Ella y su esposo, Liang Yage, ya tenían un niño pero querían un segundo hijo. El señor Liang fue arrestado cuando su esposa que, estaba en el sétimo mes de embarazo, fue forzada a abortar a su hijo. Los Liangs son cristianos y, coherentemente con su fe, no están de acuerdo con el aborto, reportó RPN. El diario Hong Kong y la prensa extranjera también reportaron que funcionarios locales estaban imponiendo multas excesivas a las mujeres que han estado dando a luz a un segundo hijo. En algunos casos estas multas fueron equivalentes a los ingresos percibidos en varios años. En respuesta a esas duras tácticas se presentaron disturbios en 28 ciudades en toda la región. Cientos de ciudadanos enfurecidos salieron a las calles, tomando por asalto los edificios del gobierno, rompiendo ventanas, destrozando muebles y atacando vehículos. Algunos alborotadores incluso trataron de prender fuego a los edificios. Tras sofocar los disturbios, el gobierno regional llamó a cientos de efectivos de la policía armada. La compasión de la prensa extranjera estuvo sin lugar a dudas a favor de las víctimas de los abortos forzados. La Edición Matinal del RPN no solo contó la historia de los Liang, sino también la de otras mujeres chinas cuyos bebés fueron abortados semanas antes de nacer, y en algunos casos, a tan sólo unos dias. El diario Los Ángeles Times publicó fotos a todo color de los disturbios y escribió la historia de los campesinos que iniciaron la revuelta porque consideraron que “ya era suficiente”. Incluso el New York Times se metió en el pleito con un artículo extenso acerca de los trágicos índices de abortos realizados en las mismas ciudades a jóvenes chinas solteras (al parecer le tomó al Times varios días entender la tendencia pro-aborto de esta información.) La Agencia de Noticias Xinhua del gobierno, reaccionando a la cobertura de los medios extranjeros, ensayó una forma de controlar los daños. Xinhua afirmó que sólo 28 personas fueron arrestadas tras los disturbios, un número que parece ridículamente bajo dadas las circunstancias. Xinhua también manifestó que los aldeanos detenidos en la revuelta en lugar de pagar condena recibieron consejería: 4200 miembros del partido comunista fueron enviados a esa área para reunir a los aldeanos y dialogar sobre sus quejas para así aliviar la tensión en las 28 ciudades donde se dieron las protestas. Lo que Xinhua no reveló fue que esos “consejeros” estaban armados. Los arrestados, sea que hayan sido 28 o varios cientos que es lo más probable, no podían esperar ser bien tratados en la cárcel. Se supo recientemente de un abogado invidente, uno de los dirigentes activistas en China contra los abortos forzados, que fue golpeado severamente mientras estuvo en la cárcel. Grupos de Derechos Humanos dicen que los oficiales de prisión ordenaron a los reclusos golpearlo luego de resistirse a dejarse rasurar la cabeza e insistir en reclamar sus derechos legales. Lo único inusual de todo esto fue el hecho que no hayan sido los propios oficiales los que lo golpearon. ¿Cuántos millones de mujeres más deberán sufrir un aborto forzado antes que los líderes de China se den cuenta que la política de control natal que han adoptado los llevará a la bancarrota a largo plazo? |
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