Coronel (R) Magaña volvió a zona donde asesinó a 17 campesinos en 1973
A las 09:00 horas la jueza Virginia Rivera dio inicio ayer a la reconstitución del recorrido que en octubre de 1973 hizo un grupo de 17 personas de Paine, hasta ser ejecutados extrajudicialmente. El coronel (R) Andrés Magaña puso ahora en duda el lugar que indicó a la magistrada.
Jorge Escalante
La Nación
Con un chaleco antibala y disfrazado con una casaquilla y un gorro de la Policía de Investigaciones, el coronel (R) Andrés Magaña bajó a las 17:30 horas de ayer al lugar donde se excava desde la semana pasada en las cercanías del lago Rapel en la VI Región, intentando hallar restos de 17 personas asesinadas en octubre de 1973.
El lugar fue fijado hace unos días ante la jueza Virginia Rivera por el mismo Magaña que comandó el operativo junto a un grupo de otros oficiales, suboficiales y soldados que cumplían el servicio militar en la Escuela de Infantería de San Bernardo.
La diligencia comenzó ayer temprano por la mañana cuando la magistrada inició la reconstrucción del crimen desde la misma localidad de Paine donde los efectivos militares fueron deteniendo a los opositores a la dictadura, la mayoría campesinos de la zona.
Todo iba bien hasta cerca del mediodía, cuando tanto el suboficial (R) de apellido Quintanilla -quien condujo el camión que trasladó a los prisioneros hasta el lugar de su ejecución y sepultación clandestina- como el mismo coronel Magaña, comenzaron a discrepar entre ellos respecto del real lugar de los hechos.
Comienzan los problemas
Quintanilla no concuerda con Magaña respecto del sitio que el coronel indicó a la jueza donde se sigue excavando, y lo mismo hacen algunos de los soldados conscriptos que participaron en la operación de exterminio, los que en todo caso ayer no participaron de la reconstrucción.
Pero ayer el propio Magaña comenzó también a dudar del sitio que fijó a la jueza Rivera.
Ello significó que, una vez repasados ayer los lugares donde se practicaron las detenciones, cerca del mediodía la comitiva que integraban también funcionarios de la Brigada de Asuntos Especiales y Derechos Humanos de la Policía de Investigaciones y el abogado Joseph Beraud del Programa de Derechos Humanos del ministerio del Interior, debiera desviarse del sendero que los conducía al sitio donde se excava para concluir allí la diligencia.
Comenzó entonces un largo y tedioso ir y venir desde una zona a otra, donde Magaña y Quintanilla condujeron a la ministra al menos a seis o siete puntos distintos que "eventualmente" podrían corresponder también a sitios en que se debe buscar.
Retiro de televisores
Si bien el recorrido de octubre de 1973 se hizo de noche y el operativo terminó al amanecer, fuentes vinculadas a la investigación recuerdan que el mismo Magaña admitió en sus últimas declaraciones que en 1978 lo contactó personal de la "inteligencia militar", para que ubicara el sitio donde estaban sepultadas las víctimas y desenterrar los cadáveres para hacerlos desaparecer definitivamente como parte de lo que se conoció como la "Operación retiro de televisores".
Las fuentes sospechan que este cambio de actitud del coronel Magaña, podría tal vez deberse a amenazas que eventualmente hubiese recibido en estos días por otros coautores de los crímenes, o a maniobras para distraer la investigación de la jueza.
No obstante, las fuentes sostienen que "si damos el beneficio de la duda, habría que pensar también que todos podrían estar bastante confundidos por el paso del tiempo".
La diligencia hecha por la policía podría dar con el paradero, entre otras persaonas, del padre de la abogada Pamela Pereira.
Hasta ahora, sin embargo, no hay indicios de que en el lugar hayan restos de los detenidos desparecidos de Paine.
Algunas fuentes atribuyen este hecho al paso del tiempo y a la obvia modificación del terreno, ubicado en una quebrada que recibe año a año el golpe de la lluvia lo que permite que la fisonomía no sea exactamente igual que en 1973.
DATOS
Arribada ayer la comitiva al lugar donde se excava en una quebrada a unos dos kilómetros de rivera sureste del lago Rapel, por instrucciones de la jueza los policías procedieron a colocar a Magaña que vestía jeans y camisa rosada, primero un chaleco antibalas y luego una parka institucional azulmarino, además de un gorro. Disfrazado, el autor confeso, todos, incluido la magistrada, volvieron a subir a los vehículos para dirigirse al lugar exacto donde peritos trabajan en la excavación, sin resultados positivos hasta ahora. A la altura de la fosa el coronel de baja estatura y algo subido de peso que también llevaba lentes de sol, fue bajado de nuevo del vehículo para ser descendido a la quebrada de las excavaciones, sitio protegido con una malla.
Jueves, 18 de Enero de 2007 20:29
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