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JUEZ PIDE EXTRADICIÓN DEL JEFE DE LA MISIÓN MILITAR DE EEUU, EN ÉPOCA DE ALLENDE

JUEZ  PIDE  EXTRADICIÓN  DEL  JEFE  DE  LA  MISIÓN  MILITAR DE  EEUU, EN  ÉPOCA  DE  ALLENDE

CON LA MANO DEL EJÉRCITO DE CHILE, LA CIA Y EL FBI ASESINARON AL PERIODISTA ESTADOUNIDENSE CHARLES HORMAN Y AL ESTUDIANTE FRANK TERUGGI  EN 1973:

  • *) Ernesto Carmona.
  • Enviado por COSALC cosalc@terra.es
  • Dic. 2001
  • MAPOCHO PRESS - Santiago - Chile
  • Reproducción permitida / Citar fuente

A casi 40 años del asesinato del joven periodista estadounidenses Charles Horman Lazar, de 30 años, ultimado por el ejército chileno el 17 de septiembre de 1973, y su amigo Frank Randall Teruggi Bombatch, 24 años, estudiante de economía muerto cinco días después, el juez especial Jorge Zepeda Arancibia, ministro fuero de la Corte de Apelaciones de Santiago, ordenó el procesamiento por homicidio calificado del capitán de navío estadounidense Ray E. David Charles, a la sazón Comandante de Grupo de la Misión Militar de Estados Unidos en Chile. El magistrado también pidió a la Corte Suprema que autorice la solicitud de extradición del estadounidense Ray E. David Charles para que sea juzgado en Chile.

El autor material del asesinato fue el brigadier en retiro del ejército Pedro Octavio Espinoza Bravo, N° 2 de la DINA, preso por numerosos asesinatos relevantes, como los del ex canciller Orlando Letelier en Washington (1976) y el comandante en jefe, general Carlos Prats en Buenos Aires (1974), condenado –además– a cadena perpetua en París por matar a 4 franceses. La decisión del juez Zepeda señaló: “Que, con el mérito de los antecedentes reseñados, más la declaración de Pedro Octavio Espinoza Bravo, de fojas 5.437 y siguientes, aparecen presunciones fundadas para estimar que ha tenido participación en los referidos delitos de homicidio calificado, previstos en el artículo 391 N° 1, circunstancia primera del Código Penal, en las personas de Charles Edmund Horman Lazar y de Frank Randall Teruggi Bombatch, en calidad de autor”.

Espinoza Bravo se ha hecho tristemente “célebre” por su papel relevante en numerosos crímenes como segundo hombre de la DINA, fundada oficialmente en junio de 1974 pero que comenzó a actuar en los hechos en cuanto ocurrió el golpe militar. Empero, la resolución judicial de procesarlo como “autor” del temprano asesinato de Horman –ocurrido exactamente a la semana del golpe del 11 de septiembre de 1973, el 18, “día de la patria”, y en estrecha connivencia con el espionaje de EEUU–, indicaría que Espinoza Bravo ya tenía de antaño una alta posición en el esquema clandestino de colaboración entre altos oficiales chilenos y la Misión Militar de EEUU, más los servicios de inteligencia gringos que ya tenían infiltradas a todas las ramas de las fuerzas armadas bajo el gobierno de Salvador Allende, probablemente a espaldas de algunos de sus jefes más leales al gobierno constitucional, como el general Carlos Prats González, comandante en jefe del ejército hasta agosto de 1973, asesinado por órdenes de Pinochet en Buenos Aires, en septiembre de 1974, por el esbirro estadounidense Michael Townley, experto en bombas a control remoto, que servía oficialmente en la DINA y asesinó también a Orlando Letelier en Washington, en septiembre de 1976, con el mismo método de un bombazo controlado a distancia.

¿Quiénes fueron Horman y Teruggi?

La extensa resolución (1) del ministro Zepeda –33 páginas– aborda exhaustivamente la colaboración que ya existía entre los servicios de inteligencia de EEUU y el espionaje castrense de Chile al momento de decidir en conjunto el asesinato de Horman y Teruggi, jóvenes norteamericanos progresistas que vivían legalmente en este país, simpatizaban con el gobierno de Salvador Allende y denunciaban sistemáticamente ante la opinión pública local y de EEUU las acciones desestabilizadoras de Richard Nixon contra el gobierno de la Unidad Popular. Ambos formaron parte del grupo que sacó adelante la agencia noticiosa Fuente de Información Norteamericana (FIN), que pretendía mostrar la otra cara de EEUU, los sectores críticos a la intervención en Chile, totalmente ignorados por la gran prensa, aunque hicieron manifestaciones públicas frente a instalaciones de la embajada de EEUU, encabezadas algunas por Dean Reed, famoso cantante de la nueva ola avecindado en Chile bajo Allende y fallecido prematuramente en 1986. El grupo distribuía abierta y legalmente un boletín mimeografiado destinado a los medios y agencias noticiosas de ambos países, pero esta actividad periodística pública –que hoy se llamaría “contra-información”– era vigilada en Chile por la inteligencia de EEUU, que la consideraba “sensible” y “subversiva”.

Charles Horman trabajó, además, en Chile Films, productora cinematográfica del Estado que hacía filmes y emitía un noticiario en 35 mm difundido en las salas de cine del país. Antes de trasladarse a Chile, Horman alcanzó cierta notoriedad profesional en su país trabajando para la prestigiada revista The Nation, escribiendo en el diario Christian Science Monitor, colaborando en el magazine Innovation y haciendo filmes documentales para la WNetTV de Nueva York y Kmg TV de Seatle y Portland. El libro Morir es la Noticia, publicado en Chile en 1997, ofrece una investigación sobre su vida y asesinato realizada por el periodista chileno Cristian Opaso (2). El crimen alcanzó una gran difusión mundial desde que el director griego Costa-Gavras llevó la historia a la pantalla grande con la película Missing (Desaparecido), basada en el libro The Execution of Charles Horman, de Thomas Hauser, publicado en 1978 en Nueva York y reproducido en castellano en 1988, con el título Desaparecido, por Ediciones Martínez de Roca, de Barcelona. “Ambas obras llevaron a Charles y a los militares norteamericanos involucrados en el golpe a la conciencia de millones de personas, por lo menos de otros países, ya que la película nunca se ha comercializado en la cartelera oficial chilena. Sólo se ha visto en videos que circularon clandestinamente durante la dictadura”, escribió Opaso. Y hasta el día de hoy el film nunca se exhibió en cines chilenos, ahora por no existir copias en 35 mm con títulos en castellano. Sólo está disponible en DVD.

Mientras trabajó en Chile Films, Horman obtuvo imágenes recientes sobre la realidad local y escribió el guión del documental de 85 minutos The Avenue of Americas (La Avenida de las Américas), su último trabajo profesional, estrenado en 1975 con dirección del peruano Jorge Reyes. La película evoca las palabras de Allende que caracterizaron a Chile como “un Vietnam silencioso”, sometido a una guerra económica de baja intensidad emprendida por EEUU. Según un comentario de los críticos de cine Bill Sloan y Amos Vogel, el film del productor Walter Locke, de Pueblo Film Production, Inc., fue “uno de los mejores seis largometrajes documentales independientes del año [1975]”.

La descripción del documental indica que “esta guerra culminó el 11 de septiembre de 1973 con la muerte de Allende y el derrocamiento de la democracia en Chile en el golpe militar más sangriento de la historia latinoamericana. La Avenida de las Américas muestra cómo era el gobierno de la Unidad Popular y por qué Allende encontró una oposición profundamente arraigada, de Estados Unidos y de las clases acaudaladas de Chile. Involucra a su audiencia con gente que hoy sufre bajo un brutal régimen represivo al servicio del objetivo de la hegemonía de EEUU a expensas de un orden social injusto… y demuestra cómo la CIA y corporaciones transnacionales como la ITT precipitaron la caída de Allende”.

Frank Teruggi, asesinado a los 24 años, el 22 de septiembre de 1973, fue un ex seminarista vinculado a la Teología de la Liberación y fichado temprano por el FBI como miembro del Grupo del Área de Chicago para América Latina (CAGLA), ONG progresista y anti-imperialista considerada “subversiva” por el gobierno de Washington. También participó en manifestaciones y grupos de activistas contra la prolongada guerra imperial en Vietnam, que EEUU extendió a todo el sudeste asiático. Durante toda su permanencia en Chile Teruggi fue monitoreado en secreto por los servicios de inteligencia de EEUU que siempre han operado en este país sudamericano. Entretanto, el joven tomaba clases en el Centro de Estudios de la Realidad Nacional (CEREN), de la Universidad Católica, para conocer mejor la sociedad chilena, estudiaba en el Centro de Estudios Económicos y Sociales de la Facultad de Economía de la Universidad de Chile y, a la vez, aprendía el idioma galo en el Instituto Chileno Francés de Cultura. Convertido en la práctica en activo redactor y traductor de la agencia noticiosa FIN, fue secuestrado de su domicilio, en la calle Hernán Cortés de Ñuñoa, junto con otro estadounidense, David Hathaway, quien logró salir con vida del infierno militar chileno digitado por EEUU.

En un episodio poco conocido, Teruggi estaba en clases en el Instituto Chileno Francés de Cultura cuando se enteró del fallido intento de golpe del 29 de junio de 1973, protagonizado por ruidosos tanques del Regimiento Blindados 2 de Santiago. 83 días antes de su muerte, salió a observar qué ocurría en el centro de la ciudad, muy cerca de donde perdió la vida el camarógrafo argentino de TV Suecia Leonardo Henrichsen, y resultó herido por bala de guerra en una pierna. Trasladado a la Asistencia Pública fue curado de la lesión, pero al poco tiempo fue citado a declarar ante el fiscal militar Francisco Saavedra Moreno, quien investigó el fallido levantamiento contra Allende por cuenta de la justicia castrense. Frank debió explicar por qué fue herido con armamento de guerra –similar al que usaron para matarlo el 22 de septiembre– en una jornada en que los militares mataron a 22 civiles que miraban o arrancaban de susto. Probablemente, desde entonces este “herido por arma de guerra” resultó aún más sospechoso para el Servicio de Inteligencia Militar (SIM) del ejército chileno y sus secuaces estadounidenses que seguían de cerca sus pisadas e intercambiaban estrechamente con los chilenos la información sobre los norteamericanos residentes en Chile en tiempos de Allende, incluidos los corresponsales de medios de EEUU acreditados en el país.

La Embajada de EEUU en Santiago no prestó asistencia consular –ni de ninguna naturaleza– a sus compatriotas indefensos condenados a morir por los servicios de inteligencia estadounidenses a manos de militares chilenos. Al contrario, los funcionarios diplomáticos requeridos por familiares y amigos de las víctimas actuaron como cómplices y encubridores, desde el mismísimo cónsul Frederick Purdy a otros funcionarios menores como John Anderson, Marian Lipton, John Hall y Dale Shaffer. La resolución del juez deja constancia que “hay documentos que indican que para la familia Horman la Embajada de los Estados Unidos en Santiago no realizó ningún tipo de gestión a fin de interceder por sus ciudadanos detenidos y lograr una rápida liberación de ellos; al contrario la política de la Embajada era de no provocar conflicto alguno con el nuevo gobierno”.

Al finalizar la dictadura (1973-2000), en 2000 los abogados Fabiola Letelier del Solar y Sergio Corvalán Carrasco presentaron una demanda ante la justicia chilena –27 años después del crimen– para que se investigara el asesinato de ambos ciudadanos estadounidenses, a petición de Joyce Horman, viuda de Charles Horman, y Janis Teruggi Page, nombre de casada de la hermana de Frank Teruggi. Los eventuales e inminentes alegatos que decidirían la extradición de Ray E. David Charles en la Corte Suprema podrían airear públicamente aspectos desconocidos de la intervención de EEUU y su estrecha colaboración clandestina con el espionaje militar de Chile bajo el gobierno de Allende. En la causa judicial ahora se hicieron parte las instituciones públicas Consejo de Defensa del Estado e Instituto Nacional de Derechos Humanos.

Pormenores de la resolución del juez.

El juez acreditó que el periodista Horman y su colega Terry Simon, de visita en Chile, fueron sorprendidos por el golpe del 11 de septiembre de 1973 cuando se hallaban en Viña del Mar. Hospedados en el lujoso Hotel Miramar se dieron cuenta que éste era usado como una suerte de cuartel que alojaba a numerosos estadounidenses encubiertos por la Operación Unitas que en esos días se realizaba en Valparaíso. El 15 de septiembre, Horman y su acompañante salieron de Viña rumbo a Santiago transportados nada menos que por el Oficial Jefe Comandante de la Misión del Grupo Militar de EEUU Chile y Jefe del Grupo Naval de los Estados Unidos de América en Chile, o sea, el mismísimo capitán de navío Ray E. David Charles, quien tenía su oficina en el propio ministerio de Defensa chileno, muy cerca del entonces jefe del Servicio de Inteligencia Militar, general Augusto Lutz. En esos días posteriores al golpe existían grandes dificultades de transporte, por la escasez artificial de combustible, y para cualquier destino se requería –además– un salvoconducto de las nuevas autoridades militares golpistas.

De acuerdo al dictamen de procesamiento del juez, la decisión de transportar a la pareja a Santiago “se produce al informarse el oficial norteamericano que Charles Edmund Horman Lazar y Terry Simon se hospedaban en el Hotel Miramar de Viña del Mar, de lo que da cuenta el antecedente consular desclasificado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos de América, que transmite: “Art Creter –ISND- Los 2 se registraron en el Hotel Miramar, pieza 315, a las 23:00 hrs. el 10 de Spt., dio la dirección Paul Harris 425, dijo “escritor”. Salió 15 de Sept.”. Este dato desclasificado significa que Horman y su acompañante estuvieron siempre sometidos a vigilancia estadounidense.

El documento judicial añade:

“Que el transporte de Charles Edmund Horman Lazar y de Terry Simon, desde la ciudad de Viña del Mar a Santiago, es hecho por el Capitán de Navío norteamericano con el salvoconducto del oficial de inteligencia del Departamento Segundo del Estado Mayor de la Defensa Nacional, el que se desempeñaba en las actividades de oficial de enlace con los militares americanos y la cumple en su labor de Jefe de División de Inteligencia, del Estado Mayor de la Defensa Nacional”.

“Que la acción en contra de la vida de Charles Edmund Horman Lazar –y en contra de la vida de Frank Randall Teruggi Bombatch– se insertó dentro la investigación secreta norteamericana de personas estadounidenses afectadas por la actividad de recolección de datos de lo que ellas hacían políticamente en Estados Unidos y en Chile; actividad calificada por los agentes del Estado de “subversiva” tanto al interior como exterior de los Estados Unidos.

El dictamen judicial observó que la inteligencia estadounidense cuestionaba como “subversiva” la labor de Horman en Chile Films, donde obtuvo material fílmico “sensible” sacado de Chile para el documental The Avenue of Americas. La resolución del juez hizo notar que en la empresa hubo una investigación de inteligencia del Estado Mayor de la Defensa Nacional, antes, durante y después de la muerte de Horman, “registrada en la documentación oficial militar”.

La orden de matar.

“La decisión de dar muerte a Charles Horman Lazar, por tratarse de un detenido extranjero, se dispone por el Departamento II del Estado Mayor de la Defensa Nacional, dependiente del General de Ejercito Augusto Lutz Urzúa, y se ejecuta por el Batallón de Inteligencia Militar o Cuartel de Inteligencia del Ejército, a cargo de determinado oficial de esa repartición encargado de súper vigilar la ejecución de detenidos”, reza la resolución del juez Zepeda. Las 33 páginas de la resolución no aportan mayores luces sobre ese “determinado oficial”, que debería ser Pedro Octavio Espinoza Bravo. Y el cuidadoso estilo de redacción del letrado indica que en Chile podríamos estar al borde de conocer revelaciones sensacionales, “sensibles” y explosivas, sobre el historial del entretejido de la inteligencia castrense local con sus pares estadounidenses.

“La detención y muerte de Charles Edmund Horman Lazar se produce durante las antes descritas operaciones secretas en contra de ciudadanos norteamericanos; y formó parte de la actividad de “inteligencia” del sujeto oficial Comandante del Grupo de la Misión Militar de los Estados Unidos de América, pues, hay presunciones que luego de las operaciones encubiertas que cumplía en Chile, diseñadas en contra de Charles Edmund Horman Lazar, decide no anular la voluntad de los autores materiales de la muerte de éste, no obstante tener la posibilidad de hacerlo, atendida su actividad de coordinación con los agentes del Estado de Chile, y con su actuar favorece la muerte de la víctima, atendido que consideraba “subversiva” o “extremista” la actividad de investigación e información política periodística que ésta realizaba, agravada al haber conocido la víctima involuntariamente la actividad norteamericana en la ciudad de Viña del Mar, de colaboración con los acontecimientos militares en desarrollo en Chile;”

El juez determinó que “con anterioridad, según antecedentes desclasificados por el Departamento de Estado de los Estados Unidos de América, durante julio de 1972, Frank Randall Teruggi Bombatch es afectado por las actuaciones secretas de agentes oficiales de los Estados Unidos de América. Una agencia gubernamental de los Estados Unidos de América, que realizaba investigaciones del tipo seguridad avisa al FBI que estuvo en contacto con un informante y proporcionó para ella la siguiente dirección: Frank Teruggi, Hernán Cortés 2.575, Santiago, Chile”.

“La agencia comunica, además que, de acuerdo a la información recibida por sus fuentes, Teruggi es un americano residente en Chile que está estrechamente vinculado con el Grupo para la Liberación de las Américas Área Chicago”.

El largo brazo del FBI y CIA.

“Mediante memorándum, de 28 de noviembre de 1972, al Director Ejecutivo del FBI, desde la legación norteamericana en Bonn, Alemania, califica a Frank Teruggi de “subversivo” y se indica que la información en relación con Teruggi fue proporcionada por el 66° Grupo de Inteligencia Militar (66th MIGp), bajo clasificación confidencial y marcada (con la nota) ‘Alerta – Fuentes y Métodos sensibles involucrados. Originalmente provenía de… desde Heidelberg, Alemania. La naturaleza de esta fuente debiera ser protegida’”.

