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Centros Chilenos en el Exterior

¡Derrumbemos los Muros donde estemos!

¡Derrumbemos los Muros donde estemos!

Sábado 3 de enero de 2009

Ilse Schimpf-Herken (Desde Alemania, especial para ARGENPRESS CULTURAL)

Quiero compartir una experiencia extraordinaria que me alegró mucho y sobre la que quiero reflexionar con Uds.

Es una vivencia que tuve hace poco en la entrega del premio otorgado por la Liga Internacional de los Derechos Humanos: Medalla Carl von Ossietzky, nombrado según el fundador de la Weltbühne, un periódico crítico contra la censura en el Nazismo. Carl von Ossietzky fue un perseguido de los Nazis, fue preso en diferentes campos de concentración y murió allí por consecuencia de la tortura. La Liga Internacional es una organización que se fundó después de la primera Guerra Mundial para protestar contra la violación de los Derechos Humanos en Europa; trabaja hasta hoy los grandes temas internacionales y alemanes de la violación de los Derechos Humanos, y al entregar cada año una medalla a una persona o a un grupo, destaca o llama la atención a un tema o a un problema social. Participan en este evento siempre de 500 a 1.000 personas y es un momento importante para la cultura política en Berlín… y por esto quiero que sean parte de esto.

En este año el premio fue otorgado a dos grupos de jóvenes del Medio Oriente que se juntan cada viernes desde hace más de 4 años para hacer una marcha de protesta contra el muro. Cada viernes jóvenes de Israel viajan a Palestina, para levantarse a protestar en conjunto con los jóvenes del Comité Popular de Bilaín. Bilaín es un pueblito con 5.000 habitantes cerca de la frontera con Israel. Desde hace 40 años tenemos un contacto directo con las mujeres del pueblo a través del Servicio para la Paz en el Mundo. El Weltfriedensdienst, una de las tres asociaciones de la Liga de Reconciliación (“Versöhnungsbund”), quería con su apoyo, también para el pueblo palestino dar una señal de que el movimiento por la paz no pretende ser solamente partidario de un grupo de víctimas, sino que la paz se construye respetando las visiones y el dolor de los diferentes grupos que sufren las secuelas del Holocausto. Apoyamos en todo este tiempo a una cooperativa de mujeres para que trabajen bordados en punto de cruz, una artesanía tradicional palestina, en la cual se resignifican los símbolos de la resistencia de su pueblo.

En el transcurso de los años, estas mujeres jóvenes tuvieron hijos, aprendieron a leer y escribir, se organizaron para cuidar a sus hijos en una salacuna y continuaron con la costura y los bordados. Actualmente venden sus productos hasta en las ciudades de Ramala y Jerusalem, siempre con el mensaje que sigue existiendo por allí, en el campo cercano, un grupo de mujeres organizadas, orgullosas de su cultura… hasta hace 5 años atrás, cuando los Israelíes empezaron a construir el muro, un muro que ahora tiene más de 600 km. En las ciudades está hecho de bloques de cemento de 8 metros de alto o más, en el campo son cercas altas de alambre de púa. El Muro dejó al pueblo Bilaín dividido en dos, las casas del pueblo están por un lado de la frontera, los terrenos de los agricultores, el bosque de los olivares antiguos, el agua y los pozos están al otro lado, inalcanzables. Las mujeres con sus hijos ya grandes se levantaron en protesta contra tal injusticia, llevaron su pleito a la corte, pero no pasó nada. Entonces voces del exterior, de Israel, de Europa, se levantaron también, pero se seguía construyendo el muro igual. Empezaron las primeras marchas de protesta internacionales, y Bilaín se tornó en un lugar emblemático contra la construcción del Muro. Desde entonces empezaron a llegar regularmente los jóvenes israelíes, todos los viernes, pocos al principio, luego cada vez más, se aguantan el calor del verano y del sol que quema, esperando en la frontera, cada viernes lo mismo; viajan a Bilaín sin más, solamente para estar en la protesta no-violenta contra el Muro, unid@s con los jóvenes del Comité popular, unidos en su convicción de la no-violencia y del largo aliento. Y siempre cuando están frente a frente con los militares israelíes tienen una postura comunicativa, hablan de sus derechos, de lo inhumano del Muro, de la injusticia de la tierra robada al otro lado del Muro. Los soldados escuchan, se ve en sus ojos el desconcierto, pero tienen que escuchar, no les queda otra, hasta que sus comandantes dan la orden, se retiran unos 10 metros y empiezan a tirar balas de goma. Muchos de los jóvenes tienen heridas profundas en sus cuerpos de esto. El escritor israelí Yuri Avneri lo describe así: “Nos juntamos en Bilaín y las lágrimas nos impiden vernos, son lágrimas no por la tristeza ni por la alegría, estamos llorando juntos bajo las bombas lacrimógenas, bajo las bombas de agua de los tanques, bajo las balas de goma. ¿Cuántas personas han salido heridas de estos desencuentros? ¡Abajo el Muro!”

