Música chilena: Amistades peligrosas
Dos o más mundos colisionan en duplas ganadoras como la de Zalo Reyes y los Shamanes. O en la dimensión de Nick Calaveras, un productor que aprovechó el terremoto para juntar a gente como Roberto Márquez, Quique Neira y Juan Sativo. La tradición musical se anota con un lifting en manos de nuevos discos.
Foto: Shamanes no sueltan el acelerador. El sábado 26 de junio parten a Buenos Aires, invitados por Los Auténticos Decadentes a compartir escenario en el Luna Park. Foto: Paula Farías.
Domingo 6 de junio de 2010
Lo decía Jorge González hace un par de años, cuando reapareció como nombre frecuente en la discografía nacional reciente, en la sección de “invitados”: “Es la primera generación que entiende la canción de la manera que yo la entiendo, hecha con computadoras, elementos del pop basura, folclor urbano y con énfasis en el color de los instrumentos y el pulso endiablado más que en ‘la energía del rock’, pelotudez que ya 23 años atrás se había desinflado”.
Quizás sea una de las razones que expliquen el reflote de colaboraciones insignes con un puente generacional considerable. Como Quilapayún -el que opera desde Chile, con Eduardo Carrasco-, registrando una canción junto a Jimmy Fernández, ex La Pozze Latina para su último disco “Solistas” (2009, Warner). O JuanaFé reservando una pista completa para Mauricio Redolés a capella en su nuevo disco, “La makinita” (2010, Oveja Negra). O Gepe, anotándose con una nueva aparición del ex Los Prisioneros en su reciente álbum “Audiovisión” (2010, Quemasucabeza).
“La época de ‘Hungría’ (2007, Quemasucabeza) fue puro ‘Corazones’ (1990). Yo hace tiempo que quería hacer algo con él. Lo conocí en México y me dijo que ningún problema. Súper profesional, mandó todo listo”, decía Daniel Riveros durante las entrevistas por la salida de su último álbum. Uno más de los vínculos que dan cuenta de las interesantes coaliciones. Acá van dos ejemplos.
Gourmet
Nicolás Melloni llegó a Santiago a finales de 2007, tras vivir varios años en Miami y forjarse en las artes de la producción rapera, codeándose con gente como Dj Manuvers y Fatlip. Recién instalado en Chile le robaron el computador. Perdió todo el material que iba a ser su primer disco. Después vino la recolección, la necesidad de juntar plata y equipos para reamar un estudio casero. Que es, realmente, casero. No suda cables, ni equipos enchapados, ni amplificadores-reliquias. Un computador con Cool Edit de hace 12 años, un par de teclados, monitores y estamos. “Con lo mismo se grabó el ‘Vida salvaje’ de Makiza. Así que yo lo voy a ocupar siempre”. Hasta allá se trasladó un picado nacional que pidió algún espacio en “La receta” (Bitlove Records), el disco que Nick Calaveras -su alias- tiene preparado hace un tiempo y que aguarda en la puerta del horno. El lanzamiento será durante la segunda semana de julio.
“Quería hacer el disco que siempre quise escuchar. DJ Raff y Bitman hicieron algo parecido, pero es otro sonido. Mi mezcla va por otro lado. Es talvez más orgánica; es rap, pero lo mío no son esas tendencias futuristas. Quiero que los sonidos sean identificables en la realidad”, explica. “Y para eso tenía que llamar a la selección nacional de la música según mi criterio: a la gente que crecí escuchando y con quienes trabajo ahora”. El terremoto del 27 de febrero le dio la oportunidad: fueron diez días de desempleo para él y sus invitados. Todos se aparecieron a grabar.
Por las pistas de “La receta” dicen presente Juan Sativo (Tiro de Gracia), Tea Time y Rulo (Funk Attack), Roberto Márquez (Illapu), Búfalo Beat, Vitami, Dj Vaskular, Sonido Ácido, Seo2 y Quique Neira, entre otros. Para su segundo disco, ya baraja invitaciones para Claudio Narea y Florcita Motuda, su primer profesor de guitarra. “Y si llegas a poner esto. Claudio García, de Los Miserables: te ando buscando y te voy a encontrar”.