En esa época, los jóvenes estadounidenses estaban en rebelión contra la guerra en Vietnam, desertaban masivamente del servicio militar o lo eludían trasladándose a Canadá y otros países. Diferentes grupos de activistas contrarios a la guerra también promovían la deserción y exhortaban a abandonar las filas a los soldados reclutados. La resolución judicial chilena dictaminó que “el Grupo de Inteligencia Militar mencionado señala a Teruggi como una persona involucrada en actividades diseñadas para apoyar a hombres en servicio quienes se habían ausentado sin permiso de sus unidades y en actividades de apoyo a inducir el ausentismo sin permiso de hombres en servicio, tanto en actividades de ayuda y desorganización de disidentes del personal del Ejército de los Estados Unidos en Alemania. Se asevera, además, que tiene vastos contactos en Alemania y los Estados Unidos”.

“Al igual que con Charles Edmund Horman Lazar, la acción en contra de Frank Randall Teruggi Bombatch se inserta en las investigaciones secretas ejecutadas en contra de personas norteamericanas, afectadas por la actividad de recolección clandestina de datos de lo que ellas realizaban en el ámbito político; actividad realizada por agentes del Grupo de Inteligencia Militar estadounidense, dirigida por el sujeto oficial Comandante del Grupo de la Misión Militar de los Estados Unidos de A., en relación a extremismo político, tanto al interior como exterior de los Estados Unidos de América. En este caso, se trataba de la producción por parte de Frank Randall Teruggi Bombatch, de material periodístico de izquierda en el denominado Boletín FIN (Fuente de Información Norteamericana), destinado a ser entregado en los Estados Unidos de América, material sensible por considerarse por los agentes de Estado norteamericanos “subversiva” tal actividad mediática".

Los antecedentes que afectaban a Teruggi “fueron entregados al Servicio de Inteligencia del Estado Mayor de la Defensa Nacional, a cargo del General Augusto Lutz Urzúa, oficial del Estado Mayor del Ejército. Así, el día 20 de septiembre de 1973, tal autoridad militar da orden al personal de Carabineros de la dotación de la Escuela de Suboficiales de Carabineros, de detener a la víctima Frank Randall Teruggi Bombatch y a su compatriota David Hathaway, en la morada de éstos de calle Hernán Cortés N° 2.575, comuna de Ñuñoa, Santiago, la que se cumple alrededor de las 20.15 horas, ante la presencia de la futura cónyuge de David Hathaway, la joven Olga Irene Muñoz Gómez; acción en la que, además, los captores decomisan ‘literatura sospechosa’ y fotografías personales”.

La resolución del juez señala, además:

 “… Frank Randall Teruggi Bombatch y David Hathaway quedaron privados de libertad en el campo del Estadio Nacional y en horas de la madrugada del viernes 21 de septiembre, son interrogados por un oficial del Ejército frente al camarín ocupado por extranjeros; luego, al mediodía, ambos ingresan a un camarín del Estadio Nacional, en el cual se encontraba un grupo indeterminado de extranjeros. Ese mismo día 21, alrededor de las 18 horas, un oficial del Ejército llama a un grupo de detenidos, entre ellos a Frank Teruggi Bombatch, el que es sacado del camarín sin que su compatriota David Hathaway vuelva a verlo; no obstante, éste último se percata que todos los días, después del viernes 21 de septiembre, militares preguntan y simulan buscar a la víctima Charles Horman Lazar, sin mencionar el nombre de Frank Randall Teruggi Bombatch, ambos ya muertos y hechos desaparecer por los hechores”.

“Que, en efecto, entre la noche del 21 y la madrugada del 22 de septiembre de 1973 Frank Randall Teruggi Bombatch, es muerto al margen de todo proceso legal por los agentes del Estado que habían ordenado su privación de libertad en el Estadio Nacional, los que luego abandonan su cuerpo en las calles de Santiago; así Frank Randall Teruggi Bombatch fue muerto por múltiples heridas a bala mientras se hallaba privado de libertad y bajo la custodia de los agentes del Estado".

El Certificado de Defunción del Registro Civil e Identificación de Chile, extendido el 10 de octubre de 1973, indica que Frank Randall Teruggi Bombatch, falleció el 22 de septiembre de l973, a las 21:10 horas, y que la muerte fue por heridas a bala toráxico- abdominales. “Los datos corresponden a los del ingreso a la morgue del cuerpo de la víctima, pues su cadáver había sido abandonado en un lugar indeterminado de la vía pública, ello con la finalidad propiciada por los hechores para impedir que se conociera la acción que determinó su muerte”.

Notas:

Texto completo de la resolución del juez Jorge Zepeda:

http://www.poderjudicial.cl/noticias/File/PROCESAMIENTO%20HORMAN%20Y%20EXTRADICION.pdf?opc_menu=&opc_item=

Para mayor información sobre Charles Horman, ver Morir es la Noticia:

http://www.derechos.org/nizkor/chile/libros/reporter/capII15.html

*) Ernesto Carmona, periodista y escritor chileno.

XENTILEZA DO:   COSAL   A CORUÑA

 

 

 

 

 

 

 

HABLA EL OBISPO AUXILIAR DE SANTIAGO, CRISTIÁN CONTRERAS:

HABLA EL OBISPO AUXILIAR DE SANTIAGO, CRISTIÁN CONTRERAS:

“Sentí dolor, impotencia y rabia al constatar el sufrimiento causado por Karadima”.

Por : Mónica González en Actualidad y Entrevistas

Publicado: 20.07.2011

Enviado por Ciper Chile

Nunca habló hasta ahora de los abusos del sacerdote Fernando Karadima. Y eso que el obispo Cristián Contreras jugó un rol central en la hora cero del capítulo negro que se incubó en la Parroquia El Bosque y que ha remecido a la Iglesia Católica. Porque fue él quien recibió en 2005 a la doctora Verónica Miranda, la esposa del principal denunciante: James Hamilton. De allí saldrían las dos primeras declaraciones que dieron inicio a la travesía. Aquí cuenta cómo fue ese proceso, qué factores propiciaron la impunidad, qué errores se cometieron y qué se debe hacer para sepultar a los Karadima en ciernes.

Hasta ahora nunca había querido hablar del capítulo negro de la Iglesia Católica chilena: los abusos sexuales y psicológicos del sacerdote Fernando Karadima. Y tenía y tiene mucho que decir. Porque el obispo auxiliar de Santiago, Cristián Contreras Villarroel, tuvo un rol central en la hora cero de las denuncias contra Karadima. No sólo porque conoció de muy cerca la salida de Juan Carlos Cruz del Seminario, propiciada por el círculo de Karadima. Fue en 2005 cuando la esposa de James Hamilton, la también doctora Verónica Miranda, acudió al Arzobispado para contarle la verdad de lo ocurrido entre el ex párroco de El Bosque y su esposo. Poco después recibiría al doctor James Hamilton y meses después el ex presidente de la Acción Católica de El Bosque estampaba su primera denuncia formal contra su director espiritual por 20 años ante la Iglesia. Lo que ninguno de los tres sabía es que lo que venía sería una larga travesía con muchos obstáculos antes de que la investigación adquiriera fuerza y llegara finalmente al Vaticano.

Cristián Contreras vivió desde muy cerca lo que la iglesia hizo y no hizo en este proceso. Y aprendió a morderse la ira y la impaciencia. Pero todo lo que hizo y experimentó lo vivió entre su pequeño círculo, uno que lleva la impronta del Cardenal Raúl Silva Henríquez. Y es que el obispo Contreras se ha esmerado en cultivar el bajo perfil. Y lo ha conseguido. Tanto por la forma como ejerce su magisterio, por cómo y dónde vive, además de su lenguaje sencillo, muchas veces la gente se engaña. Porque Contreras conoce los vericuetos del Vaticano y de su doctrina. No exhibe jamás su titulo de doctor en Teología Dogmática de la Universidad Gregoriana de Roma, y tampoco se viste con los diez años (1992-1999) en que fue Oficial de la Sagrada Congregación para los Obispos del Vaticano y también “Capellán de Su Santidad” (1996).

Su tesis doctoral -”La realidad del pecado y la misión de la Iglesia. Un estudio en los documentos pastorales y doctrinales de la Conferencia Episcopal de Chile 1962-1990″- es muy probable que le haya servido en estos últimos años. Aunque ahora lo más seguro es que tendría que reescribirla. Porque en momentos en que el ex párroco de El Bosque se ve cara a cara con sus denunciantes, Contreras analiza lo ocurrido, admite errores, resalta lo que según él hizo bien la iglesia y saca lecciones para sepultar a todos los Karadima en ciernes que se ocultan en distintos vértices de una Iglesia en plena ebullición.

-¿A cuáles de los acusadores de Fernando Karadima conoció usted?

A Juan Carlos Cruz y al doctor James Hamilton. A Juan Carlos lo conocí en 1985 cuando era seminarista de primer año. Yo estaba recién ordenado sacerdote, vivía en la parroquia de Lo Barnechea y acudía dos veces a la semana al seminario que por entonces estaba en Puente Alto. Era un curso muy grande con cerca de 50 seminaristas. Y resultó que con Juan Carlos coincidimos una vez en la micro y ahí nos fuimos conversando. Me pareció un joven espontáneo, cercano, con capacidad de establecer relaciones humanas. Después, en 1987 y 1988, el Cardenal Juan Francisco Fresno me pidió ir a trabajar al Seminario con el equipo de formadores que lideraba el padre Juan de Castro como rector. Ahí compartía día a día con los seminaristas, entre ellos Juan Carlos. Él tenía gran confianza en su director espiritual, don Vicente Ahumada, con el Rector el padre Juan de Castro y también conmigo.

-¿Qué le contaba Juan Carlos sobre El Bosque?

-Recuerdo lo doloroso que fue para él una amonestación pública en la parroquia El Bosque por su conducta de apertura hacia otros seminaristas y sacerdotes. Se estimaba que no era apropiada para la imagen que él tenía que proyectar y que constituía una falta de lealtad al sacerdote Karadima. Eso es lo que recuerdo a la distancia de más de veinte años. Juan Carlos tocaba guitarra, cantaba, era alegre, pero al parecer esas conductas no eran vistas como convenientes para la imagen que debía dar, según los paradigmas del sacerdote Karadima. Recuerdo que llegó muy afligido. Lo conversó conmigo y ciertamente antes con el padre Juan de Castro.

-¿Fue una ayuda Juan de Castro para Juan Carlos Cruz?

Sin duda. El padre Juan era también psicólogo y conocía muy bien el alma humana. Falleció en junio de 2007. Tanto él como don Vicente Ahumada, sacerdote excepcional, fallecido el 2003, lo ayudaron como auténticas figuras paternas. Lo mío era más bien una relación fraterna. Yo tenía 28 años y tres de sacerdocio, y Juan Carlos, 22 ó 23 años.

-¿Cuándo dejó de ver a Juan Carlos?

En septiembre de 1989 partí a Roma. El dejó el Seminario a comienzos de los ‘90. Ya en abril de 1991 me escribió a Roma una carta en que me contaba sus primeras experiencias periodísticas. Me dolió su salida del Seminario. Pero en mis visitas a Chile siempre nos encontrábamos para conversar de lo humano y lo divino. También de las cosas que conocemos: la personalidad del sacerdote Karadima, la poca libertad que él sentía para actuar. Sin embargo, nunca me habló de abusos de índole sexual. Con todo, el contexto era muy doloroso para él y para quienes lo escuchábamos.

"Estoy Esperanzado, aunque con

 dolor y vergüenza"

-¿Juan Carlos no le dijo de su identidad homosexual?

Lo hizo muchos años después cuando ya vivía en Estados Unidos, es decir, después de 2000. A las personas se las asume como son. Además lo conozco, sé que es una persona transparente y muy creyente y conozco a su mamá. A Juan Carlos siempre lo he considerado como un hermano menor.

-¿Y cómo llegó a usted James Hamilton?

-Su esposa Verónica vino a conversar conmigo enviada por un sacerdote. Agradecí y agradezco hasta ahora su confianza. Era una persona muy adolorida. Ella hizo un recuento de la situación que estaba viviendo con su esposo. Eso ocurrió en mayo de 2005. Y le dije que para que se ordenara en su relato, lo expusiera por escrito.

- ¿Le contó en 2005 toda la verdad sobre Karadima?

El mismo relato oral lo puso por escrito a los pocos días después. Trataba de la situación de su esposo con el sacerdote Karadima y de su situación familiar. Era su verdad. Y yo anhelaba internamente que su situación matrimonial pudiera ser restaurada. A eso quería apostar.

-¿Era la primera vez que usted escuchaba hablar de los abusos sexuales del padre Fernando Karadima?

Sí. El primer testimonio directo de abuso sexual que escuché y de la relación mantenida durante años con esa familia.

-¿No lo había escuchado como rumor?

No. Había escuchado comentarios de una conducta impositiva que afectaría la libertad de sus dirigidos espirituales. Y le dije a Verónica que una denuncia como esa debía hacerla su esposo porque era la persona directamente involucrada. Yo me ofrecí para escuchar su relato y orientarlo. Y así fue cómo después de algún tiempo escuché por primera vez el relato del doctor Hamilton.

-¿Quiero que me diga usted, padre, qué le pasa cuando escucha que otro sacerdote que conoce y supongo respeta, ha abusado de la forma como lo relata Hamilton y su esposa? ¿Qué sintió?

Dolor, impotencia y rabia muy grandes al constatar el sufrimiento de personas causado por comportamientos de un sacerdote. Fernando Karadima era visto por sus seguidores como “el” modelo de vida sacerdotal. A él lo conocía como persona pública, admirada por sus discípulos, pero también con muchos críticos al interior de la comunidad eclesial. Nunca tuve una relación personal con él.

-¿Su afecto y respeto no estaban comprometidos?

Así es, aunque afecto y respeto no debieran inhibir a nadie en situaciones tan conflictivas y traumáticas como es saber de eventuales abusos sexuales. Personalmente encontré que el relato del doctor Hamilton era muy coherente a la vez que muy adolorido. Y sentí un padecimiento muy grande por lo que él estaba viviendo, por las consecuencias que le estaba trayendo a su vida personal y matrimonial. Le dije que era él quien debía poner por escrito su relato y debía hacer una declaración ante el promotor de justicia del Arzobispado, independiente de la causa matrimonial. Esa declaración la hizo en enero de 2006, ante el padre Eliseo Escudero, promotor de justicia. A partir de ese momento comenzó a escribirme correos electrónicos o me llamaba por teléfono, porque quería saber cómo iba la causa, pero yo no tenía ninguna competencia ni injerencia. También nos reuníamos a conversar en la casa parroquial donde habito cada vez que lo sentía angustiado. Al padre Escudero a veces lo veía en la Curia, pero por varias razones, entre ellas un asunto de pudor, no le preguntaba…

-¿Un pudor que hoy día calificaría cómo?

De respeto y confianza en la institucionalidad. No correspondía que la autoridad presionara. Por otra parte nunca tuve con el padre Eliseo una relación de mayor cercanía y confianza.

¿Actuaría de la misma manera hoy?

Es difícil responder eso. El promotor de justicia tiene que ser enteramente libre, entonces si yo hago una pregunta o si llamo al Tribunal Eclesiástico para saber cómo va una determinada causa matrimonial, puede ser visto como una injerencia por parte de una autoridad eclesiástica. Y los tribunales y los promotores de justicia tienen que actuar con absoluta independencia. Y cualquier pregunta que uno haga, podría ser juzgada como un intento de influir ante ellos.

-Cosa que sí pasó en este juicio, como sabemos hoy. Porque lo han confesado los propios protagonistas.

Si se refiere al juicio de nulidad matrimonial, sí. Así lo reconoció arrepentido el presbítero Francisco Walker al haber comentado oralmente con el entonces párroco de El Bosque que habría en la causa matrimonial del doctor Hamilton una señalación de abuso sexual por parte del sacerdote Karadima. Antes, yo mismo le sugerí al doctor Hamilton algunos nombres de abogados del Tribunal Eclesiástico para que vieran su causa. La comunicación entre nosotros continuó hasta el año 2009. Para mí también era muy difícil escuchar sus demandas pues no tenía respuestas operativas a ellas.

-Es difícil entender que un obispo no tenga capacidad operativa frente a un relato de abuso sexual. La acusación de Hamilton es de una crudeza increíble, sórdida, y había otros jóvenes en El Bosque que podían estar pasando por lo mismo…

Creo que eso es parte del aprendizaje que me deja este caso en lo personal, también a todos quienes trabajamos en el Arzobispado. Para eso estamos implementando cambios en esta materia. En lo operativo esta dramática situación debía ser derivada al promotor de justicia, y por eso animé al doctor Hamilton a hacerlo. Se trataba del primer testimonio de una historia de muchos años. Hasta entonces, por lo que conocía y conozco, no habíamos tenido otras denuncias formales. De todos modos, en el caso del doctor Hamilton, pensé que lo que podía ofrecerle como sacerdote era más bien la escucha, la atención a un hombre roto por dentro. Paralelamente a eso pensaba que la institucionalidad del Arzobispado estaba funcionando, es decir, el trabajo del promotor de justicia y también la investigación que estaba llevando adelante el Cardenal Errázuriz… Creo que ahí, quizás en la primera conversación que tuve con él, debí haber clarificado que mi ánimo era ayudarlo sacerdotalmente, motivado por constatar el sufrimiento de su esposa que quería restaurar su vida matrimonial. Me hubiera gustado ayudarlo a salvar su matrimonio.

-Pero no lo aclaró.

Efectivamente, y eso creó en él expectativas.

"Se que el Padre Juan de Castro

 fue el primero en emitir un

 informe acerca de El

Bosque. No sé que fin tuvo ese

informe"

-Que usted no pudo satisfacer.

