La pascua de los Jaivas
¡A Isla de Pascua los boletos!
La visita de René Olivares, ilustrador de toda la gráfica del conjunto musical, guardaba un secreto para celebrar: un viaje al ombligo del mundo proyectado para el mes del mar, donde la agrupación grabará canciones nuevas y antiguas. La presencia profunda de “Gato” Alquinta y Gabriel Parra marca el nuevo trabajo que salda una deuda con la cultura polinésica.
Rodrigo Quroz www.lanacion.cl
Juanita Parra toca la batería moviendo el cuello en pequeños círculos. Claudio Parra desplaza sus huesudos dedos por la superficie del teclado Yamaha. Eduardo Parra mira a un lugar que no existe –“al horizonte de mi mente”, tal vez– mientras presiona un par de acordes en su teclado frente a su hermano. Al centro, Mario Mutis pulsa las cuerdas de su bajo y el público, unas 30 personas, baila enloquecido.
Al fondo del escenario, René Olivares, el ilustrador eterno de las carátulas y los afiches del grupo, pinta por primera vez en vivo al son de la música. En su lienzo blanco aparece un indio surgiendo de la tierra con los brazos extendidos horizontalmente. El aborigen tiene los ojos blancos y diríase que se involucra en un trance colectivo que envolvió a todos los asistentes al Bar Onaciu la noche del pasado jueves. La presentación íntima y desenchufada de esa velada fue la plataforma perfecta para presentar a Olivares al público chileno. Hubo bromas, diálogo con la concurrencia, brindis con vino tinto, risas, emoción, y en medio de la algarabía, Eduardo y René lanzaron el secreto mejor guardado de la agrupación:
“¡Nos vamos a Isla de Pascua!”, gritaron abrazados en medio de la noche.
CÓMO LLEVAMOS EL PIANO
El proyecto se viene manejando en silencio desde hace tiempo. El grupo ha mantenido una estricta reserva y no ha querido difundir la noticia, esperando una conferencia de prensa masiva que se celebrará a mediados de esta semana. En la empresa está involucrado el conjunto y la Armada de Chile, y marca en la agenda el día 26 de abril como inicio de un periplo creativo que tiene remembranzas del registro “Alturas de Machu Picchu”, grabado en 1981. En ese entonces, la inspiración vino de la pluma del Premio Nobel Pablo Neruda y legó a la posteridad un disco insoslayable e inolvidables imágenes, como la del piano ascendiendo en helicóptero en medio la imponente belleza de las ruinas del imperio inca y las de unos chascones Jaivas con atuendo blanco en medio del silencio, su música y el viento. En ese entonces, Canal 7 de Lima y Canal 13 de Santiago grabaron con la participación del escritor peruano Mario Vargas Llosa. Hasta ahora no se conoce qué estación televisiva transmitirá la presentación en Rapa Nui, pero la agrupación mantiene conversaciones con varios canales.
“PELVIS A PELVIS”
Los Jaivas han hecho música con la cultura profunda de la raíces latinoamericanas. A la herencia mapuche, incaica-andina y urbano-folclórica, ahora quieren sumar la sensualidad y la cosmogonía de la cultura rapa nui. La agrupación ha tocado en la Antártica y el archipiélago de Juan Fernández y sólo faltaba el gran pedazo de tierra flotante de los moais para desparramar su semen creativo en todo el territorio nacional.
La nueva aventura que surcará el Pacífico desde finales de este mes se materializará en un DVD de al menos 10 canciones con material nuevo y antiguo. La noche del jueves sirvió como adelanto de un tema que aún no tiene nombre. Una canción donde el dúo de pianistas se luce con melodías suaves con un ritmo que tiene matices de bossanova y trote norteño.
Olivares, quien ya se encuentra trabajando en la iconografía del nuevo material (ver recuadro), denomina a la nueva canción “Pelvis a pelvis”, en un divertido guiño a la clásica “Chic to chic”, de Cole Porter, pero más íntima y tierna.
En el escenario del Onaciu, el bullicio es continuo. A los fans les cuesta creer que puedan ver a los músicos tan cerca. Antes del fin, los músicos se van al limbo. Juanita toca un instrumento que imita el sonido de semillas moviéndose, sentada en el suelo del escenario. Mario cierra los ojos. Eduardo no le saca la vista a las teclas que aparecen bajo sus manos. Claudio sonríe mirando al público. Hay momentos en que todos se van a una región misteriosa y tibiamente melancólica. Es como la mirada de esos gatos que fijan los ojos en un punto que no existe en ninguna parte. René pinta y baila. Es el día más feliz de su vida. Juanita, la más taciturna de todos, es como esos gatos. Seguramente, todos en algún momento ven a Gabriel y a Eduardo Alquinta. Tal vez ellos, como dice Olivares, orquestaron desde el cielo este nuevo viaje a la tierra de los moais. LCD
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Del cielo a Isla de Pascua
René Olivares dice que terminó con su soledad francesa cuando sintió el llamado de “Gato” Alquinta y Gabriel Parra para viajar a ilustrar el último gran proyecto de Los Jaivas. Aunque la partida de dos de los mayores pilares del grupo resintió emocionalmente a la banda, sus creaciones musicales y conceptuales no han parado.
En 1988, Los Jaivas volvían a Latinoamérica con una gira, pero no podían imaginar que ese recital en el Estadio Santa Laura sería la despedida del virtuoso baterista Gabriel Parra, quien, como un perfecto chinchinero, fue calificado en 1979 por la revista británica “Music Week” como “uno de los mejores bateristas que había pasado por Inglaterra”.
El 15 de abril de 1988, en un lugar conocido como “la curva del diablo”, cerca de Lima, se apagaba el sonido de sus baquetas. Más de 100 mil personas lo despidieron en Viña del Mar. Sin esperar más, en agosto de ese mismo trágico año, el resto del grupo se reunió en París para terminar el álbum que habían comenzado a trabajar un año antes junto a Gabriel: “Si tú no estás”. Tuvieron que pasar seis años para que Juanita, su hija, se sintiera preparada para sentarse tras el bombo.
En enero de 2003, y en medio de las celebraciones de los 40 años de historia del grupo, Eduardo “Gato” Alquinta escribiría una de las páginas más tristes en la bitácora de los viñamarinos. A los 57 años, un ataque cardíaco se llevó a la voz de Los Jaivas. A un año y al regreso de un viaje a Argentina, Eloy, su hijo y reemplazante, sufría un ataque al corazón. Tenía 33 años. Hoy, cuando se conmemoran 18 años de la partida de Gabriel y tres de la de Gato, Los Jaivas vuelven a tomar aire para sobrevolar las alturas del Ranu Raraku.
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