Lo que en 2003 empezó con un campamento en el terreno a donde se iba a construir el Muro, se transformó con el tiempo en manifestaciones, en verdaderos escenarios performativos contra la violencia, en escenarios metafóricos contra los asentamientos ilegales de pobladores judíos. A veces los grupos de jóvenes se pusieron de acuerdo para llevar pancartas con lemas, cantaron himnos, marcharon acompañados de visitas del extranjero, se ataron con cadenas a los troncos de los viejos olivares, se dejaron clavar en el suelo demarcado para la construcción del Muro, transportaron alambre de púa de la frontera de Bilaín a Tel Aviv para cortar el tráfico en las calles, se vistieron con tela blanca modelada en forma de casas en el estilo de los asentamientos judíos, para desterrarlas simbólicamente del territorio palestino, hasta organizaron el año pasado un congreso internacional en el mismo pueblo de Bilaín. Nacieron en esta tantas formas cooperativas de protesta, la confianza y lealtad en la cual radica la fuerza irresistible del movimiento que siempre todos los viernes, año por año, sigue con sus acciones no-violentas, frente a la agresión armada de los soldados, frente a la injusticia impuesta por un Estado cuyos ciudadanos, en la gran mayoría son familiares de personas que en su pasado sufrieron mucho también. ¡Abajo con el muro!

El Muro simbólicamente une a los Berlineses con el pueblo de Bilaín. En Berlín estamos hace apenas 19 años sin muro; fueron 27 años que vivimos a la sombra de un muro y más de 40 años divididos en las dos Alemanias. Tal vez por esto nos sentíamos doblemente emocionados en Berlín cuando supimos sobre los galardonados con la medalla Carl von Ossietzk, pero también porque estos grupos de jóvenes nos muestran que la no-violencia es posible, porque la no violencia desconcierta, deja con incertidumbre a los soldados, a los policías, al servicio de “seguridad” estatal, porque se encuentran con jóvenes alegres, con grupos cantando, con personas que aparentemente están con una postura clara, coherente consigo mismos. Es realmente más que admirable pararse así frente a los tanques y a personas fuertemente armadas. Qué difícil debe ser para ambos lados, para los jóvenes no ser vencidos por el miedo frente a tantos soldados armados y los tanques, y para los soldados actuar frente a personas no uniformadas o clandestinas. Una joven israelí describe este desconcierto: “Cuando los soldados israelíes querían ponernos presos, no tenían la justificación, el imaginario del enemigo, el estigma de siempre, porque no éramos ni terroristas, ni comunistas, ni religiosos, ni violentos. En su desconcierto necesitaban definirnos como grupo y desvalorizarnos, entonces nos tildaban como “Anarquistas”. Adoptamos este lema como identitario y desde entonces nos llamamos los “Anarquista contra el Muro.”

