Ricardo Lagos cuenta cómo fue su primer día fuera del poder

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Ex presidente compró empanadas en un local de Caleu y le preguntó por su salud a la "señora Juanita"

En su primer día fuera del gobierno, Ricardo Lagos contó que se dedicará a hacer asados con su mujer y sus hijas, a escuchar los discos que le regaló Bono, el vocalista de U2, y a leer libros históricos y novelas. El ex mandatario en ningún momento habló de política.
 

Por Jorge Pobrete   Fecha edición: 13-03-2006
 
Sin compañía realizó ayer las compras del almuerzo Ricardo Lagos a borde de su Peugeot 406. Consultado sobre volver a manejar, dijo que "bueno, es parte de la vida".
Comprando empanadas donde la señora Juanita, escuchando música de U2 y compartiendo en familia en su parcela de Caleu. Así pasó ayer Ricardo Lagos su primer día como ex presidente.
Tras la ceremonia de traspaso de mando en Valparaíso, el ex Mandatario llegó a las 19.00 del sábado al poblado, ubicado a 78 kilómetros de Santiago, donde lo acompañan su mujer Luisa Durán, sus hijas, Francisca y Ximena, y algunos nietos. Esa misma noche organizaron un asado.
Ayer, antes del mediodía, apareció en el ingreso de la propiedad, bautizada como Lo Melo, a bordo del Peugeot 406 que manejaba antes de asumir, lo que ha sido visto como una de las señales de austeridad que quiso imprimir a su salida del poder. Solo y sin escolta, se veía animado y conversador.
"Anoche tuvimos un asadito y seguramente hoy (domingo) vamos a tener otro (...) Duró hasta temprano. Estábamos cansados. A las 12 ya estábamos todos en la cama", dijo. Al preguntarle a qué hora se levantó entonces, respondió: "¡Secreto de Estado! No, no, me levanté tarde".
Luego agregó que iba a comprar empanadas, y partió. No respondió preguntas de política contingente, ya que pese a que podría referirse a su aplaudida salida del Congreso o a los gritos de ¡2010!, ¡2010! de la multitud congregada en la Plaza de la Constitución, en su entorno afirman que es el momento de cederle protagonismo a su sucesora, Michelle Bachelet.
 

La señora Juanita
 

La parcela de Lagos está en el sector de Lo Marín y la casa de Juanita Olivares -donde venden las empanadas- está en el de La Capilla, a unos siete kilómetros. Para transitarlos hay que pasar por un camino de tierra, angosto y lleno de curvas. Lagos las conocía bien y las pasó sin problemas.
En el local Lagos pidió siete empanadas y pasteles de choclo. Sólo había las primeras, así que dejó los pasteles reservados para después. A la salida explicó que no sólo conocía a la señora Juanita -a quien le preguntó por su salud-, sino que a su marido, Juan Robles, y su hijo, Omar, quienes a principios de los 90’ construyeron la casa de la parcela. "Ellos tienen todos los frentes cubiertos. Uno no se muere de hambre y hacen la casa".
Después de ir a comprar dos botellas de agua mineral al almacén Pepito, volvió a la parcela, parando con frecuencia para saludar a los distintos vecinos que se acercaban a su automóvil.
 

El regalo de Bono
 

El sábado, antes de dejar el poder, Ricardo Lagos dijo que dedicaría sus días a leer y escuchar música. Ayer precisó que "estoy leyendo la historia de la vida privada en Chile (de Rafael Sagrado y Cristián Gazmuri), que son dos tomos, y encontré algunas novelitas". Precisó que piensa empezar 2666, la novela póstuma de Roberto Bolaño, y El Desierto, de Carlos Franz. "Claro que ahí tengo una pequeña discusión con mi señora, porque ella todavía no la termina y yo sostengo que lleva mucho tiempo leyéndola", dijo.
Acerca de la música que escucha, dijo que "los de siempre, más bien clásicos (...) También unos (discos) que me regaló Bono (vocalista de U2) cuando vino. Entonces, los vamos a escuchar un poco para estar mejor capacitados la próxima vez que venga".
Durante todo el trayecto llevó en el asiento del copiloto una bandera chilena con firmas de apoyo que le dieron sus vecinos en la propiedad de Santiago. "Fue un regalo", explicó.