Así es. Sin embargo, hice varias cosas en relación a su situación. Por ejemplo, cuando él me plantea todo el asunto que ocurrió en el Tribunal Eclesiástico en mayo de 2009, por la causa de nulidad eclesiástica, puse el grito en el cielo…

- …Cuando hubo una filtración de los testimonios por parte de un sacerdote miembro de ese tribunal al grupo de Karadima. O sea, cuando se violó el secreto del proceso eclesiástico.

Efectivamente, porque si hay algo doloroso -y la gente confía en la Iglesia- son los relatos dramáticos de sus vidas matrimoniales. Esos deben permanecer siempre en el secreto de oficio. En su causa matrimonial fue una señalación que se hizo al entonces párroco de El Bosque. El doctor Hamilton me lo comentó y en ese momento se aceleraron muchas cosas. La misma investigación interna trató de aclarar lo que allí ocurrió porque fue gravísimo. Eso fue en 2009. Paralelamente llegan otros testimonios y eran coincidentes, aunque no en la materialidad de los hechos, pero sí en los paradigmas del abuso, sobre todo de conciencia.

-¿En algún momento Juan Carlos Cruz habló con usted y le contó más en detalle por lo que pasó en la parroquia El Bosque?

Cuando él vino a Chile a declarar, en 2009, lo hizo con mucha decisión. Fueron años que esperábamos su testimonio en la Cancillería del Arzobispado. Tiempo después también declaró formalmente José Andrés Murillo, a quien no conocía, hoy sí, y le tengo admiración por lo que hace en su Fundación. Y luego Fernando Batlle, que fue el último en declarar, en abril de 2010, a quien no conozco.

-Pero finalmente la institucionalidad no estaba funcionando en la Iglesia.

Estaba funcionando, pero de acuerdo al tiempo en que llegaban las declaraciones formales, que se aceleraron en mayo de 2009 con la revelación del relato del doctor Hamilton en su causa de nulidad eclesiástica.

-Se violó el secreto de un proceso para intentar desacreditar a los acusadores.

Distingamos. Una cosa es el proceso de nulidad matrimonial del doctor Hamilton, donde el mismo presidente del Tribunal Eclesiástico reconoció su error y renunció como tal, y otra cosa es el proceso contra el sacerdote Karadima por abusos sexuales incoado ante el promotor de justicia. Este seguía una línea paralela, independiente del proceso de nulidad matrimonial. Y ahí no hubo filtración de nada ni intentos de desacreditar personas. El padre Escudero, lo supe por una entrevista de él a CIPER, estaba haciendo un trabajo acucioso y, en ese sentido, yo creo que la institucionalidad del Arzobispado estaba funcionando. De hecho, desde 2006 cuando el doctor Hamilton declara ante el padre Escudero, el Arzobispado debió esperar hasta fines de 2009 e inicios de 2010 para las declaraciones de Juan Carlos, José Andrés y después se acercó el abogado Fernando Batlle. Efectivamente pasaron tres años, pero no había nuevos testimonios. Y esto avanzó gracias a la constancia de dos sacerdotes de la Cancillería, los padres Hans Kast y Oscar Muñoz, que siempre contaron con mi apoyo para contactar a los jóvenes mencionados y actuar como notarios.

-Los abusos de Karadima pudieron haberse detenido antes. Ya en 2006, cuando el Cardenal Errázuriz lo saca de párroco de El Bosque, aunque mantiene intacto el control sobre ella y la Unión Sacerdotal…

Cuidado con la premisa de esa afirmación. Porque la primera denuncia formal es la del doctor Hamilton, firmada a inicios del 2006. No tenemos noticias de abusos sexuales enmarcados en el período entre 2006 y 2010, años en los cuales se hizo la investigación.

Contreras saca lecciones: como el

cuidado que debe tener con 

"grupos eclesiales revestidos de

aparente piedad... que al final

han resultado ser depredadores

de la vida y de la fe de personas

jovenes".

-¿No sacaron a Karadima de párroco por las denuncias de abuso sexual que ya lo afectaban?

En 2006 el Cardenal Errázuriz ya conocía lo relatado por Hamilton. Y además del hecho objetivo de trasladar de parroquias a sacerdotes que llevaban muchos años en ellas, no me cabe duda que el Cardenal tiene que haber informado al sacerdote Karadima, al menos de palabra, de la denuncia en su contra.

-Usted ya era obispo auxiliar de Santiago ¿Le comentó usted al Cardenal Errázuriz los hechos que le relató Hamilton y su esposa?

Así es.

-¿Por qué?

Porque el doctor Hamilton al hablar conmigo estaba confiando también en la institucionalidad del Arzobispado y porque yo creía en su relato.

-Cuando se lo informó al Cardenal Errázuriz, ¿estaban solos o también estaba presente el otro obispo auxiliar, Andrés Arteaga?

En el Arzobispado existe un consejo de gobierno que en ese tiempo estaba compuesto por tres obispos auxiliares, incluido Andrés, el canciller y dos vicarios episcopales. Las cosas se conversaban ahí abiertamente. Y las veces que se comentó esto fue cuando el Cardenal tomó la resolución de seguir adelante con estas denuncias.

-¿Llevó la acusación de Hamilton contra Karadima al consejo de gobierno del Arzobispado cuando usted recibió el primer testimonio, es decir en 2005?

No. Debía llevarse al promotor de justicia, porque ese es el canal institucional. Es más, en esta situación fue el Cardenal Errázuriz el primero en abordarlo en el consejo de gobierno.

-¿Se inhibió usted de hablar por la presencia de Andrés Arteaga, que era director de la Unión Sacerdotal de El Bosque?

Conozco a Andrés desde 1979, año de su ingreso al seminario. Tenemos la misma edad. Siempre lo admiré por su inteligencia y capacidad pedagógica de hacernos fácil materias filosóficas difíciles. Ante él no me inhibo.

-El Cardenal ha dicho que no recibió a los denunciantes porque no creyó en la veracidad sus acusaciones, principalmente en virtud de quien era la opinión autorizada que tenía a su lado: Andrés Arteaga. No fue usted la persona que más influyó. Ahora, cuando ve la explicación que da el Cardenal públicamente, ¿no piensa “por qué no hice tal cosa”?

Yo hice todo lo posible, pero no me corresponde hacer públicas mis gestiones… Animé al primer denunciante a iniciar el camino formal de denuncia y traté de tender un puente entre las personas que yo conocía para que desde un punto de vista humano pudieran sentirse acogidas

-Pero eso no pasó…

No pasó. El Cardenal lo ha lamentado públicamente.

-No estamos hablando de un simple error personal del Cardenal Errázuriz, porque lo que no hizo, lo que finalmente permitió, afecta negativa y muy profundamente a la Iglesia Católica de Chile. Porque el Cardenal era el jefe de la Iglesia. Entonces, hay errores personales que provocan mucho daño. Este es un caso.

Ante todo dos precisiones: el Cardenal no era el jefe de la Iglesia en Chile, era el arzobispo de Santiago. Y fue él quien envió los antecedentes al Vaticano. Pero es cierto y reconocido que toda esta infausta situación ha dañado personas y de paso a la Iglesia de la que son parte James Hamilton, Juan Carlos, José Andrés y Fernando Batlle. Soy consciente de ello. Ha dañado mucho. Gracias a Dios, la fe y religiosidad de la gente no se resienten, por lo menos, esa es la experiencia que se ha visto en Semana Santa de este año 2011 y en los miles de jóvenes de Chile que asistirán a la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid, junto al Papa Benedicto XVI. Obviamente todo lo que ha ocurrido tendrá que ser conversado ampliamente al interior de la Iglesia, con la participación de laicos y de profesionales expertos. También ha sido muy bueno y providencial el hecho de poner al día el protocolo de 2003. Un protocolo que indica que ya no habrá ninguna cosa de este tipo, de esta gravedad, que sea para uso interno, confidencial o privado. Estamos diciéndole a todos: este es el modo cómo la Iglesia procederá ante las denuncias de abusos sexuales y de ministerio.

-Excúseme, pero eso también tiene otra lectura: “qué mal hemos actuado hasta ahora frente a los abusos de sacerdotes”.

Y es que, según mi parecer, no hemos abordado con fuerza y contundencia la lamentable existencia de clérigos que dañan a personas y de quienes abusan de su ministerio.

- Entonces, la institucionalidad del Arzobispado…

… El arzobispado de Santiago está diseñando la estructura de un departamento para atender a quienes denuncian responsablemente abusos sexuales por parte de sacerdotes.

-Está bien, un cambio, pero no hay una autocrítica por todo lo que ocurrió antes. Se necesita una explicación.

Por supuesto que hay una autocrítica. Y las explicaciones las hemos dado todos, incluso esas explicaciones las ha dado públicamente el Cardenal Errázuriz. Pero no debemos olvidar que lo que hoy conocemos como resolución de la Santa Sede se debe también a este proceso interno incoado en el Arzobispado de Santiago. Por otra parte, el protocolo de la Conferencia Episcopal ha sido muy bien evaluado por la Santa Sede y es un instrumento muy liberador para todos.

-Hasta ahora, uno de los problemas es que frente a una acusación la reacción de la jerarquía de la Iglesia indicaba que por el sólo hecho de que un hombre sea sacerdote -y mucho más categórico si se trata de un obispo-, eso no podía ser cierto. Y la verdad es que, finalmente, son todos, al igual que los demás hombres, imperfectos.

El hecho de que todos seamos imperfectos no puede significar que si un sacerdote o un obispo cometen un delito no deba responder ante la justicia ordinaria. Tiene que someterse a las leyes. Personalmente soy de la opinión que toda denuncia responsable de abusos sexuales atribuidos a clérigos debiera ser interpuesta directamente ante la justicia ordinaria y paralelamente ante las instancias eclesiales. En ese orden.

"Fernando Karadima era visto

por sus seguidores como "el"

modelo de vida sacerdotal"

-¿Eso significa que si hoy llegara otro Hamilton, otro Juan Carlos Cruz, otro Murillo, otro Batlle al Arzobispado o a cualquier diócesis, la institucionalidad funcionaría distinto?

Tiene que ser distinto. Y tiene que serlo también sin dilaciones en el tiempo por parte de los denunciantes, sea quien sea el acusado, aún consciente de que la situación dramática y desgarradora son los procesos internos que padecen las víctimas. Pero hay que mirar con detención este caso, ya que la situación de esa parroquia donde estaba el sacerdote Karadima era muy compleja.

-Explíqueme…

Es una parroquia donde la mayoría de sus fieles son profesionales y gente de mucho prestigio en distintos ámbitos de la vida del país. Y si ese sacerdote tenía fama de santo, si como decían había hecho tanto bien, si tenía tantos lazos de muchos años con ese mundo social, si había vocaciones sacerdotales, vaya a saber qué tipo de presiones había. Me hace mucho sentido lo que me comentó el Cardenal Errázuriz, y se lo habían dicho en Roma: cuando se acusa a un sacerdote surgirá un coro de testimonios a favor, pero usted ocúpese del testimonio de la víctima o el denunciante, por ahí es donde se debe descubrir la verdad. Es un consejo muy sabio. Y si uno tiene cuatro testimonios ahora públicos, como en este caso, con mayor razón. Tanto así, que el Cardenal fue a Roma a preguntar cómo debía seguir la marcha de todo esto, hasta que en un momento determinado envió todo al Vaticano porque apareció un caso de una persona que habría sido abusada siendo menor de edad. Eso ocurrió el año 2010. Teniendo en cuenta que allá el trabajo ordinario durante los meses de julio, agosto y septiembre tiene otro ritmo, la resolución del Vaticano fue bastante rápida y dada a conocer el 18 de febrero de 2010, a las pocas semanas de asumir monseñor Ezzati como arzobispo de Santiago.

-Pero hubo apelación.

Efectivamente, como todo proceso de la Santa Sede, aunque en el Arzobispado nunca la conocimos. Supimos por los medios de comunicación que la defensa del sacerdote Karadima en el ámbito eclesiástico la envió en abril de este año, pero no supimos de su contenido.

-Y finalmente el Vaticano se pronunció…

Así es. El miércoles 22 de junio de este año 2011, monseñor Ezzati dio a conocer la resolución definitiva de la Congregación para la Doctrina de la Fe que confirmaba definitivamente las penas impuestas al sacerdote Karadima. La resolución de la Santa Sede ha sido muy liberadora en la verdad, del mismo modo que fue muy liberador el mensaje que emitimos en la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal en abril de 2011. Eso permite que en esta materia no existan dos opiniones. No puede haber dos opiniones. Por eso estoy esperanzado.

"Toda denuncia responsable de

abuso sexuales atribuidos a

clérigos debiera ser interpuesta

directamente ante la justicia

ordinaria y paralelamente ante

las instancias eclesiales. En ese

orden."

-Para la opinión pública quedó claro que de no haber sido por la emisión del programa de TVN “Informe Especial” sobre los abusos de Karadima, y la efervescencia posterior que hace estallar el escándalo públicamente, no se hubiesen acelerado las cosas.

Aunque reconozco el factor decisivo del programa de TVN en cuanto a la repercusión pública de los hechos, no es así, porque entonces ya estaba terminada la fase de los testimonios. La denuncia pública de TVN tuvo un efecto enorme, sin lugar a dudas, pero para entonces el Cardenal Errázuriz ya tenía toda la documentación para emitir un juicio sobre la base de la documentación recibida, hasta que, atendido que hubo testimonio de al menos una persona que adujo ser menor de edad al momento de los abusos, todo debía derivarse, por competencia, a la Congregación para la Doctrina de la Fe. Así se hizo. Todo a Roma. Y fue mejor. Meses después vino la resolución de la Santa Sede.

-Resulta difícil entender por qué El Bosque era una comunidad tan cerrada, incluso para la propia Iglesia: se regía por sus propias normas y reglas. No se entiende, por ejemplo, que si el entonces rector del Seminario Juan de Castro tempranamente sabe, y usted también lo supo, que a los seminaristas del grupo de Karadima no los dejaban confesarse con ningún otro sacerdote que no fuera de El Bosque, eso perdurara, se permitiera. Muy raro…

No me pase facturas, por favor. Eso siempre fue muy tensionante en el Seminario. Lo viví como seminarista y como joven sacerdote formador. Lo ha dicho también Juan Carlos Cruz, también en otros ámbitos tan sensibles como el abuso sexual que ahora hemos conocido. Sé que el padre Juan de Castro fue el primero en emitir un informe contundente acerca de El Bosque. No sé que fin tuvo ese informe. Yo estaba ya en Roma. La historia es la historia y cada cual asume su responsabilidad; y no seré yo en llamar en causa a los muertos.

-Y entonces, ¿cómo se permitió que eso continuara?

No lo sé… Imagínese que recién el año pasado 2010, ¡recién el año pasado!, miembros de la Unión Sacerdotal que se distanciaron del sacerdote Karadima señalaron situaciones que nosotros ni siquiera imaginábamos y que también CIPER ha puesto en evidencia. Después hablaron otros sacerdotes y obispos este año. Hasta el año pasado no sabía del sufrimiento que ellos padecían al interior de esa Unión Sacerdotal. Si estas personas que estuvieron años en la Unión Sacerdotal no fueron capaces de tomar distancia y ver que eso estaba mal, y sólo décadas después dicen “esto estaba mal”, imagínate los que no formaban parte de ella… Lo importante es también lo que estamos haciendo hoy, liderados por nuestro arzobispo, monseñor Ezzati.

-El sacerdote Percival Cowley dijo que hace ya muchos años él habló con el Cardenal porque le parecía muy cerrado el ambiente de esa parroquia: “a mí me parecía raro todos tan ordenaditos, peinaditos, parecía un regimiento”.

También puede haber regimientos despeinados… A lo que debemos atender son otras cosas más graves y profundas que no admiten superficialidades como las señaladas por ese sacerdote.

-Otro aspecto que llama la atención es por qué el Arzobispado de Santiago ayudó en cierta forma a que se mantuviera estrictamente cerrado el círculo de El Bosque al autorizar durante años a los sacerdotes de la Unión Sacerdotal a que fueran destinados en dupla –párroco y vicario parroquial- a las iglesias, impidiendo en los hechos que se relacionaran con otros sacerdotes.

Mónica, esta premisa no es del todo exacta respecto del Arzobispado. Aunque no está alejada de la realidad. No es que estos sacerdotes no se relacionaran con otros sacerdotes. El tipo de pastoral que ellos promovían estaba marcado por una pastoral de devociones sin incidencia a mi entender, por ejemplo, en la historia concreta y en los cambios culturales y sociales que vive nuestra Patria. Creo que ellos han hecho, ahora, un reconocimiento de que tienen que adaptarse a las orientaciones pastorales de la diócesis, mirando la historia y la realidad social y cultural preñada de cambios.

-Lo importante ahora es que ustedes deben analizar y minuciosamente qué medidas adoptarán para evitar que esto se vuelva a reproducir. Porque éste es un tumor en la Iglesia…

Estoy absolutamente de acuerdo en que no podemos permitir algo así. Una cosa es que uno reconozca que haya gente que es carismática, y otra cosa es cómo permitimos que esas personas vayan creando un hábitat que gira en torno a ellos.

-Una secta.

Conozco a tantos sacerdotes buenos, probos, entregados a su ministerio que han salido de esa parroquia, que como hermano sacerdote y obispo no podría catalogarlos a ellos, por ningún motivo, como miembros de una secta. Honestamente jamás me atrevería a pensar siquiera en ello.

-Si hago que me llamen santo, que me adulen y obedezcan como tal, si ordeno que sólo se pueden confesar con los de mi grupo y castigo duramente a los que osan desobedecer mis órdenes, y si además abuso sicológica y sexualmente de los más jóvenes, ¿qué es eso?

En estos días, uno de los hermanos menores del sacerdote Karadima ha dado una entrevista al semanario Qué Pasa, refiriéndose a la psicología de su hermano. ¡Son muchas las víctimas de todo este hábitat creado por Fernando Karadima! Ya lo dice la resolución del Vaticano: es claro que el abuso del ministerio explica todo eso. Por eso es muy importante que haya hablado la Santa Sede. Ha sido providencial que el juicio lo haya emitido la Santa Sede y no una instancia del Arzobispado de Santiago. Eso le confiere mucha más autoridad. La resolución es absolutamente clarísima. La Santa Sede es muy rigurosa en estos ámbitos. Cuenta además con expertos, con estudiosos del derecho, de la auténtica espiritualidad cristiana y la psicología.

