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Centros Chilenos en el Exterior

LA IZQUIERDA DEL ONCE

Por Manuel Guerrero Antequera

El 11 de septiembre esta grabado en nuestra retina colectiva como el dia de la catastrofe de la palabra, del discurso, de la posibilidad de conceptualizar, de abrir el debate, de sopesar argumentos, de convencer y sumar. Lo acontecido ese dia hace 33 anhos fue precisamente perpetrado para que el pueblo chileno en general, y la izquierda en particular, quedara sujeto a el como el dia del dolor, definitivo, amargo y gris.

Asi, una vez mas hemos asistido a un once de septiembre donde el Presidente es asesinado antes de poder convocar a un plebiscito para que sea el verdadero soberano el que dirima acerca de su destino. Cada once la voz del Presidente es ahogada para recordarle al futuro el precio de provocar el odio de quienes se consideran, desde posiciones de privilegio, propietarios naturales del mundo de la vida.

Como ocurrio con los dos intentos de rebelion, en 1851 y 1859, contra el gobierno conservador de Montt, donde los igualitarios levantados con el apoyo de artesanos exigieron el reparto de tierras, educacion popular y democratizacion de las elecciones, para que todos los sectores de la sociedad tuvieran posibilidad de representacion. Prision, exilio, muerte fue la respuesta. Como volvio a suceder en 1891, cuando ante el intento del Presidente Balmaceda por aumentar y dar una orientacion social al gasto fiscal, la mayoria de los partidos politicos del Congreso vinculados a la elite respondio militarmente con la Marina, llevando a la muerte a más de diez mil personas, incluyendo al Presidente de la Republica que se suicido tras nueve meses de resistencia. Asi como con los obreros del salitre que tuvieron la osadia de declararse en huelga, en diciembre de 1907, en la ciudad de Iquique, cuando el salitre proporcionaba mas del ochenta por ciento del valor de las exportaciones chilenas y su propiedad era controlada fundamentalmente por empresarios ingleses y espanholes y por algunos chilenos: el Ejercito sofoco la huelga con una matanza de dos mil compatriotas.

El once de septiembre no es otra cosa que la repeticion compulsiva de la elite chilena de intentar fijar en la memoria social lo que ha pretendido que sea una constante en la historia: que la propiedad y explotacion de la tierra, la plata, el oro, el trigo, el salitre, el cobre, los bosques y las aguas, no es prerrogativa del conjunto de la sociedad, sino ambito privado e intocable de pequenhos grupos, nacionales y extranjeros, de acuerdo a los cuales hay que gobernar por los tiempos de los tiempos. Que los inquilinos, peones, artesanos y proletarios, asi como tarde o temprano la izquierda, el feminismo, las politicas gay y lesbica, la ecologia y las minorias etnicas pueden que lleguen a tener, si presionan, un lugar de representacion en el sistema politico. Pero cuestionar el modo en que la economia funciona es un terreno prohibido, pues ahi se juega todo.

Y es este recordatorio lo que cada once de septiembre vuelve a fallar. Pues las elites vuelven a enterarse en la calle o por la prensa que el
intento de clausurar, cerrar los espacios siempre fracasa. Que la memoria social en forma compulsiva tambien vuelve con otros contenidos, desde otros lugares y expone su voluntad de querer jugar el juego de verdad, aunque sea desde el recuerdo de quienes se atrevieron a jugarlo. Y esto a pesar de las miles de muertes. A pesar del metal tranquilo de la voz del Presidente apagandose en la transmision de Radio Magallanes. A pesar de la Escuela Santa Maria de Iquique, del disparo de Balmaceda, el exilio de Bilbao y la "pacificacion" del sur de Chile.

Se trata de algo que la izquierda debiera ser capaz de hacer suyo. Que el once es el dia en que queda claro que lo relevante no es el nombre, la bandera, el color, la consigna, sino lo que la propia elite siempre ha tratado como tabu: la propiedad de las aguas, los bosques, el cobre, el salitre, el trigo, el oro, la plata y la tierra. En definitiva, que lo esencial es la repolitizacion de la economia, de modo que haya mayor control social de ella, del uso de nuestros recursos, por que quienes padecen el rigor de la vida saben donde estan las prioridades para fijarlas: salud, educacion, trabajo y vivienda digna, el aire y las aguas limpias.

La izquierda vuelve a vivir cuando retoma la iniciativa y se lanza a la reflexion rigurosa. Traspasa el umbral del dolor cuando genera mayor organizacion y articulacion de particularidades que permiten hacer cambios estructurales para profundizar la democracia con justicia social. Los onces de septiembre han de ser dias de emancipacion de la derrota, de critica y puesta en acto de todo lo que no se hizo y queda por hacer para que no haya otros onces. No por miedo a la muerte, sino por voluntad y deseo de construir la sociedad por venir.

http://manuelguerrero.blogspot.com

 

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