REAPARECE EN LA ESCENA MUNDIAL FIDEL CASTRO RUZ
Por toda Latinoamérica sonaban los brindis de la gusanera frente a la enfermedad de Fidel Castro. Más de uno volvió a pensar la Cuba post- Fidel. Una vez más el comandante triunfó. No sólo sobrevivió a una vastísima cantidad de atentados a su persona a lo largo de la historia, sino que también le ganó a su enfermedad. Apariciones públicas de un verdadero Hombre Nuevo.
Por Marcelo J. Levy
Volvió uno de los personajes más influyentes del pensamiento político latinoamericano, el líder histórico de la Revolución cubana: Volvió Fidel Castro a la vida pública de país. La Historia no sólo lo absolvió sino que no quiere desprenderse de él. Tras un periodo alejado de la escena política por enfermedad, Fidel Vuelve. A pesar del deseo de algunos, vuelve. Vuelve con su nitidez conceptual y de pensamiento, con su precisión a la hora de analizar la realidad que nos circunda. Vuelve para enseñarnos que la lucha continúa, que no hay obstáculos a la hora de batallar por una revolución.
El mismo día en que Fidel Castro Ruz acude por primera vez en cuatro años a hablar en un acto público, otro hombre, Barack Obama, suscribió nuevamente la extensión por otro año más del criminal bloqueo contra el pueblo cubano. El presidente estadounidense argumentó que seguir sometiendo a Cuba a esa bárbara e inhumana agresión “conviene a los intereses nacionales de Estados Unidos”.
Con la inteligencia y análisis que lo caracteriza, Fidel dice que no odia a Estados Unidos. “¿Por qué odiar a Estados Unidos, si es sólo un producto de la historia?” (…) “No quiero estar ausente en estos días. El mundo está en la fase más interesante y peligrosa de su existencia y yo estoy bastante comprometido con lo que vaya a pasar. Tengo cosas que hacer todavía”, puntualiza en su entrevista reciente al periódico mexicano La Jornada.
Fidel analiza el futuro nuclear con una claridad ejemplar: “Tenemos que movilizar al mundo para persuadir a Barack Obama, presidente de Estados Unidos, de que evite la guerra nuclear. Él es el único que puede, o no, oprimir el botón, sentencia. (…) “¿Tú crees que los iraníes van a retroceder?”, le pregunta a su entrevistadora y sigue abundando: “¿Tú te los imaginas? Hombres valientes, religiosos que ven en la muerte casi un premio… Bien, los iraníes no van a ceder, eso es seguro. ¿Van a ceder los yanquis? Y, ¿qué va a pasar si ni uno ni otro ceden?” La advertencia del Comandante radica en la amenaza latente de una guerra de imprevisibles consecuencias que, ha advertido, podría desatarse en el Medio Oriente si al vencer el plazo dado por el Consejo de Seguridad a Irán, los barcos mercantes de ese país en aguas internacionales son inspeccionados, y Teherán lanza una respuesta.
De ahí que el resurrecto Comandante-Maestro pide que se piense, se razone, se luche para evitar esta nueva amenaza a la supervivencia de la humanidad. Así las cosas, vestido con su acostumbrado uniforme verde olivo pero sin las acostumbradas insignias, casi como si fuese un ciudadano común, en la mañana del viernes pasado 3 de septiembre apareció en la escalinata de la Universidad de La Habana. Se puso anteojos para "ver un poquito mejor"... Y lo que vio Fidel fue a miles de universitarios que le esperaban impacientes (muchos desde la medianoche) cuando supieron que él tenía algo que decirles. Estaba acompañado de su inseparable esposa, Dalia Soto del Valle.
Una multitudinaria concentración de jóvenes le dio la bienvenida coreando: “Fidel, Fidel”, tras escuchar las notas del Himno Nacional, que abrió el acto político-cultural. Comenzó intimando con la juventud allí reunida: “Les pedí reunirnos hoy temprano, antes de que nuestro Sol caliente demasiado. Esta escalinata, a la que nunca imaginé volver, guarda imborrables recuerdos de los años en que comencé a tener conciencia de nuestra época y de nuestro deber. Se puede adquirir conocimientos y conciencia a lo largo de toda la vida, pero jamás en ninguna otra época de su existencia una persona volverá a tener la pureza y el desinterés con que, siendo joven, se enfrenta a la vida. A esa edad, descubrí mi verdadero destino”.
“El tiempo que la humanidad dispone para librar esta batalla, es increíblemente limitado. A lo largo de más de tres meses de incesante batallar me esforcé modestamente por divulgar, ante un mundo inadvertido, los terribles peligros que amenazan la vida humana en nuestro planeta. Es sabido, y no me queda otra alternativa que recordar el hecho, de que no estamos viviendo la época de la caballería y el acero de las espadas acompañados por arcabuces de un disparo”, acotó para de inmediato insistir en que la guerra posee hoy armas mucho más destructivas, sobre todo las nucleares.
Entonces, hizo suyas las palabras que le había hecho llegar un ciudadano común de Nuestra América en apoyo a su convocatoria: “Hoy enfrentamos dos grandes desafíos: la consolidación de la paz mundial y salvar el planeta del cambio climático. Lo primero es lograr una paz duradera sobre bases sólidas, la segunda es la de revertir el cambio climático. Hay que tomar conciencia de estos problemas que nosotros mismos los hemos creado y que somos los protagonistas de los cambios que tenemos que lograr. El panorama del siglo pasado no era igual que el de este siglo. El armamento, en estos momentos, es más sofisticado y mortífero y el planeta más débil y contaminado”.
“Nadie tiene el derecho de usar la violencia contra ningún ser humano, país o nación. Nadie puede cortar un árbol si antes no plantó tres… No podemos estar de espalda a la naturaleza. Todo lo contrario, debemos permanecer siempre abrazados a ella. Porque nosotros mismos somos naturaleza, formamos parte de ese abanico de colores, de sonidos, equilibrio y armonía. La naturaleza es perfecta”.
“Si no hacemos nada. Nadie se salvará, no habrá lugar seguro sobre la tierra, ni en el aire, ni en el cosmos. La gran energía que diariamente se acumula por el efecto invernadero, ya que los rayos solares quedan atrapados y descargan más energía cada día sobre la superficie terrestre. Provocará que se produzcan desastres naturales de consecuencias impredecibles ¿Alguien en la tierra tendría un botón capaz de poder detener semejante desastre?”
Y concluye: “…no podemos perder tiempo en guerras anacrónicas que nos debilitan y agotan nuestras energías. Los enemigos hacen las guerras. Eliminemos todas las causas que provocan que el hombre vea al hombre como su enemigo. Ni los que se enfrentan en una guerra están conscientes de que esa sea la solución a sus problemas, reaccionan ante sus emociones y no les hacen caso a su conciencia pensando erróneamente que el camino a la paz es la guerra. Yo digo, sin ninguna posibilidad de error, que la paz con la paz se logra y si quieres la paz, prepárate para cambiar tu conciencia.”
Y así se lo vio. Sesenta y cinco años después de que ese joven apareciera para convertirse en leyenda, Fidel vuelve una vez más a aquellas escalinatas que pensó nunca volvería. Hoy lo ven más revolucionario, más martiano y más socialista.
Allí estaba de nuevo, sabio y enérgico, dando lecciones a un mundo demasiado embriagado con el poder, un mundo al que se le acaba el tiempo, mientras acumula armas nucleares en cifras alarmantes. La paz con la paz se paga, dijo Fidel con esa señal de advertencia que anuncia siempre su dedo índice, para luego rematar: "Si quieres la paz, prepárate para cambiar tu conciencia".
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