El 11 de marzo no es un día más. Es el día, donde esperamos, se reabren las grandes alamedas y es el de la victoria de la dignidad, sobre la marginalización y el olvido
El 11 de marzo no es un día más. Es el día, donde esperamos, se reabren las grandes alamedas y es el de la victoria de la dignidad, sobre la marginalización y el olvido
"... Seré franca y directa. Diré lo que pienso y haré lo que diga. Mi compromiso, como presidente de Chile será de ir con ustedes, ciudadanos, ciudadanas, por esta gran alameda de libertad, que debemos reabrir..." Palabras de Michelle Bachelet la noche del domingo 15 de enero. Palabras de mujer. Palabras para un compromiso.
Ella es el emblema de un significativo cambio dentro de la sociedad chilena, y , podría serlo de toda América Latina. No sólo es, ni será la primera mujer presidente de Chile. Y que presidente! Si no también. el simbolismo y la ilusión que ella representa.
La llegada triunfante y esperanzadora de Michelle a la presidencia es ante todo la victoria de las mujeres y la de un nuevo futuro sobre el pasado, sin olvido de lo vivido. Es además una victoria contra los prejuicios, la intolerancia y en esa mentalidad conservadora tan arraigada en la sociedad chilena. Una presidencia donde la mujer constituirá los cimientos de su gobierno y de un país más moderno, más solidario, más participativo, sin discriminaciones ni exclusiones, con los mismos derechos para hombres y para mujeres. Allí, en ella, está y se ha depositado la confianza de Chile y del mundo entero.
Su gobierno, será, para la nueva presidente, seguir estimulando el crecimiento económico y, sobretodo, disminuir las profundas desigualdades que existen en la sociedad chilena. Chile tiene el desagradable honor de ser el segundo país más ilegal en el mundo. Tiene cifras que asustan a más de un sociólogo. El 10% de su población, los más ricos, poseen más del 40% de la riqueza nacional, y donde el 10%, los más pobres, se "reparten" el 1,6% del PIB, y donde además, el 18% de los chilenos viven, oficialmente, en la pobreza.
Las 36 primeras, y urgentes, medidas que se aplicarán, en sus primeros 100 días de gobierno, aseguran una batalla inmediata, para erradicar en primer lugar la extrema pobreza y las profundas desigualdades sociales existentes en el país.
La lucha contra la cesantía, estimular el empleo, las reformas sociales y previsionales, la modernización de la educación y de la salud, la protección del medio ambiente, apoyo a la integración individual y colectiva, serán, las bases de su programa social durante sus cuatro años de gobierno. Sin duda alguna, una carrera contra el tiempo, para cambiar la cara del opresor e inhumano neoliberalismo, a la chilena, e integrarse a un nuevo modelo de integración política, tanto interna como exteriormente, en especial con América Latina, donde Chile tiene y debe tener su lugar natural.
El milagro económico chileno, basado esencialmente sobre la privatización extrema de su economía, el comercio exterior y en su crecimiento promedio anual de más del 6%, tiene su protección en el egoísmo y en el consumismo, sus principales aliados y sostén interno.
Michelle Bachelet recibe un país, que pese a todo cuenta, con alarmantes cifras de cesantía, donde el 17% de los cesantes son jóvenes. Por ello la urgencia de desarrollar rápidas y urgentes medidas sociales, para atacar el lado oscuro del llamado milagro económico chileno.
Tiene y tendrá una mayoría en el parlamento, lo que le permitirá un margen de maniobra considerable, para llevar a cabo todos sus proyectos y poder, también, atacar las reformas constitucionales esenciales y necesarias, para un país que pide y desea imponerse sobre su pasado reciente. Y, porque no, proponer una nueva constitución política, más moderna y más humana, que reemplace la existente, la de la llamada democracia protegida, heredada de la dictadura.
Chile es para los ojos del mundo globalizado y del neoliberalismo existente, el buen alumno, el buen estudiante graduado de la escuela liberal. Orgulloso de su dinamismo económico y de ser comparado, por los economistas, al igual que los países del sudeste asiático, en los tigres de la economía mundial. A ese Chile, denominado el jaguar del Sur, se le pedirá desde este 11 de marzo una mayor solidaridad. Los jaguares que olvidaron compartir sus "presas", deberán contar con una presidente dispuesta a dar batalla, para distribuir y compartir, los frutos del milagro y de la mezquina bonanza económica chilena.
Para Michelle y todo su equipo de gobierno, "miti y mota", es el inicio de una dura y gran batalla, para hacer de Chile un país más moderno, más tolerante y democrático, más participativo, más solidario, más humano, sin exclusiones ni discriminaciones. La violencia y la intolerancia, la vivió y la sintió en su propia existencia. Fue victima de ese odio desatado en Chile, al igual que miles y miles de chilenos, pero sin olvido, sin olvidar ha sido capaz de transformar la felonía en tolerancia y la violencia institucionalizada, en una nueva esperanza para la convivencia nacional, dentro de la dignidad, la humanidad, una mayor justicia y la libertad.
Este 11 de mazo, es su victoria personal y ese es el triunfo que Chile espera contra los fantasmas de su historia y de ese pesado pasado reciente, no olvidado en su memoria, ni en la del país.
Este día, no sólo será, o puede ser, el fin del camino de la transición hacia una verdadera democracia y de la indispensable reconciliación nacional, será también donde comenzarán a reabrirse, a los ojos testigos de Chile y del mundo, las grandes alamedas de libertad.
Palabra de mujer. Palabra de Presidente.
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