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Centros Chilenos en el Exterior

LA COYUNTURA CUANDO AMENAZA NOVIEMBRE

1. Cuando ya agoniza octubre, la celeridad de los efectos de la crisis capitalista originada en el corazón del imperialismo se expresa con nitidez brutal en el laboratorio del neoliberalismo. Ya es posible convenir que el origen de la crisis se encuentra en la sobreproducción, la subsecuente baja tendencial de la ganancia para la clase en el poder desde los 70 hasta hoy, que pretendió resolver la búsqueda incesante de la ganancia del capital a través de la financiarización mundial de la economía mediante la especulación y complejos instrumentos de libre tránsito de paquetes de deudas sin respaldo respecto de la denominada economía real. Es decir, la crisis cíclica consustancial al capitalismo, fue construida por la hegemonía paulatina del capital financiero ficticio a nivel planetario, por un lado, y la destrucción y privatización de la propiedad social de los recursos y derechos sociales consagrados en la fase post segunda guerra mundial hasta la medianía de los 70’ del siglo pasado; más la flexibilidad laboral y la precarización estructural de la vida de los trabajadores y el pueblo. La desigualdad social devenida del propio movimiento capitalista es, por tanto, la determinación necesaria para sostener el superbienestar de una minoría corporativa-estatal y militar imperialista y las respectivas burguesías nativas rentistas y dependientes contra los pueblos del mundo.

2. Al respecto, Chile, en plena dictadura pinochetista, fue el rincón perfecto del planeta para la reunión de condiciones que facilitaron la imposición salvaje del modelo de la Escuela de Chicago, políticamente aplicado por Thatcher y Reagan a través de la Junta Militar, ya devastados los polos de resistencia popular de la época por la violencia castrense. Así fue como, entre otras cosas, la propiedad del cobre en manos del Estado quedó reducida a un tercio; fue aniquilada la industria nacional; se privatizó la mitad del sistema de educación pública; se inventaron los negocios de las Isapres privadas que terminaron por dejar un sistema de salud público esquelético, desfinanciado y profundamente defectuoso (donde se atiende el 80 % de los chilenos); se rehizo un Código del Trabajo eminentemente patronal, anti-sindical y fundado en el Código Civil y no Laboral; y se crearon las Administraciones de Fondos de Pensiones (AFP’s) que han hecho fortuna, tanto por la “comisión” expropiada de los ahorros de los trabajadores, como a través de las inversiones en activos y bolsas extranjeras de los fondos sin regulaciones significativas.

3. Actualmente, la crisis capitalista mundial, revela, una vez más, el contenido burgués y anti-popular del Estado chileno. A la fecha se ha inyectado liquidez paulatinamente al sistema bancario; recursos que contemplan un plan general de 5 mil millones de dólares a costa de las reservas fiscales que alcanzan la cifra de 30 mil millones de dólares. Y en gran medida ese superávit se sostiene por las exportaciones cupríferas en un contexto donde la demanda china –principal comprador del “sueldo de Chile”- va a la baja, producto de la contracción de demanda norteamericana de importaciones del gigante asiático. En este sentido, analistas apuntan que el crecimiento de China el 2008 se ubicará alrededor del 8%, muy lejos del esplendoroso 12 % que lucía hace un par de años. Tal situación ha llevado a que el cobre, en los últimos 100 días haya perdido un 50 % de su valor, golpeando especialmente a los pequeños y medianos mineros. En julio de 2008 el metal rojo estaba en 4,07 dólares por libra; hoy cerró en 2 dólares por libra. Sin duda, la caída vertical del precio del mineral desabastecerá de recursos los ya malogrados programas sociales del gobierno concertacionista. Como jamás las divisas provenientes del transitorio buen precio del cobre fueron invertidas en industrialización y desarrollo estratégico para el país, el drama que se avecina redundará negativamente para el conjunto social.

Por otra parte, la inflación está al borde del 10 %; el desempleo supera el 9 % y aumenta tendencialmente. Sobre la creciente cesantía, los sectores más dañados se encuentran en el comercio, la construcción, fuerzas de ventas y servicios bancarios y recientemente, la minería. Asimismo, los salarios nominalmente se han congelado (pero en la realidad económica han bajado); la gente privilegia la compra de alimentos y el pago habitacional. Los servicios básicos acumulan desde enero, un alza de un 28 % (alimentos, combustibles, agua, electricidad, gas, teléfono), lo que corresponde a alrededor de $ 20 mil pesos mensuales más (32 dólares, en un país donde el kilo de pan cuesta casi 2 dólares, y el sueldo mínimo es de poco más de 250 dólares).

