Una larga marcha de 515 años
Por E. R. / La Nación
Organizaciones mapuches urbanas conmemoraron un nuevo aniversario de la llegada de colón a américa
Cerca de cuatro mil personas caminaron ayer por la pista norte de la Alameda, exigiendo variadas reivindicaciones para los pueblos originarios y libertad para los mapuches encarcelados en virtud de la ley antiterrorista creada en tiempos de la dictadura.
Bajo los cascos del desbocado caballo de Manuel Rodríguez, donde nace el Parque Bustamante, se reunieron en la mañana de ayer un centenar de garreros , con sus bandera albinegras e insignias de Colo Colo. No se trataba de la previa de ningún partido sino que aguardaban el comienzo de la marcha que cada 12 de octubre -a pesar que era lunes 15- convoca a las organizaciones mapuches urbanas para renovar el juramento de seguir luchando por la recuperación de sus territorios ancestrales aunque ya hayan pasado 515 años desde que comenzaron a perderlos."No hay nada que celebrar", anunció por su megáfono uno de los líderes del evento y se dio inicio a la caminata por la pista norte de la Alameda. Una decena de niños vestidos con chiripá (pantalón negro) makuñ (manta) y cintillo de lana (para ordenar las ideas) encabezaron la marcha tocando sus pifilcas, cultrunes y trutrucas. De cerca los cuidaban varias lamgen (mujeres) cubiertas con sus negros chamales, fajadas con el trarihue, con la frente brillante por el trarilonco y haciendo sonar las cascahuillas (cascabeles). Robustos mocetones con sus palines en ristre mantuvieron a distancia prudente a los muchos reporteros gráficos para que no desordenaran el rítmico caminar. Varios miles de personas (unas 3.500 según cifras oficiales) los seguían más atrás, agitando banderas y esgrimiendo reivindicaciones diversas. Unos se oponían a Pascua-Lama, otros enviaban nehuén (fuerza) al pueblo kurdo o repartían panfletos denunciado que Makelawen, la farmacia mapuche, vende homeopatía con etiquetas indígenas. Y también aparecieron invitaciones para conmemorar, el próximo 9 de noviembre, los 90 años de la revolución bolchevique. Pero el grito de: "¡¡liberar, liberar, al mapuche preso por luchar!! unificaba a todos los presentes.
HUELGA DE HAMBRE
Actualmente una veintena de mapuches permanecen recluidos en recintos penales del sur del país, purgando condenas de 10 años de cárcel luego que los tribunales los encontraran culpables de incendio terrorista. Cinco de ellos prisioneros en Angol, Patricia Troncoso, Héctor Llaitul, José Huenchunao, Jaime Marileo y Juan Millalén -todos vinculados a la Coordinadora Arauco Malleco (CAM)- iniciaron el 10 de octubre pasado una huelga de hambre para exigir "libertad inmediata a todos los presos políticos mapuches", "la desmilitarización de las zonas en conflicto" y el fin a "la represión a las comunidades".
Por esos mismos días las hermanas Juana (51) y Luisa (41) Calfunao, tras recibir la visita del juez Juan Guzmán concluyeron un ayuno de 54 días que iniciaron por similares reivindicaciones. A través de un comunicado Guzmán criticó a los jueces que "han optado por la línea dura para mantenerlos presos por delitos que en cualquier otra parte del país son absolutamente excarcelables".
A los pies del Huelén
Carabineros, premunidos de sus trajes de combate, observaron a prudente distancia desde sus vehículos de guerra o sobre sus imponentes corceles. La marcha llegó hasta la Plaza Vicuña Mackenna, a los pies del cerro Huelén (Santa Lucía) donde se levantó el escenario y una decena de stand con sopaipillas, piñones, muday, literatura, videos y souvenir étnicos-subversivos. Guillermina Raimán, vocera de la Meli Wixan Mapu (los cuatro puntos de la tierra) se encarga de animar el acto y, en mapudung (lengua mapuche), habló por largo rato a los presentes. Cada tanto sus palabras eran celebradas con gritos de Marichiweu (10 veces venceremos) y con choques de palines alzados al cielo.
No entendimos sus dichos, pero el díptico convocante a la jornada habla de "jamás olvidar que somos una nación", afirma que "la lucha por la autodeterminación debe continuar" y llama a no desdeñar "la reconstrucción de nuestro taiñ wallmapu (territorio)" e insta a no dejarse llevar por promesas gubernamentales, sino construir una alternativa autónoma". Suponemos que algo así es lo que Guillermina les dijo con mucha nehuem y que tanto entusiasmó a los lonkos, werkenes, peñis y lamgen allí presentes. LN
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