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LAS ESTADÍSTICAS DEL DESASTRE Y LA CRISIS DE LA DEMOCRACIA BURGUESA POST DICTADURA

CHILE: LAS ESTADÍSTICAS DEL DESASTRE Y LA CRISIS DE LA DEMOCRACIA BURGUESA POST DICTADURA

 

  1. Una reciente encuesta realizada por el CIEPLAN, Libertad y Desarrollo, PNUD y el Centro de Estudios Públicos (que en jerga dominante, podrían denominarse, instituciones de centro derecha) sobre la percepción de la comunidad respecto del sistema de partidos políticos y el ámbito electoral (más de 1500 personas, de más de 18 años, con un rango de error de más o menos un 3 %) arroja cifras reveladoras respecto de la crisis de la democracia oligarca implementada luego de la dictadura militar, tras el pacto interburgués que mantuvo y mantiene incólume los pilares del patrón de acumulación capitalista sobre el cual se inauguró el gobierno de la Concertación en los albores de la década pasada.

 

  1. De acuerdo a los resultados del estudio, un 43 % está de acuerdo con el actual tipo de democracia, a un 30 % le da lo mismo, y alrededor de un 20 % prefiere un gobierno autoritario. Un 81 % manifiesta que la democracia existente es “regular o mala”, y un 53 % no se siente representado por ninguna de las agrupaciones del sistema político. Asimismo, un 49 % piensa que el paradigma actual de democracia debe modificarse completamente, contra un 38 % que plantea que debe mantenerse. También, un 63 % de los encuestados prefiere que existan grandes, pero pocos bloques políticos, contra un 24 % que opina lo contrario. Un 88 % dice interesarse “algo” o “nada” en la política.

 

 

  1. Hasta aquí, las cifras ponen en cuestión de manera nuclear, sustantiva y coyunturalmente definitiva, la pésima percepción de los opinantes respecto del sistema político dominante. Lo que ni Pinochet  logró luego de 17 años de tiranía, crimen y refundación capitalista, lo ha conseguido, con creces y estructuralmente, la democracia antipopular del bloque en el poder con 18 años de administración gubernamental en el cuerpo. La hegemonía propugnada desde arriba por los dueños de todo, cuyos intereses se observan extraordinariamente bien representados en el conjunto de instituciones y dimensiones del Estado y el mercado, ha tenido un éxito asombroso. Desde el primer gobierno de la Concertación, encabezado por el otrora golpista, Patricio Aylwin, las vigas maestras del pacto patronal digitado por el Pentágono han funcionado sobre la reproducción, perfeccionamiento, disciplinamiento de la industria, dispositivos e ideas fuerza de la alienación y subordinación de los trabajadores y el pueblo a la presente estrategia de control social y maximización de recursos acaudalados por la minoría privilegiada. La ley invisible de los de arriba dice: la política para los políticos. Es decir, la política para las camarillas profesionales, añosas, repetidas, entrampadas en tramas palaciegos muy lejos del pueblo y muy al alero de los intereses de la clase privilegiada, al puñado de empresarios que, en resumen, son los auténticos mandarines del quehacer nacional. Con el peregrino argumento de “proteger la democracia”, la Concertación durante casi dos décadas se ha dedicado a castigar sistemática y declaradamente cualquier intento de organización de los intereses de los trabajadores y el pueblo. Lo que la Concertación no coopta o controla, simplemente lo reprime con la brutalidad de clase que, esta vez, de manera meridianamente más solapada, le ofrece la ilusión jurídica de habitar un Estado de Derecho. Con la policía, el ejército y la televisión, el bloque en el poder, transitoriamente concertacionista, domestica, norma, atemoriza y disciplina la organización y expresiones incipientes de los de abajo en la lucha por demandas hoy mínimas. Casi resulta una perogrullada decir que las condiciones de lucha y reconstitución de las fuerzas sociales y políticas de los intereses de las grandes mayorías golpeadas por el capital en la actualidad resultan superlativamente más complejas que durante los 60 y que incluso durante la lucha contra la dictadura en los 80. Junto con las desventajosas relaciones de fuerza a nivel mundial en desmedro del trabajo contra el capital, el sobredicho derrumbe de los socialismos históricos, y la mundialización y hegemonía –más allá de las crisis cíclicas de las cuales se alimenta como condición para su propia reproducción- del capital financiero y especulativo, se agrega la vergonzosa adquisición sistémica de muchos cuadros o militancia popular, anticapitalista hasta un minuto antes de la salida de Pinochet del Ejecutivo, y hoy, parte de la corte en pleno derrumbe del sistema político que todavía reina en Chile. Aquí la clave está asociada a que la agonía del modelo antipopular puede gozar de una larga duración hasta que las fuerzas de los trabajadores y el pueblo no logren convertirse en alternativa, proyecto, horizonte posible, semilla de sociedad nueva.

