Chile, ¿de qué estamos hablando?
Chile, ¿de qué estamos hablando?
Estamos acostumbrados al alto nivel de los trabajos periodísticos y de los libros de Patricia Politzer que a veces -como en este caso- son una misma cosa. Pero siempre nos sorprende con la particularidad del enfoque que le da a los mismos, lo que constituye, junto con el profesionalismo con que son abordados, sus principales fortalezas. A ello, habrá que añadir la agilidad del estilo y, por lo mismo, la facilidad de la lectura de sus textos. Así ocurrió con la diversidad de temas tocados en sus trabajos anteriores: “Miedo en Chile”, “La ira de Pedro y los otros”, “Altamirano”, “El libro de Lagos” y “Mujeres: la sexualidad secreta”, en coautoría con Eugenia Weinstein.
En esta oportunidad, con el libro del título de este artículo, la periodista hace una vívida transcripción de los formidables cambios que ha experimentado Chile en los últimos quince años, a partir de diversos y contundentes testimonios de parte de algunos de sus protagonistas. De esta manera, se repasa lo que ha ocurrido en el Ejército, con nuestros principales productos de exportación, en el ámbito de la pobreza, en la reforma de nuestro sistema procesal penal y cómo algunos extranjeros residentes en el país han visto este proceso de transformación que aunque se ha desarrollado frente a nuestros ojos, no lo percibimos en toda su magnitud.
Confieso que esa misma sensación de cambios sustanciales que habían ocurrido en sin que yo mismo fuese capaz de dimensionarlos me ocurrió al escuchar una conferencia de nuestro actual embajador ante Estados Unidos, Andrés Bianchi, quien comparó los datos de los censos realizados en 1992 y luego en 2002. La comparación es reveladora y sorprendente. Eso tiene una explicación lógica, porque estos cambios no ocurren de la noche a la mañana, de manera abrupta. Por el contrario, son un proceso que se desarrolla día a día, muchas veces con avances y retrocesos. Es lo mismo que ocurre en la vida, donde no somos capaces de percibir las propias mutaciones, pero sí apreciamos las de los demás y ésa es la evidencia que nos marca el paso del tiempo.El valor de este libro, entre otros, es el que le pone rostro y voz a estos cambios. Los testimonios que más me impresionaron fueron los de quienes estaban transitando desde la pobreza -con la ayuda de programas gubernamentales, pero principalmente por su esfuerzo- hacia una vida y una existencia más dignas. No se soslayan los problemas y también se consignan opiniones críticas o casos en los que no se lograron las metas. Ya lo dijimos: tal como en la vida hay avances y retrocesos.
Otro aspecto que me parece oportuno destacar es que la autora no esconde ni teme dar sus opiniones, pero por sobre ellas consigna lo que sus entrevistados afirman libremente, ya sean discrepando o coincidiendo con ella. En la presentación del libro, Patricia Politzer, de brillante desempeño en los últimos cinco años a la cabeza del Consejo Nacional de Televisión, dijo que con esta obra ella volvía a ejercer lo que tanto la apasionaba: el periodismo. En esa ocasión, un sociólogo que ejerce como comentarista en medios escritos y en la televisión me dijo que el periodismo daba cuenta de los conflictos, tratando de justificar el rumbo de los noticiarios de la televisión chilena. Es una extraña teoría, pero pareciera que en ellos se practicara todos los días.Este libro es un mentís a quienes tienen esa equivocada manera de ver el periodismo, porque lo que éste debe hacer es reflejar la realidad, con sus luces y sus sobras, y es por eso que se le agradece este nuevo aporte de Patricia Politzer a este periodismo auténtico.
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