-Una resolución vaticana que debe dar cuenta de cómo se limpia y se interviene un grupo importante e influyente en el clero, que aparecía como un Estado autónomo dentro del Estado de la Iglesia Católica.

Era una manera muy particular de ejercer el ministerio sacerdotal y gestionar la pastoral en torno a la figura del sacerdote Karadima que dirigía esta asociación… Eso es lo que debemos analizar. En adelante, creo que cualquier indicio de que un sacerdote esté forjando un proyecto, un liderazgo de índole pastoral aglutinando a personas jóvenes, con un sello muy propio, al margen de las grandes orientaciones pastorales de la Iglesia en Chile, tiene que ser inmediatamente, no digo que intervenido, pero sí seguido de cerca por la autoridad eclesiástica. Eso sin lugar a dudas.

 -Hay interrogantes sin respuesta. Como por ejemplo, por qué un sacerdote que se caracteriza y se preocupa de sumar vocaciones en tiempos que estas disminuyen, que alimenta su imagen de santo, de que ahí en El Bosque un fenómeno religioso importante está ocurriendo bajo su conducción, no tratara de formar una Orden. Y permaneció bajo la autoridad del Arzobispado.

Es un cuestionamiento que muchos nos hicimos, porque formalmente estaban bajo la autoridad del Arzobispo, pero quien gobernaba esa Unión Sacerdotal era el sacerdote Karadima. ¿Formar una Orden? Quizás habría sido lo mejor. Pero no es fácil llegar a eso. Y seguramente Karadima lo sabía.

"Por supuesto que hay una

autocrítica... Pero no debemos

olvidar que lo que hoy

conocemos como resolución de la

Santa Sede se debe también a

este proceso interno incoado en

el Arzobispado de Santiago".

-Otro hecho complicado para el Arzobispado se produce cuando surgen las denuncias de pagos de mucho dinero a empleados de la parroquia por parte de Karadima y al denunciante del vicario de El Bosque, Diego Ossa, y se le pide a la Pía Unión que dé cuenta del dinero que recibe y de su uso. Y luego la Iglesia entrega un comunicado oficial afirmando que todo está en regla y que “no hay platas de fieles” en otro uso que al que están destinadas. Y en CIPER hemos descubierto que no es así.

Bueno, la explicación la dio monseñor Fernando Chomali. Lo que hace el tribunal de cuentas del Arzobispado es ver el libro de cuentas de la Parroquia, y él lo visó como se visan tantos libros parroquiales: los auditores dicen “hay que ordenar tal cosa, tal y tal ítem”. Pero yo creo que ahí nos faltó comunicar la segunda fase: la auditoría a fondo.

-A la luz de los hechos que hemos descubierto lo que aparece es que no hubo una real fiscalización por parte del Arzobispado del uso que le daba Karadima a los dineros de la parroquia y su mezcla con los de la Unión Sacerdotal, una fundación sin fines de lucro.

No es así, y de eso puedo dar testimonio: nosotros teníamos, además de la contraloría propia del Arzobispado, un contralor auditor externo. Incluso en su momento se le hicieron indicaciones respecto de la separación de los dineros de la Pía Unión Sacerdotal con las de la Parroquia. Fernando Chomali fue muy riguroso y estricto en ello, como lo es cada que vez que asume responsabilidades.

-Pero si Karadima viajaba a Europa todos los años con algunos jóvenes y regaló a los empleados de la parroquia varios millones e incluso autos. Y hay una investigación en curso por el posible pago de silencio a los empleados que habrían podido testificar sobre los abusos del ex párroco y de otros miembros de su círculo. Si todos los empleados de parroquia recibieran los regalos que recibieron los de El Bosque, la Iglesia se quedarían en la ruina.

Pero eso lo hemos venido a saber ahora. No sabíamos que hacía ese tipo de regalías. Todo eso lo hemos sabido también gracias al trabajo de investigación periodística de ustedes, de CIPER. Hay que entender que nuestra contraloría tiene acceso a la información que ellos entregaban. No había otro flujo de información desde dentro de la Parroquia. También tendrá que hacer lo suyo el visitador apostólico que la resolución del Vaticano dispuso para la Unión Sacerdotal, una tarea clave que se iniciará prontamente.

-Después del terremoto que significó el escándalo de los abusos cometidos por Marcial Maciel, el fundador de Los Legionarios de Cristo, viene este otro episodio de abusos con Karadima. Un daño enorme a mucha gente que se multiplica entre quienes confían en la Iglesia. ¿Cómo se recupera la confianza?

Es claro, aquí no sólo hay daño a personas sino que también de paso todo esto perjudica a la Iglesia. Es lamentable e indignante. Por lo mismo hay que poner toda la energía en cómo evitar que se vuelvan a producir hechos similares. Y debemos acompañar y ayudar a que se recupere la confianza. Eso lo hacemos anunciando a Jesucristo, acogiendo a los niños y jóvenes que acuden a nuestras parroquias, estando en el conflicto mapuche, en el debate acerca de la educación de calidad, del salario ético, del acceso a la salud, a una casa digna, a la promoción de la familia, a la prevención y rehabilitación de los jóvenes cautivos por los nefastos delincuentes narcotraficantes, por citar algunas realidades sensibles para nuestra fe cristiana.

Un consejo que le dieron al

Cardenal Errázuriz en Roma:

"cuando se acusa a un sacerdote

surgirá un coro de testimonios a

favor, pero usted ocúpese del

testimonio de la victima o el

denunciante, por ahí es donde se

debe descubrir la verdad".

-A la luz de los hechos que hoy conocemos, una causal de por qué Karadima pudo perpetrar sus abusos durante tantos años en total impunidad es porque logró ser influyente tanto en la jerarquía de la Iglesia como en el sector de mayor poder económico y social en Chile. ¿Se puede confiar en que después de esta experiencia y lección la Iglesia no va a volver a actuar con temor frente al poder?

La Iglesia no le teme o no debiera temerle a los poderosos. A lo que sí debemos atender es a un mayor discernimiento de grupos eclesiales revestidos de aparente piedad, de fingida adhesión a la totalidad de la doctrina de la Iglesia y amor al Papa, animados por personas aparentemente carismáticas y que al final han resultado ser depredadores de la vida y de la fe de personas jóvenes. Hoy día se puede confiar en que vamos a hacer todo lo posible para que este tipo de abusos que se cometieron en esa Parroquia no sucedan o para que ese modelo parroquial no se repita ni se replique en otras partes. Y esto porque la Iglesia tiene orientaciones pastorales claras, entre las cuales hay un elemento clave: el sacerdocio se vive, lo decía el Papa Juan Pablo II, como una realidad colectiva, no individualista. Entonces, en este marco, no deben existir sacerdotes que se manden solos. No debiera haberlos. Los sacerdotes nos debemos a una comunidad y estamos incorporados a un presbiterio, es decir al conjunto de sacerdotes en una diócesis. Por eso hay que buscar la unidad del presbiterio. Y cuando hay personas disgregadoras, entonces hay que actuar con mayor energía. Y para eso está la disciplina canónica de la Iglesia. Y no me refiero sólo a cometer delitos. Un sacerdote debe adherir a las grandes orientaciones pastorales y a tener una vida coherente con el evangelio. El sacerdocio no es algo de lo que uno se puede apropiar. El sacerdocio es un regalo de Dios a la Iglesia para el bien de la comunidad humana. Para que quede claro, son muchas las tareas que tenemos por delante.

-Demasiadas y con tantas víctimas que han quedado en el camino con un daño que para muchos es irreversible

Es triste todo esto, Mónica. El doctor Hamilton, Juan Carlos, José Andrés y Fernando Batlle eran jóvenes que quisieron ser sacerdotes. Algo noble y hermoso. ¡Mira en lo que terminó! Pero estoy esperanzado, aunque con dolor y vergüenza. Permíteme una anécdota que tú y los lectores de buena voluntad sabrán entender. No quiero rebajar el ámbito de esta conversación, porque es triste y doloroso lo causado por el abuso de ministerio. Sirva como mera analogía. Recuerdo una historieta de nuestro Condorito. Él venía del campo llegando a la Estación Central de Santiago, con hojotas, poncho y un canasto. Al salir de la estación encuentra a un vendedor. Exponía trencitos a cuerda. Condorito los ve y empieza a saltar sobre ellos hasta romperlos. El vendedor le grita: “¡huaso ignorante, ¿qué has hecho con mis trencitos?!”. Condorito le responde: “¡A estos trencitos hay que atacarlos desde pequeñitos, porque cuando crecen me han matado vacas, caballos y ovejitas!”. A buen entendedor, “Intelligenti pauca”, decían los latinos.

 

 

 

 

Investigan la huella arquitectónica de la inmigración alemana en Chile

Investigan la huella arquitectónica de la inmigración alemana en Chile

 Foto: Casa Richter, en Frutillar, al sur de Chile.

Abrió en Berlín una exposición que investigó la huella arquitectónica de la migración alemana en el sur de Chile, resultado de una cooperación universitaria germano-chilena.

La inmigración alemana a Chile se remonta a 1845 cuando fue proclamada la „Ley de inmigración selectiva”, con la que el gobierno chileno quería atraer inmigración extranjera para colonizar el inhabitado sur del país que desde la Colonia había sido defendido como territorio propio por el Pueblo Mapuche.

Conocida como la décima región, llena de bosques con araucarias de tres mil años de antigüedad y unos 15 lagos que se formaron tras erupciones volcánicas, aquella zona de intensas lluvias se convirtió en hogar de unas seis mil familias de origen alemán que se instalaron en las zonas de Valdivia, Osorno y Llanquihue, en el sur del país.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Foto: Casa Strauch, construída entre 1890 y 1900, se utilizó unicamente maderas nativas.

Particular trabajo en madera

La migración alemana, además de haber dejado una fuerte huella cultural y económica llevó a Chile sus conocimientos en la construcción de casas y edificios y su manera de trabajar la madera. Una exposición en la Universidad Técnica de Berlín muestra las investigaciones de las técnicas de construcción de la inmigración alemana que llegó a Chile entre 1852 y 1875.

“El objetivo era analizar los sistemas constructivos de las viviendas de los inmigrantes en el sur de Chile”, afirma el ingeniero civil Francisco Prado García, uno de los tres investigadores del proyecto desarrollado por la Universidad Técnica de Berlín y la Pontificia Universidad Católica de Chile, con apoyo del Fondart (El Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile) y el DAAD (Servicio Alemán de Intercambio Académico).

FotoFrancisco Prado und Renato D’Alencon Castrillón. Co-investigadores del proyecto.

Investigación de campo

Unos 45 estudiantes e investigadores provenientes de ambas universidades recibieron el cometido de hacer investigaciones de campo.  Según las listas de emigrantes que partieron desde el puerto de Hamburgo, se investigaron a familias emigrantes provenientes de Bohemia, Hamburgo, Hesse, Silesia y Westfalia.

A partir de las zonas de origen se compararon los registros alemanes y los chilenos, es decir, la salida de los inmigrantes por barco desde Alemania y su llegada a Chile. Ahí se encontraron planos del terreno con los nombres de las familias. Entre unas 2.500 familias se eligieron 15 casos de origen y 15 casos de destino.

“Comenzamos a trabajar sobre las listas de emigrados en el semestre de invierno de 2009. Nos repartimos el territorio de acuerdo al mayor número de emigrados que hubiera. Yo en lo particular me ocupé de la región de Bohemia, en el triángulo entre Alemania, Polonia y la República Checa, desde donde viajaron 500 personas que emigraron a Chile en 1875.

Un grupo de nosotros viajó a esa región para documentar las casas y dibujar planos arquitectónicos de ellas”, afirma la estudiante de arquitectura Johanna Moser, una de las co-investigadoras del proyecto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Foto: Casa en Gornowejska 6, hoy Görlitz, en el triángulo entre Alemania, Chequia y Polonia.

Construcción multi-usos

Lo que encontraron los estudiantes de arquitectura fue que en dicha región la construcción más común era la madera maciza, y un uso combinado en la misma construcción. Una parte era utilizada como vivienda de la familia y otra como establo para animales. Una costumbre que después en Chile no se retomó.

Entre los casos encontrados se encuentra la casa en Górnowiejska 6 (hoy Görlitz), que muestra las características arquitectónicas de la región fronteriza entre Polonia, Alemania y Chequia, que combina un piso de piedra y madera maciza con un segundo piso de entramado. Esta casa y otras 250 existentes en la región de Baja Silesia son ejemplos de un estilo arquitectónico que se ve también en la llamada “Suiza Sajona” y las llamadas montañas gigantes de Karkonosze (hoy Polonia).

Foto: Daniel Korwan y Johanna Moser, co-investigadores de la Universidad Técnica de Berlín.

Dos olas migratorias

El estudiante de arquitectura Daniel Korwan,  viajó a Silesia, hoy Polonia que en los tiempos en que los inmigrantes partieron era territorio del Reino Prusiano. “Hubo un grupo de tiroleses que emigró a Silesia a mediados del siglo XVIII y principios del XIX y construyeron casas de estilo tirolés, donde hubo una fuerte transferencia arquitectónica que fue llevada ahí por este grupo migratorio”, dice.

El co-investigador del proyecto añade que posteriormente un grupo de estos emigrantes abandonó Silesia y emigró a Chile. “Se asentó a orillas del lago Llanquihue, pero no construyeron como lo había hecho la generación anterior en Silesia. Fueron dos olas migratorias, la primera en 1830 y la segunda en 1860 y mientras la primera trasladó sus costumbres arquitectónicas, la segunda no”, dice.

El estudiante señala que mientras que el Estado Prusiano pagó a los inmigrantes los costos de construcción de sus nuevas viviendas y había herramientas, en Chile no encontraron ese apoyo. “Ahí construyeron lo que pudieron”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Foto: Casa Konrad, ejemplo de simplicidad en la construcción de los colonos alemanes.

Construcción funcional y simple

La vivienda que construyó la primera generación de inmigrantes en Chile fue muy funcional y simple. “El contrato que firmaron decía, entre otras cosas que tenían 365 días para construir una casa y trabajar el suelo, y cercar un predio que se les había asignado. A muchas familias se les asignó un predio alrededor del lago Llanquihue, que pudimos identificar”, afirma el ingeniero civil chileno Francisco Prado García.

Entre los casos estudiados se encuentra la Casa Richter en Frutillar, en la ribera oeste del lago Llanquihue, que opera actualmente como Escuela de las Artes de la localidad. La familia Richter recibió 97 cuadras en Frutillar. La casa fue construida en 1895 y de acuerdo a las necesidades de la época, debía alojar a una familia numerosa. La familia se dedicó a la agricultura y hasta avanzado el siglo XX seguía abasteciendo de leche a la población.

Autora: Eva Usi

Editora: Claudia Herrera Pahl

DW-WORLD.DE

 

 

 

 

Senador Navarro se querelló amparado en Ley 20.393

Senador Navarro se querelló amparado en Ley 20.393

"Deben investigarse delitos de Kodama como empresa”

Con la presentación de un querella criminal por la responsabilidad penal que le cabe a la empresa Kodama, como responsable del delito de cohecho, solicitando la disolución o la cancelación de la persona jurídica de la misma, o en subsidio se establezca la prohibición temporal o perpetua de celebrar actos y contratos con los organismos del Estado y se fije una multa proporcional a la gravedad de los hechos, el senador Alejandro Navarro se amparó en la Ley 20.393 para solicitar “que se investiguen los eventuales delitos cometidos por la empresa Kodama y no sólo los cometidos por sus ejecutivos”.

El presidente del MAS, primer denunciante en este caso dijo que “aunque es una ley relativamente reciente, que parece no haber sido aún utilizada en tribunales, nos parece que calza perfectamente con las características de este caso, toda vez que entre los delitos contemplados para determinar la responsabilidad penal de las empresas está el de cohecho, que a nuestro juicio y por los antecedentes públicos que obran en el proceso, está claramente acreditado, siendo su expresión más visible hasta ahora el famoso viaje del director jurídico del Minvu pagado por la empresa”.

Navarro sostuvo que “parece absolutamente relevante utilizar todas las herramientas legales que existen para enfrentar graves irregularidades como las detectadas, denunciadas e investigadas en el caso Kodama-Minvu, porque ciertamente rompe con esa tendencia natural de muchas empresas involucradas en hechos de este tipo de cortar siempre el hilo por lo más delgado, desvincular a algunos ejecutivos y seguir actuando como si nada hubiera pasado. Como claramente lo señala la ley 20.393, la responsabilidad de las personas jurídicas es independiente de la responsabilidad de las personas naturales. Incluso cuando no es posible determinar responsabilidad penales individuales, la empresa igual puede ser sancionada penalmente”.

“Por eso -agregó- es que solicitamos que a través de la configuración del delito de cohecho se le apliquen a la empresa Kodama las sanciones establecidas en la ley de responsabilidad penal de personas jurídicas, tales como la disolución o la cancelación de la persona jurídica de la misma, o en subsidio se establezca la prohibición temporal o perpetua de celebrar actos y contratos con los organismos del Estado y, por cierto, se fije una multa proporcional a la gravedad de los hechos”.

“De esta forma -prosiguió- una vez fallada la condena que esperamos se dicte contra Kodama, esta empresa no podrá cambiar de nombre o razón social para volver a postular a obras públicas con Vivienda u otro ministerio. Es decir esta ley contempla una sanción efectiva contra quienes delinquen defraudando al Estado, evitando que la sanción sea letra muerta como ocurría antes, cuando las empresas cambiaban de razón social y volvían muchas veces a ser favorecidas con la asignación de fondos públicos para ejecutar obras”.

El parlamentario dijo que “no es posible -y así lo entendió la ley- que tras determinarse la existencia de delitos como el de cohecho, al final del día solo pagaran algunos ejecutivos y a las empresas no les pasara nada. Además es difícil creer que los ejecutivos siempre actúen por su cuenta, sin consentimiento o conocimiento de la empresa”.

