Reinventando el progresismo
Por Marcela Jiménez
No sólo enfrentar a Piñera en segunda vuelta. La interpelación de Arrate a MEO y Frei anticipa el diseño de una nueva coalición que vaya más allá de lo que hasta ahora ha sido la Concertación. El pacto contra la exclusión es el primer paso.
Domingo 22 de noviembre de 2009
No fue en el momento político más acertado el que escogió para lanzar su frase sobre la posibilidad de despejar un asiento en el próximo gabinete a una figura del PC. Pero con esa tesis, el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, logró olfatear correctamente el clima que actualmente impera en las relaciones políticas entre la Concertación y el PC, impensadas realmente hace menos de una década.
La propuesta de Arrate en el debate del lunes, en línea de sellar un acuerdo entre su comando, el de MEO y el de Frei para enfrentar a Piñera en segunda vuelta, se inscribe en la misma lógica: la refundación del eje progresista, capaz de ampliar su poder de convocatoria hacia la izquierda extraparlamentaria y de reincorporar a los sectores que se escindieron de la Concertación y, en esta pasada, compiten por fuera.
De llegar a buen puerto el pacto instrumental sellado entre el bloque oficialista y el Juntos Podemos, rompiendo la exclusión este 13 de diciembre, el paso siguiente será formalizar un acuerdo en la Cámara de Diputados -que se abra también a los escindidos- que permita avanzar en reformas políticas y laborales que las tres candidaturas presidenciales comparten. Una convergencia que -como dijo Humphrey Bogart en la película “Casablanca”- puede ser el comienzo de una gran amistad.
Un largo preámbulo
El 12 de septiembre se vio una imagen inédita en los últimos 20 años. Los cuatro presidentes de la Concertación y el timonel del PC, Guillermo Tellier, inscribieron ante el Servicio Electoral el pacto instrumental contra la exclusión, sellando así en el acuerdo entre el arco iris y el remolino.
El pacto no surgió de la nada. Ya en las municipales del año pasado, la relación entre ambas fuerzas políticas pasó del concubinato vivido por años a una situación de legalidad hecha y derecha. Tras tensas negociaciones, se selló un acuerdo electoral Concertación-PC, cuya mejor expresión fue en la Región Metropolitana con la elección de la alcaldesa comunista Claudina Núñez en Pedro Aguirre Cerda.
En comicios anteriores, los comunistas ya habían sido “pareja ocasional” del bloque del arco iris en las urnas, contribuyendo con sus votos a los triunfos de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet.
En las presidenciales de 1999, Lagos obtuvo en primera vuelta un 47,96%, en un virtual empate con Joaquín Lavín (47,51%), mientras Gladys Marín consiguió 3,19%. La entonces líder del PC decretó libertad de acción en el balotaje, pero el traspaso de votos fue evidente: el candidato UDI marcó 48,69% y Lagos se convirtió en Presidente con el 51,31%.
En 2005, Bachelet alcanzó el 45,96% y, enfrentada al inversionista Sebastián Piñera, en segunda vuelta ganó la banda presidencial con un 53,50%. El Juntos Podemos había llevado a Tomás Hirsch como abanderado con un 5,40% y, en el balotaje, el PC llamó abiertamente a votar por la actual Mandataria.
“El acercamiento se ha producido naturalmente, porque hay un pacto electoral entre la Concertación y el PC. En algunos lugares competimos, pero en otros no, como en el distrito de Lota-Arauco, donde oficialmente la DC apoya a Cristian Cuevas como candidato a diputado. Eso genera redes y vínculos que generan acercamientos”, dijo a LND el vicepresidente de la DC, Andrés Palma.
Desde el PC reconocen el mismo síntoma. “Se han caído mitos, ha habido evolución. El pacto instrumental ha servido mucho en los distritos, en las comunas, ojalá se pueda recrear más, para restablecer los lazos entre el pueblo concertacionista y el pueblo de la izquierda. Se están generando condiciones muy auspiciosas”, destacó el jefe de campaña de Jorge Arrate, Juan Andrés Lagos.
El timonel del PS, Camilo Escalona, destaca que “la relación política que se ha establecido con el PC es sin precedentes, ya que los cuatro partidos aceptaron el pacto instrumental, cosa que antes siempre había generado fuertes fricciones”.
Una relación que desde la base, entiéndase la CUT y las federaciones estudiantiles, se ha dado con mayor fluidez. “En el mundo social se avanza más rápido que en la política y, tal vez, es hora de abrirle más espacio al mundo social en la lógica de los entendimientos y el quehacer político”, añadió Lagos.
