Foto: La ejecución de Saddam Hussein ocupó los titulares de la prensa en todo el mundo.
Mientras que muchos gobiernos criticaron la ejecución de Saddam Hussein, los diarios dominicales opinan que no tendrá consecuencias sobre los enfrentamientos que destrozan a Irak.
No puede haber excepciones
Le Monde, París: "Si se defiende el principio de rechazar la pena de muerte, como es el caso en toda la Unión Europea, no puede haber excepciones. Tener en cuenta circunstancias excepcionales sería socavar el propio principio. El presidente francés, Jacques Chirac, lo ha comprendido y, en vista de una opinión pública que aún se siente atraída por la ley de la venganza, quiere fijar en la Constitución la abolición de la pena de muerte. George W. Bush no sabe por qué debe dejar a sus 140.000 soldados en Irak ni cómo sacarlos de allí. Bush saludó la ejecución de Saddam Hussein como "una importante etapa en la senda hacia la democracia". Ésa es su concepción de la democracia, pero no la nuestra.
Amenaza terminar abruptamente con el análisis del pasado
NZZ am Sonntag, de Zúrich: "La muerte de Saddam luego de la conclusión de sólo uno de por lo menos una docena de juicios por crímenes de lesa humanidad amenaza con terminar abruptamente con el análisis del pasado. En un esmerado esclarecimiento del pasado no tienen interés ni los EE. UU. ni los chiíes, que hoy dominan la política en Irak. (...) Que con la muerte del déspota pasan a ser superfluos los juicios preparados contra él será asumido por muchas víctimas como un segundo castigo. Cuando el Estado no está en condiciones de permitir a sus ciudadanos hacer constar en actas sus sufrimientos y no llama a los responsables a responder por sus hechos, ese Estado ha perdido. Las imágenes de los sangrientos atentados desplazan ya hoy el recuerdo de los horrores del régimen de Saddam Hussein. Ahora, Saddam es historia. Su herencia destructora aún no.
Una gritería excesiva
Berliner Morgenpost, Berlín: "La gritería con que políticos de la Unión Europea, el Vaticano y defensores de los derechos humanos han salido a la palestra por el genocida Sadam es excesiva. Irak es sólo uno de 68 países en los que se practica la pena de muerte. ¿Dónde estuvo el enfado internacional cuando Japón ejecutó a cuatro personas la semana pasada? Da la impresión como si con la crítica a la ejecución de Saddam más de un crítico de EE. UU. quisiera vestir con nuevas ropas su rechazo a la guerra de Irak. El tribunal se atuvo a los preceptos de la ONU y satisfizo con la ejecución del criminal las leyes iraquíes, como dijo el primer ministro, Al Maliki. Se puede estar contra esa ley y contra la pena de muerte, pero sin una excesiva compasión con Saddam Hussein."
No tendrá consecuencias
The Observer, Londres: "La muerte de Saddam ni tendrá consecuencias para los diversos levantamientos que destrozan al país. Quienes participan en ellos no luchen en memoria del dictador depuesto, sino por su propio futuro. El presidente Bush calificó la ejecución de "hito en la senda hacia la democracia", pero es difícil reconocer cómo ello puede ser posible sin que la Casa Blanca modifique radicalmente su estrategia en Irak. Cada vez queda más claro que Bush y sus asesores rechazan por completo las recomendaciones del grupo de análisis sobre Irak bajo la dirección de ex ministro de RR. EE. James Baker. Ello es lamentable."
Conclusión espantosa de una historia
Corriere della Sera, Milán: "El ahorcamiento de Saddam Hussein cierra espantosamente una historia que esperábamos hubiera tenido otro fin. Espantosa como toda pena de muerte, pero también porque enlaza la trágica aventura de la guerra de Irak con este oscuro hecho que pesará sobre la conciencia de todos. (...) La muerte de Saddam Hussein sólo puede ser útil de una forma: si lleva en Occidente a un rechazo tal que la comunidad internacionales se convenza de que algo así no puede repetirse más. Nunca jamás. Bajo ninguna condición. Por nada del mundo".
DW-WORLD / pk
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