El club de Chávez
LA ODISEA DE LOS GRUPOS BOLIVARIANOS POR SOBREVIVIR EN CHILE
Se manejan con escasos recursos, pero los une el libertador venezolano y el Presidente que hace temblar a Bush con sus discursos antiimperialistas. No tienen sede fija. Lo suyo es pasión. Así bajan de forma casera la señal de Telesur. Y también se aprestan a mandar a más de 100 chilenos a operarse de cataratas a Venezuela.
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Alejandra Carmona y Leyla Ramírez
Aunque nunca se han contado, no son pocos. Pululan por Santiago con el nombre de Hugo Chávez en el corazón y en la lengua. Leen la edición de bolsillo de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Sus autos lucen –pegadas con un chupón al vidrio– las banderas venezolana y chilena. Son también profesionales que trabajan en la integración de salud entre ambos países. Disfrutan con los grupos y folcloristas de la “canción necesaria”. O sea, la trova que nació para apoyar con música al Gobierno. Comen arepas y toman ron. Pero no son una caricatura. Lo suyo es admiración pura por Simón Bolívar y su apóstol en la Tierra: Hugo Chávez.
“¿Esto no va a ser como la funa del Instituto Libertad y Desarrollo?”, pregunta Máximo Gallegos, integrante del Comité Bolivariano del PC. Se refiere a un documento editado por el organismo que más que resumen ejecutivo sienten como investigación de la CNI.
“La nueva revolución bolivariana y los peligros para Latinoamérica” se llama el informe que identifica a los grupos que en Chile se han reunido en torno al nombre de Chávez, se detallan sus participaciones en los congresos y de cuanta publicación defienda la causa. Se incluyen los links a sus páginas.
Para los “chavistas”, se trata de una persecución contra el Presidente de Venezuela y cualquiera que siga su discurso. Y si el informe del organismo de derecha no les gusta, tampoco el discurso de los medios de comunicación chilenos. “No son muy generosos con el proyecto bolivariano”, musita resignado Gallegos. “Relacionan a Chávez con un dictador y no entregan información verdadera. Hay un profundo desconocimiento. Y queremos contar lo que significa Chávez. No queremos que sea sólo patrimonio de la izquierda”. Y en eso están. “Alerta, alerta, que camina la espada de Bolívar por América Latina”.
ANTIIMPERIALISMO A LA CHILENA
En Chile, numerosos grupos adhieren al pensamiento bolivariano que, en lo medular, defiende la unión de Latinoamérica. Un objetivo que consideran básico para potenciar la región a través de los recursos naturales, la economía y el trueque en educación y salud.
La mayoría no cuenta con una sede fija, pero se las arreglan para –al menos cada 15 días– reunirse a discutir la situación de Venezuela y analizar el discurso bolivariano. Elaboran folletos, programas de radio y actividades de financiamiento.
Entre ellos están: Plataforma Bolivariana, con ocho personas; el Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez (MPMR), que publica “El Bolivariano”; la Surda; la Red Bolivariana, donde sus integrantes van rotando, y los colectivos Andamios y Oveja Negra, que reúnen a jóvenes profesionales.
“Aunque somos distintos grupos, nuestros esfuerzos están puestos en el Congreso Bolivariano de los Pueblos. Un sustento político del ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas), que busca lograr una América unida de aquí a 2025”, cuenta Roberto Muñoz, del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
El congreso, que realizarán en Chile del 12 al 14 de mayo próximo, intentará ser un aglutinador social. “Seguimos las ideas libertarias de Bolívar, y el proceso que continuó el Che, pero cada país tiene sus particularidades. No se reciben instrucciones hegemónicas y eso genera una serie de dinámicas propias”, dice Martín Gutiérrez, de Plataforma Bolivariana, quien vivió el exilio en Venezuela, hasta donde llegaron 60 mil compatriotas.
Todos coinciden en que el discurso de Chávez ha sido manejado por los medios conservadores de nuestro país, por su pensamiento de izquierda, indigenista y antiimperialista. “Él dice lo que todos quisieran decir, pero nadie se atreve”, concluyen sus seguidores en Chile. ¡Y cómo no! A Condoleezza Rice le dice “Condolencia”. Y George W. Bush es “Míster Danger”, además de “burro”, “cobarde”, “asesino” y “genocida”, como lo llamó en su programa radial “Aló Presidente”.
No sólo es su personalidad avasalladora y su lengua filosa lo que satisface a los bolivarianos en Chile. También es la forma de unir Latinoamérica. Un camino que se traza lento pero seguro.
MISIÓN MILAGRO
Uno de los adoquines de este sendero que Chávez pretende pavimentar para la región es un proyecto de cirugías –gratuito y solidario– para problemas a la vista. Toda una metáfora política. Chávez quiere que los “hermanos latinoamericanos” vean la luz.
Se trata de Misión Milagro, una iniciativa que forma parte del “compromiso de Sandino” asumido por el Presidente venezolano y su homólogo Fidel Castro, en el cual se atenderá anualmente a 300 mil personas, hasta resolver –en 10 años– los problemas de salud visual de tres millones de habitantes de América. El proyecto se inició en julio de 2004 y desde entonces unos 135 mil venezolanos fueron intervenidos quirúrgicamente en Cuba y recuperaron la vista.
