No tratamos al público como borregos
Por Por Juan Sharpe / lanacion.cl
Amaro Gómez Pablos, periodista y conductor de noticias
El rostro de TVN asegura que "Vía pública", el programa político que lanzó esta semana, no seguirá la lógica del cuoteo, y anuncia que "pasaporte", su próximo espacio de temas internacionales, intentará rescatarnos del ombliguismo que pena al periodismo criollo.
Su oficina en TVN está atiborrada de colgadores con corbatas y estantes con libros y cintas. Hay tres periodistas jóvenes trabajando, muchas revistas y un par de libros de Francisco Umbral, el escritor y columnista español recién fallecido, sobre las repisas. Le comento mi admiración por Umbral y Amaro explica su veneración por el hombre que revolucionó las páginas de la transición hispana con sus retratos líricos y rebeldes del poder. Recuerda especialmente una frase que escuchó cuando niño: "No le digas nunca a tus jefes que todo esto lo harías gratis". Esa es la impresión que rezuma Gómez Pablos, la de un reportero que busca desentrañar el alma de cada historia y su batalla contra la banalización de la noticia.
-Empecemos de manera irreverente. En las páginas centrales de este diario vimos desnuda a tu mujer, antes de que la conocieras.
-Lo sé, pero no es mi culpa. Te cuento algo gracioso: cuando Julieta estaba en período de lactancia estuvimos en Ibiza, donde toda la gente está en pelotas y las mujeres con las tetas al aire, y mi pobre hija se pasaba el día como si estuviera en una fiesta culinaria; hacía chup, chup, chup.
-Vengo por "Vía pública", tu nuevo programa, pero confieso que me cuesta entrevistar periodistas.
-Es un poco esquizofrénico, un juego de espejos que puede ser narcisista. Y sí, la imagen puede ser aburridísima, sobre todo si me reduces a un lector de noticias. Pero creo que superé esa etapa, y tengo una ventaja sobre Mauricio Hoffman y Alejandro Guillier: el público al menos sabe que Consuelo Saavaedra y yo tenemos piernas; porque muchas veces el conductor parece una persona amputada, no sólo en el ámbito mental, sino también corporal. Pero somos periodistas de rigor y tenemos algo que masticar en el cerebro.
-¿Qué te parece que a ella la hayan cuestionado por ser la esposa del ministro de Hacienda y conducir las noticias en el canal público?
Es cierto que es raro y que para muchos supondría un conflicto de intereses, pero también es válido plantear que sus credenciales periodísticas vienen de mucho antes. Sería triste matar una carrera muy válida por este asunto. Se trata de no incurrir en errores como el de Cecilia Bolocco entrevistando a Menem.
-Llevas cuatro años en el estudio, después de ser reportero de guerra. ¿No te sientes varado en la playa?
-Ser conductor en el estudio es más difícil de lo que se supone, desgasta mucho. Y creo que si algo he aportado en la televisión, donde siempre uno es prescindible, es que el día de mañana, quien me reemplace leyendo noticias tendrá que salir a la calle y hacer los reportajes que yo he venido haciendo en estos cuatro años. Eso es crucial.
-Al menos terminó la ofensiva sobre tu españolidad y tu acento.
-Era pura mezquindad. No tengo ninguna objeción sobre alguien que me diga, con la guata, "sabes qué, tu acento me molesta". Eso es válido, pero que me digan que mi acento les molesta porque soy extranjero, con ese apéndice, me parece lamentable. Eso, que además ha venido de periodistas, es más vergonzoso aún, porque se supone que son los primeros conectados con el mundo. Además, saco cartas credenciales, mi bisabuelo fue el oficial más joven en la Guerra del Pacífico. Nunca fue tema de la audiencia; los que seguían dando palos eran colegas, y sobre todo Patricia Maldonado, que se burlaba del ceceo y decía "caracoles", una imagen bastante anticuada de España. Se ve que no hay mucho viaje a otros mundos.
-¿Qué interés tiene "Vía pública", tu nuevo programa?
-Es el programa político más importante de TVN en tiempos no electorales. No obedece a cuoteos políticos, no tiene restricciones y tiene el espíritu de no acatar la lógica tradicional de gobierno y oposición.
-¿TVN nos va a meter en coraza del uno y uno o se va a abrir a la sociedad real?
