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Centros Chilenos en el Exterior

¿Fue Beijing 2008 un error?

¿Fue Beijing 2008 un error?

La Nación

Domingo 17 de agosto de 2008   

 Por Por Equipo de Der Spiegel* 

LA POLÉMICA POR LOS JUEGOS Y LA SITUACIÓN DE DDHH EN CHINA

 Mientras el mundo se queja por las violaciones de los derechos humanos, la contaminación del aire, la censura y el Gobierno despótico del régimen, China celebra un sueño hecho realidad. Muchos en Occidente están convencidos de que otorgar las Olimpiadas a Beijing fue un error. ¿Están en lo correcto?

 Foto: EL PELUCÓN.- El legislador y activista de derechos humanos chino Leung Kwok-hung, también conocido como “El pelucón”, fue detenido en una manifestación en el segundo día de competencias. Imágenes como ésta difícilmente hubiesen salido al mundo sin los Juegos Olímpicos.

Fue un error adjudicar los Juegos Olímpicos a China? ¿Se debe permitir a un país que oprime a las minorías, que opera campos de trabajos forzados y reprime la libertad de expresión capitalizar la cálida aureola de la llama olímpica? ¿Fueron las seguridades del Comité Olímpico Internacional (COI) de que el país se abriría (la gran promesa de apostar por un poco de democracia durante el camino a estas Olimpiadas) nada más que una treta retorcida dirigida a asegurar presencia en la plataforma publicitaria más grande del mundo?

Este parece ser el consenso general de muchos en Occidente, definitivamente mayoritario en países como Alemania, Reino Unido, Bélgica, Grecia, Italia y España que apoyaron la decisión de sus líderes políticos de no asistir a Beijing. Pero, aun así, eso no les da la razón.

Haya sido o no en forma deliberada, al albergar los Juegos Olímpicos, China ha permitido más libertad pública que en ningún otro momento de su historia. Hay en el país más de 20 mil periodistas extranjeros acreditados, miles de atletas y dirigentes, decenas de miles de turistas de las democracias occidentales y unos pocos manifestantes osados que han aprovechado la ocasión para trepar postes eléctricos y desplegar carteles con "Tíbet Libre" en el corazón de la capital china. También protestaron atletas, que escribieron cartas y emitieron llamados desde el extranjero a China. En todo el mundo, los expertos están hablando abiertamente sobre estos temas. En los programas de conversación y en debates parlamentarios, China es en todas partes el tópico candente, y algo de esto se abre paso hasta el país.

Interpretación cultural

Los encuentros entre locales y visitantes en Beijing tendrán también un efecto. La sociedad china está cambiando y este proceso consiste en muchos ajustes pequeños, miles de fragmentos que pueden fundirse para formar un nuevo mosaico. Las simples imágenes no consiguen retratar plenamente esta situación. Esto explica por qué tanto de lo que vemos parece ser tan estereotipado. Muestra también que, enfrentada a un conjunto tan abrumador de material contradictorio, la prensa ha optado por admitir la derrota. La televisión occidental muestra con frecuencia imágenes de pagodas, pese al hecho de que ya casi no queda ninguna entre las sombras de los rascacielos. Respecto de eso, China puede no estar terriblemente ávida de abrirse al resto del mundo, pero lo contrario también es cierto: al reproducir constantemente sus imágenes favoritas del país, tanto las positivas como las negativas, el mundo se ha aislado también de la China real. Tómese como ejemplo la multitud de periodistas deportivos y corresponsales especiales de todo el mundo, muchos de los cuales han viajado a China por primera vez. Siendo tan nuevos en el país, tienden a malinterpretar sus primeras impresiones. Esta poca familiaridad ha llevado incluso a algunos diarios alemanes a informar que Beijing se ha transformado de cierta manera en una ciudad con miedo durante los juegos ¿Es realmente noticioso que los ciclistas estadounidenses usaran máscaras para respirar al llegar a Beijing? ¿Es importante que una nadadora haya hecho circular en Beijing fotos de ella desnuda en protesta contra la industria de las pieles? ¿Y están los escaladores de postes sinceramente interesados en luchar por la causa tibetana, o podrían estar parcialmente motivados por un deseo de sus 15 minutos de fama propia, cosa que se ha hecho tan fácil de obtener actualmente en Beijing?

Apariencia y realidad

En estos días, Beijing es un poco extraño. Para mejorar la calidad del aire, la mitad de los autos no pueden circular por las calles, lo que ha producido un flujo vehicular expedito. Trabajadores voluntarios se ubican en todas las esquinas e intersecciones, adelantándose a saludar a todos los extranjeros y a poner a prueba su incipiente idioma inglés. Se les ha dicho que mantengan abiertos ojos y oídos para detectar terroristas que intenten infiltrarse secretamente en la ciudad. Por supuesto, es fácil calificar a estos inofensivos guardianes como soplones del Gobierno, sobre todo cuando nunca se habla con ellos. Pero el hecho es que estos trabajadores, unos 400 mil, se sienten orgullosos. Quieren ser parte de la familia olímpica y parte del sueño que ahora se está haciendo realidad en China. Por un lado, nadie duda de que en los meses anteriores a los juegos, el aparato chino de seguridad revisó escrupulosamente la ciudad entera. Se instalaron cámaras de video en todas las esquinas y el nivel de seguridad es alto. En estos días se puede decir que ningún país habría tomado precauciones similares. Por otro lado, el ambiente en Beijing ha sido predominantemente de alegría. La gente organiza pequeñas fiestas olímpicas, pletóricas de orgullo local y nacional. Coros infantiles cantan en los centros vecinales y pequeñas banderas rojas pueden verse flameando en toda la ciudad.