Este es el año de la internacionalización del programa: 50 mil cupos serán para latinoamericanos, de los cuales cinco mil ya han gozado de las bondades del sistema. Y obvio, le prenden velas a “San Chávez”. Han salido de la oscuridad.
Ahora es el turno de los chilenos. Un contingente de 104 compatriotas –de Concepción, Viña, Valparaíso, Renca, Peñalolén y La Ligua, entre otros–, la mayoría con pterigion (una carnosidad que sale en los ojos), viajarán antes de fin de mes a Caracas para ser atendidos en el hospital de Barquisimeto. Todos son de escasos recursos, supieron del proyecto en sus juntas de vecinos u organizaciones de base y les bastó enviar una carta a la embajada venezolana explicando su problema. No tienen que pagar nada. Nada más tentador. Es el caso de Jorge Aguilera (81). “Sentía como dos moscas en los ojos. Me molestaban mucho. Las espantaba, pero no se iban. El doctor me dijo que tenía cataratas. Eso hace tres años. Quedaron de llamarme en marzo, pero nada. Un sobrino supo de esto, me inscribí y ahora viajo. Si sigo esperando aquí quedo ciego”, dice.
Jorge fue atendido por Oriele Núñez, médico chileno-venezolana que lidera el grupo de profesionales de la salud criollos prochavistas que diagnosticó a los pacientes nacionales y que ahora los acompañará a las tierras de la gestión bolivariana.
Ella agita, desde su tribuna no política, las estrellas de la bandera bolivariana. Dice que antes de Chávez los hospitales no tenían personal, recursos ni insumos suficientes. Que la gente de los barrios rara vez recibía atención oportuna y no había infraestructura sanitaria. El Gobierno bolivariano –asegura– llegó para poner al ser humano en el centro de las prioridades y barrer con la corrupción. De hecho, todos los desembolsos de este plan son cubiertos con los fondos provenientes de un 26% de la factura petrolera nacional, los cuales son destinados al desarrollo e implementación de los programas sociales.
Muchos ven en este programa sanitario un gancho para atraer simpatías hacia Chávez. Una tesis que rechaza Víctor Delgado, embajador de Venezuela en Chile. “Aquí no hay chantaje. Si hablamos de integración no puedo preguntar si eres chilena o boliviana. Si vives de plaza Italia para arriba o abajo. Vamos a abrir los brazos. Por supuesto, los fascistas dicen: ‘Chávez les quiere lavar el cerebro y cuando vuelvan van a ser comunistas, le pegarán a sus hijos, en fin...’. Esto es una muestra de amor”, asevera.
La médico internista –que hoy se especializa en hematoncología en Chile– dice que Misión Milagro pretende cubrir otros males como el cáncer. Un tema no menor. “En Venezuela y Cuba el cáncer tiene atención asegurada cualquiera sea el tipo de enfermedad, la edad y la situación financiera del paciente”, señala. Para el embajador venezolano, la cosa es simple: “Así como ofrecemos petróleo, también podemos ofrecer salud”.
BUENAS NOCHES, AMÉRICA
Pero no sólo la salud es el puntal de la nueva revolución. Para convertir en realidad el sueño de Chávez de difundir las ideas bolivarianas –y las propias– por toda Latinoamérica, los programas de ayuda e intercambio entre países son una cosa, pero le gustaría que su discurso llegara a Chile de manera más expedita.
Los bolivarianos se quejan de que es difícil que Telesur –canal venezolano que transmite programas sobre América y los discursos del ‘caudillo democrático’– llegue a nuestro país a través del cable que contratan muchos chilenos.
Aunque Telesur cuenta con un equipo en Chile que realiza notas sobre nuestro país para ser transmitidas en el noticiario estelar, sólo se puede ver desde el 17 de febrero a través de DirecTV, en el canal 722.
“Los intentos por hacer llegar Telesur dan cuenta de la opresión”, sentencia un ejecutivo que integra un proyecto que baraja Venezuela para que la señal llegue a Chile, y comenta que este año vino un alto representante de ese canal y se reunió con distintas organizaciones para intentar el objetivo.
Una alternativa es vender las cajas decodificadoras en “módicas cuotas”, pero con la intención de que siempre se quede en la casa. O sea, no hay que devolver la señal cuando se termina el contrato.
Esta metodología, aunque de forma “más casera”, es la que se lleva a cabo en algunas populosas comunas de Chile. “Hay canales barriales que están bajando la señal y también hay un grupo que se junta en el Cajón del Maipo. Todo para ver Telesur. Intervenimos un decodificador tradicional, uno de los canales de cable, y ahí podemos ver las imágenes”, cuenta un fanático del canal venezolano que también tiene que utilizar este tipo de artilugios. Todo por Chávez.
Ellos esperan ver algún reportaje de La Legua; el impulso y el abandono de los indígenas chilenos. Una foto del pueblo.
“Después de todo”, comenta uno de los frustrados telespectadores, “como decía Bolívar, la patria es América. Y yo quiero ver a Chile en el noticiario central”.
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pablo -