¿Cuál es la cifra real de muertos en Irak?
Domingo 23 de marzo de 2008
Por Jonathan Steele y Suzanne Goldenberg
Al cumplirse cinco años de la invasión
Los estadounidenses aprendieron una lección en Vietnam: no contar las bajas civiles. Como resultado, nadie sabe cuántos iraquíes han muerto en los cinco años transcurridos desde la invasión. Estimaciones colocan la cifra entre 100.000 y un millón, y ahora arrecia una enconada lucha de números.
El teniente general Tommy Franks, que dirigió las invasiones a Irak y Afganistán cuando era jefe del Comando Central de Estados Unidos, dijo una vez: "nosotros no contamos cuerpos". La ruda respuesta a una pregunta sobre bajas civiles fue un intento por distanciar a las guerras de Bush del desastre de Vietnam. Uno de los rituales de ese anterior conflicto era el anuncio diario de cuántos combatientes vietnamitas habían matado las fuerzas estadounidenses. Se suponía que ello convencería a la escéptica opinión pública norteamericana que la victoria estaba por llegar. Pero el concepto del "conteo de cuerpos" sonaba cruel, y mucho más todavía cuando se supo que muchos de los supuestos guerrilleros eran en realidad mujeres, niños y civiles desarmados. Irak iba a ser diferente. EEUU contaría a sus propios muertos (ahora cerca de 4 mil), pero el precio que la guerra cobraría a los iraquíes no era un tema que el Pentágono ni cualquier otro departamento del gobierno de EEUU estaban dispuestos a cuantificar.
Pero, igual morían personas y cada víctima tenía un nombre y una familia. Fiestas de matrimonio eran bombardeadas por los aviones de EEUU; se disparaba en los puestos de control contra parejas que se dirigían de noche a sus hogares, porque no advertían una luz que los instaba a detenerse; y cientos de otros civiles desarmados eran muertos sin causas legítimas.
Cinco años después de que Bush y Tony Blair lanzaran la invasión de Irak contra los deseos de la mayoría de los miembros de Naciones Unidas, nadie sabe cuántos iraquíes han muerto. Sabemos que más de 2 millones huyeron al exterior. Otro millón y medio ha buscado seguridad en otras partes de Irak. Sabemos que el horror combinado de los vehículos explosivos, los ataques suicidas, los asesinatos sectarios, las tácticas de contrainsurgencia de EEUU y sus ataques aéreos, han producido la peor catástrofe humanitaria de los últimos años. Pero la cifra exacta de muertos sigue siendo un misterio.
Variaciones controvertidas
Estimaciones no escasean, pero éstas varían enormemente. El ministerio iraquí de salud trató de llevar una cuenta basada en los registros de las morgues, pero luego dejó de entregar cifras bajo presión del Gobierno. El director de la morgue de Bagdad, que ya se encontraba bajo fuerte tensión por los crecientes horrores de su trabajo, fue amenazado de muerte debido a que, al publicar estadísticas, estaba causando molestias. Las familias de los difuntos querían que él dijera la verdad pero, al igual que otros profesionales, llegó a la conclusión de que era mejor huir de Irak. Un grupo británico independiente de investigación, llamado el Conteo de Cuerpos de Irak (CCI) reúne todos los informes de bajas fatales informadas por los medios y que cuenten con dos o más fuentes, así como las cifras obtenidas en hospitales y otras fuentes oficiales. Se han realizado a lo menos cuatro encuestas en hogares pidiendo a los iraquíes que hagan una lista de familiares perdidos. Para llegar a una estimación a escala nacional, los datos se han extrapolado a la población total de Irak. Los resultados van de algo menos de 100 mil muertos a mucho más de un millón. El tema ha pasado a ser una pugna donde la administración Bush, el gobierno británico y otros sostenedores de la ocupación estadounidense toman las estimaciones más bajas y sus opositores las más altas. Intentar abrirse paso por la jungla estadística se convierte rápidamente en una batalla campal. Los críticos llegan hasta agitar el espectro del fraude, asegurando que los encuestadores falsean la evidencia e inflan las cifras por razones políticas.
Los fundadores del Conteo de Cuerpos de Irak no eran partidarios de la invasión, sin embargo las cifras que producen son las más bajas. El psicólogo John Sloboda se sintió impelido a hacerlo precisamente porque veía que ninguna institución oficial cuantificaba el costo humano de la guerra. Su organización decidió aplicar la "vigilancia pasiva", un método estadísticamente conservador que sólo considera hechos concretos. El CCI incorpora todos los casos donde al menos dos fuentes periodísticas informan sobre un incidente que cause una o varias muertes, manteniendo una cuidadosa relación de la edad, género y ocupación de las víctimas, así como la manera y el lugar en que fueron muertas. Además de entregar un total actualizado (que ahora alcanza a algo menos de 90.000), sus cifras han permitido uno de los mejores análisis y bases de datos de cómo la guerra de Irak ha cambiado durante estos cinco años. Revelan, por ejemplo, que las fuerzas de ocupación mataron cuatro veces más civiles en los primeros dos años de la guerra (provocando con ello resistencia armada contra la ocupación) que los insurgentes vinculados a Al-Qaeda.
