lucía; luego, Augusto Osvaldo; más allá, María Verónica; a continuación, Marco Antonio, y por último Jacqueline Marie. “A sus hijos los adoraba, pero les ponía límites todo el tiempo”, dice un ex empleado.

EN LA RUTA DEL RIGGS

Inés Lucía es su hija preferida. Gracias a ella, que estuvo casada cuatro veces, cambió su opinión sobre la gente que contrae segundas nupcias. Durante su “reinado” no toleraba ningún desliz. “Cuando el coronel Alberto Labbé [padre del alcalde] se separó de su mujer, la señora Lucía ordenó que lo llamaran a retiro. Hizo causa común con la esposa, de la que era muy amiga”, cuenta un ex colaborador que presenció el episodio.

Según cercanos, la mayor de los Pinochet se convertirá en su mano derecha. En importancia le sigue Marco Antonio, con quien vivirá los días siguientes cuando abandone la mansión de calle Los Flamencos. Su hijo menor vive en la misma cuadra, y mientras Pinochet estuvo enfermo mantenían estrecho contacto con él, sobre todo respecto al estado de salud del general.

Además, comparten haber estado procesados el año pasado por fraude tributario y declaraciones maliciosas en el caso Riggs. “Ella y Marco Antonio van a llevar todo el peso de los problemas con el banco”, asegura una persona que ha acompañado a la familia en estos días. En el frente de defensa, confirman cercanos al clan, seguirá el abogado Pablo Rodríguez.

Sin embargo, un ex general cercano a la familia Pinochet asegura que los hermanos “aún no han pensado con quién vivirá Lucía Hiriart. Se va a quedar en su casa, posiblemente en compañía de sus nietas. Siempre está acompañada por ellas. Lucía les sabe todas las historias”. Amigos de la familia no descartan que pueda quedarse con su nieta María José Martínez Pinochet, más aún después de que la estudiante de derecho asegurara en su discurso que “la mami” –como le dicen los cercanos a Lucía– “nunca va a estar sola”.

Como sea, ha trascendido además que Marco Antonio y Lucía Pinochet piensan armar un referente político y llegar al Congreso. A él, en dos ocasiones la UDI le ha ofrecido ocupar un cupo parlamentario. Muy distinta es la posición de “Augustito”, con quien su madre mantiene una relación distante. No le perdona sus excesos durante los años 80, época en que debió “exiliarse” en Estados Unidos para no seguir dando problemas. Lucía sí perdonó, en cambio, a Marco Antonio, también enviado a EEUU para que se “calmara” de sus agitadas andanzas nocturnas.

Augusto Pinochet Hiriart tiene algunas similitudes con Fredo, el hijo mayor de Vito Corleone, el protagonista de “El padrino”. En ningún aspecto alcanzó la notoriedad de su padre. Fue capitán de Ejército y pasó a retiro. Cuando intentó cobrar protagonismo sólo logró escándalo, como en marzo de 1999, cuando reaccionó con un furibundo discurso al fallo de la Cámara de los Lores que desconocía la inmunidad de su padre. Ninguno de sus hermanos asistió a su segundo matrimonio, con la vendedora de arte Macarena Blass, celebrado en 2004. Lucía Hiriart se excusó aduciendo un dolor de estómago.

“Augustito” tampoco participó en la organización del funeral. “Él no era partidario de que lo cremaran, pero primó la idea de Marco Antonio”, comenta un miembro de la Fundación Pinochet. Dada su reputación virulenta, el acuerdo familiar fue que no interviniera a la hora de los discursos. Por esa razón, en su lugar lo hizo su hijo Augusto Pinochet Molina, con los resultados ya conocidos. Ni siquiera se enteró de que estaba planeado poner la banda presidencial sobre el ataúd cuando llegó la ministra de Defensa, Vivianne Blanlot.

EL SELLO DE LA GENERALA

Durante las tres horas que duró la ceremonia en el Patio Alpatacal de la Escuela Militar, la ex Primera Dama derramó lágrimas discretamente, sólo en dos ocasiones. La desaparición de su marido, con el que estuvo casada más de 60 años, y el fin de una época llena de boato, expresado en su debilidad por los sombreros, los zapatos y las joyas que compraba en Casa Barros y en Joyería Ibáñez, ya era parte del pasado. “Antes de llegar al poder tenía un pequeño neceser con joyas. Pero cuando Pinochet fue Presidente fue comprando más. Refinó sus costumbres aprendiendo de las mujeres de los gremialistas”, cuenta una ex empleada. Bajo esta influencia se hizo fanática de la “hora del té”. Tanto así, que hasta en La Moneda se tomaba “sus ricas infusiones con pan amasado fresco”, relata un cercano que la “enchulaba” en esa época.