Navarro agregó que “además, esta solicitud que estamos haciendo al tribunal es perfectamente coherente con los manifestado por el Presidente Piñera cuando ha dicho que en este caso debe investigarse hasta las últimas consecuencias, lo que por cierto implica a la empresa. Ahora esperamos que el informe de la Contraloría ratifique sustancialmente la denuncia que hemos hechos y los antecedentes que hemos aportado. No puede haber impunidad, cuando lo que se ha buscado es defraudar al Estado, en un ministerio de alta sensibilidad social dirigido a ayudar a los mas pobres”.

Finalmente el legislador del MAS informó que solicitará al Fiscal Nacional Sabas Chahuán que el fiscal del caso, José Morales, pueda tener dedicación exclusiva a este caso, por el alto impacto y connotación que ha adquirido y por los millonarios recursos fiscales involucrados en los hechos investigados.

Documentos:

Informe jurídico de la construcción - Cámara chilena de la construcción. Querella caso Kodama por fraude al Fisco y cohecho impropio. Querella caso Kodama por quien resulte responsable de cuasidelito de homicidio.

Mas informaciones:

"Serviu aceptó pagar 34 millones de dólares prescritos""Contraloría no debe aceptar presiones de Minvu en el caso Kodama"

PRENSA OFICINA PARLAMENTARIA

La fortuna y el poder que Max Marambio construyó a expensas de Cuba

La fortuna y el poder que Max Marambio construyó a expensas de Cuba

Por Cristóbal Peña, CIPER | 3 de Noviembre de 2010

Tres semanas después de emitir una orden de captura internacional contra Max Marambio, Cuba hizo lo propio con su hermano Marcel, quien administra los negocios familiares. Los acusa de rebeldía ante una investigación por cohecho, falsificación y estafa que afecta a las empresas de alimentos y turismo que el mayor de los Marambio tiene en sociedad con el Estado cubano. La arremetida judicial significó el abrupto fin de una relación con el régimen cubano en la que se mezclan política y negocios. El que fuera favorito de Fidel Castro acrecentó su fortuna gracias a un privilegiado contrato con Cubana de Aviación: además de vender paquetes turísticos le proveía desde revistas para pasajeros a uniformes y alojamiento para su personal. Ahí además está el origen de los negocios inmobiliarios de Marambio, que en sus inicios en Chile tuvo de socio al ex empresario armamentista Carlos Cardoen.

A comienzos de los noventa, cuando todavía guardaba un bajo perfil, Max Marambio fue encomendado por el gobierno de Cuba para vender la antigua embajada de ese país en Chile. Se trató de una gestión comercial silenciosa cargada de simbolismo. Fue en esa casona de calle Los Estanques, cercana a la esquina de Pedro de Valdivia con Pocuro, donde el jefe del grupo de seguridad del Presidente Salvador Allende se alió a los cubanos para ofrecer resistencia armada en los días posteriores al golpe de Estado. Pronto los dueños de casa se fueron a su país y él quedó solo, a cargo de una legación fantasma y un arsenal de guerra que logró hacer llegar a sus compañeros del MIR antes de partir al exilio.

En Las armas de ayer, su libro autobiográfico, Marambio cuenta esa historia y describe la antigua embajada como “una mansión de espléndida arquitectura inglesa, construida a principios del siglo pasado”. Pero nada dice acerca de que casi veinte años después de esos sucesos fue comisionado a venderla y que los compradores resultaron ser los vecinos de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. En el Conservador de Bienes Raíces de Santiago se consigna que el traspaso de la propiedad de calle Los Estanques fue concretado el 28 de abril de 1992 por $ 849.600.000, que al día de hoy se traducen en cuatro millones de dólares.

No se refiere a eso como tampoco a que la otra persona involucrada en la operación fue su socio de entonces y ex empresario armamentista Carlos Cardoen, quien actuó por medio de Inmobiliaria Santa Cruz, de su propiedad. Según dirá años más tarde en una entrevista con La Tercera el ex viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Alcibíades Hidalgo, por esa venta los dos chilenos “obtuvieron una buena comisión”.

El episodio puede ser anecdótico. Un capítulo menor reducido a polvo: la casa fue demolida y el enorme predio anexado al templo mormón. Pero esa operación ilustra la confianza que Fidel Castro depositaba en él, su hijo pródigo, ejemplo de empresario comprometido con la revolución, que precisamente en esos días echaba a andar fuertes inversiones que de una u otra forma se vinculaban a la isla.

De esta época data la alianza con Cardoen para abrir su primera empresa inmobiliaria, una productora audiovisual y una planta de alimentos llamada Río Zaza, que derivará en su mayor fuente de ingresos y, a la larga, en un profundo dolor de cabeza: esa empresa fue intervenida por el Estado cubano y su suerte se debate hoy en la Corte Internacional de Comercio con sede en París.

Hay que sumar además una empresa gráfica y una cadena de negocios turísticos llamada Sol y Son. Con esta última no sólo gozó de un privilegiado trato para llevar turistas de todo el mundo a la isla, algo que había comenzado a hacer desde fines de los setenta como empleado de la estatal Cimex. Prueba de la confianza que depositaban en él, también comenzó a prestar todo tipo de servicios a Cubana de Aviación. Desde alojamiento para su personal a revistas para sus pasajeros. Todo pasaba por el empresario chileno.

No es que antes no tuviera nada, muy por el contrario: el fin de la Guerra Fría lo sorprendió con vigorosos negocios en marcha que en su mayoría dependían de la isla. Pero es a comienzos de los noventa que Max Marambio desplegó las principales inversiones que consolidarán su poder financiero. Un poder que hoy está amenazado por el propio Estado cubano, que dictó una orden de captura internacional por negarse a comparecer en una investigación que se le sigue por actos de corrupción.

PRODUCTOR DE CINE

A su regreso a Chile, el mismo día del cambio de mando que puso fin a la dictadura militar, no se identificaba como empresario. Tampoco como oficial de Tropas Especiales del Ministerio del Interior de Cuba. Joel Max Marambio Rodríguez (Santa Cruz, 1947) prefería que lo conocieran como productor de cine. Y no sólo a su regreso. Antes y después exhibirá esa profesión con orgullo y glamour, al punto que todavía en 1994, cuando sus días de productor de cine habían terminado, se presentaba así ante un notario de Santiago para inscribir una importante sociedad comercial con que reorganizaría sus negocios en su retorno definitivo a Chile.

En esa profesión le debe mucho a Gabriel García Márquez. Y también a Fidel Castro. Fue por medio de Fidel que conoció a García Márquez en La Habana, y por medio de este último que llegó a producir Amores difíciles, una serie de seis películas financiadas por Televisión Española y cuyo guión fue escrito por el Nobel colombiano.

Era 1988 y Marambio inauguraba su cartel de productor cinematográfico, lo que significó el estreno de International Network Group, ING, productora y a la vez consorcio a través del cual reunió sus principales negocios.

La contribución de Max Marambio al cine siguió con la serie televisiva Nazca (1990), del español Benito Rabal, sobre un grupo de investigadores aventureros que recorren Latinoamérica; y la producción de Me alquilo para soñar (1992), dirigida por el brasileño Ruy Guerra y basada en una historia de García Márquez. En ambas Marambio figura en los créditos como productor ejecutivo.

A decir de un chileno que conoció de cerca esta faceta, no se trató de un negocio deslumbrante. No al menos al nivel de los otros. Más bien era una afición cultivada al amparo de la Fundación Para el Nuevo Cine Latinoamericano, de su amigo García Márquez, que abría puertas y otorgaba prestigio. Una ocupación glamorosa que se complementaba a la perfección con su anterior trabajo de buscador de tesoros hundidos en el mar que desarrolló en la entidad cubana Carisub S.A., que ayudó a fundar, y que, a decir del mismo testimonio, al menos en la primera etapa “sirvió para allegar recursos a Cuba”.

La producción de películas será entonces un lunar en el consorcio de negocios de Marambio. Porque en ING, el naciente holding de empresas, lo que realmente generaba recursos sustanciosos tenía relación con las actividades que había comenzado a explorar a fines de la década anterior al amparo de la Inteligencia cubana. Algo que nada tiene que ver con la industria del cine pero que califica para una superproducción.

LA MISIÓN

Las armas de ayer, el libro autobiográfico de Max Marambio, termina al momento en que su autor aterriza en Cuba a mediados de los setenta. Justo cuando comienza lo que no se puede ni conviene contar.

Se sabe que los privilegios de los que gozaba el chileno en la isla surgieron a partir de ese viaje que emprendió a Cuba en 1966 en compañía de su padre, el ex diputado socialista Joel Marambio. Entonces Fidel Castro apadrina al muchacho, lo alista en Tropas Especiales y a principios de los setenta lo tiene de vuelta en Chile para dirigir el Grupo de Amigos del Presidente, GAP, a cargo de la seguridad de Salvador Allende.

La confianza se pone a prueba cuando defiende a tiros la embajada de Cuba en Chile y termina de consolidarse una vez que se establece en la isla: allá se casa con la hija de un influyente funcionario y participa de misiones internacionales junto a Tony de la Guardia, uno de los oficiales favoritos del régimen, que terminará fusilado en su país tras ser condenado por narcotráfico. Una de esas misiones tiene que ver con la puesta en marcha de la Corporación Cimex.

A Guatón, como lo conocen en la isla, le correspondió abrir una industria turística de la nada, por medio de empresas de fachada que operaban en Panamá bajo el alero de Cimex.

–Fue un trabajo magnífico de abrir Cuba al mundo. De llevar a los primeros turistas. Me acuerdo que vendía el Copacabana, el Capri y otros hoteles que se estaban cayendo a pedazos. No había nada, pero en esa época él también se ocupó de importar las cosas básicas para los hoteles y tuvo que ver con las tiendas para turistas –recuerda una de las personas que tomó parte de esta operación.

Trabajó con gente de su entera confianza, partiendo por su hermano Marcel, socio y brazo derecho, que desde esta semana también está sujeto a una orden de búsqueda y captura por parte del Estado cubano. Marcel ha administrado desde un comienzo los negocios de su hermano. Especialmente los vinculados al turismo.

Sus hombres en Panamá eran el chileno Vicente Tato Coll y el hermano del jefe de la policía de Managua, Charles Romero. En la agencia de Madrid tenía a los padres de Valentina Venegas, su pareja durante la Unidad Popular, fallecida en un accidente automovilístico. A Patricia Espejo, la actual directora del Museo de la Solidaridad Salvador Allende, en Caracas. Y a su gran amiga Miria Contreras, la Payita, secretaria de Allende, en París y luego en Miami.

Todo quedaba en familia. Tanto así que aparte de su amigo Tony De la Guardia, a la cabeza de Cimex figuraba José Luis Padrón, integrante del alto mando del Ministerio del Interior y jefe del Instituto del Turismo, con quien eran íntimos amigos y concuñados: ambos estaban casados con dos de las bellas hijas de Antonio Núñez Jiménez, ex presidente de la Academia de Ciencias y viceministro de Cultura, entre otros altos cargos en los que lo designó su amigo Fidel Castro.

EL INVENTO DE GUATÓN

Más que empresa comercial, se trataba de una operación de Inteligencia: el despliegue de una red de agencias turísticas servía no sólo para vender pasajes con estadía sino también –y principalmente– para mover divisas y, de paso, importar bienes que escaseaban en Cuba.

 –Él trae una visión nueva de cómo hacer negocios en Cuba –dice el escritor cubano Norberto Fuentes al teléfono desde Coral Gables, Florida, donde vive su exilio–. Esas empresas paralelas son un invento de Guatón que le quedó muy bien porque funcionó y están funcionando aún. Básicamente son empresas con patente de corso para comerciar y ante cuyos métodos el gobierno cierra los ojos.

Un ex mirista recuerda que Marambio llegó a importar una partida no menor de autos de segunda mano. También containers completos con motores y repuestos provenientes de Europa y cuyo destino real estaba falseado. Parte de estas partidas de piezas mecánicas pudo servir para el taller de ensamblado de automóviles que en esa época ensayó Marambio a base de carrocerías de boogies.

Los autos eran su debilidad. Aún lo son. Especialmente los deportivos y de carrera. Testigos recuerdan que en esos años en La Habana tenía dos y que no se caracterizaba por guardar las apariencias. Esto último pudo haber significado su perdición a comienzo de los ochenta.

Algunos testigos afirman que la salida de Marambio de Cimex se originó en la venta irregular de un automóvil. No pocos sostienen que lo anterior no fue más que la superficie de algo más severo: el hallazgo de comisiones irregulares y cuentas y tarjetas de crédito secretas. El hecho es que su salida de Cimex fue abrupta y nada elegante.

–Max comete errores de apreciación –dice el escritor Norberto Fuentes-. La casa de Tony (De la Guardia) por dentro podía ser un palacio, llena de lujos y electrodomésticos, pero por fuera era muy sencilla, incluso descuidada. Pero Guatón en cambio no cuidaba las formas y se sentía un intocable. Eso lo perdió. Él salió de Cimex defenestrado y casi preso por un caso de corrupción.

Entonces, de acuerdo con el autor de Dulces guerreros cubanos, Max Marambio pasa de liderar la Corporación Cimex a un puesto como supervisor mecánico de la flotilla de patrulleros Lada y Volgas de la Seguridad del Estado.

EL HERMANO MENOR

El origen de toda fortuna suele tener un capítulo episódico que lo ennoblece. En este caso, ese capítulo parte a mediados de los ochenta con 60 mil huevos de gansos traídos desde Hungría vía Cubana de Aviación que se multiplican y derivan en un formidable negocio. Formidable porque inaugura un modelo de empresa mixta en el que “ellos se quedaban con la carne y yo con los plumones” –según detallará su mismo gestor una década después–, y porque además significó su primer emprendimiento personal que derivó en una fortuna.

Esa es la historia oficial. Porque de acuerdo con diversos testimonios, lo de los gansos no pasa de ser un asunto menor frente a un poder económico que hacia fines de los ochenta no es despreciable. Menor pero significativo: el capital habría sido facilitado por Fidel Castro, que a través de ese gesto puso fin al castigo por el capítulo Cimex.

El hecho es que a partir de entonces, al tiempo que prepara su entrada en la industria cinematográfica, el empresario chileno delega en su hermano Marcel los múltiples negocios vinculados con Cubana de Aviación y que no son otra cosa que una extensión de lo que hacía en Cimex.

–Es Marcel quien se hace cargo de Havanatur y lo hace muy bien –dice un ex militante del MIR que conoció de cerca ese proceso–-. Era el que llevaba el negocio del turismo y sigue haciéndolo hasta hoy. Con Max es incondicional, a toda prueba, un poco como ocurre con Fidel y Raúl. Jamás lo contradice.

El Polilla, como llaman sus íntimos a Marcel, siguió un camino a la sombra de su hermano mayor. Militó en el MIR y salió al exilio casi a la par que Max. Una vez en Cuba, mientras uno era asignado a misiones como oficial de Tropas Especiales, el otro se especializaba en administración y finanzas. Hoy Marcel Marambio es requerido en la isla por los mismos motivos que su hermano mayor: sospechas de cohecho, falsificación y estafa en la administración de los negocios que los chilenos han mantenido con el Estado cubano.

–Marcel es el hombre que negocia para Max, el de los números, el administrador –dice un empresario que ha hecho tratos comerciales con Marcel y que lo califica de “un duro negociador”.

Pero es más que eso: su nombre figura en la mayoría de las sociedades constituidas por su hermano. También participan la esposa de Marcel, Patricia Guerra Valenzuela, antigua militante del MIR, y la madre de los Marambio: la profesora Eudomira Mercedes Rodríguez.

VENTAJOSOS CONTRATOS

Fue Marcel quien trazó por encargo de su hermano la red de agencias turísticas Sol y Son por varios países del mundo. Una red que al igual que Río Zaza hoy está intervenida y sujeta a la investigación de la justicia cubana. Se trata de un modelo mixto en que Cubana de Aviación participa con el 50 por ciento de la propiedad y que en su mejor época llegó a tener presencia en más de 15 países. Un negocio que no se limita a la venta de paquetes turísticos.

De acuerdo con varias fuentes consultadas por CIPER, ya desde fines de los ochenta la empresa de los Marambio proveía de folletos, revistas y todo tipo de material gráfico y publicitario para la línea aérea. Además el empresario chileno estaba a cargo de mantenciones de menor complejidad a los aviones y proveían de uniformes y alojamiento para el personal de Cubana de Aviación en los diferentes destinos.

Para esto último Marambio se encargó de comprar propiedades en los principales destinos a los que volaba la línea aérea y que luego eran arrendadas a los cubanos.

Varios de los contratos con la aerolínea cubana fueron celebrados bajo la administración del general Rogelio Acevedo González, quien durante más de veinte años presidió el Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba, del cual depende Cubana de Aviación. Acevedo era muy cercano a Raúl Castro y uno de los últimos héroes de la revolución que no había sido defenestrado. Sin embargo, su hora llegó en marzo de este año.

La destitución de Acevedo –ocurrida en el contexto de las investigaciones a las empresas de Marambio– coincidió con la detención de su esposa, Ofelia Liptak, directora comercial de Alimentos Río Zaza, y de Lucy Leal, contadora y encargada de Sol y Son en la isla. Además cayeron los máximos representantes de Cubana de Aviación en España y Canadá, dos de los países donde Sol y Son aún tiene una fuerte representación.

Los contratos con Cubana de Aviación permitieron financiar inversiones inmobiliarias del holding ING en diferentes países. Especialmente en España, donde el empresario chileno llegó a vivir a partir de la segunda mitad de los ochenta.

A raíz de una investigación tributaria practicada a su persona a comienzos de la década pasada por la Inspección General del Ministerio de Hacienda de España, se determinó que, además de diversas propiedades en exclusivos barrios de Madrid, Max Marambio poseía una residencia de 29 habitaciones dobles que ha servido para alojar al personal de la línea aérea. Un modelo que se replicó en otros países y que permitió echar a andar las primeras inversiones inmobiliarias en Santiago.