Pero la liquidez ofrecida por el Estado a los empresarios no se reduce al sector financiero. Al parecer, en países pequeños como Chile, el efecto de la crisis en la economía real impacta con velocidad lumínica. Pese al perjuicio que ha sufrido la industria salmonera producto de la expansión del virus ISA, el sector obtiene más de 2 mil millones de dólares anuales. Sin embargo, el fisco atenderá a los dueños de esa industria con 250 millones de dólares. Como resulta histórico, el Estado, ante una burguesía duramente apremiada, funciona como aval inmejorable para honra del capital y maldición de las grandes mayorías.

4. Las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP’s) fueron un engendro de fines especulativos y privatizadores creadas en los albores de la década de los 80’, bajo el imperio de la manu militari más brutal de la historia chilena. Lo que en otros países donde coexisten AFP’s y sistemas mixtos, suscribirse es voluntario, en Chile fue obligatorio. El sistema previsional fundado en la capitalización individual, destruyó cualquier modelo solidario y con aportes patronales, y dejó en la más absoluta indefensión a todos y cada uno de los trabajadores agregados al modelo que enriquece a sus propietarios a través de un costo-comisión que cotiza el asalariado, dependiente o independiente. Como si fuera poco, las gerencias de las AFP’s están facultadas legalmente para invertir en activos financieros y bolsas extranjeras, quedando los ahorros como presa de las oscilaciones del mercado especulativo, hoy en plena quiebra. Los salarios de los trabajadores pasivos que han jubilado bajo el sistema rayan en alrededor de un tercio de la remuneración promedio obtenida como activo. La Reforma Previsional de Bachelet –guinda insípida de su gobierno- aumentó la cobertura del sistema, y garantizó una jubilación mínima de $ 70 mil pesos (110 dólares) a cambio de que los dueños de las administradoras pudieran invertir hasta un 80% de los ahorros a gusto. Con la crisis esto ha significado una pérdida general de alrededor de 20 mil millones de dólares.

En un estudio realizado por el prestigioso Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo, CENDA, sus economistas concluyen que “Con los valores del caso mediana, es decir, aquel bajo el cual está el 50% de los afiliados, los resultados son inferiores, puesto que ni hombres ni mujeres logran alcanzar la pensión mínima con sus propios recursos, ni tampoco la garantía de ella, puesto que no alcanzan las cotizaciones requeridas. En el caso de los cotizantes, las densidades medianas permiten alcanzar la garantía de pensión mínima, pero el capital acumulado no les permite superarlas. Las tasas de reemplazo son muy bajas, con pensiones que en todos los casos resultan inferiores a la mitad, y son inferiores a la tercera parte de la remuneración actual”, y agregan que “la mitad de los cotizantes no logrará superar la pensión mínima y deberá depender de la garantía estatal. Es decir, en definitiva, menos de la mitad de los cotizantes, que equivalen a menos de un tercio de los afiliados, logrará beneficios del sistema que excedan la garantía estatal de pensión mínima, y más de la mitad de los afiliados quedará con la pensión mínima”.

El impacto en Chile provocado por la reciente estatización de las AFJP’s argentinas, junto a las protestas de sectores sindicales ante las multimillonarias pérdidas de los ahorros previsionales, gatilló una reunión altamente mediática entre el gobierno y el Presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, Arturo Martínez, el 22 de octubre. En la ocasión, la Presidenta Bachelet hizo un llamado “especial” a los empresarios a “actuar con sensibilidad, con responsabilidad social” ante la crisis, como si las motivaciones aparentes y de fondo de los patrones estuvieran asociadas a una ética distinta que la ganancia, la acumulación, la explotación y el beneficio inmediato y privado de capitales.

Por su lado y en la vereda antagónica respecto de los intereses de los trabajadores y el pueblo, Arturo Martínez, Presidente de la CUT y verdadero funcionario gubernamental digitado por el Presidente del Partido Socialista, Camilo Escalona, junto al ministro de Hacienda, Andrés Velasco (reconocido y aplaudido neoliberal por los propios líderes empresariales del país), se manifestó contrario a estatizar los fondos previsionales, como se hizo en Argentina, y aprobó la decisión de la Mandataria de crear una AFP estatal.