En su época dorada, Lucía Hiriart se vestía en la tienda de José Cardoch, hasta donde llegaba con cajitas musicales y chocolates para las costureras amigas. La maquillaba Gonzalo Cáceres; su peluquero privado era Óscar García (que ahora peina a Don Francisco y niega haberla peinado), y su fotógrafo era Ignacio Pérez Cotapos, director de la desaparecida revista “Paparazzi”.

Una de sus costumbres era regalar su ropa al personal de confianza, que de ganársela, la mantenía por mucho tiempo. Como sus secretarias Pía Espejo (que comenzó como telefonista en La Moneda y guardó la banda presidencial desplegada en el ataúd) y Mónica Ananías, procesada también por fraude tributario y que, a diferencia de Espejo, se mantendrá como su empleada.

A pesar de la relación fría con su hijo Augusto, Lucía Hiriart se ha encargado de proteger a su nieta María Verónica Pinochet Molina (hija del primer matrimonio de Augusto y hermana de Augusto III). Según un informe de la Brigada de Lavado de Activos en el marco del caso Riggs, al que LND tuvo acceso, Verónica Pinochet Molina trabajó en Cema Chile y recibió “crédito” de la entidad benéfica.

“Esta persona habría prestado servicios como encargada de relaciones públicas entre el 14 de abril de 1997 y el 30 de septiembre de 2002, sin que firmara planillas como el resto del personal. En el informe pericial contable Nº 199 del 23 de diciembre de 2005, se establece que la Fundación Cema Chile canceló una deuda personal a Verónica Pinochet Molina por concepto de servicios educacionales a dos hijos suyos durante el 2001”. El dinero, según el documento, fue devuelto como “ayuda social” el 21 de marzo del año pasado, cuando ya no existía relación laboral entre las partes.

Con Pinochet hecho cenizas habrá varios cambios en el entorno de su viuda. En los próximos días, el Ejército reducirá a menos de la mitad la planta de 15 personas que hasta ahora estaban a su disposición. Ya partieron el médico, un enfermero, dos guardias y el Mercedes con su chofer. Sus ingresos se reducirían sólo a 1,6 millón de pesos que le corresponden como viuda de comandante en jefe. Según un cercano a la familia, por ahora se muestra con entereza, aunque de a poco toma conciencia de que Pinochet ya no está. “Estos días son muy difíciles para ella, y a medida que pase el tiempo va a ser peor”, relata un antiguo amigo de la “dama de hierro”. LND


CEMA: Banco familiar

La Fundación Graciela Letelier de Ibáñez -Cema Chile fue creada en 1960 y entregada a Lucía Hiriart de Pinochet en 1974. De las 45 mil voluntarias que la esposa de Pinochet aglutinó en distintas instituciones durante la dictadura y gracias a las cuales podía organizar sus propias giras por Chile, Cema fue la última en dejar de recibir aportes fiscales, derivados de la Polla Chilena de Beneficencia y la Lotería de Concepción.

Recién en abril de este año se promulgó la ley que le quita el 3% de los ingresos por boletos de Polla, al modificar un decreto del Ministerio de Hacienda de 1980. Hasta el año pasado, Cema recibió por este concepto unos 500 millones de pesos.

La investigación policial descubrió que sólo desde 1996 existen algunos registros contables de la fundación y que “el control interno es nulo”. La Brigada de Delitos Económicos estableció que los estatutos de la entidad de beneficencia fueron modificados el 25 de octubre del año pasado, para perpetuar como presidenta a Lucía Hiriart.

Además, se comprobó que “el control interno es nulo en relación con los bienes muebles y sobre todo con los bienes inmuebles”.

Según un catastro efectuado por la policía en el Conservador de Bienes Raíces entre 1988 y 2003, Cema efectuó operaciones de venta de propiedades por un total de 3.677 millones de pesos. Claro, que los detalles de varias transacciones no se pudieron obtener, ya sea porque no existen documentos o porque en el Ministerio de Bienes Nacionales aparecen bienes donados a la institución que no constan en los registros de Cema.

Otra práctica que se logró comprobar fue la omisión del valor real de las ventas en los registros contables de la fundación. En la venta de la casa de Portugal 351 hay una diferencia de 26 millones que aparecen en el contrato de compraventa, pero no en la contabilidad de Cema. Lo mismo por un monto de 10 millones ocurre en la venta de la propiedad ubicada en Santa Victoria 346.