Esto último no habría sido posible sin el empujón inicial de Fidel Castro. Pero tampoco de no mediar la ayuda de Carlos Cardoen, el empresario armamentista, que no hizo otra cosa que devolver una mano.

PIN PON

En 1990, cuando siete profesionales de su empresa de armamentos permanecían retenidos en Irak, en vísperas de la Guerra del Golfo, Carlos Cardoen le pidió a Max Marambio que hablara con Fidel Castro para que a la vez intercediera ante Saddam Hussein. No podía haber mejor camino. Marambio tenía línea directa con Fidel y Fidel con Saddam. Tanto es así que las gestiones resultaron exitosas y a ellas le siguieron los negocios.

El primero que montaron en conjunto es de una inocencia que no se corresponde con el pasado de sus gestores. La reedición de Pin Pon, el clásico programa infantil de televisión protagonizado por el actor Jorge Guerra, fue una idea de Marambio que se llevó a cabo en la productora Ámbar Films que por entonces tenían Cardoen y la Editorial Misión, representada por el periodista Fernando Paulsen.

De hecho, fue Paulsen quien vinculó a los dos empresarios, en tiempos en que ambos levantaban vuelo propio, al margen de las dictaduras por medio de las cuales hicieron fortuna.

Era 1989 y Cardoen buscaba acercarse a Marambio con el fin de explorar posibilidad de negocios conjuntos en Cuba. Aunque ambos nacieron en Santa Cruz y prácticamente habían sido vecinos, habían perdido todo contacto. Más todavía después de que uno desarrolló una industria armamentista a instancias de Pinochet y el otro, por encargo de Castro, realizó operaciones secretas tendientes a exportar la revolución.

–Viajamos con Carlos hasta Ciudad de Panamá para reunirnos con Max –cuenta hoy Paulsen, que en ese entonces trabajaba en la fundación del primero y no conocía de manera directa al segundo. Sólo lo había tratado telefónicamente para el estreno en Chile de las películas que produjo para García Márquez–. La reunión debe haber durado seis horas, y cuando me estoy despidiendo, todavía en el aeropuerto, Max me pasa un guión de Pin Pon para que vea la posibilidad de producir ese programa en Chile.

El programa infantil volvió a la televisión chilena en 1991 con la producción de Ámbar Films. Dos años después, por medio de la misma productora, la Sociedad Marambio y Marambio Ltda., cuyo nombre de fantasía en Chile es ING, firmaba un contrato con TVN para la realización de Mea Culpa, que con el tiempo se convertía en el programa de mayor éxito de la televisión chilena.

En sus comienzos, de cualquier forma, los mayores intereses estaban fuera de pantalla.

FRUTAS Y CONCRETO

En 1993, en medio de la crisis económica generada por la caída de la ex Unión Soviética, Marambio y Cardoen inauguraron una planta de pulpas y jugos que a contar de la otra década pasará a llamarse Río Zaza. Los chilenos eran dueños en partes iguales del 50% de la planta, además de participar de 12 mil hectáreas de plantaciones de cítricos con el mismo modelo. De acuerdo con un cercano a Marambio, el capital inicial con que partió este negocio no superó los US$ 2.5 millones. Una cifra ínfima si se considera que hasta su intervención facturaba cerca de US$ 100 millones.

No fue la única inversión que los dos empresarios chilenos desarrollaron en conjunto en esos años. Al tiempo que abrían la fábrica de alimentos, ponían los ojos en el negocio inmobiliario.

Por intermedio de Inversiones Nazca S.A., sociedad de origen panameño cuyo nombre rememora la penúltima película producida por el empresario, en septiembre de 1992 Max Marambio ingresó a la Constructora Tinguiririca Limitada. Era la misma sociedad que unos meses antes había constituido Carlos Cardoen con el empresario Manuel de Pablo Palomo. Unos meses atrás el negocio había arrancado con la venta de la embajada de Cuba en Chile.

Constructora Tinguiririca levantó dos edificios vecinos de 22 departamentos cada uno que se levantaron en calle Las Dalias, Providencia. Uno fue bautizado Carolina y el otro Isidora. Un guiño a las nietas de los empresarios Cardoen y De Pablo.

Fue en el penthouse de uno de esos dos edificios donde Marambio estableció su primera residencia una vez que llegó a vivir a Chile de manera definitiva. Además inscribió otros siete departamentos a nombre de Inversiones Nazca y en 1994 vendió uno de ellos a Cubana de Aviación. Otras dos propiedades ubicadas en Providencia fueron inscritas a nombre de Inversiones Nazca entre ese año y el siguiente.

El modelo de servicios al personal de la línea área cubano desplegado en España fue replicado en Chile. Y para ello, a contar de la segunda mitad de los noventa, Marambio contó con un nuevo edificio de siete pisos que construyó en José Pedro Alessandri 2832, comuna de Macul, por intermedio de su propia inmobiliaria: Macul Ltda. Tuvo un solo proyecto y en 2004 pasó a formar parte de Gran Mundo Desarrollos Inmobiliarios.

Esta última empresa, que recibirá capitales de origen panameño, construirá en Santiago tres edificios de grandes dimensiones en Providencia, Ñuñoa y San Miguel. Un cuarto proyecto de dos torres en el centro de Santiago se encuentra en estudio con el mismo modelo de negocios: capitales de sociedades formadas en Panamá cuyos verdaderos socios no suelen ser visibles.

El negocio inmobiliario afianzó el poder económico de Max Marambio en Chile. Un

 poder que para fines de los noventa lo tuvo como único socio de Río Zaza: Cardoen vendió su parte y de paso perdió a su contador de confianza, Enrique Bruce, quien desde entonces se hizo cargo en Cuba de la empresa de alimentos. El ex jefe del GAP y hombre de confianza de Fidel Castro ya podía instalarse definitivamente a Chile para supervisar desde acá la marcha de negocios que en su gran mayoría seguían dependiendo de la isla.

LOS ORIGENES

La primera sociedad comercial que Max Marambio registró en Chile por medio de su hermano Marcel se llamó El Grafo. Era 1988 y el empresario preparaba su regreso al país por medio de una asociación con una pequeña empresa gráfica. Fue el primer pie para instalar la productora y comenzar a producir el material gráfico demandado por Cubana de Aviación y otros organismos cubanos con los cuales los Marambio tenían contrato de exclusividad. A El Grafo le siguió un año después la sociedad Servint, que cumplió una función similar a la anterior.

–Desde Cuba demandaban libros, folletos y revistas. La productora movía un volumen de plata bastante interesante, y eso que seguían imprimiendo en España muchas cosas –cuenta una persona que conoció de cerca ese negocio, asegurando que los flujos de dinero entre Chile y Cuba pasaban por intermedio del Banco del Pacífico, perteneciente a Carlos Cardoen.

En El Grafo también se diseñaron las etiquetas de la empresa de alimentos que Marambio y Cardoen habían echado a andar en Cuba y que será conocida como Río Zaza. La empresa de alimentos se nutría de los insumos que pasaban por la Comercializadora Importadora y Exportadora Poniente Levante Limitada, POLE Ltda. De propiedad de los Marambio, la sociedad fue inscrita en 1990 y sigue activa hasta el día de hoy con volúmenes interesantes de ventas.

De acuerdo con la Dirección de Promoción de Exportaciones, de 2004 a 2009 POLE Ltda. ha exportado productos por más US$ 9 millones. Más de la mitad de esta cifra correspondió a lo reportado ese primer año.

POLE fue una de las dos empresas mencionadas en el exhorto con preguntas que la Fiscalía General de Cuba remitió a su par en Chile. La otra fue Comercializadora del Sur. En el exhorto se pide aclarar los procedimientos utilizados por el empresario chileno para trasladar bienes y dineros desde la isla. También se consulta por la relación que tenía con el ex ministro de la Industria Alimentaria de Cuba, Alejandro Roca Iglesias, quien se encuentra detenido en la isla hace ocho meses en el marco de la investigación contra los Marambio. Roca estuvo por 37 años en ese cargo y llegó a tener una estrecha amistad con el empresario chileno. Al punto que uno de sus hijos, Alexis Roca, es el gerente de Gran Mundo Desarrollos Inmobiliarios.

Según ha trascendido, porque la información oficial en Cuba sobre este caso es paupérrima, Marambio está bajo sospecha de falsificación de documentos, el pago de coimas a funcionarios públicos y la adulteración del precio de insumos, entre otras acusaciones.

–Los cargos apuntarían esencialmente a una sobrefacturación por 10 años que involucrarían desde el ministro de Alimentación hacia abajo. Son cargos graves, porque involucran sobornos y en Cuba eso significa inducir a la traición –sostiene un empresario chileno que comercia con Cuba.

Junto con desestimar las acusaciones, Max Marambio ha insistido con que se trata de una investigación de motivaciones políticas por su participación como generalísimo de la candidatura presidencial de Marco Enríquez-Ominami. Cualquiera sea el motivo, por esas cosas del destino el hasta hace poco protegido de Fidel Castro ha vuelto a tener algo en común con su ex socio Carlos Cardoen. Ninguno de los dos puede poner un pie fuera de Chile sin arriesgarse a ser detenidos.

Edificios, helicópteros y pinos

Desde que se instaló definitivamente en Chile, a mediados de los noventa, Max

 Marambio ha diversificado sus negocios en el país. Sus principales intereses están vinculados al sector inmobiliario por medio de Gran Mundo Desarrollos Inmobiliarios y Nazareno. Esta última sociedad tiene en carpeta un proyecto por US$ 18 millones de dólares para la construcción de un ambicioso proyecto de dos torres de 36 pisos en calle Morandé, cuyo financiamiento tendrá aportes de dos sociedades de origen panameño.

Se trata del más ambicioso proyecto después del intento por hacerse de una línea aérea y construir un aeródromo en Buin junto al empresario Francisco Posada, con quien mantiene inversiones forestales por medio de la Sociedad Inversiones Hualañé. Las cerca de mil hectáreas de pino se encuentran en la Séptima Región.

Aunque no consiguió una flota de aviones ni un aeropuerto, Marambio al menos es dueño de un helipuerto en Las Condes y de la empresa Aeroservice, que posee dos helicópteros. Algo similar a lo que intentó hacer a comienzos de la década pasada en Cuba por medio de una empresa de taxis aéreos que tuvo corta vida.

El gusto por volar lo ha llevado a pilotear su propia nave, con la que aterriza en el helipuerto del edificio Marriot, donde tiene sus oficinas. La vida lo ligó indirectamente a la industria aeronáutica cuando la década pasada se casó con Esperanza Cueto, una de las integrantes del grupo controlador de la aerolínea LAN.

Marambio tuvo también una bullada incursión en el negocio de las universidades. A mediados de esta década, cuando la situación financiera de la Universidad Arcis volvía ser crítica, Marambio llegó a inyectarle recursos y se quedó, por medio de la Fundación Joel Marambio, con el 25% de la propiedad de la Inmobiliaria Libertad S.A., donde también participaban con el mismo porcentaje el Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz, ICAL, vinculada al Partido Comunista chileno. Sin embargo, a principios de 2009 el empresario vendió su parte y hoy sólo ocupa un puesto honorífico en la asamblea de la corporación de la universidad.

 

 

 

La historia secreta del secuestro de Cristián Edwards (III): La captura

La historia secreta del secuestro de Cristián Edwards (III): La captura

Enviado por ALERTA CIPER

Por Cristóbal Peña y Pedro Ramírez, CIPER | 20 de Octubre de 2009

La guerrilla policial y política que se desató para dar con el paradero de Cristián Edwards y luego para capturar a sus secuestradores tuvo varios episodios inéditos. Testimonios de frentistas y de policías que participaron en la operación, además de informes de inteligencia desconocidos, permiten reconstruir las tres hebras que llevaron a la identificación de los autores y el rol principal de "La Oficina" y su informante estrella hasta hoy nunca mencionado en este caso. Una historia que muestra a Carabineros, a espaldas de La Moneda, asesorando al dueño de El Mercurio, detectives sacando de quicio a Agustín Edwards al acusarlo de tener oculto a su hijo en su casa de Lo Curro y a los agentes de la BIOC de Investigaciones llegando hasta las puertas de la casa donde mantenían cautivo al ex ejecutivo de The New York Times.

El anuncio que recibió el dueño y director de El Mercurio a principios de noviembre de 1991 en su casa en Lo Curro fue imperativo. Dos agentes de la Policía de Investigaciones exigían comunicarle en persona un mensaje de su director, el general (r) Horacio Toro, sobre "la aparición de su hijo". Habían transcurrido dos meses del secuestro de Cristián y Agustín Edwards Eastman se preparó para lo peor. Pensó que habían encontrado el cuerpo de su hijo. Así lo confirmó en sus declaraciones judiciales, hasta ahora inéditas:

-Fui a recibirlos afuera de la casa, a la puerta de entrada, porque no quería que mi mujer oyera alguna desgracia (...). Les pregunté qué había sobre la aparición de Cristián, en qué forma había aparecido y de dónde sabían esta noticia. Me dijeron que lo sabían del director de Investigaciones. Al preguntarles de nuevo sobre la aparición, me dijo uno de ellos, apuntando con el dedo hacia mi casa: "Apareció aquí". Le manifesté que no entendía. Volvió a insistir con que Cristián estaba en mi casa. Al oír esto, yo perdí la compostura y les pregunté si acaso creían que yo tenía a Cristián oculto en mi casa, a lo que contestaron que sí. Ahí perdí la compostura y los traté de forma muy dura.

En la versión de Agustín Edwards, el ministro del Interior, Enrique Krauss, le había prometido que pondría "a lo mejor de sus hombres" en el caso. Y si lo mejor de Investigaciones había confundido a Cristián con uno de sus hermanos, forjando la temeraria tesis del "autosecuestro", la familia resolvió de ahí en más confiar sólo en Carabineros.

Lo que ocurrió ese día en la casa de los Edwards del Río es uno de los episodios más bochornosos en la historia de la policía de Investigaciones y marcó un hito en la verdadera guerrilla policial -y con el equipo de Consejo de Seguridad Pública de La Moneda ("La Oficina") en el medio- que se desarrolló en sordina en torno a la búsqueda de Cristián Edwards y a la captura de los responsables de su secuestro.

De los testimonios de policías y ex frentistas, contrastados con las declaraciones y documentos que contiene el expediente judicial, surgen detalles hasta hoy desconocidos de esa guerrilla y de las pesquisas. Jóvenes policías encubiertas, datos aportados por un informante ubicado en el corazón del FPMR, la deserción de uno de los celadores de Edwards cuya identidad nunca se había mencionado, informes de inteligencia inéditos, interceptaciones telefónicas y hasta el análisis de la basura de la casa-retén. Y en el telón de fondo, las rivalidades policiales y políticas que impidieron una investigación coordinada y permitieron que gran parte del comando "volara" tras el pago del millón de dólares de rescate.

Tres son las hebras que permitieron aclarar el secuestro. La primera fue el seguimiento que hizo Investigaciones a una universitaria que condujo hasta la casa-retén. Otra fue el dato que aportó el informante Lenin Guardia acerca de que el joven Ricardo Palma Salamanca estaba involucrado. Y la tercera, los antecedentes entregados por el frentista Agdalín Valenzuela, informante de "La Oficina", cuyos "soplos" permitieron identificar a uno de los involucrados y llevar un registro cronológico de los líos internos que protagonizaron los secuestradores.

El secreto de Carabineros

El 11 de septiembre de 1991, dos días después del secuestro de Cristián Edwards, su padre leía el mensaje que los captores le habían dejado en las oficinas de los diarios regionales de El Mercurio. Le pedían "negociar su vida" y no alertar a las autoridades. Unas horas después, Agustín Edwards hablaba con el ministro Krauss. Carabineros también fue informado.

Agustín Edwards manifestó predilección desde el inicio por la labor de Carabineros, lo que después se reafirmaría con el vergonzoso yerro de Investigaciones. La policía uniformada estuvo desde el primer minuto al tanto del secuestro, aún antes que La Moneda. Y en las siguientes semanas los oficiales de esa institución a cargo de las pesquisas esconderían su juego a los ocupantes de Palacio.

El mismo día 11, el teniente Oscar Olmedo, de la tenencia de Vitacura, fue convocado al edificio de El Mercurio por el jefe de seguridad de la empresa, Jorge Zamora, quien lo puso al tanto de la desaparición del hijo del dueño. En una inusual deferencia, el oficial acompañó a Zamora a recorrer la morgue y hospitales en busca de noticias. Al finalizar el infructuoso recorrido, Olmedo se encontró con varias autoridades en las dependencias del diario y debió darle cuenta directamente a Agustín Edwards en su oficina.

A partir de esa misma semana quedó instituido un "comité de crisis" que sesionó los viernes por la tarde en la residencia de los Edwards. Asistirían de manera permanente el dueño de casa y sus asesores, el ex ministro del Interior de Pinochet, el general (r) de la Fuerza Aérea Enrique Montero, y Juan Pablo Illanes, director responsable del matutino; el secretario de "La Oficina" y hoy diputado (PS), Marcelo Schilling; el jefe de inteligencia de Carabineros, general Sergio Lutjens, y el prefecto de Investigaciones, Juan Fieldhouse.

La mesa de coordinación era sólo una parte del engranaje puesto en marcha para dar con el paradero de Cristián Edwards. Porque Carabineros trabajó directamente con Agustín Edwards sin dar aviso a La Moneda. Aunque el general (r) Lutjens dijo a CIPER que la policía uniformada hizo sólo tareas menores debido a que el Ministerio del Interior paralizó las pesquisas que pudieran exponer la vida del rehén, lo cierto es que recibía información privilegiada de la familia. Precisamente eso fue lo que ocurrió cuando comenzó el intercambio de mensajes entre los Edwards y el FPMR: Carabineros fue alertado, pero no le traspasó la información al gobierno.