Como a Claudio Parra, a quien se encontró a la salida del restaurante Las Lanzas, después de haber tapado en correos a Los Jaivas para solicitarles el permiso de “La Conquistada”, el único cover que quedó en “La receta”. “A ti te ando buscando”, lo paró en la calle. Le puso los audífonos. Y el de bigote lo acarreó hasta los cuarteles Jaivas, para enseñarle su solo de teclado, apretarse las manos y cederle todos los permisos. Para una canción que terminó cantando Roberto Márquez de Illapu junto a Juan Sativo de Tiro de Gracia, con apariciones de Rulo (Funk Attack, Esencia), DJ Vascular (Colectivo Etéreo).
“Con Roberto Márquez tenemos un lazo casi familiar. Me presenta como su sobrino. Crecí escuchándolo. Para mí, Michael Jackson es ídolo. Pero se me hace más relevante Illapu. Hay quien me crucificaría por decir esto, pero yo prefiero a Illapu a Frank Sinatra”, dice. Y así con Los Jaivas y Los Prisioneros. “Soy un fan y ni cagando pierdo esa condición. Pero he tenido la oportunidad de codearme con esta gente y es todo lo que esperaba. Quizás nuestros tiempos son parecidos. (...) Me inscribí para votar, pero escuché mucho algo con lo que estoy de acuerdo: las opciones eran caca o pichí. Así como le pasó a la generación de los 80, hoy hay de qué hablar. No nos están matando, no nos ponen electricidad en los testículos, pero socialmente está la cagada. Ojalá salgan 100 mil personas más haciendo cosas que me gustan. Y si aparecen, quiero hacer cosas con ellos”.
Nick Calaveras se presentará en forma de DJ set este jueves en el Barabajo (Erasmo Escala, 2185), a la espera de un lanzamiento con todos sus invitados.
El dancehall de la cárcel
Y así fue como Kymani Marley se apareció por Puente Alto. El hijo de Bob Marley recibió unas pistas de manos del mánager de Shamanes. Le gustó lo que escuchaba. Estaba de visita en Chile y reservó una parada para los cultores del dancehall. Timbre: el hijo de Bob Marley, quien estampó su primera colaboración en una canción de un artista latinoamericano. Pero curiosamente, no es la invitación que más ha sonado en radio del segundo disco de la banda, “Reden-Zion” (2010, Feriamusic). Esa jineta quedó reservada para Zalo Reyes y su “Prisionera”.
“Hace un tiempo hicimos el lanzamiento del disco con la familia”, relata Daniel Montero, alias Browen. “Ves a tu papá en el público y tú compartiendo escenario con la persona que creciste escuchando. Desde chico uno nace con esto. Mi papá también fue músico. Vas seleccionando a los artistas y enfocándote en ellos. Tratando de lograr lo que otros han logrado. Para mí, que nací con su música sonando, es un honor”.
Así que “Prisionera” vivía en la oreja de Browen. Y un día, mientras probaba unas bases para algún tema nuevo, el músico advirtió que los acordes en sus manos eran los mismos sobre los cuales cantaba Zalo. Grabaron su versión. Y aunque los Shamanes gozan de grandes números en difusión radial y se empinan por sobre las ocho mil copias vendidas para su álbum, les dio pudor abordar al Gorrión de Conchalí. Hasta que un día coincidieron en un aeropuerto de la Región de Coquimbo, ambos varados esperando su vuelo. “Estábamos así como ‘ya, ¿quién le va a preguntar?’, harto rato, hasta que Zalito nos cachó complicados y se nos acercó: ‘A ver, cabros. Ustedes tienen cara de artistas’”. Vieron el video de Shamanes haciendo “Prisionera” por YouTube y el romántico comprometió su participación.
Los Shamanes están próximos a realizar el lanzamiento de su disco ya a escala masiva, que será durante los primeros días de julio. Un dancehall de vocación futurista y romántica, que junto a Movimiento Original, Boomer o 12 Tribus están tomando a su manera la posta del reggae radial en Chile. “Teníamos algo de miedo cuando hacíamos el cover de Zalo. Pero a mí me gusta, a mi hijo le gusta, y a mi abuelo le gusta. ¿Qué más se puede pedir?”.
UNA GALERÍA DE SALTOS La práctica del puente generacional tiene historia. Ahí está el trabajo conjunto entre Ángel Parra Trío con Óscar Arriagada o Valentín Trujillo. O la promoción realizada por Titae Lindl para las estrellas del Bar Cinzano. La modalidad se intensificó con “Generaciones” (2003), un disco de duetos que metió en la juguera a Los Tetas, Germaín de la Fuente, Los Tres, Buddy Richard, Dracma, Los Galos, Santo Barrio, Los Jaivas, Luis Dimas, Canal Magdalena y la Sonora de Tommy Rey, entre varios más. |
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