 

  1. Para mayor abundamiento, el 94 % de los encuestados manifiestó que no donaría un peso a las campañas de ningún partido político, y un 82 % señaló que tampoco el Estado debe hacerlo. Un 63 % de los consultados se inclinó por la opinión de que los partidos políticos son los principales responsables de obstruir la aprobación de leyes en el Parlamento, y un 78 % no le encuentró “ninguna virtud” a los partidos políticos. Como si fuera poco, el 55 % piensa que los partidos “privilegian sus intereses por sobre los intereses del país”; un 52 % que “están muy divididos en grupos”; el 44 % “que no representan los intereses de la gente”; y el 33 % que facilitan la corrupción del Estado”. En este contexto, es fácil concluir que la aprobación en un 83 % de los encuestados contra un 16 % respecto de que el voto debe ser voluntario y no obligatorio, tiene más que ver con una mirada de profunda sospecha sobre los alcances efectivos del voto, más que con una inspiración libertaria.

 

 

  1. De todos modos, no puede plantearse, como algunos nostálgicos de la manu militari lo querrían, que los resultados de la encuesta expresan una suerte de fascistización de la sociedad chilena. En esa dimensión, la mayoría de los consultados está por la participación en igualdad de condiciones de la mujer en el ámbito público; la mayoría está por elecciones primarias abiertas y no tras bambalinas o a puerta cerrada; la mayoría aprecia la participación aunque no la ejerza; la mayoría está porque los chilenos en el extranjero puedan ejercer su derecho a voto.

 

  1. Existen varios datos relevantes para las iniciativas anticapitalistas chilenas. Resulta un síntoma significativo de la crisis de la democracia oligarca que un 21 % de las personas encuestadas –la gran mayoría, jóvenes- indiquen que su no inscripción a los registros electorales es motivada “Como una forma de protestar contra el sistema”; y que un 15 % no se inscriba “Porque en las elecciones ya no hay grandes cosas en juego”. Estos solos datos, provenientes de un estudio que cualquier intérprete del poder podría consignar como “grave”, denuncia la fragilidad de la representación institucional,  la falta de credibilidad de las generaciones jóvenes en relación al orden de los de arriba, y abriga un amplio campo de trabajo y construcción política para beneficio de los objetivos estratégicos de los trabajadores y el pueblo, y las grandes mayorías. Las cifras indican con claridad que, una vez más, los jóvenes –trabajadores, estudiantes y pobres- son la madera del futuro, la materia sensible y en potencia de la emancipación social. En otra batería de respuestas, vale considerar con relevancia estratégica, que para los encuestados la política y sus expresiones orgánicas, con el fin de cobrar confianza y crédito en la comunidad, en un 64 % deben “Conectarse con los problemas reales de la gente”; en un 37 %, “Centrar la discusión pública en temas importantes para el país y no en problemas personales”; en un 33 %, “Presentar propuestas de cambio”;  en un 31 %, “Sancionar con fuerza cuando un miembro del partido se involucra en actos ilegales”; y en un 27 %, “Actuar en forma unida y superar sus divisiones internas”.

 