Pero si usted se pregunta qué puede estar mal en este cuadro, un lugar donde mirar podría ser la Plaza de Tiananmen. En un país libre no hay duda de que un lugar como éste sería un sitio olímpico de concurrencia, un lugar donde realizar coloridas celebraciones con personas de todo el mundo, un lugar lleno de grandes pantallas, puestos de cerveza y todo tipo de boliches. Pero en estos días la plaza está vacía.

Diferentes personas, diferentes Chinas

Si reflexionamos sobre la naturaleza de la China actual, es importante establecer una clara distinción entre el Estado y la sociedad, que está emancipándose gradualmente. Es una distinción que es importante hacer antes de abordar el tema de si fue un error permitir que Beijing organizara los Juegos Olímpicos. Nadie puede negar que la dinámica sociedad china se ganó este honor durante las últimas décadas. Esto no puede decirse, sin embargo, de la elite gobernante del país, que utilizó las ceremonias inaugurales para sus propios fines, enviando imágenes idealizadas al exterior, pero emitiéndolas en primer término por sus propios canales nacionales.

Lo cierto es que si los atletas chinos ganan la mayor cantidad de medallas, el partido y el Gobierno de seguro lo cosecharán en beneficio propio. O bien el COI subestimó estos efectos secundarios o accedió irresponsablemente a ellos. El COI sobreestimó también presumiblemente su poder. Por pura vanidad y equivocadamente , los amos de los juegos asumieron que tenían tanto poder sobre el liderazgo de China que podían en la práctica influir sobre su conducta. Contrarrestando esas críticas, el comité recurre a los libros de historia. Representantes del COI hicieron esto reiteradamente en Beijing mientras intentaban llamar la atención sobre los cambios sociales que ocurrieron en Japón después de las Olimpiadas de Tokio de 1964, y de qué manera los Juegos Olímpicos de Seúl, en 1988, dieron impulso a la democracia en Corea del Sur.

La pregunta, sin embargo, es otra: ¿se puede realmente comparar a China con Japón y Corea del Sur? Una persona que parece creerlo así es el Presidente de Estados Unidos, George W. Bush, que pareciera estar jugando a una nueva y audaz forma de política del ping-pong. Sólo una semana antes de las ceremonias de inauguración, Bush recibió a cinco disidentes chinos en la Casa Blanca. Un día después criticó duramente las políticas de derechos humanos del Gobierno chino. Y al día siguiente abordó su avión para atravesar el mundo y estar presente, como el más importante huésped de honor, en la ceremonia inaugural. ¿Carece Bush de principios? ¿O es que así se hacen las cosas en el mundo de la política?

Cumpliendo promesas

En Beijing, todo movimiento cuenta. Toda frase, toda foto, cuentan. Lo que esto significa es que estos son los primeros juegos políticos del siglo XXI y que su significación histórica será mayor que su importancia atlética. En 1980, la guerra en Afganistán llevó a muchos países occidentales a boicotear las Olimpiadas de Moscú, y cuando el bloque oriental se cobró revancha en Los Ángeles, en 1984, China rompió filas respecto de los boicoteadores comunistas. Ahora, Beijing está sólo continuando esta serie de Olimpiadas políticamente cargadas. Ya no será más Este contra Oeste, pero todavía tiene algo que ver con las ideas. Dicho eso, ¿tiene esto algo que ver todavía con los deportes? Si usted tuviera la oportunidad de escuchar a los atletas alemanes durante las últimas semanas, podría perfectamente tener sus dudas. Muchos de ellos han pasado los últimos meses pensando en formas posibles de protesta, dando entrevistas con diversos grados de profundidad sobre Tíbet o Darfur, y criticando a sus colegas estadounidenses por ni siquiera referirse a esos debates. Tales actividades pueden haberles significado unos cuantos puntos en la escala de la popularidad, pero en realidad servir a alguna causa era sólo, al parecer, algo de importancia secundaria. Cuando el COI emitió finalmente una declaración enumerando todas las cosas que se prohibían hacer a los atletas, el viento dejó rápidamente de soplar en sus velas.

Se supone que estas Olimpiadas son "verdes", juegos "high-tech" con rostro humano China demostró que domina toda la parte "high-tech". Lo que resta por verse, sin embargo, es cuán "humano" y comprensible será este festival de los deportes para los observadores occidentales. Y quedó en claro durante las ceremonias inaugurales que algunas cosas que sacan lágrimas a los chinos dejan inconmovibles a los europeos ni siquiera ligeramente alarmados.

* Markus Feldenkirchen, Ullrich Fichtner, Lothar Gorris, Maik Grossekathöfer, Detlef Hacke y Andreas Lorenz.

 

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