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Cuarenta y nueve chilenos han matado a sus esposas durante 2007

 argenpress.info

Las muertes de mujeres a manos de sus cónyuges llegaron a 49 en Chile, cuando un hombre ahorcó con sus manos y un cordón a su conviviente en Santiago.

El homicida de 34 años, quien fue identificado como Oscar Ureta Martínez, enfrenta una pena de 15 años o cadena perpetua por asesinar a su conviviente, la uruguaya Juanita Fernández Fontes, de 30 años.

El agresor había sido denunciado por su pareja por violar a una de sus hijas, de una relación anterior, y por violencia doméstica.

Este sería el 'feminicidio' número 49 de este año por parte de sus maridos o parejas, según el Servicio Nacional de la Mujer (Sernam).

Un reciente estudio realizado en Chile sobre el 'feminicidio' encontró que los agresores no tienen conciencia de que la violencia intrafamiliar es un delito, y lo mismo ocurre con algunas mujeres.

Los agresores son mayoritariamente hombres que buscan una relación de poder sobre la víctima, y se vuelven peligrosos, llegando a asesinar a su pareja.

Lento cambio cultural respecto al tema en Chile

A casi dos años de la entrada en vigencia de la Ley de Violencia Intrafamiliar, promulgada en octubre del 2005, el cambio cultural ha sido lento.

En los juicios de violencia intrafamiliar se escucha frecuentemente decir a un acusado 'le pegué, pero no fue para tanto', o 'tenía razones para pegarle', lo cual es un reflejo de un rasgo generalizado en los agresores.

Un caso que conmocionó a la sociedad chilena fue el de un hombre que roció gasolina y le prendió fuego a su auto cuando se encontraba en su interior su esposa embarazada de ocho meses. La criatura se salvó, pero la mujer lleva más de dos meses en el hospital.

La autora del estudio, la abogada Lidia Casas, comentó que los hombres agresores 'no logran entender que su conducta es reprochable social y penalmente'.

Recordó a un abogado defensor que argumentó que 'hay que entender a estos hombres: trabajan mucho y llegan a la casa cansados del trabajo y encuentran que su mujer anda comadreando con la vecina'.

'Eso grafica lo que mucha gente piensa respecto a la violencia intrafamiliar', concluye la abogada, quien agregó: 'Si no lo tienen incorporado los operadores de la justicia, qué se le puede pedir a los imputados'.

El estudio señala que el cambio cultural incluye a las mujeres, porque 'no falta la mujer que dice 'es mi marido, por algo me pega'. Hay quienes entienden las relaciones con escenas de celos y maltrato'.

Eduardo Sepúlveda, defensor nacional, afirmó que poco a poco se ha logrado sensibilizar a los abogados defensores, pero no todos entienden el carácter de este delito.

'Queremos que el defensor le haga comprender a su defendido que maltratar a una mujer es un hecho grave, significativo para la sociedad, y que no lo queremos volver a tener como cliente', agregó.

El perfil de los hombres culpables de violencia intrafamiliar

Según el estudio, es difícil establecer un perfil del agresor, pero hay algunos rasgos comunes. Se trata de tipos con baja autoestima e inseguros que adquieren confianza en sí mismos a través del control hacia otros, fundamentalmente en el espacio íntimo. A eso se puede sumar la agresividad y la impulsividad.

Un rasgo adicional que se observa en algunos agresores es el menosprecio al ser femenino.

Hay casos de imputados que se han negado tajantemente a ser defendidos por una mujer. Se trata de hombres que tienen una relación compleja con las mujeres en todos los ámbitos.

La violencia no es campo exclusivo de los hombres. El estudio muestra que 15 por ciento de mujeres agresoras también basan la violencia en una relación de poder, pero hay matices.

Se concluye que las mujeres que no pueden aceptar la ruptura del vínculo amoroso con su pareja no resultan peligrosas; no buscan reestablecer la relación de poder con su pareja y sólo quiere vengarse, rayar el auto o romper sus vidrios, por ejemplo.

En estos casos, la mujer no es una figura que sea un riesgo para la seguridad del marido.

En el caso del hombre, éste por lo general hostiga a su cónyuge, la persigue, no acepta que ella lo haya dejado, que tenga otra pareja, y todo ello se convierte en una espiral de violencia, que puede terminar en un 'feminicidio'.

En Chile, los hombres agresores tienen en su mayoría entre 21 y 29 años.

Se aduce que eso se debe a que en la población más joven se ha entendido la necesidad de denunciar y no acostumbrarse a una violencia habitual. La violencia también se produce en los rangos de mayor edad.

Los casos de violencia familiar no sólo se registran en familias pobres, sino también en los sectores medio y alto de la sociedad chilena, aunque los que se producen en los estratos ricos no se divulgan por la prensa.

La pasada semana quedó en libertad una mujer que mató de dos disparos a su marido en Santiago, tras comprobarse que el hombre abusaba de ella diariamente. El juez acreditó que hubo legítima defensa.

La violencia intrafamiliar, extendida en todos los países de América Latina, es un fenómeno social difícil de erradicar, y sólo podrá reducirse a medida que se vayan alcanzando altos niveles de educación y cultura.

Lamentablemente, en la región hay más de 223 millones de personas que viven en la pobreza y unos 105 millones en la indigencia.

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