¿Tocando el límite?
Por: Néstor Núñez - AIN
El Chile del regreso a la democracia luego de la dictadura militar encabezada por el extinto Augusto Pinochet no es una nación libre de carencias.
Los gobiernos que sucedieron al fascismo no pudieron o no intentaron alterar la maquinaria de control que el sátrapa impuso luego de su salida. En el terreno político, él y buena parte de sus colaboradores fueron intocables, y en el desempeño económico, los analistas indican que el neoliberalismo, implantado por la fuerza y el terror el 11 de septiembre de 1973, sigue presente como un duro e inamovible legado.
De ahí que surjan situaciones límites como las de los últimos días, en que las protestas obreras se hicieron presentes y las respuestas oficiales se materializaron en el desborde de la violencia policial.
En esta ocasión la Central Unitaria de Trabajadores, (CUT) llamó a acciones para demandar atención gubernamental a la crisis social, así como un reparto más equitativo de la riqueza.La casa presidencial reconoció el derecho a la protesta, pero, al decir de la prensa, estableció un riguroso patrón de comportamiento para los manifestantes que les cercenaba toda movilidad. Al final, los carabineros fueron lanzados contra la multitud y no menos de 670 personas resultaron arrestadas en medio de golpizas e insultos de los uniformados.
Mientras, en las esferas de gobierno, algunos políticos aprobaban la marcha, otros criticaban el modelo neoliberal pero disentían de las acciones populares, y la presidenta Michelle Bachelet optaba por crear una mesa de 48 integrantes para 'estudiar' las causas de la desigualdad social reinante.
Según explican los analistas, a pocas horas de las reprimidas manifestaciones, los diputados decidieron aprobar un plan que permite a los grandes bancos locales y extranjeros asumir el negocio de la privatización de las pensiones de los trabajadores, en un contexto donde ministros como Andrés Velasco, de Hacienda, se declaran partidarios de terminar de desnacionalizar la empresa estatal del cobre CODELCO, que hoy apenas asume 38 por ciento de la producción de ese mineral, básico para los ingresos del país.
Desde luego, esos truenos indican que la tormenta neoliberal pudiera seguir sobre Chile, y que, en consecuencia, no es de esperar calma entre quienes están en la parte estrecha del embudo.
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