Todas estas transacciones debían ser autorizadas por el fiscal de la entidad, Jorge Aguilera, que se mantiene actualmente en el puesto. De las 348 propiedades que Cema tenía en los años ’70, hoy sólo quedan 15.

A los tres meses de estar detenido en Londres, Pinochet confesó a sus cercanos que estaba resignado a morir. Según reveló el diario conservador “The Sunday Telegraph”, Lucía Hiriart lo devolvió a la tierra: “¿Y tu familia? ¿Y el dinero de dónde lo vamos a sacar?”, le dijo. Aunque sonó abatida, ya tenía, en parte, la respuesta. Lucía Hiriart y otros miembros de la Fundación Pinochet operaron para recibir las donaciones del empresariado chileno.

Además, según actas del Consejo Directivo de Cema, cuyos siete miembros son escogidos “a sugerencia de la presidenta”, el 13 de noviembre de 1998 fue autorizado el giro de 50 mil dólares “en beneficio de la presidenta para solventar la detención de su cónyuge, Augusto Pinochet, en Londres”, consigna la investigación policial. La cifra –según estos antecedentes– fue devuelta el 8 de septiembre de 1999, “pero de dicho monto la suma de 10 mil dólares permanece en caja y fue registrado como liquidación de divisas y abonado en cuenta corriente de la directora ejecutiva, Julia Hormazábal”, aparece en el informe.

Esta abogada comenzó trabajando con la viuda de Pinochet en su gabinete de Primera Dama. Se transformó en su brazo derecho como directora administrativa de Cema y luego en albacea de la familia cuando Óscar Aitken renunció a ese puesto en agosto de 2005.

El informe policial asegura que “con fecha 27 de agosto de 2004 se abonó en la cuenta corriente personal de la directora la suma de tres millones de pesos”. Cema era lo más parecido a un banco familiar, ya que “se detectaron diferentes entregas a familiares directos de la presidenta, pudiendo apreciar que no sólo dichas entregas pudieron ser mayores en aquella época de la que no se tienen registros contables, sino que la señora Hiriart usaba la fundación para sus propios fines cuando la situación lo ameritaba”.

El caso de Jacqueline Pinochet es bien ilustrativo. La menor del clan recibió –según la investigación policial– 11 millones de pesos en tres pagos (uno de cinco millones y dos de tres). Pagó los dos últimos y del primero quedó un remanente de 1.731.493 pesos, deuda que fue castigada en diciembre de 2003.

“Es preciso agregar que el saldo castigado figura como abono en la cuenta corriente de la directora administrativa de la Fundación Cema Chile, Julia Hormazábal”, según consta en la investigación. Cercanos a la familia aseguran que Julia Hormazábal y Lucía Hiriart están profundamente distanciadas. Para su defensa frente a lo que viene está el siempre fiel Pablo Rodríguez Grez.

 

 

“Pinochet cambió cuando llegaron los civiles en 1978”

“Pinochet cambió cuando llegaron los civiles en 1978”

Mónica Wehrhahn

Fue la primera mujer-cámara de Chile y camarógrafa personal del finado Augusto Pinochet Ugarte. Desde el sangriento 11 de septiembre de 1973 no se le separó ni un centímetro al dictador, hasta que en 1980 se cruzó con los oficiales que formaban el círculo de hierro y fue alejada de sus funciones, e incluso llegó a ser amenazada por parte de agentes de la CNI. El viernes estaba en el Penal Cordillera produciendo entrevistas con Manuel Contreras (“El Mamo”) para un documental canadiense, otro brasileño y para TVN.


Nación Domingo

Por Luis Narváez

–¿Eres relacionadora pública de los militares presos?

–No, bajo ningún punto de vista. Tengo facilidades porque conozco el mecanismo para pedir los permisos y llegar tranquilamente.

–¿Qué diferencia fundamental hay entre el Pinochet del ’73 y el que acaba de morir?

–Me quedo con el que conocí hasta 1980. Se perdió con el tiempo por culpa de los que estaban a su lado y lo separaron de quienes le eran leales y del pueblo que lo quería. Son los que nunca faltan en los círculos de poder, que creen que cerrándole el paso a los demás pueden hacer mucho. Desgraciadamente sólo hacen daño.

–¿Los viste en el funeral?

–Algunos sí, el resto ya no están cerca.

–Para ti, ¿Pinochet era bueno o malo?

–El que yo conocí fue bueno. Si hubiese sabido todo lo que ocurrió no sabría cómo calificarlo. Pero era cercano a la gente, no tenía dobleces, el típico huaso socarrón, transparente. Cambió cuando llegaron los civiles en 1978.

–¿Sospechaste que ordenó secuestrar, torturar y desaparecer gente?