Marcelo Schilling confirmó la relación bilateral entre Edwards y Carabineros en su declaración judicial del 13 de febrero de 1992. En la ocasión, señaló que recién a comienzos de diciembre de 1991 el gobierno supo que la familia estaba negociando hacía dos meses con los secuestradores, que Carabineros lo sabía y que el propio Agustín Edwards intervino ante La Moneda para que no se castigara a los oficiales que manejaban esos antecedentes.

La carabinera Domitila del Carmen Sepúlveda entonces tenía 26 años y trabajaba en Inteligencia. Ante el tribunal, confirmó que, ocultando su condición de policía, hizo contacto con un sujeto que se comunicó con la familia. Eso ocurrió el 6 de noviembre, un mes antes de que el gobierno se enterara de que Carabineros manejaba información.

-El coronel (Sergio) Ávila me encomendó la misión que consistía en presentarme vestida de blanco en la empresa El Mercurio, donde él me estaría esperando (...). Me dijo que yo debía llevar un sobre a un individuo (...) Me dijo que ese hombre me entregaría un sobre (...). Yo debía indicarle que iba de parte de Max. El encuentro se realizaría en la estación Pila del Ganso. El sobre que recibí se lo entregué al coronel Ávila -declaró la mujer policía.

El despliegue de Carabineros fue inútil. Finalmente, las diligencias exitosas estarían reservadas para Investigaciones y "La Oficina".

"La Pequeña Lulú"

Marcela Mardones dejó de asistir al Campus Oriente de la UC sólo un par de semanas antes del asesinato del senador UDI Jaime Guzmán, perpetrado en esa sede universitaria el 1 de abril de 1991. Aunque los integrantes del Grupo Lex de Investigaciones trabajaron durante meses reconstruyendo el puzzle de ese atentado, no le dieron importancia al hecho. Tanto el Grupo Lex como "La Oficina" se habían empecinado en seguir la pista de un delincuente común -Sergio Olea Gaona- que a la postre no llevaría a ninguna parte.

El 15 de noviembre de 1991, después de la monumental confusión que enlodó a Investigaciones, su director trajo desde Concepción al subcomisario Jorge Barraza y le encomendó dos tareas: aclarar el secuestro de Edwards y el asesinato de Guzmán. Barraza llegaba precedido del prestigio de haber resuelto el crimen de un oficial de Investigaciones a manos del Mapu Lautaro.

Horacio Toro estaba nervioso. El Grupo Lex exhibía escasos e inciertos avances y se le agotaba el crédito en La Moneda tras el error que atizó la ira de Agustín Edwards. Jugó sus fichas a Barraza y lo puso al mando de la Brigada Investigadora de Organizaciones Criminales (BIOC), un equipo ad hoc para la tarea. Barraza tenía experiencia en el acoso a grupos subversivos. Había trabajado en la CNI. Él dice que ahí sólo pesquisó asaltos subversivos, pero ha sido procesado por apremios ilegítimos, aunque los tribunales superiores no lo han condenado.

La BIOC chequeó la asistencia de los alumnos del Campus Oriente. Así apareció el nombre de Marcela Mardones. Los agentes la identificaron como "La Pequeña Lulú", una ex dirigente de las Juventudes Comunistas del Pedagógico, casada y madre de un hijo, que al interior de la organización ocupaba la chapa de "Ximena". Barraza contó a CIPER que el esposo de "Ximena" les dijo que estaban separados, que no la veía precisamente desde antes del atentando a Guzmán y que le había dejado al niño con la promesa de volver por él en unas semanas. Pero habían pasado casi ocho meses y no aparecía.

Los agentes de Barraza confirmaron que "Ximena" convivía ahora con Raúl Escobar Poblete, un militante del FPMR conocido como "Emilio". Ambos arrendaban un pequeño departamento al interior de una casa en calle Huara, en La Florida. Una joven policía se instaló en la vivienda principal, simulando ser sobrina de los propietarios. Desde ahí inició las "escuchas" y guió la vigilancia exterior, que incluía un punto con prismáticos desde el techo de un supermercado Ekono a un par de cuadras.

"Emilio" fue seguido. A veces se reunía con un sujeto alto y corpulento que los policías identificaron como "Rodolfo". Este último también fue seguido, guiando a los agentes hasta una pequeña vivienda en un pasaje estrecho y sin salida en Macul. Aunque estaban tras los asesinos de Guzmán, tanta actividad de la célula que tenían bajo la mira llevó a la BIOC a sospechar que el grupo también participaba en el secuestro. Pero la casa a la que los condujo "Rodolfo" en Macul, ubicada en el pasaje Poeta Vicente Huidobro 3718-1, era estrecha, pareada y no tenía entrada de autos. A los policías les pareció imposible que allí estuviera Cristián Edwards. ¿Cómo podrían introducir y sacar a un cautivo sin despertar sospechas en los vecinos? Además, ahí vivía un matrimonio con un hijo adolescente. Era difícil que el FPMR incluyera en el secreto a un chiquillo que iba todos los días al colegio.

Los seguimientos a "Emilio" y "Ximena" llevaron a la policía a otra casa, esta vez en La Dehesa. Como esta residencia era grande y estaba en un barrio acomodado, Barraza se convenció de que ahí tenían cautivo a Edwards y fue desestimando los informes de su subordinado René Cocq, que insistía en que el análisis de la basura de la casa de Macul indicaba que la habitaban más personas que sólo dos adultos y un adolescente.

El detective Cocq tenía la razón. Porque el pequeño inmueble pareado del pasaje Poeta Vicente Huidobro era la casa-retén facilitada por el matrimonio de Rafael Escorza y María Cristina San Juan. Y la empleada que salía a hacer compras y a la que llamaban "Gabriela" era Maritza Jara, militante del FPMR y encargada de chequear el entorno.

Pugna con "La Oficina"

Barraza aseguró a CIPER que la BIOC inicialmente no dio mucho crédito a un dato que semanas antes recibió el subsecretario del Interior, Belisario Velasco. El informante Lenin Guardia le había dicho a Velasco que un joven llamado Ricardo Palma Salamanca estaría involucrado en el secuestro de Cristián Edwards. La hermana de Palma le habría confesado a su psicóloga la sospecha de que el muchacho andaba en algo raro relacionado con el FPMR. La psicóloga resultó ser la mujer de Lenin Guardia. El subsecretario Velasco había entregado el dato a "La Oficina", la que tampoco, al parecer, le sacó partido.

Para entonces, las investigaciones ya estaban contaminadas con la pugna que se vivía en La Moneda. Velasco consideraba que el combate a la subversión era una tarea que él debía encabezar, pues su subsecretaría era responsable de la seguridad pública. Pero, después de la muerte de Jaime Guzmán, el Presidente Aylwin había creado "La Oficina", confiándoles su jefatura a Jorge Burgos y Marcelo Schilling. Entre Velasco y "La Oficina" los puentes estaban cortados. Cada uno contaba con su propia red de informantes y los datos esenciales no fluían en ninguno de los dos sentidos. Toro, y por ende la BIOC, se alineaban con Velasco.

En las primeras tres semanas del secuestro de Cristián Edwards, las policías avanzaban a ciegas. No había indicios de quienes lo tenían. Fue "La Oficina" la que se anotó el primer acierto: confirmó que era una operación del FPMR e individualizó a uno de los involucrados.

Un informante de "La Oficina", denominado "F 1″, había pasado los datos: un grupo del FPMR bajo las órdenes del comandante "Ramiro" -quien después sería identificado como Mauricio Hernández Norambuena-, tenía a Edwards. Así lo declaró Schilling al tribunal:

-Supimos que se trataba de un secuestro por las informaciones que recibimos en los primeros días de octubre de 1991 (de "F1"), acerca de la existencia de un supuesto desertor del secuestro. Éste se hacía llamar "Julio"; era un frentista fugado de la Cárcel Pública en 1989 y su nombre verdadero es Florencio Velásquez Negrete, según consta de la fotocopia de una ficha personal suya que en este momento pongo a disposición del tribunal.

Hasta ahora, el nombre de Velásquez no se había asociado al secuestro. En el expediente no sólo quedó consignada la ficha de Florencio Velásquez ("Floro" o "Julio"), sino también la del entonces desconocido "Salvador", jefe máximo del Frente, aunque la identidad que le adjudicaban era inexacta: Juan de Dios Apablaza Apablaza. En realidad es Galvarino Apablaza Guerra.

Los informes de "F1″

"F 1″ era el militante del FPMR Agdalín Valenzuela. Un informante de lujo. Había sido uno de los dos chóferes del camión que trasladó a Brasil al secuestrado coronel Carlos Carreño, en 1987. También fue chofer personal de "Ramiro" y contaba con toda su confianza, al punto que a veces el informante lo ocultaba en su casa de Curanilahue. Hasta ahora se desconocía que Valenzuela había aportado datos claves para identificar a los autores del secuestro de Edwards. Un informe de "La Oficina" adjunto al expediente judicial lo corrobora:

Investigación personal Florencio Velásquez Negrete.

Datos de F1:

Se fugó de la cárcel. Lo describe como de 30 años aproximadamente, moreno, más o menos "amapuchado", cuerpo de mapuche, es bajo, cara tosca, tórax fornido. Tiene una particularidad que se le cae un hombro. En un campamento en que estuvieron juntos el año 86 cuando tiraban granadas, se le caía el hombro derecho y él mismo se lo montaba (...).

Indica que este hombre formaba parte del grupo de protección en la casa donde está secuestrado CE (Cristián Edwards). JULIO fue destituido en una reunión realizada en la misma casa, donde está CE.

La deserción de "Floro"

Los informes de Valenzuela indican que, durante el secuestro, el comandante "Ramiro" mantuvo contacto con otro jefe frentista: "Chele", posteriormente identificado como Juan Gutiérrez Fischman. Así se desprende del documento "Consolidado Informativo Cronología de Suministro de Información Sobre el Caso CE", incluido en el sumario judicial. Estos son algunos párrafos de ese informe:

26 del 9 del 91

F1 informa que el Frente tiene en su poder a CE. Indica que dicha información la recibió del Cdte. Ramiro. Indica que este comandante está actuando directamente en la operación. Informa que se ha producido una deserción en el equipo operativo de parte de Julio.

19 del 12 del 91

F1 informa que se reunió con los comandantes Ramiro y Chele. Informa que CE está vivo y lo tiene el Frente definitivamente.

23 del 12 del 91

F1 informa que la familia de CE está negociando con el Frente. Indica que han pedido rebaja a una cifra pedida por el Frente y que el Frente aceptará la rebaja en la negociación futura. Indica que a mediados de enero culminará la negociación con la liberación de CE.

Rafael Escorza, el militante que facilitó su vivienda para el encierro de Edwards, confirmó a CIPER que "Floro" dejó su puesto de celador y generó una crisis en la casa-retén. A Florencio Velásquez lo sacaron del lugar con la vista tapada, lentes oscuros y mirando al suelo, para que no identificara el sitio si era arrestado. Al igual que el secuestrado y otro de los celadores, había llegado a la vivienda sin que pudiera identificar sus coordenadas.

Después de abandonar la misión, "Floro" debía acuartelarse en una casa de seguridad, pero sus compañeros le perdieron el rastro. Un informe de "La Oficina" consignó el hecho y la inquietud que causó en el FPMR: "Con fecha 19 del 12 de 91, se informa que Julio está alejado y que el comandante Ramiro informó que no lo ha podido encontrar".

Ex miembros del FPMR aún consideran a "Floro" un desertor y creen que pudo jugar un rol en la posterior caída del comando que ejecutó el secuestro, convertido en informante o bien por haber compartido datos, sin saberlo, con una fuente de "La Oficina".

El retorno del "Negro"

La información aportada por el informante estrella de "La Oficina" no fue traspasada a la BIOC. Esa descoordinación produjo el absurdo de que en los seguimientos desplegados durante el secuestro, la BIOC fotografió a "Ramiro" sin sospechar el calibre del hombre al que le seguían los pasos. "La Oficina", al mismo tiempo, no sabía que Barraza tenía identificada la vivienda donde permanecía cautivo Edwards.

No obstante la descoordinación, la BIOC entró a la recta final con ventaja sobre "La Oficina". Barraza asegura que cada vez que "Ximena" o "Emilio" concurrían a los teléfonos públicos del Ekono cercano a su casa de calle Huara, los diálogos eran grabados. Por esa vía, "Ximena" se contactó con un hombre de voz juvenil al que reprendió duramente y con quien concertó una cita. Los agentes chequearon el teléfono. Era el de la mamá de Ricardo Palma Salamanca. Se confirmaba así el dato de Lenin Guardia.

Ricardo Palma, "El Negro", tenía 22 años. Haciendo dupla con "Emilio", había matado a tiros a Guzmán y al coronel (r) de Carabineros Luis Fontaine. Palma participó en la "captura" de Edwards, pero en el operativo se disparó accidentalmente en una pierna. Requirió atención médica y no pudo ocupar el puesto de celador al que estaba destinado.

Ya reestablecido, "El Negro" ingresó a la casa-retén pero no terminó la misión. Era un muchacho hiperactivo y el encierro le generó problemas que lo llevaron a abandonar su puesto. Por eso lo reprendió "Ximena". Pero como también era un tipo fogueado, lo volvieron a llamar. Lo necesitaban para la puntada final: cobrar y liberar a Edwards.

Fiesta en calle Huara

El 31 de enero de 1992, Agustín Edwards pagó el rescate. Esta vez los miembros de "La Oficina" estaban informados. Según declaró Schilling, Agustín Edwards consultó su opinión un día antes de que se concretara la entrega del millón de dólares en billetes de cien. Influenciado por su asesor y experto en secuestros, el británico de origen cubano Hugh Bicheno, el dueño de El Mercurio albergaba dudas acerca de efectuar la entrega el día propuesto por los secuestradores. Una semana antes, el mediador de los Edwards, el jesuita Renato Poblete, había realizado un largo recorrido por la ciudad sin haber logrado entregar el dinero. Finalmente se impuso la opinión de Schilling: seguir "rigurosamente las instrucciones de los secuestradores".

Argumentando razones de seguridad para proteger la vida de Cristián Edwards, "La Oficina" no alertó a la BIOC de la entrega del dinero. Los hombres de Barraza vieron como ese 31 de enero salían rodriguistas de todas las casas bajo vigilancia y se multiplicaban los contactos. El subcomisario relató a CIPER que el movimiento fue tal que los encargados de los seguimientos comenzaron a toparse y estorbarse. Temiendo que el FPMR los detectara, les ordenó retirarse y se concentró en vigilar las casas. Por eso, la BIOC no supo que ese último día de enero se pagó el rescate. Pero sus integrantes intuyeron que algo grande había pasado, porque esa misma noche la joven policía encubierta instalada en la casa de calle Huara informó de una fiesta, con baile y tragos. Barraza asegura que "Ramiro" y "Chele" estuvieron en la celebración.

Repliegue en Colliguay

Al día siguiente del pago, "Emilio" y "Ximena" enfilaron a la costa. Los seguía el subcomisario Roberto Ruiz en su auto particular. Pero abruptamente se fundió el motor del auto de Ruiz y el subcomisario les perdió la pista. "Emilio" y "Ximena", al igual que "Ramiro", no volverían a los puntos vigilados por la policía.

Según Barraza, a la BIOC sólo le quedaba una carta: la vivienda del pasaje Poeta Vicente Huidobro en Macul. Y decidieron no irrumpir para no poner en riesgo la vida de Cristián Edwards. En la noche del 1 de febrero el furgón que usaba Escorza para comerciar huevos se estacionó frente a la entrada. Era obvio que iban a cargar algo. El agente responsable de la vigilancia tenía encima a Barraza, quien le exigía que no perdiera detalle de lo que ocurría y de los movimientos de los únicos sospechosos que les quedaban bajo vigilancia. Fue tal la presión, que el policía decidió enviar a su esposa, embarazada, a mirar más de cerca. La mujer entró al pasaje y preguntó por una matrona que supuestamente vivía en el barrio. De vuelta informó: falsa alarma, sólo estaban sacando una alfombra enrollada.

Horas después, Toro llamó a Barraza. Le contó que Cristián Edwards ya estaba en la casa de sus padres. Había sido liberado. Barraza aún cree que lo sacaron enrollado en la alfombra y que, probablemente, de la misma forma ingresó en septiembre. Pero el propio Cristián Edwards aseguró haber sido sacado de la vivienda en un saco de dormir. Lo cierto es que después de la liberación, el comando había huido y el subcomisario sólo tenía a mano al matrimonio dueño de casa. Un botín escaso para tanto tiempo y recurso invertido.

Un mes después, la BIOC detectó a los frentistas en un camping de Colliguay, en la Quinta Región. Ahí estaban "Ramiro", "El Negro", "Rodolfo", "Emilio", "Ximena", "Gabriela" y el celador José Miguel Martínez Alvarado ("Palito"). Los filmaron. Barraza contará después que estaba seguro de que llegaría el jefe máximo, "Salvador", y que por eso demoró los arrestos. Dirá también que en Colliguay estuvo el comandante "Chele". Acusará que "La Oficina" protegió al "Chele" porque era yerno del líder cubano Raúl Castro y que, sospechosamente, otro equipo policial merodeó el camping en un extraño operativo antinarcóticos, lo que alertó al grupo del FPMR y posibilitó su fuga. Sus denuncias son el eje del libro que en 1999 escribió con sus ex sulbalternos Ruiz y Cocq: Razón de Estado.

En la estampida, la BIOC sólo pudo detener a "Gabriela" y "Palito" cuando intentaban cruzar hacia Argentina. Rafael Escorza y María Cristina San Juan fueron detenidos en su casa, donde aún había rastros de la caja-calabozo. La cacería la completó "El Negro", que cometió el increíble error de volver a su hogar antes de intentar salir del país. "Ramiro" fue detenido al año siguiente, en 1993, cuando visitó a "F1″ en Curanilahue. El informante, aunque fue apresado junto al más buscado comandante del FPMR, fue liberado casi de inmediato. Eso habría sellado su destino: Agdalín Valenzuela fue asesinado a tiros en 1995.