En una entrevista a representantes de los dos grupos en la Tageszeitung (TAZ) dos días antes de la entrega de la medalla dijeron lo siguiente: Mohammed Khatib: “No nos manifestamos solamente contra el Muro, sino también contra los asentamientos judíos ilegales que fueron construidos en nuestra tierra palestina. Nuestro éxito más grande es que el Tribunal Constitucional de Israel ha decidido que habría que cambiar el recorrido del Muro. Pero hasta ahora no se implementó este juicio. A pesar de cambiar el curso del Muro, 1.000 hectáreas quedarían perteneciendo a los Israelíes, ya que fueron construidos desde antes asentamientos de pobladores judíos. Desafortunadamente el tribunal aceptó estos hechos injustos –han derrumbado hasta ahora una sola casa”. Y Shara Vardi de Tel Aviv dice en la entrevista: “Nos hemos juntado cinco años atrás para reaccionar contra la construcción de este Muro y los establecimientos que nos separan. Somos muchas personas, con muchas ideas diferentes, no tenemos un programa en común. Lo que nos une es la protesta contra el Muro; esto es para nosotros un deber moral. Estamos felices de que nuestra protesta reciba ahora tal reconocimiento. TAZ: Con la construcción del Muro disminuyeron los ataques terroristas. ¿Qué piensa de esto? Shara: “No sé lo que piensan los otros anarquistas al respecto, hablo solamente de mí. Estoy convencida que el Muro no solamente vulnera a los Palestinos, sino deja con heridas también a los Israelíes. El terror es un síntoma. Uno sabe que cada forma de opresión implica el peligro de nuevos ataques y sirve como pretexto para justificar los actos terroristas. El Muro está en peligro de convertirse en un nuevo elemento en el círculo de la violencia.”

Con esta frase en la mente: “el muro nos deja mal también a nosotros”, me identifico plenamente y vivenciado el evento solemne en la Casa de las Culturas del Mundo en Berlín. Tengo que relatar y describir algo sobre el ambiente en la sala y durante el evento para que se entienda la gran impresión que dejó. El acto se realizó en un escenario todo en negro, solamente había luz en donde hablaban los ponentes, en donde estaban puestas las dos medallas y sobre dos floreros grandes: uno con lilas y otro con flores blancas. En la pared atrás estaba colgado un gran afiche en blanco y negro de Carl von Ossietzky frente a sus verdugos en un campo de concentración. Fanny Raisin, la presidenta, inauguró el evento con una ponencia sobre la violación de los Derechos Humanos en Alemania hoy, habló del poder cada vez más grande de la policía secreta (BKA) y del silencio europeo frente a los miles y miles de africanos que mueren en su intento de emigrar hacia Europa. Fanny citó a Martin Buber: “Soy porque tú eres” y una frase de la Biblia: “Te protejo para que sobrevivamos.” Son frases que llegan al corazón porque nos preguntan dónde hemos estado mientras 13.000 africanos han muerto ahogados en el Atlántico durante los últimos años. Es la impotencia y la vergüenza que transforma esta catástrofe moral en un tabú, y por la negación de los hechos por la mayoría, nos hacemos cómplices en el silencio. Esta barrera invisible alrededor de Europa, legitimada por la legislación de la Unión Europea no se puede tolerar y la única forma para romper el silencio es llegar a la acción. Los jóvenes del Medio Oriente dan un ejemplo, ¡más tajante que nunca!