-Nos vamos a abrir a la sociedad, y tampoco estamos invitando a la pelea chica, a la chimuchina. Yo provoco debate, pero no soy Torquemada. Me parece interesante registrar que la gente está siendo mucho más desobediente al concepto del partido.
-Los últimos programas políticos tienen poco interés por parte del público. ¿Por qué deberíamos sentarnos a ver otra vez a los mismos próceres?
-Porque son las personas por quienes votamos, tienen un asiento en el Congreso por elección popular, y queremos saber qué piensan de ciertos temas, alejados del ramaje político menor.
-Es verdad que votamos por ellos, pero la percepción mayoritaria es que son "designados" por sus bloques.
-El 23% apoya a la Concertación, el 21% apoya a la Alianza y hay un 50% de los ciudadanos que están en el limbo político, tienen una cuota de decepción alta y no apoyan a ninguno. Eso avala lo que estás diciendo.
Política internacional
-También estás preparando un espacio de temas internacionales con Santiago Pavlovic.-La pregunta que hacemos es si puedes luchar contra el terrorismo en nombre de la democracia y traicionar los mismos principios que proclamas defender. ¿Puedes estar torturando, secuestrando, asesinando? Eso es lo que nos ha llevado desde Guantánamo hasta Europa en estas semanas. Me satisface que nos hayan dado el pase para tratar estos temas, porque nuestro público es inteligente y no lo vamos a tratar como borregos.
-Es un tema que interesa poco a la elite chilena, por aburrido y ajeno.
-Tenemos esa pelea aquí mismo. Somos tremendamente ombliguistas, y menospreciamos la inteligencia de nuestra audiencia, vamos por las noticias fáciles. Cuando lo hacemos somos responsables del progresivo atontamiento de nuestro público: a medida que te brindo más contenidos estúpidos, más idiota va a estar el público. Es muy difícil romper esa cadena. Hemos dejado atrás cosas tan impresentables como abrir el noticiario con la gata Luz. Este es un problema mayor, porque ese día todos los noticiarios abrimos con la gata Luz; aquí en TVN, en Chilevisión, en Mega y en Canal 13. Todos. Para mí, es la mayor ofensa a la inteligencia del público y un menosprecio a nuestro oficio.
-A Verónica López, jefa de prensa de entonces, le costó el repudio de mucha gente.
-A nadie le costó nada. Ni siquiera hay que personalizarlo, porque debilita el argumento. Es un fenómeno que está en tu redacción, en la mía y en todas, pero las audiencias quieren más información de calidad. Tienes un activo al que estás tratando como pasivo, ¿y qué ocurre cuando estás basureándolo permanentemente?
-A la audiencia le interesan esos temas frívolos.
Se nos acusa de ser arrogantes y paternalistas, pero te diría que el argumento de "a quién le interesa esa noticia" es todavía mucho más paternalista, arrogante e impresentable. El corolario es que cuando dos aviones se incrustan en las torres gemelas, tienes 300 millones de personas en América Latina que se rascan la cabeza y no comprenden por qué ocurre aquello, cuando al resto de la humanidad le resulta evidente el porqué. ¿Qué responsabilidad tienen en eso los periodistas, que el día antes estaban transmitiendo novedades del Palacio de Buckingham? Eso no es noticia internacional. LND
Audey, mi amigo iraquí |
–Estás grabando canciones infantiles. ¿De dónde viene eso? –Lo hicimos pa’ callado, fue Vivienne Barry, la mamá de Amaya [Forch, su esposa], que la llamó un día porque necesitaba su voz en el estudio y nos pusimos a cantar todos. Pero canto espantosamente mal. –¿Qué pasó con Audey Majeed, el iraquí que ayudaste a salir de Bagdad? –Audey es papá, está en Buenos Aires, se metió a una escuela de cine y nos escribimos de vez en cuando. Quiere volver a Chile, pero hay problemas legales por su estatus de refugiado del Acnur. Está contento y a veces siente ganas de partir a Irak, porque mientras él está bien su familia está mal. Es curioso, porque los países que consintieron la invasión a Irak son aquellos que impiden el paso de iraquíes, aunque sea como pasajeros en tránsito. Traer a Audey fue una epopeya burocrática, y afortunadamente recibimos guiños de diplomáticos que hicieron la vista gorda. |
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