El general Izurieta cursó la baja del capitán Augusto Pinochet por haber dañado al Ejército
A LAS 17:45 HORAS LA MINISTRA DE DEFENSA, VIVIANNE BLANLOT, FIRMÓ EL DECRETO RESPECTIVO
La voluntad de Bachelet de no dejar margen para atenuar la infracción de Pinochet Molina quedó clara en la mañana, cuando expresó su molestia y exigió una sanción, porque la intervención del nieto “constituye una falta gravísima y estamos seguros de que el Ejército sabrá hacer lo que corresponde”.
Carolina Miranda |
La Nación |
Foto: En un clima de tranquilidad se efectuó la ceremonia en la Escuela Militar con la presencia de la Presidenta Bachelet. Foto: Presidencia.
No había espacio político para que anoche convergieran en la Escuela Militar la Presidenta Michelle Bachelet y el comandante en jefe del Ejército, Óscar Izurieta, en la ceremonia de graduación de alféreces, sin haber resuelto la relativa crisis que causó el capitán Augusto Pinochet Molina, nieto del fallecido dictador, en las exequias de éste el martes. Ambos lados lo tenían claro y por ello el diálogo entre las partes sólo podía tener una salida: la del oficial.
Según fuentes castrenses, tal como lo aseguró ayer su padre, Augusto Pinochet Hiriart, el capitán había expresado hace algunos meses a su superior, el general de brigada Álvaro Guzmán, comandante de Telecomunicaciones, su intención de abandonar la carrera militar. Se sentía incómodo por el peso de su nombre en las filas, las expectativas que generaba su gestión, pero también por el soterrado rechazo a la forma privilegiada en que había entrado al Ejército y el aire con que se movía dentro de la institución.
Si bien no alcanzó a presentar su expediente de retiro –lo que aclaró el Ejército ayer temprano al responder a Pinochet Hiriart-, la muerte de su abuelo se transformó en la ocasión propicia para dar el salto al vacío. Decidió violar el pacto entre el Ejército y la familia Pinochet, al igual que su primo Rodrigo García –sólo estaba autorizada a hablar María José Martínez-, y subió al estrado ante la sorpresa del alto mando. En ese minuto selló su destino: la destitución era cuestión de horas.
¿Por qué no el mismo martes, cuando la institución definió su conducta como “gravísima”? La explicación la dio anoche Izurieta, que señaló que no se actuó “por respeto al dolor de la familia y al momento que estaba viviendo”.
Sin embargo, Izurieta dejó en claro que “inmediatamente después de que terminó su intervención, yo como comandante en jefe del Ejército tenía absoluta claridad de que había cometido una gravísima falta a la disciplina y que le había producido un grave daño al Ejército y que, por lo tanto, no había otro camino que cursarle la baja”.
Así, tras participar en la recepción del cuerpo de Pinochet el martes en Concón y ayer en la misa privada de la familia en Los Boldos, Izurieta habló “por deferencia” con Augusto Pinochet Hiriart para comunicarle la determinación sobre su hijo, la que fue aceptada con un “entiendo la situación y no hago objeciones”.
LA HORA CLAVE
El propio Pinochet Molina concurrió ayer a la jefatura castrense a conocer la determinación. El decreto supremo llegó al despacho de la ministra de Defensa, Vivianne Blanlot, a las 17:45 horas y fue firmado de inmediato (Bachelet llegaría a la Escuela Militar exactamente dos horas más tarde).
“A las 17:45 horas la ministra de Defensa Nacional tenía sobre su escritorio el decreto con la baja con fecha del día de hoy (ayer), que debe ser firmado por la ministra de Defensa, porque el comandante en jefe no tiene atribuciones que no sean a través de las juntas calificadoras, que tienen fechas establecidas”, indicó Izurieta, al referirse a la ley orgánica de las FFAA que no permite a la Presidenta de la República llamar a retiro a un oficial si no es con el acuerdo del respectivo comandante en jefe.
El polémico nieto del fallecido dictador. |
Izurieta puso fin así a la polémica que surgió tras el discurso del nieto, que reivindicó la figura del fallecido general destacando que “derrotó al marxismo” por la vía armada, además de criticar el accionar de la justicia.
La voluntad de Bachelet de no dejar margen para atenuar la infracción de Pinochet Molina quedó clara en la mañana. A esa hora expresó su molestia y exigió una sanción, porque la intervención del nieto “constituye una falta gravísima y estamos seguros de que el Ejército sabrá hacer lo que corresponde”.
“Chile tiene la Constitución, las leyes, y la institución (el Ejército) tiene sus reglamentos para tomar la decisión que corresponde de acuerdo a la falta cometida por el oficial”, agregó la Mandataria, para quien “no es el Gobierno el que le va a decir al Ejército lo que tiene que hacer, porque eso está claramente definido en las leyes, en la Constitución y en los reglamentos”.
En ese sentido, Izurieta sostuvo anoche que “la Presidenta de la República tiene toda la autoridad que la Constitución le otorga para haberme ordenado haber procedido de una manera y no lo hizo”.
Al descartar que haya habido presiones añadió que “entonces, seamos claros, yo no tengo atribuciones para dar la baja de inmediato, porque tengo que esperar la junta calificadora y estimamos que este daño era tan grande que había que producirla hoy (ayer). Lo que he hecho es comunicarle a la ministra mi resolución y pedirle que haga uso de sus atribuciones y ella firmó”.
No obstante, el alto mando evaluó con cuidado la forma de actuar debido a que no quería causar problemas en las filas, ni agraviar a los Pinochet ni tampoco aparecer cediendo a las exigencias de La Moneda.LN
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El término de un largo vínculo
La salida ayer de Augusto Pinochet Molina tiene un importante efecto práctico e histórico. Muerto el general Augusto Pinochet y dado de baja su nieto, se ha terminado el vínculo entre el Ejército y el clan de los Pinochet. No hay dentro de los herederos del dictador más uniformados. Augusto Pinochet Hiriart fue oficial en los años 70, pero se retiró tempranamente. De hecho, para el gobernante era relevante que un nieto hiciera la carrera militar. Sin embargo, es claro que para éste se había convertido más en una carga que en un futuro auspicioso.
En tanto, como una “persecución familiar” calificó Marco Antonio Pinochet la solicitud de sanciones contra Augusto Pinochet Molina. “Aquí ha existido una persecución familiar, primero persiguieron a mi padre hasta el cansancio, con posterioridad han perseguido a mi madre, siguen persiguiendo a toda una familia, por lo que ahora no me llama la atención que quieran perseguir a mi sobrino, porque indudablemente él lleva el mismo nombre que mi padre y es militar”, señaló.
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