  1. El desempleo aumentó en mayo casi un punto respecto de los últimos 12 meses producto de la desaceleración económica. Una nueva industria salmonera de capitales japoneses (Salmones Antártica) desaparece, dejando a casi 300 trabajadores cesantes (los que se agregan, al más de millar de obreros despedidos de Marine Harvest y Mainstream); y la crisis energética “desluce” la competitividad de Chile respecto del Perú para el capital inversionista, destruyendo con su deslocalización, industria y fuerza de trabajo (¿Con el tiempo no podría ocurrir la ironía feroz de observar la Plaza de Armas de Lima llena de chilenos, exiliados económicamente, vendiendo sopaipillas y baratijas y viviendo hacinados, sin decoro alguno y sin derechos?). Mientras el precio de los salarios cada día pierde valor; el 20 % más bajo en la tabla socioeconómica diseñada por los sociólogos del poder (que no los más pobres de Chile, cuya contabilidad rara vez se publica) que obtiene, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), un ingreso familiar de $ 177.041 pesos mensuales (para 4 personas), gasta $ 303.518 pesos al mes. Es decir, se endeuda mediante los diversos instrumentos crediticios existentes en el mercado, en casi el doble de lo que percibe realmente. El segundo quintil, tiene un ingreso familiar mensual de $ 312.414 pesos, y gasta $ 404.145 pesos. El tercero, obtiene un ingreso familiar mensual de $ 453.065 pesos, y gasta $514.225. El cuarto quintil cuenta con un ingreso familiar mensual de $ 670.587, y gasta $ 697.893 pesos. Sólo el quintil socioeconómico más alto, que gana  $ 1.681.182 pesos, gasta $ 1.489.056 pesos; es decir, es el único segmento –muy minoritario, por lo demás- con cierta capacidad de ahorro. La gran mayoría de las familias chilenas, simplemente debe endeudarse para vivir. Debido a  la irracionalidad especulativa en la dotación de créditos de consumo sin requisitos, se abren peligrosísimas expectativas en las posibilidades de pago en el corto y mediano plazo, teniendo a la vista un marco contextual marcado por la baja tendencial del crecimiento; la inflación creciente; el aumento lento, pero sin pausa del desempleo; el aumento del precio de los alimentos y la energía; la refrigeración salarial y la revaluación permanente del peso. La masa multimillonaria de pesos en  compromisos de pago o microcréditos  de consumo para beneficio del capital financiero especulativo y como forma patológica de revertir el pobre poder adquisitivo de los ingresos familiares van construyendo las condiciones de una variante de la crisis económica que, a inicios de los 80, se reveló, por motivos no iguales, pero asociados, a uno de los períodos más dramáticos en el ámbito económico (y, por tanto, en todas las dimensiones del quehacer humano) del siglo pasado en Chile.

 

  1. Finalmente, la Concertación y la Alianza por Chile se rompen la cabeza por ordenar las respectivas habitaciones de una misma pensión compartida. Una nueva grieta política signa la actualidad sin pueblo de la Concertación con la ofensiva del PPD- PRSD de llevar lista propia, independientemente del PS y la DC, para las municipales que deben votarse hacia fines de 2008. La clase política de la Concertación ligada al Partido Socialista y a la Democracia Cristiana, en conjunto, castigan la decisión de sus “camaradas”, temiendo que esta práctica pueda reproducirse en las parlamentarias y presidenciales de 2009, debilitando aún más al conglomerado en el Ejecutivo al interior de la Concertación y ante la opinión pública. Uno tras otro, la pre candidata DC, Soledad Alvear, el pre candidato (tapado, todavía) Ricardo Lagos Escobar, y la propia Presidenta Bachelet han emitido opiniones unidimensionales para frenar la medida. Sin embargo, el PPD y PRSD continúan acuartelados en sus posiciones. Por su parte, la derecha histórica y fascista agrupada en la UDI, manifiesta su propio melodrama con la no reelección de su provisorio presidente, Hernán Larraín. Ambos rostros del bloque en el poder, en el último tiempo, han protagonizado delicados casos de corrupción. El gobierno, por una parte, con el mal uso de recursos destinados al tratamiento de los chilenos que padecen el VIH Sida; y la UDI, con los incidentes de corrupción en algunos de sus municipios. Ambas situaciones han sido sólo flor de un día en los medios de comunicación de masas, expresando así una suerte de acuerdo “entre caballeros” de anular o bajar el perfil de la publicidad de situaciones que involucren desfalcos públicos. En este sentido, la descomposición explícita del bloque en el poder, apresura su agotamiento de sentido. Como un sistema cerrado, hace tiempo se alimenta de sus propias evacuaciones; y paulatina y derechamente crea con cada movimiento su implosión y desmoronamiento. En síntesis, cada día que pasa, es una exigencia más para las fuerzas anticapitalistas en reconstitución en orden a ponerse a la altura histórica que demandan los acontecimientos. De la gradería a la cancha hay un salto. La vocación unitaria, de lucha, de mayorías y de poder, tendrán que ser el gatillo que impulse el salto necesario.

 

Andrés Figueroa Cornejo

Miembro del Polo de Trabajador@s por el Socialismo

Mayo 30 de 2008

 

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