La cifra más baja es dos veces más alta
En 2007, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el ministerio de Salud iraquí realizaron una encuesta a 10.860 hogares. Se pidió a la gente que enumerara cualquier muerte en la familia en los dos años anteriores a la invasión y los primeros tres años de la invasión. No fue posible acceder a muchos sectores, sobre todo en Bagdad, provincia predominantemente sunnita de Anbar, debido a la inseguridad. Los organizadores decidieron calcular allí el número probable de muertes. Los resultados mostraron que la tasa nacional de muertes violentas entre abril de 2003 y junio de 2006 promediaba 120 al día. La cifra de muertes de civiles durante los primeros tres años de la ocupación llega así a 151 mil. El número real podría estar entre 104 mil y 230 mil.
En diciembre de 2005, Bush dio una cifra de 30 mil civiles muertos. El ministro iraquí se Salud Salih Mahdi Motlab al-Hasanawi, nombrado después de la prohibición ministerial de entregar cifras oficiales de las morgues, dijo que la encuesta realizada en conjunto con la OMS fue motivada por la controversia en torno de las bajas civiles. Se refería a la tormenta generada por dos estudios encabezados por investigadores de la universidad estadounidense Johns Hopkins de Baltimore y publicados por la destacada revista médica británica "Lancet". En el primer estudio, de 2004, se pidió a 990 familias elegidas aleatoriamente en localidades representativas a través de Irak que mostraran certificados de defunción y dieran los nombres de familiares muertos entre el 1 de enero de 2002 y el inicio de la invasión, y de aquellos que murieron después. El primer estudio estableció a lo menos 98.000 muertes hasta octubre de 2004. El segundo estudio, en el verano de 2006, arrojó un exceso de 655 mil muertes hasta junio de 2006, de las cuales 601 mil 27 se atribuyen a causas violentas y no naturales. Esto equivale al 2.5 % de la población de Irak, o a más de 500 muertes diarias desde la invasión. Las estimaciones resultaron explosivas y fueron ampliamente informadas en el Medio Oriente y alrededor del mundo.
Instantáneamente fueron descalificadas por la Casa Blanca y Londres. "No lo considero un informe creíble", dijo Bush a los periodistas.
El editor de "The Lancet", Richard Horton, admite que la cifra "parece demencial". Pero, dice, "el segundo estudio validó al primero. La tasa de mortalidad preinvasión es la misma en ambos y las líneas ascendientes en la tasa post-invasión son exactamente las mismas".
Los datos provenientes de Baltimore recibieron críticas desde todas partes, incluyendo al CCI. La crítica más detallada apareció en un largo estudio en la edición de enero de 2008 del "National Journal, una revista de centroderecha destinada a la clase política de Washington. Planteó tres clases de problemas: posibles fallas en el diseño y ejecución del estudio; una "falta de transparencia en los datos que ha generado sospechas de fraude"; y las preferencias políticas de los autores y los financistas, entre ellos el Open Society Institute de George Soros.
Réplicas y contrarréplicas
Un una larga réplica al "National Journal", publicada recientemente en su sitio web (www.jhsph.edu), la Escuela de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins indica que datos más recientes confirman sus conclusiones e incluso sugieren una cifra más alta. La firma británica de encuestas Opinion Research Business (ORB) preguntó a mediados del año pasado a 1.720 adultos iraquíes si habían perdido a familiares en forma violenta desde 2003: el 16 % habría perdido a uno y el 5 % a dos. Utilizando el censo de 2005 de 4.050.597 hogares en Irak, esto sugiere 1.220.580 muertes desde la invasión. De acuerdo a un margen estándar de error, dice ORB, "creemos que el rango va desde un mínimo de 733.158 a un máximo de 1.446.063". Otro experto también cree que la cantidad de bajas civiles es mayor que la cifra Baltimore/Lancet. Se trata de Frederick "Ship" Burkle, profesor de salud pública y epidemiología en la Universidad de Harvard, que manejó el Ministerio de Salud de Irak después de la guerra pero fue despedido por EEUU y reemplazado por un seguidor de Bush. Dice que el estudio ignoró las bajas indirectas o secundarias de la ocupación: las muertes causadas por la destrucción de los servicios de salud, el desempleo y la falta de electricidad. Señala que dos encuestas hechas por organizaciones no gubernamentales establecieron un aumento en la mortalidad infantil y la desnutrición.
Explicaciones que dar
Está claro que la controversia continuará, probablemente por mucho tiempo después de la guerra de Irak eventualmente termine. Una cosa es segura y no brinda consuelo a Bush, a Blair y a otros partidarios de la ocupación. Ellos siguen afirmando que, a pesar de los errores que puedan haberse cometido desde la invasión, el juicio de la historia será que el derrocamiento de un dictador brutal fue un beneficio indesmentible. En sí mismo, eso significa que la invasión fue una bendición para el pueblo de Irak. Por desgracia para Bush y Blair, las estadísticas no los apoyan.
Las estimaciones sobre las muertes iraquíes provocadas por el régimen de Sadam alcanzan a un máximo de un millón durante un período de 35 años (100 mil kurdos en la campaña Anfal de los años ’80; 400 mil en la guerra contra Irán; 100 mil chiitas en el levantamiento de 1991; y un número desconocido de ejecutados en sus prisiones y cámaras de tortura).
Aunque el "performance" de los años de Sadam es igualmente inaceptable, aquellos que proclaman que el derrocamiento de Sadam hizo la vida más segura para los iraquíes tienen muchas explicaciones que dar.
The Guardian
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