La cara no visible de la industria salmonera en Chile
Hace años que las grandes industrias multinacionales han comenzado a “colonizar” los países en desarrollo, con el fin de adueñarse de materias primas tales como maderas, frutas; nuestro preciado y ahora tan de moda cobre, y en el sur de Chile: los peces. La industria salmonera en Chile parece ser el gran negocio del siglo XXI, pero ¿saben a qué a precio?
Nuevamente caminando hacia un lugar, me enteré de la “escandalosa” – y por qué no decir “vergonzosa” – realidad de uno de los negocios más fructíferos y bien vistos de nuestro país: la gran y “desarrollada” industria del salmón.
Hace años que las grandes industrias multinacionales han comenzado a “colonizar” los países en desarrollo, con el fin de adueñarse de materias primas tales como maderas, frutas; nuestro preciado y ahora tan de moda cobre, y en el sur de Chile: los peces. Esto por lo general se hace con el menor costo para los inversionistas extranjeros y los peores perjuicios para los trabajadores de nuestro país, no existiendo leyes efectivas que regulen dichas situaciones.
Hoy en día, Chile es el mayor productor de salmones de nuestro continente, de hecho se sitúa en el segundo lugar del mundo, siendo sólo superado por Noruega, y la industria del salmón es la actividad económica más importante de la región austral de Chile, concentrándose principalmente en la décima región.
Las exportaciones de este preciado pez chileno – en los mercados orientales principalmente - se han superado desde las 20.000 toneladas a más de 200.000 sólo, en los últimos diez años. Lo cual ha generado, para las industrias salmoneras ingresos superiores a los 1000 millones de dólares. Sin embargo, lo que a muy simple vista parece un éxito rotundo, esconde una cara nada maravillosa.
La contaminación a nuestro medio ambiente producida por las salmoneras, es realmente aterradora. Sólo la industria del salmón, contamina en la décima y décima primera región, cuatro veces más que los propios desechos de sus habitantes. Esto no sólo significa la pérdida de ecosistemas del sur de Chile – únicos en el planeta -, sino que atenta directamente con la fuente de trabajo de los pescadores artesanales, quienes ven mermados sus recursos marinos, poniendo en grave riesgo una tradición económica y cultural de los habitantes de la zona austral de nuestro país.
Se suma a ello, el problema del “alimento” para los salmones (negocio patentado por las grandes transnacionales), que alcanza los quinientos millones de dólares y que por supuesto no deja ganancias en Chile. Y peor aún, para alimentar a los salmones se necesitan cuatro o cinco kilos de estos peces “alimento”, lo cual continúa mermando la labor de los pescadores artesanales.
Los trabajadores de la industria salmonera (alrededor de treinta y cinco mil puestos de trabajo generados) han denunciado abusos en las leyes laborales; despido de trabajadores que se sindicalizan; discutibles condiciones laborales y sueldos que en algunos casos no superan el mínimo. También se ha detectado en la zona, un aumento considerable de abortos espontáneos de parte de las trabajadoras, las cuales son “despedidas” si se embarazan, sumado a ello el exceso de trabajo al cual son sometidas. Una realidad que nos suena conocida en nuestra zona, por los abusos que sufren temporeros y temporeras de los packing de la zona central.
La realidad de las salmoneras es aún “desconocida” para gran parte de la población de nuestro país, sobretodo para quienes vivimos en la zona norte y central de Chile. La explotación a los trabajadores del salmón es definitivamente una realidad escandalosa que se da en todos los niveles económicos y políticos de estas industrias, ya sean nacionales o extranjeras.
Las consecuencias laborales, medioambientales y culturales de la industria salmonera en chile son, al parecer, realmente devastadoras y esto se debe, en gran medida a los actuales modelos de producción y consumo que no “planifican” y no “comprenden” la necesidad de construir estrategias de desarrollo que aseguren los recursos naturales para nuestro futuro y más importante aún, no entienden que los trabajadores necesitamos condiciones mínimas de seguridad social, laboral, económica y humana.
De nosotros depende ejercer un verdadero control ciudadano, denunciando estas situaciones de explotación y asegurando con ello, un nuevo trato para los temporeros de la fruta y ahora trabajadores asalariados del salmón. www.ecoportal.net
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