Pobreza en Chile: dónde apuntar
Por Rodrigo Castro
Fecha edición: 16-02-2006 - www.tatercera.cl/Opinión
El Banco Mundial (BM) acaba de dar a conocer su informe titulado "Reducción de la Pobreza y Crecimiento: Círculos Virtuosos y Viciosos" (www.worldbank.org). En él se analiza en profundidad la relación entre pobreza y crecimiento y se observa cómo en Latinoamérica los resultados son claramente desalentadores.
En efecto, un cuarto de la población latinoamericana mantiene ingresos por debajo de dos dólares diarios y la distribución de los mismos es una de las más desfavorables del mundo. El informe, sin embargo, señala que la excepción es Chile. De esta forma, la investigación señala que "Chile es uno de los países con mayor movilidad social en la región, lo cual sugiere que la modernización del país a lo largo de las últimas décadas ofreció mayores oportunidades para los grupos más débiles".
Uno de los aspectos más interesantes del documento es que muestra con claridad que el crecimiento económico es fundamental para reducir la pobreza y mejorar la distribución del ingreso. Es decir, hay un círculo virtuoso entre crecimiento e igualdad de oportunidades. Pero eso no es todo, ya que también existe un círculo virtuoso entre reducción de la pobreza y crecimiento económico. Así las cosas, se muestra que los países que tienen mejores políticas públicas para reducir la pobreza (generan más empleo, focalizan el gasto público en los sectores más pobres e invierten más en capital humano) son los que logran un mayor dinamismo económico.
La razón es que mientras menores son los niveles de pobreza, existen más incentivos para que las personas inviertan en su educación; hay más mecanismos para que los empresarios pobres lleguen al mercado financiero e inviertan en buenos proyectos; y hay menos tensiones sociales que favorecen los acuerdos y generan un ambiente para una mayor inversión y productividad.
No es raro que el informe señale que Chile es una excepción en comparación con el resto de América Latina. El concepto de crear un círculo virtuoso para derrotar la pobreza a través de políticas públicas que estimulen el crecimiento económico, que focalicen el gasto social en los más pobres y privilegien la cobertura y calidad de la educación ha estado en nuestro debate público desde hace ya varias décadas.
El hito de lo anterior lo marcó el famoso "Mapa de la Extrema Pobreza", publicado a mediados de la década de los 70. Esa investigación buscaba identificar quiénes eran los sectores más pobres de la población, saber dónde vivían y preguntarse si los programas sociales del Estado llegaban efectivamente a ellos. Los resultados no fueron alentadores. Desde ese momento, el país no ha dejado de adoptar una estrategia de mercado libre, una que potencie el crecimiento económico y el empleo y simultáneamente una política social que se caracteriza por focalizar el gasto social en los sectores más débiles y, especialmente, privilegiar la inversión en capital humano.
Sin embargo, la comparación con América Latina no nos debe engañar. Para las tareas futuras ella ya no es relevante. Producto del menor crecimiento económico de los últimos años y del desempleo, el avance en el combate a la pobreza deja mucho que desear. En efecto, durante gran parte de la década de los 90 hasta 1997 redujimos anualmente en 250 mil el número de personas pobres. Mientras que desde esa época hasta el 2003 lo hicimos sólo a un ritmo anual de 52 mil. Detrás de esta realidad están las altas tasas de desempleo, la mala calidad de la educación, la lentitud del gobierno para implementar un sistema de créditos universitarios que beneficie a los sectores más pobres, la ineficiencia de los programas sociales focalizados que le permitan a la mujer acceder al trabajo y la poca cobertura de la educación preescolar en los más pobres. Profundizando la economía de mercado y la política social en los más pobres continuaremos con el círculo virtuoso que nos lleve a derrotar la pobreza y alcanzar el desarrollo.
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