Fernando Bascuñán, descubridor de las propiedades de la baba de caracol
“Se me paran los pelos cuando pienso que la Presidenta me puso de ejemplo”
La empresa familiar ocupó dos líneas en el Mensaje de Michelle Bachelet cuando se refirió a innovación y emprendimiento. Las escuchó todo el país y traspasaron las fronteras.
Foto: “¡Son dos líneas del discurso de la Presidenta sobre nuestro producto. Las escuchó todo el mundo!”, comenta Fernando Bascuñán.
José Miguel Jaque |
La Nación |
“¡¿Quééé?!”. Fernando Bascuñán, gerente general de Cosméticos Elicina, no creía lo que su amigo Alberto le estaba diciendo: “Sabís que la Presidenta mencionó tu producto en su discurso”. Bascuñán estaba preparando un asta de bandera en su parcela de Curacaví, tradición que realiza cada 21 de mayo desde que dejó de ser marino, y se quedó inmóvil. Primero creyó que se trataba de una broma. “Pensé que me estaba pistoleando”, recuerda. Segundos más tarde, se dio cuenta que no se le podía ocurrir una talla tan rebuscada. Pero no alcanzó a cuestionarse demasiado cuando llamados telefónicos de parientes y amigos desde Viña y Pucón le confirmaron la noticia.
Era para no creerlo. Michelle Bachelet llevaba cerca de 47 minutos leyendo su Mensaje Presidencial en el Congreso cuando entró en el tema de la innovación y el emprendimiento. Entonces, empezó a poner ejemplos. Primero contó de la conversión de agua potable desde el mar en Antofagasta. Luego, de la industria forestal en Concepción y sus logros con la madera. Hasta que llegó a Santiago. “En la capital, el esfuerzo y la constancia de pequeñas empresas familiares ha sido premiada al conseguir un extracto regenerativo de la piel a partir del caracol chileno, que ya se exporta a todo el mundo”, dijo.
“Quedé para adentro, como dicen los lolos. No me lo imaginaba. Se me paran los pelos cuando me doy cuenta que me puso de ejemplo. Ahora puedo dormir tranquilo porque mi labor fue reconocida”, comenta. “Uno no es profeta en su tierra, está inmerso en su trabajo, cree en él, persevera, pero la gente comienza a opinar cómo es el producto y el trabajo adquiere otra dimensión muy subjetiva. Siento orgullo del producto, de mi familia que ha colaborado conmigo, orgullo por traspasar las fronteras y lo más importante es que haya gente agradecida porque le sirvió”.
Fernando Bascuñán cuenta que el día no siguió igual para la familia. “Hicimos un brindis en el almuerzo y salían comentarios medio en serio, medio en broma. Es que nadie de mi medio había sido reconocido tan nítidamente. ¡Son dos líneas del discurso de la Presidenta sobre nuestro producto que las escuchó todo el mundo! Incluso el representante de nuestra empresa en Miami nos mandó sus felicitaciones”.
El empresario dice que su esposa le advirtió que alguien lo iba a llamar hoy. Precisamente es ella quien inició el negocio cuando se le ocurrió reproducir caracoles con fines gastronómicos. Ese negocio no fructificó pero derivó en otro mejor. “Ella se quedó con la bala pasada por la reacción que producían los caracoles en la piel”, cuenta. Entonces, la mujer le encargó a su hijo, estudiante de medicina, que investigara las propiedades de la baba de caracol y logró acreditar que contenía alantoína, un regenerador celular. Luego patentaron el descubrimiento y hoy la crema con este extracto se comercializa en países como Corea, Indonesia y algunos europeos. “Es una cadena de hechos afortunados que observamos y en los que perseveramos. Y aquí están los resultados”, concluye Fernando Bascuñán. LN
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