G-8: Los africanos exigen que cumplamos nuestras promesas
Internacional | 07.07.2008
Foto: Logotipo de la Cumbre del G-8 en Hokkaido, Japón
A la crisis alimentaria, los líderes del G-8 responderán con fondos de ayuda inmediata destinados al África. Ése es el logro de la primera jornada de la Cumbre en la japonesa Hokkaido.
La pobreza en Africa encabezó el temario del primer día de la Cumbre de los países más industrializados del mundo, el G-8, cuyos líderes estarán reunidos hasta el 9 de julio en la isla de Hokkaido, Japón.
A la primera jornada de la edición 2008 del encuentro del club de las naciones poderosas del mundo se invitó también a líderes africanos de Argelia, Etiopía, Ghana, Nigeria, Senegal, Sudáfrica y Tanzania. La urgencia de paliar la crisis alimentaria actual -íntimamente ligada al alza de los precios de los alimentos y el petróleo-, no escapa a nadie y por ello, supuestamente, Francia, Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia, Japón, Alemania y Rusia están dispuestas a tomar medidas concretas e inmediatas.
Un comunicado de Merkel
En un comunicado, dirigido a sus homólogos, la canciller Angela Merkel instaba a los países ricos a la acción, pues esta crisis representa también una fuerte amenaza a la paz y la seguridad mundial. Desestabilización de los Estados y las democracias serán, según la canciller germana, las consecuencias inmediatas de una situación en los países del G-8 tienen buena parte de la responsabilidad.
"Contamos ya con ofertas concretas", aseveró al final de la primera jornada la líder alemana quien detalla: "La Comisión Europea ha prometido mil millones de euros para ayuda inmediata. Alemania concederá este año 600 millones de euros para apoyar la agricultura. Y podemos partir del supuesto -y hablo también por la ayuda al desarrollo alemana- que la cooperación en el campo agrícola se va a intensificar".
Foto: Protesta de Oxfam en Alemania: lista de deseos
Según Henrik Böhme, corresponsal de DW-RADIO que está presente en Toyako, éste importante campo ha sido descuidado en los últimos años; los problemas estructurales que han aportado a la crisis actual son, además, consecuencia de decisiones equivocadas. Ghana es un ejemplo de éstas: en el contexto de la concesión de créditos del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial se obligó al país africano a abrir sus mercados al arroz importado y prácticamente se prohibió que el Estado intervenga como ente regulador. "Sólo si se hace algo en contra de las causas estructurales de la crisis tenemos, a mediano plazo, una posibilidad de superarla", asevera Jörn Kalinski, portavoz de la organización no gubernamental OXFAM.
Acusaciones de OXFAM
Esta organización no gubernamental británica acusa al G-8 de no cumplir con los acuerdos de la Cumbre de Gleneagles, que tuvo lugar en Escocia en el 2005. Entre lo acordado estaba el duplicar el monto de los fondos destinados a la asistencia hasta el año 2010; los 50.000 millones de dólares debía alcanzar, la mitad de los cuales estaría destinada a África. Un reporte del mes pasado del Comité de Progreso Africa -establecido precisamente para controlar la implementación de los compromisos de Gleneagles- señaló que bajo los actuales planes de gastos, al G-8 le faltarían 40.000 millones de dólares para lograr el objetivo. Oxfam asevera, por otro lado, que Francia e Italia quieren dar marcha atrás al compromiso de Gleneagles y pretenden impedir que la prometida duplicación de la ayuda al desarrollo sea incluida en la declaración final de la cumbre de Toyako. "La promesa del G-8 habría sido traicionada", advirtió Max Lawson, uno de los principales consejeros políticos de Oxfam.
Mal para África, peor para todos
Como fuere, las promesas de ayuda no han faltado y las declaraciones de buenas intenciones tampoco. ¿Y en caso de que no pasara nada en concreto y que todas estas declaraciones volvieran a perderse en el limbo internacional? "Todo tiene que ver con todo. Los países africanos han expresado su temor de que no se logre los objetivos del Milenio, si los precios de la energía aumentan tanto como está sucediendo ahora. Lo bueno de la discusión actual es que se nota que los africanos están tomando en sus manos su propio destino. Y por ello exigen que cumplamos nuestras promesas", puntualizó Angela Merkel.
Foto: El primer ministro japonés, Yasuo Fukuda, y la canciller alemana, Angela Merkel
Hasta ahí la primera jornada: algunos millones más para fondos de asistencia y ayuda inmediata. De las discusiones bilaterales y a puerta cerrada se espera, sin embargo, mucho más. El establecimiento de reservas de cereales nacionales para que los gobiernos puedan intervenir en los mercados en caso de necesidad es una de las ideas que, según informan agencias, se va a debatir. "En general, las promesas se incumplen", dice a DW-RADIO Jörn Kalinsky, quien asevera que Alemania tampoco es un niño modelo cuando de poner las palabras en cifras concretas se trata, "Nos intranquiliza mucho, por ejemplo, que en el borrador de este documento final no se incluyen cifras -en el de Gleneagles sí que estaban. Queremos cifras concretas"; objetivos concretos en los cuales medir el cumplimiento de las promesas.
Mirra Banchón
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