El contenido especulativo, anti-solidario y genéticamente neoliberal de las AFP no modifica su naturaleza con la creación de una administradora estatal. Sus fundamentos permanecen inmaculados. Lo que cambia es la ilusión mítica de que el Estado, por sus supuestas fortalezas (que hasta el momento, sólo han servido para salvar a los patrones que buscan socializar sus pérdidas) puede ser mejor que una AFP privada. Bajo el capitalismo extremista reinante en Chile desde Pinochet a Bachelet, los ahorros del trabajo de los casi 7 millones de asalariados chilenos (si se cambiaran completamente a la eventual AFP del Estado) ¿No podrían ir a parar a las arcas empresariales, y no podrían sostener sus riesgos especulativos sin ningún marco regulatorio siquiera balbuceado desde La Moneda, y en conocimiento del contenido subordinado a la patronal de los gobiernos de turno, con unas gotas de agravantes ante la posibilidad de que triunfe la derecha histórica a fines de 2009?
Las pistas nucleares de un nuevo modelo de previsión y seguridad social desde los intereses de las grandes mayorías están en la propiedad social de un sistema avalado por el Estado, extraordinariamente regulado, cuya composición tenga de aportes del trabajador, del Estado y del empleador (tripartito); sea solidario (relación colectiva entre trabajadores activos y trabajadores pasivos); universal; no especulativo; cuyos recursos sean invertibles en la necesaria industria y desarrollo nacional ligada a la propiedad social; y que, en definitiva, sea capaz de producir jubilaciones suficientes para sobrellevar una vejez digna.

5. Por arriba, las elecciones presidenciales de 2009 mantienen una alta tensión en el compacto concertacionista. La extraña y arrogante ambigüedad con que el ex Presidente Ricardo Lagos Escobar se ha expresado respecto de su eventual participación en los futuros comicios tiene en ascuas a los dirigentes de los partidos de gobierno. En resumen, Lagos se niega rotundamente a participar en primarias: al parecer, quiere ser candidato único de inmediato, sin elecciones internas y sin competencia en la primera vuelta. Rápidamente, el jerarca del Partido Socialista, Camilo Escalona (el mismo que puso al ex operador del aparato de inteligencia de los primeros años de la Concertación, Marcelo Schilling como diputado después de la muerte del parlamentario Juan Bustos), manifestó que Ricardo Lagos, ante su conflicto egotista, “Desde el punto de vista electoral no es bueno que esté en el escenario”. La respuesta del Presidente del PPD, Pepe Auth, fue también veloz: “No entiendo qué motiva a Camilo Escalona a acosar a Ricardo Lagos de ese modo (…) Nosotros no vamos a permitir que se ningunee a Lagos de esa manera.” Lo cierto es que el actual Secretario General de la ornamental Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, y pre candidato presidencial de Camilo Escalona, en distintas partes, pero al mismo tiempo, con Ricardo Lagos han acompañado las campañas municipales que se libran el 26 de octubre. En general, Lagos en las encuestas es el político que más se acerca al candidato de la derecha histórica, Sebastián Piñera, aunque a una distancia más que considerable.

En la Democracia Cristiana, Frei Ruiz Tagle apura su campaña con furor, todavía, ante la indiferencia nacional. Soledad Alvear hace otro tanto con un relativo y coyuntural mejor ver, pero siempre muy por debajo de otros pre candidatos.

En los últimos días, el pre candidato de la derecha histórica, Sebastián Piñera, ha publicitado su intención de “ampliar el arco político de la Alianza” a través de posibles convenios con el dueño de Chile Primero, Fernando Flores (que en su juventud fue ministro del doctor Salvador Allende). Otro tanto ha tratado de hacer con el PRI de Adolfo Zaldívar (escindido de la DC); sin embargo, Zaldívar se ha atrincherado en una suerte de “extremismo” de centro, donde acusa a la Alianza por Chile y a la Concertación de “más de lo mismo”). Lo que ocurre es que Adolfo Zaldívar quiere ser candidato presidencial, y Piñera lo enluta sobradamente. Asimismo, sectores de la UDI y la prensa concertacionista tratan de levantar la pre candidatura de la senadora Evelyn Mattei, hecho que empañaría la unidad hasta ahora expresada por el sector y que ha sido, acaso, su principal fortaleza. Falta un poco de tiempo para este preparado derechista difícil de tragar.

Por su lado, la dirección de la izquierda tradicional profundiza sus lazos con la Concertación. A través del acuerdo por omisión, votos cruzados, vocales comunes para las elecciones municipales, críticas descafeinadas y paralizantes ante los desaciertos gubernamentales, lentamente los rostros dirigentes de la izquierda tradicional van volviéndose parte del paisaje mediático asociado a la Concertación. Es su camino y tendrán sus razones. Con modestia, nada más vale recordar lo ocurrido con la izquierda española, francesa e italiana cuando, producto de pragmatismos cortoplacistas, fue mimetizándose con el llamado centro “socialdemócrata”. Siempre sobre la mesa está el riego de que la táctica se convierta, a través de procesos complejos, en la estrategia.

Andrés Figueroa Cornejo
Octubre 22 de 2008

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