Patólogo que hizo autopsia a Frei defiende su trabajo y contradice tesis del homicidio
Helmar Rosenberg asegura que fue autorizado y que comunicó resultados a Patricio Rojas
-Vea autopsia de Eduardo Frei
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Por Jorge Molina Sanhueza
Foto: El patólogo Helmar Rosenberg, en una de las pocas fotografías que se le conocen.
El hombre sin rostro bien podría ser el apelativo del patólogo de la Universidad Católica Helmar Rosenberg, quien fue el jefe del equipo que realizó la autopsia al ex Presidente Eduardo Frei Montalva, cuando éste falleció en extrañas circunstancias en la Clínica Santa María el 21 de enero de 1982.
Hombre de bajo perfil y de quien existen pocas fotografías, nunca ha querido entregar su versión de los hechos, salvo a los tribunales de justicia. Es acusado por la familia Frei de haber realizado una necropsia sin autorización; de haber borrado intencionalmente las huellas que pudo haber dejado el veneno al sacar las vísceras para embalsamarlo; y luego falsificar la autopsia que estuvo 20 años escondida en la UC en una carpeta que decía NN.
En medio de la expectación que ha generado ahora la muerte del ex Mandatario, La Nación revela en exclusiva lo que Rosenberg le dijo al ministro a cargo del proceso, Alejandro Madrid, en dos declaraciones hasta ahora inéditas y que contradicen lo sostenido por la familia, aunque existen otras sospechas en su contra.
Máscara mortuoria
“El doctor Roberto Barahona (su jefe en la UC, hoy fallecido) me dio la orden verbal de concurrir a la clínica Santa María para realizar el embalsamamiento al señor Frei Montalva y me comentó que me preocupara de tomar muestras ya que tenía conocimiento de que había tenido una tuberculosis cuando joven y que la enfermedad se podría haber reactivado”, inició su relato.
Asegura que el día de la muerte “alrededor de las 17 horas, salí en una ambulancia de nuestra clínica junto al doctor Sergio González Bombardiere y el auxiliar Humberto Gallardo. Una vez en la clínica nos dimos cuenta de que en el lugar no había nada para embalsamar, por lo que procedimos a subir hasta la habitación donde se hallaba el cuerpo de Eduardo Frei, encontrándonos con gran cantidad de personas en la antesala de la pieza”.
Rosenberg afirma que habiendo llegado a ese lugar se encontró con la señora “María Ruiz-Tagle, su hijo Eduardo Frei Ruiz-Tagle, y médicos entre los que estaba Juan Luis González; nos introdujo a la pieza del fallecido, por lo tanto desconozco con quién habló mi jefe, el doctor Barahona, para realizar el embalsamamiento”, siguió su relato.
El especialista asegura que el trabajo comenzó poco antes de las 18.00 horas de aquel 21 de enero de 1982 “y en una hora y media ya habíamos realizado la inyección de formalina”.
“En ese momento el doctor Max Muller Vega pidió permiso para sacar una máscara mortuoria del fallecido. Aclaro que durante nuestro procedimiento no entró ninguna persona a la habitación”, aseguró.
Las muestras
Rosenberg explica que sacó muestras del hígado, tórax, “lo que completamos alrededor de las 21 horas”.
“Nos retiramos en nuestra ambulancia al hospital clínico UC, donde fotografiamos las vísceras, como también hicimos muestras de riñón, hígado y pulmón para la microscopía electrónica”, dijo.
A continuación, según el relato, los días 10 y 17 de marzo de 1982, luego de hacer las pruebas antes mencionadas, “confeccioné un protocolo manuscrito de todo lo encontrado. El examen de microscopía electrónica de riñón e hígado no aportó datos de utilidad para la interpretación de los hallazgos, por lo que no figura en el protocolo”.
Asegura que su jefe, el doctor Barahona, tuvo toda la información patológica de Frei y que en abril de 1982 le dijo que explicara todo lo que sabía a los doctores Patricio Rojas y Patricio Silva.
“En esta reunión se comentaron los hallazgos anatomopatológicos de las muestras estudiadas y se examinaron detenidamente las fotografías macroscópicas. Los médicos no pidieron otros análisis adicionales”, declaró.
El profesional dijo al ministro que el manuscrito permaneció por más de diez años en su poder, es decir hasta 1992, y que, para evitar su extravío, se dactilografió y se procedió a incluirlo en la carpeta de la autopsia Nº 9-82.
“En la actualidad ya no se dispone de las placas histológicas ni inclusiones de parafina, ya que por normas del servicio éstas se eliminan, en el caso de los fallecidos, cuando han transcurrido diez años de efectuado el examen”, explicó.
“Nunca se me solicitó información alguna sobre este examen por familiares directos de don Eduardo Frei, tampoco me fue solicitado el protocolo escrito por los médicos tratantes”, concluyó.
Vale recordar que el doctor y ex ministro de Defensa de Aylwin, Patricio Rojas, dijo en su declaración ante el juez y al programa Informe Especial de TVN, que la autopsia no pudo haber sido hecha sin autorización de la familia. LN
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¿Quién falsificó la autopsia?
Cuando los detectives y el magistrado oyeron la declaración de Rosenberg, le quedaron algunas dudas respecto a la veracidad de sus dichos. Por esta razón interrogaron a la secretaria de la Unidad de Patología, Carmen Barahona Solar, hija del jefe de Rosenberg, para saber si ella había mecanografiado la autopsia de Frei.
La mujer explicó que el procedimiento se llamaba dictáfono. “Se grababa en un microcasete todo el procedimiento y luego se me entregaba la cinta para mecanografiarla. Esto se hacía generalmente al día siguiente, la parte histológica, que corresponde a las muestras de vísceras que se insertan en las placas de vidrio para un posterior análisis, la que quedaba pendiente, por lo que se mecanografiaba una vez que estuvieran listos los resultados y se agregaba al informe, el que una vez terminado era entregado al médico que lo había solicitado para su firma y después se archivaba hasta que se juntaban cien informes para enviarlos a empastar”.
Cuál sería la sorpresa cuando la mujer dijo que no reconocía como de su autoría el informe 9-82.
“Con respecto al Informe de Autopsia N° 9/82, que corresponde a don Eduardo Frei, no lo reconozco como los informes que yo mecanografiaba, ya que no corresponde el tipo de escritura de la máquina que yo usaba y tampoco el tamaño del papel utilizado, ya que yo en ese entonces, como era lo acostumbrado, utilizaba el papel tamaño oficio. Al revisar el informe de la Autopsia N° 9 del señor Frei, me percato que su letra corresponde a la de una impresora, presuntamente realizada por un computador. Pero en 1982 no existía en el departamento un computador, lo que queda en evidencia en los demás informes de autopsias del citado tomo, que los confeccionábamos en máquina de escribir eléctrica”, declaró.
Al respecto, el Laboratorio de Criminalística de Investigaciones (Lacrim), donde se envió el documento concluyó que una parte del informe mencionado fue hecho en otra época, pero no pudo señalar con precisión la fecha.
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