–Honestamente, supe la verdad el 2001. Antes lo escuché, pero nunca lo creí.

–¿Le preguntaste directamente?

–Nunca tuve la oportunidad, pero sí a Corbalán.

–¿A Álvaro Corbalán, de la CNI?

–En su lugar de detención, en Pedro Montt, le pregunté si era efectivo que en el Gobierno militar hubo unidades –como la que él mandaba– que desaparecieron gente. Me lo negó rotundamente.

–¿Qué hubiese pasado si investigas más a fondo?

–Habría sido atroz. Es una desilusión tan grande. Si se han robado plata me importa un comino. Pero las vidas de personas no tienen punto de comparación.

–¿Las violaciones de los derechos humanos es la gran decepción?

–La plata me da lo mismo. Los derechos humanos sí me afectan, porque cómo voy a pedirle a una persona que perdió a su padre, a su hijo o a su esposo, que haya una reconciliación. ¡No se puede!

–¿Qué opinas de la expulsión de Augusto III?

–Es Augusto IV, el bisabuelo también se llamaba Augusto. Trató de dar su enfoque de lo que él vivió. No sé si fue el momento adecuado, pero habló con el corazón. Desagraciadamente, son otros los tiempos y puede haber sido un gran error. LND

 

Palabras han costado caro

Palabras han costado caro

Dichos a favor de Pinochet significaron ahora la salida del nuevo jefe de Guarnición de Santiago

Sus palabras sobre Pinochet en el diario le significaron la renuncia.

Junto con confirmar la baja del general de división de Ejército, Ricardo Hargreaves, recién asumido comandante de Guarnición de Santiago, la ministra de Defensa, Vivianne Blanlot dijo estar "completamente satisfecha" con la medida tomada por el comandante en jefe del Ejército, general Óscar Izurieta, ya que no corresponde al personal castrense emitir opiniones políticas.

El general Izurieta solicitó la noche del jueves la renuncia a Hargreaves, designado en la última Junta de Generales como Comandante General de la Guarnición Ejército Metropolitana y quien se desempeñaba como comandante en jefe de la V División, con asiento en Punta Arenas, tras declarar al diario La Prensa Austral que fue "partícipe de la causa de Pinochet y la sigo compartiendo".

Al respecto, la titular de Defensa sostuvo que la decisión del jefe castrense le fue comunicada el jueves, cerca de las 22 horas y que ésta fue "inmediatamente aceptada y apoyada por el Gobierno".

"No se trata de Pinochet aquí, se trata de que los militares no deben emitir opiniones políticas ni acercarse siquiera al tema de emisión de opiniones políticas", afirmó.

La ministra dijo que la razón de fondo es que "las Fuerzas Armadas están para protegernos a todos los chilenos de amenazas externas principalmente y lo que necesitamos es que los chilenos podamos confiar en las Fuerzas Armadas".

En ese sentido, la ministra Blanlot agregó que la misión de las FF.AA. es dar garantías todos los días de que nunca van a tener -por posiciones políticas- el interés o la tentación "de utilizar estas armas contra nuestros propios ciudadanos".

La secretaria de esa cartera explicó que el Gobierno está luchando para que las FF.AA. recuperen "el cariño profundo y la confianza profunda de la ciudadanía" y que tal esfuerzo se ve socavado ante declaraciones como la de Hargreaves.

"No hay necesidad"

Sobre la posibilidad de que el Gobierno entregue un instructivo a las ramas de la defensa nacional para que sus miembros no sigan realizando comentarios políticos, la secretaria de Estado afirmó que "no hay necesidad de instructivos ni recordatorios. Simplemente los oficiales saben perfectamente como debe ser su comportamiento y puede que en algunos momentos de emociones, complejas, alguien se equivoque", dijo la ministra a la salida del consejo de Gabinete al que asistió ayer.

 

Las palabras que gatillaron su salida

En menos de 24 horas, son dos las bajas cursadas por el comandante en jefe del Ejército, por declaraciones relativas a la muerte del general Pinochet.

En sus dichos vertidos por La Prensa Austral, respecto a sus sentimientos tras el deceso del ex gobernante, el general Hargreaves expresó que eran "de reconocimiento a un hombre que fue capaz de asumir una gran responsabilidad, en un momento cuando el país estaba absolutamente convulsionado y colapsado. Él asumió esa responsabilidad. Él luchó por lo que creyó era importante para Chile. Yo fui partícipe de esa causa. La compartí plenamente y la sigo compartiendo, y creo que lo que hizo el general Pinochet hoy día es lo que está disfrutando el país, de tremendo bienestar y empuje, gracias, sin duda, a la obra del general Pinochet".