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Los vigilantes del mar

Por Juan José Valenzuela

La Ley General de Pesca y Acuicultura (LGPA), obliga a los armadores industriales que realicen actividades pesqueras a aceptar a bordo de sus naves observadores científicos. La exigencia se hace extensiva además a las plantas procesadoras, que deben permitir el ingreso de las personas designadas a los centros de proceso.

Recientemente salió publicada en el Diario Oficial de Chile la nómina que designa a los observadores científicos que operarán a bordo de las embarcaciones pesqueras industriales. Estos observadores, designados mediante resolución de la Subsecretaría de Pesca (SUBPESCA), recopilarán información biológica-pesquera en las naves pesqueras industriales, puntos de desembarque y plantas de proceso.

La Ley General de Pesca y Acuicultura (LGPA), obliga a los armadores industriales que realicen actividades pesqueras a aceptar a bordo de sus naves estos observadores científicos. La exigencia se hace extensiva además a las plantas procesadoras, que deben permitir el ingreso de las personas designadas a los centros de proceso.

Esta resolución constituye un avance respecto al procedimiento antiguo, en el que los dueños de las embarcaciones decidían si dejaban embarcarse o no a los muestreadotes del Instituto de Fomento Pesquero (IFOP), sin existir ningún tipo de obligatoriedad, por lo que en definitiva la cobertura de las faenas extractivas estaba supeditada a la voluntad del armador y la toma de datos era muy inconstante e irregular. Las naves y los viajes que tendrán que llevar un observador a bordo, serán elegidas al azar por la SUBPESCA, que entregará oportunamente a la autoridad marítima la nómina de las embarcaciones designadas. Como consecuencia, la autoridad marítima no otorgará autorización de zarpe a aquellas embarcaciones pesqueras que, habiéndoles sido designado un observador, no figure en la dotación a bordo de la nave.

El industrial deberá además adoptar las medidas necesarias para garantizar la seguridad y bienestar personal de los observadores en el desempeño de sus funciones, en relación a la recolección de datos, uso de instrumental, comunicación, asistencia médica, dignidad, alojamiento y alimentación, para tales efectos serán considerados como oficiales a bordo.

Existen varias artes de pesca de la flota industrial perjudiciales para la biodiversidad marina, entre ellas el arrastre y el palangre, que llevan asociada una gran cantidad de fauna acompañante o captura incidental (especies no objetivo que son vulnerables al mismo arte de pesca), como son los tiburones, tortugas y aves marinas capturadas con el palangre. Las redes de arrastre son probablemente la más nociva modalidad de extracción practicada por la flota industrial, a través de este arte (que de artístico no tiene nada) se vulnera toda la vida vinculada al fondo marino, tanto por el gran número de especies que son capturadas incidentalmente, como también por la remoción del fondo que arrasa con toda la vida asociada a estos ecosistemas.

A este desastroso fenómeno se suma el descarte, que es la captura de especies de bajo valor comercial o individuos de bajo calibre que son devueltos al mar luego de ser capturados. Ésta es una práctica que atenta directamente contra el estado de conservación de los recursos pesqueros y que se encuentra prohibida según nuestra regulación.

Por lo tanto, la recopilación de datos sobre captura incidental (bycatch) y descarte que puedan hacer los observadores, será tremendamente relevantes para evaluar la abundancia relativa de los recursos. Otra mala práctica habitual de la pesca industrial que se puede disminuir a través de los observadores es el subreporte, es decir, declarar menos capturas de lo que realmente se desembarca, lo que es contraproducente en términos de sustentabilidad y en la evaluación de stock, y la posterior definición de cuotas de captura.

El servicio que prestarán los observadores de la SUBPESCA constituye un avance, pues era muy necesario regular la actividad de las flotas para hacer realmente viables las pesquerías. Sin embargo, la cobertura real de los 55 observadores designados dentro del total de viajes de pesca de la flota industrial es limitada. Subpesca asegura que se fiscalizará el 20% del total de viajes de la flota industrial, pero esa proporción es cuestionable si se considera que para tener cobertura efectiva y completa de las actividades extractivas, se necesitarían 2 observadores por nave, que pudieran turnarse y vigilar las 24 horas del día.

En el afán de optimizar el desempeño de los observadores a bordo, es necesario además establecer un sistema de rotación de los mismos, de manera tal que a éstos no les toque registrar la información de los mismos armadores, obviamente para que no se genere ningún tipo de suspicacia respecto a la transparencia de la información recolectada.

SUBPESCA espera duplicar el número de observadores el próximo año y lograr una cobertura final del 50%, ojalá sean medidas que efectivamente se concreten y no queden solamente en palabras que se borran cuando sube la marea. www.ecoportal.net

* Biólogo Marino de Oceana
www.oceana.org

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