La llave de Bachelet
Bachelet impulsó el acuerdo municipal el año pasado y ha tenido una serie de gestos políticos significativos para el mundo comunista. En más de una ocasión incluyó a Teillier a las reuniones en palacio junto al resto de los presidentes de partidos, desde la UDI hasta el PS para analizar materias de interés nacional. Otros gestos más simbólicos, pero no menos importantes, se suman a la lista. La noche de los comicios municipales, invitó a la alcaldesa Núñez y a Teillier a celebrar con el oficialismo en los patios de La Moneda.
“Ese fue un gesto que políticamente rompió la exclusión. Los comunistas sintieron que la etapa de desconocimiento de su fuerza electoral era una etapa que se había concluido y reforzaron su espíritu de cooperación. Eso fue captado por quienes habían rechazado antes el acuerdo contra la exclusión y fue posible cruzar la distancia que se había generado en los años anteriores”, explica Escalona.
Por eso advierte que la figura de un comunista sentado en el gabinete puede inducir a error y generar expectativas erradas, fortaleciendo tesis políticas que pretenden mostrar -añadió- a la candidatura de Jorge Arrate como un apéndice de la Concertación. Idea que, por cierto, los comunistas rechazan públicamente.
Bajo el nuevo entendimiento entre el PC y el bloque del arco iris, es clave que al menos un par de los candidatos comunistas logren sentarse en la Cámara Baja, esperanzas que están puestas principalmente en Teillier en Estación Central, Cuevas en Lota y Lautaro Carmona en Atacama. De ser así, Lagos asegura que “sin duda en el Parlamento podemos generar consensos importantes. Es necesario tener nuevos rostros en el Parlamento, con menos discolaje light y más plebeyos de verdad”.
Informalmente en el oficialismo, el tema se ha conversado. A menos de veinte días de los comicios no es el momento de tratativas, pero sí es evidente que las voces coinciden en que a partir de marzo se concentrarán los esfuerzos en generar un acuerdo parlamentario.
“El hecho de que seguramente dos candidatos PC van a ingresar a la Cámara, va a abrir la puerta para que en el Congreso haya algún tipo de acuerdo de gobernabilidad. En el Congreso debe haber un pacto muy amplio, para que la gobernabilidad esté en manos de las fuerzas democráticas y no de la derecha”, sostiene Palma.
Desde el PS hay coincidencia plena en este punto. “Si logramos romper la exclusión y con las candidaturas ex DC presentados como PRI electas, se puede constituir un arco parlamentario democrático, sin que ello signifique un compromiso de gobierno, pero si coincidencias en las reformas de tipo social que necesitan mayoría parlamentaria”.
Repintar el arco iris
Independientemente del resultado en las urnas en segunda vuelta, las cosas no volverán a ser como las hemos conocido en los últimos veinte años. Un factor a considerar es el nuevo padrón electoral que habrá a partir del año 2012, con la inscripción automática y el voto voluntario, que implica el ingreso de poco más de dos millones de potenciales nuevos votantes.
“La inscripción automática genera una presión tácita súper grande al sistema. Los partidos no pueden seguir pensando que desde las cuatro paredes de su sede nacional pueden ganarse el encanto, el entusiasmo y el apoyo de esos dos millones de electores”, afirma el alcalde DC de Peñalolén, Claudio Orrego.
“Esta renovación está ocurriendo, lo que pasa es que no ha llegado a todos los niveles de la política, pero muchos alcaldes y parlamentarios están practicando un estilo nuevo”, agrega.
Otro desafío apunta a la expansión de las fronteras tradicionales del oficialismo, estableciendo puentes y diálogo entre las tres candidaturas presidenciales del progresismo una vez calmadas las pasiones de esta reñida competencia electoral.
Palma considera que hay que abrirse a dialogar con otros partidos políticos, como aquellos que se fueron al PRI y se marginaron por una crítica a la Concertación, pero no por un distanciamiento programático total con la coalición. “De hecho, hay candidatos del PRI que apoyan a Frei. Hay que abrirse a espacios de diálogo, eso es parte del escenario que viene”, añadió.
“Frei va a ser Presidente y ha hecho una promesa que yo le creo, ser un puente, quiere darle espacio a nuevas caras en el gobierno. Creo que esta renovación no es sólo tema de carnet, yo prefiero un viejo con espíritu joven que cien jóvenes con espíritu viejo y en ese sentido confundimos las nuevas caras solamente con juventud. La renovación es algo más profundo, tiene que ver con cómo entendemos la política, cómo entendemos a los partidos. Yo espero y pienso que esta renovación tiene que ser una mezcla de generaciones, no puede ser una cosa que destruya”, advierte Orrego. //LND
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