Después habló el escritor israelí Juri Avneri como ponente de honor. Un hombre muy querido por sus años en la solidaridad con los oprimidos y en la lucha para la realización de los dos Estados. Habló muy suave, su salud ya está muy delicada, describió como él y su esposa han observado y participado directamente en la protesta en Bilaín. “El muro tiene que caer, está disfrazado como una medida de seguridad, pero es una marca infame...la persistencia en la protesta durante cinco años, planificar cada semana las acciones en común, muestran que la cooperación entre los dos pueblos es posible, enriquece a cada uno, es la fuente de la fuerza y creatividad creciente. En Berlín, hace más de 30 años, no muy lejos de este lugar, el presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy conmovió a la gente diciendo: “Abajo con el Muro. Yo soy un berlinés”. Y ahora declaro solemnemente: “Soy un Bilaínes!” Seguido de música de Klesma y una improvisación en el “Uhd”, un instrumento tradicional palestino, como es tradicional en la entrega del premio, los premiados del año anterior ofrecen una ponencia para elogiar a sus sucesores. Entonces hablaron dos abogadas quienes pertenecieron al “Colectivo de Defensa jurídica” de Heilgendamm, que ofrecieron su servicio a la defensa de los manifestantes contra la cumbre de los G8 en Alemania. Una de ellas presentó al Comité Popular de Bilaín en sus luchas contra la Guerra y la amenaza permanente, el robo de la tierra y la discriminación de la población, su colega habló de la lucha de los “Anarquistas contra el Muro”, contra el servicio militar obligatorio en Israel, sobre la diversidad y la postura ética de los integrantes del grupo. La amenaza permanente que viven especialmente los jóvenes en su objeción de conciencia. No solamente son socialmente excluidos, sino que no tienen sus derechos ciudadanos garantizados. Por ejemplo Shara, que dio una entrevista algunos días antes del evento en Tel Aviv, era la persona indicada para recibir la medalla, pero no pudo salir del país por falta de permiso de salida, porque con los trámites de la objeción de conciencia no está considerada persona con derecho a salir del país. En las palabras de las dos abogadas “Contra el G8” se dio testimonio sobre la realidad que viven los dos grupos en Israel y Palestina. Dieron habló de realidades que ningún muro del mundo puede impedir, el mero hecho de no obedecer o someterse a la injusticia. Los grupos premiados dan el ejemplo que desde la solidaridad y la cooperación nacen las visiones y la utopía de un mundo sin muros. ¿Quién hubiera creído 40 años atrás que el Muro de Berlín se derrumbaría un día? Nadie o casi nadie, pero estos jóvenes de los dos lados del Muro ya son esta representación del futuro.

Cuando subieron al escenario para recibir las medallas, los jóvenes palestinos dieron gracias a Allah, a sus colegas del Comité Popular de Bilaín, de Israel y del extranjero. “Hablo también en el nombre de los habitantes de 183 pueblos que sufren la misma situación que nosotr@s en Bilaín. Todos ellos, todos Uds. hicieron posible que una resistencia no-violenta tuviera acceso a la opinión pública. Normalmente nadie escribe sobre la no-violencia, porque choca con la prensa sensacionalista, porque no hay muertos ni armas. A esta prensa no le interesa informar sobre nuestra cotidianidad, que al igual que tiene sus momentos de alegría y de amenaza, del vivir la vida y a la vez sufrir las secuelas de la situación... Nosotros los Palestin@s necesitamos a la comunidad internacional para ser escuchados. Por esto damos las gracias por esta medalla.”

Los Anarquistas contra el Muro solamente agradecieron diciendo que normalmente no aceptarían una medalla que destaca a algunos frente a otros. “Pero como siempre estamos actuando y cooperando con los compañeros de Bilaín, estamos aquí con ellos también. Hay que visibilizar lo negado, hablar sobre la vergüenza y construir lazos.” El evento terminó con la música Klesma “Una noche en el Jardín del Edén.”

El haber vivido este evento solemne con todos Uds. en la mente, me hace sentir que vamos en buen camino. Las formas para romper el silencio pueden ser diversas, pero el actuar solidariamente para hacer desaparecer los Muros nos humaniza y nos devuelve la esperanza que el cemento y las barreras del supuesto orden nos han robado. El desconcierto en la mirada de los jóvenes soldados puede interpretarse como incertidumbre y puede ser el primer paso en su caminata para y con el Otro. Soy porque tú eres. ¡Derrumbemos los Muros donde estemos!

Autor foto: ALJIDAR

1 comentario

Osvaldo Berríos -

Unos muros caen y otros se levantan. Los que nunca caen son los hombres y mujeres de buena voluntad, los que han entendido que la patria somos todos. Hay muros de todas dimensiones, ninguno tan grande que pueda opacar al corazón de la humanidad.