De todos los detenidos, sólo Escorza cumplió su condena: en 2003 obtuvo el beneficio de la salida dominical. María Cristina San Juan fue liberada en 2000 por razones humanitarias debido a una grave enfermedad. "Gabriela" se fugó en diciembre de 1992. "Palito" fue abatido mientras intentaba un escape en octubre de ese mismo año. "Ramiro" y "El Negro" huyeron en helicóptero desde la Cárcel de Alta Seguridad en 1996, pero el primero volvió a caer en Brasil en 2002 por otro secuestro y está recluido en un penal paulista. "Ximena", "Emilio", "Floro", "Rodolfo" y "el Negro" continúan prófugos.

 

 

 

Informe reservado de Contraloría a Comisión Investigadora de la Cámara

Informe reservado de Contraloría a Comisión Investigadora de la Cámara

El Mostrador

28 de Octubre de 2009

Sexo, mentiras y escándalo en la ENAP

Foto: Enrique Dávila Alveal

El Comité de Auditoría del Directorio de la petrolera investigó al ex gerente general Enrique Dávila Alveal (PS). El documento habla de sus vínculos con la ingeniera comercial Paula Hidalgo y el aumento del sueldo de ésta en  más de 1.500% en pocos años. También hay comisiones de servicios de ambos en Cancún, Río de Janeiro y Europa, sin que se dejaran claramente establecidos los motivos. Además, según algunos directores, se modificó entre gallos y media noche un acta que le entregaba el poder a la entonces ministra de Energía Karin Poniachik para aplicar una sanción por escrito al alto ejecutivo.

  • Dávila, de la admnistración Lagos a la de Bachelet

     

    Por Jorge Molina Sanhueza

    Todo comenzó a mediados de 2007 con una sospecha de Radovan Razmilic, entonces jefe del Comité de Auditoría del directorio de la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP) sobre el comportamiento del gerente general de la compañía, Enrique Dávila Alveal, quien renunció a fines de 2008 debido a las "pérdidas" de la estatal, según se dijo públicamente.

    Razmilic, junto a otros miembros de esa comisión, encargaron una investigación "confidencial" al auditor de ENAP Francisco Oyarzún, quien usó técnicas como la compartimentación para evitar dejar huellas de la indagatoria que realizaba. Incluso se obtuvo información del correo electrónico de Dávila, sin que éste se percatara. Y todo para buscar posibles evidencias de que existiese entre el suscrito y su más cercana colaboradora, la ingeniera comercial Paula Hidalgo, una relación más allá del ámbito estrictamente institucional.

    Pasaron los meses y el 25 de septiembre de 2007 la bomba explotó, porque el olfato de Razmilic dio sus frutos: Dávila había logrado modificar a su antojo las normas de contratación institucionales, para que Hidalgo pasara de ganar $ 600 mil en 2001 a más de 9 millones aquel año y más de $ 10 millones cuando dejó su cargo en enero de 2009, es decir, un aumento de más de 1.500 por ciento.

    Asimismo, se acreditó que la mujer tuvo 14 comisiones al extranjero desde febrero de 2004 a septiembre de 2007, "de las cuales 13 de ellas, coinciden en fechas y lugares con comisiones realizadas por don Enrique Dávila". La mayoría de ellas fueron informadas vía memorándum que no indicaban el destino, pero que la investigación reveló que algunos de ellos fueron Cancún, Río de Janeiro, Miami, París, Madrid, Lisboa, Londres, Buenos Aires, Quito y Lima. Respecto del primer y último destinos, la auditoría es clara en que hay anomalías evidentes, ejecutadas con el fin de esconder información.

    El auditor Oyarzún asegura que no se hará cargo de rumores internos sobre los suscritos, pero concluye que Dávila "ha incumplido gravemente claras normas" del directorio respecto a no modificar la estructura organizativa de la ENAP. Y que todas estas infracciones "se relacionan con una determinada funcionaria que trabaja con el gerente general (Paula Hidalgo)".

    "Sin embargo, es un hecho cierto que las extraordinarias condiciones laborales y salariales de la ejecutiva en cuestión, su ascenso meteórico, su sistemática dependencia directa con el gerente general, sus nombramientos como integrante de múltiples directorios o cargos de representación en organismos internacionales y la frecuencia de viajes compartidos al extranjero en comisiones de servicio, contribuyen lógica e imprudentemente a dar sustento a esos rumores".

    El informe concluye que debe realizarse una auditoría más profunda, porque surgen sospechas fundadas de que Dávila "ha excedido gravemente sus atribuciones y ha adoptado un conjunto de decisiones poco prudentes que no parecen justificarse por el interés de la empresa ni por razones profesionales, que a lo menos afectan el clima laboral... y que pone en cuestión la conducta funcionaria de la más alta autoridad de la empresa".

    Cubrirse las espaldas

    Pero las conclusiones del documento podían traerle problemas a los miembros del Comité de Auditoría, por lo que antes de darlo a conocer al directorio contrataron los servicios del abogado Davor Harasic para que emitiera un informe sobre las posibles ilícitos en que podrían haber incurrido al obtener información del correo de Dávila y de sus actos con dineros de la ENAP.

    En cinco páginas fechadas el 24 de septiembre de 2007, Harasic descartó que pudieran existir delitos ni violación al honor y la protección de la vida privada de las personas. Con dicho análisis jurídico, las conclusiones del auditor Oyarzún fueron aprobadas en la sesión del día siguiente por Razmilic, Gustavo Cubillos, más no por Eduardo González, quien aseguró que eran subjetivas respecto de Dávila.

    De la lectura de los documentos queda claro que la investigación confidencial ordenada por Razmilic, se realizó al menos un par de meses antes de que el directorio le encargara revisar cómo se estaba usando las políticas de contratación de gerentes, hecho que ocurrió recién en agosto del mismo año. En todo caso, la polémica aún no escalaba al peldaño siguiente.

    Pasó una sombra

    El 2 de octubre, el informe del Comité de Auditoría, ya blindado por el informe de Harasic, fue analizado en el directorio presidido por la entonces ministra Karin Poniachik. En dicha reunión expuso uno de los miembros de la instancia -Ramón Jara, representante de la Sociedad Nacional de Minería- las conclusiones de la indagatoria.

    Sin embargo, el extracto que se hizo del encuentro, que dio origen al acta 980, sólo fue aprobado por cinco de los ocho miembros del directorio: a saber Poniachik, Jorge Matute (representante de los trabajadores), Carlos Álvarez, Miguel Moreno (Corfo) y Eduardo González (Corfo).

    Más no por Jara, Razmilic (Sofofa) y Gustavo Cubillos (Instituto de Ingenieros en Minas). Los tres agregaron sus cuestionamientos por separado al acta, documentos que constan en el informe enviado por la Contraloría a la Cámara -más no el que le dio origen-, debido al nivel de debate que se originó respecto a Dávila.

    Los tres últimos aseguran que el texto final que no rubricaron se arregló entre gallos y media noche y que los antecedentes allí expuestos no se condecían con la gravedad de los antecedentes en contra de Dávila. Y más aún, se quitó arbitrariamente la orden del directorio entregada a Poniachik de aplicarle una amonestación privada, "pero escrita", al imputado.

    Y allí quedó todo. A Dávila no se le aplicó la sanción acordada y los votos de minoría quedaron para la posteridad. Pero la renuncia presentada por Razmilic en junio de 2008, tanto a la empresa como al Comité de Auditoría que presidió, son elocuentes. Se lo acusa de "falta de transparencia", de entregarle información falsa al directorio y a este último de firmar un acta evidentemente incompleta.

    Lea todos los documentos:

  • Documento enviado por Contraloría a la Cámara de Diputados
  • Acta del Comité de Auditoría del 26 de julio de 2007
  • Acta del Comité de Auditoría del 1 de agosto de 2007
  • Acta del Comité de Auditoría del 10 de septiembre de 2007
  • Acta del Comité de Auditoría del 25 de septiembre de 2007
  • Acta del directorio cuestionada del 2 de octubre de 2007
  • Informe de Davor Harasic del 24 de septiembre de 2007
  • Cuestionamiento al acta cuestionada del 2 de octubre de 2007
  • Renuncia del jefe del Comité de Auditoria a la ENAP de 2008
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    Puede ser acusado de giro doloso de cheques

    Puede ser acusado de giro doloso de cheques

    La querella que complicaría la carrera al Congreso de Arturo Martínez

    20 de Octubre de 2009

     La Corte Suprema rechazó la apelación que hizo la CUT para revertir un fallo por prácticas antisindicales que los obliga a pagar una millonaria indemnización. La Central aceptó pagar en cheques sucesivos pero todos salieron protestados. La siguiente es una historia que ilustra el estilo del sindicalista más poderoso de Chile.

    El Mostrador

    Por Felipe Saleh

    En la pagina web de la Central Unitaria de Trabajadores  hay un banner que conduce al  listado de las empresas sancionadas por la Dirección del Trabajo por incurrir en prácticas antisindicales durante  el primer semestre de 2009. Paradójicamente  no hay ninguna referencia al fallo que condenó a la propia CUT a pagar una indemnización de $12.800.000 al auxiliar Mario Bascuñán Riquelme, por haber sido despedido aún cuando gozaba de fuero sindical.  Ese es un tema que en la organización prefieren no abordar. "Ese tema ya pasó", responde uno de los asesores de prensa de la Central y a pesar de los recados que dejamos con su asistente, no fue posible obtener la versión de Arturo Martínez.

    "Le ganamos en todas las instancias, primero en el  Quinto Juzgado del Trabajo, después en la Corte de Apelaciones y finalmente en la Corte Suprema, que votó 3 a 0 contra el recurso de casación que ellos presentaron", cuenta Mario  Bascuñán, un hombre de apariencia modesta que ha enfrentado durante cinco años a la multisindical encabezada por el socialista Arturo Martínez, hoy candidato a diputado por el distrito 16 de Pudahuel, Quilicura, Til-Til, Lampa y Batuco

    Millones sin fondos

    Con el dictamen judicial, Bascuñán podía darse por satisfecho. Especialmente  después de concretar un acuerdo mediante el cual le pagarían la indemnización con cinco  cheques, extendidos desde la cuenta de la CUT en el BancoEstado. El primero, fechado para el 14 de septiembre de 2009,  por $ 8 millones y los demás de $ 1 millón, que según el trato firmado en el Quinto Juzgado del Trabajo, se pagarían los días 5 de cada mes. Los cheques estaban a nombre del abogado patrocinante Marcos López Oneto. "Pero el primer cheque salió protestado inmediatamente por falta de fondos", cuenta Bascuñán visiblemente afectado por este largo litigio que Arturo Martínez se resigna a dar por perdido.

    La historia tiene más de 20 años. En  1988, en tiempos del Comando Nacional de Trabajadores, el antecedente inmediato de la actual CUT,  Mario Bascuñán llegó a ser dirigente de la Federación de Unidad Sindical, que agrupaba a varios sindicatos de base. "De esa fecha nos empezamos a conocer, yo participaba en algunos encuentros que hacía Martínez o a los que convocaban otros y aparecía él", cuenta Bascuñán. Luego, la empresa en la que trabajaba quebró y con eso se acabó el cargo que tenía como dirigente sindical. "Después me convierto en asesor del DECAL Vicuña Mackenna, una organización de asesoría laboral que recibía fondos del extranjero. Yo recibía dinero de Martínez por contactar dirigentes y sindicatos, armar encuentros e invitarlo para que les diera charlas. La idea era difundirlo. Era un trabajo de activismo político-sindical, a él le interesaba ganar las elecciones de la CUT", explica Bascuñán.

    Ex amigos

    Durante un año Bascuñán dice que se transformó en uno de los "hombres de confianza" de Martínez, quien ya detentaba el cargo de presidente de la multisindical a principios de esta década. "Yo atendía a los sindicatos que llegaban a conversar con él, las negociaciones colectivas también las atendía yo. Y le depositaba cheques. En ChileDeportes yo fui a retirar en tres oportunidades cheques dirigidos a Arturo Martínez y se los pasaba a depositar a su cuenta en el Banco del Desarrollo. Nunca supe para qué finalidad pero venían a su nombre, en una oportunidad hubo uno de cinco millones de pesos", revela Bascuñán.

    Quienes conocen a Martínez saben que es un tipo muy desconfiado y que cobra caro las deslealtades. El conflicto con Mario Bascuñán es prueba de ello. En 2000 se abre un frente de conflicto interno por los bienes confiscados a la CUT en la dictadura, avaluados en US$ 2,6 millones. Desde ese año se agudiza una división en la Central que termina en 2003 con una escisión en la multisindical encabezada por Diego Olivares, que se va de la CUT para formar la Unión Nacional de Trabajadores (UNT). El error de Mario Bascuñán fue seguir manteniendo buenas relaciones con ese grupo. "Eso era un agravio para él, en un momento Martínez me llama y me prohíbe conversar con esta gente, pero yo le dije que ni sus enemigos ni sus amigos tenían que ser también los míos", cuenta Bascuñán, que ya había sido "defenestrado" por el presidente de la CUT, quién lo envió a trabajar al subterráneo a cargo de la administración del edificio. En los tribunales Arturo Martínez reconoce que la relación entre ellos se quebró por culpa del conflicto interno en la central: "Desde agosto de 2003 se produce un pequeño quiebre al interior de la  CUT. Siete dirigentes deciden irse y formar una nueva CUT. Mario Bascuñán tiene un lazo de amistad con alguno de ellos (...) Mario Bascuñán coincide con ellos atacando a la CUT por falta de recursos y malos manejos", declara Martínez en una causa por injurias. 

    En 2004 Bascuñán se convierte en presidente del sindicato de los funcionarios de la CUT y paralelamente Arturo Martínez lo envía a que trabaje como recepcionista del edificio. Pero en septiembre de 2004 Bascuñán se encuentra con otra persona en su puesto.  Y denuncia a su empleador -la organización que agrupa y defiende a los trabajadores- por prácticas antisindicales. Salvo por este último detalle, la denuncia pudo haberse tramitado como cualquier otra. Pero el caso  derivó  en la mencionada querella por injurias, de Bascuñán contra Martínez.

    Según un careo en el contexto de esta acción judicial, fechado en abril de 2006, dos años antes, el 9 de  noviembre de 2004, el fiscalizador de la Inspección Provincial  del Trabajo Fernando Baeriswyl llegó a las oficinas de la CUT para notificarlos de la multa por infringir el artículo 12 del Código del Trabajo, que impide cambiar de puesto a un dirigente sindical.  "Pedí hablar con el encargado y me hicieron pasar a una especie de garage y conversé con un señor que me dijo que él no tenía facultades para resolver y que sólo las tenía el señor Martínez", declaró el fiscalizador en el 8º Juzgado del Crimen de Santiago, durante el careo con Arturo Martínez.

    El "rosario" de Arturo

    Según el fiscalizador, esta fue la razón para ir hasta la oficina de Martínez para hablar con él. El presidente de la CUT declara que le informó al fiscalizador que no existía un sindicato vigente de la Central, por tanto la multa no correspondía. Aunque un certificado de la Inspección del Trabajo acredita que la directiva encabezada por Bascuñán estaba vigente desde junio de 2004.

    Como sea, la querella por injurias  nace de la versión que sitúa a Bascuñán irrumpiendo en la oficina de Martínez mientras éste conversaba con el fiscalizador. "Le dije que con los años de experiencia que tenía en el mundo sindical, él sabía perfectamente que estaba  infringiendo la ley", dice Bascuñán.

    Según declara el funcionario de la Inspección del Trabajo ambos se agredieron verbalmente pero Martínez fue el más alterado e insultó a Bascuñán desplegando un repertorio de groserías, En el careo, Fernando Baeriswyl reproduce los improperios: "Que estai haciendo aquí vo' conchetumadre....ya estai hueveando de nuevo flojo de mierda, hasta cuando güeveai muerto de hambre, te voy a sacar la conchetumadre donde te pille. Así trabajai la plata vo' gueón conchetumadre mal agradecido, maricón infeliz', de ahí llamó a una persona y junto a él procedieron a sacar de la oficina a empujones al señor Bascuñán. No es efectivo lo que señala el señor Martínez que yo me presenté  ante él con el fin de notificarlo de una multa, lo que pasó fue que debido a la negativa de él de reponer en sus labores al señor Bascuñán, se configuró la infracción respectiva y se procedió a escriturar la multa en ese acto".

    Arturo Martínez dio su versión. Reconoció que la irrupción de Bascuñán "lo alteró", pero  declaró lo siguiente: "Es falso que el señor Bascuñán fuera sacado a empujones, yo le abrí para que él saliera. En relación a todos los garabatos que señala que yo dije, no es efectivo, yo no uso ese lenguaje, lo único que reconozco es que yo le dije que era un malagradecido y que era un huevón".

    Despedido desde Ginebra

    La multa en todo caso quedó sin efecto, según Baeriswyl "por orden del director de la época, no siguiendo los cursos legales de toda administración", hecho que Arturo Martínez niega. El presidente de la CUT fue sobreseído en esta querella por injurias y Bascuñán por orden de la Inspección del Trabajo reintegrado a su puesto después de la fiscalización que rodeó estos hechos.

    Pero un nuevo capítulo de esta historia se abriría a mediados de 2006 cuando Bascuñán  fue despedido por otras personas en representación de Martínez, quien estaba en Ginebra en una asamblea de la OIT. Aunque, según acredita el certificado numero 1285 de la Inspección del Trabajo, fechado el 1 de junio de 2006, Bascuñán tenía fuero sindical por 4 años en su calidad de presidente de la Federación Nacional de Sindicatos de Aseo, Servicios, Rellenos Sanitarios y Afines de Chile.

    Con estos antecedentes el caso fue tomado por el abogado Marcos López Oneto y los fallos judiciales favorecieron en todas las instancias al trabajador. Pero los cheques para pagar el convenio pactado fueron protestados por falta de fondos.  Desde ahora la defensa de Bascuñán prepara una gestión civil en la que se notificará el protesto de los documentos a la CUT. Y si en los tres días que siguen estos no son cancelados, vendrá una querella por giro doloso de cheques contra Arturo Martínez, lo que según la ley le impediría concretar sus intenciones de llegar al Congreso.

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