Blogia
Centros Chilenos en el Exterior

Opinión

Luis Mesina, dirigente de los trabajadores de la banca en Chile

 “La unidad nacional de Piñera es el acuerdo de los sectores dominantes de imponer el capital sobre el trabajo”

 El Secretario General de la Confederación de Trabajadores Bancarios, Luis Mesina, es uno de los líderes sindicales más reconocidos del país. En esta entrevista se refiere los efectos del terremoto y al arribo de Piñera a La Moneda.

 ¿Cómo actuará el sistema financiero ante la catástrofe que azota a tantos chilenos en la actualidad?

 “Las grandes corporaciones  mundiales del sector intervienen con su tradicional política de convertirse en intermediarios de recursos financieros. Pero esto no es gratuito, tiene un costo. La propaganda se encarga de hacer creer a la población de los territorios más afectados que la banca concurre “gratuitamente” con sus ofertas crediticias y renegociación de deudas. Pero lo que hay tras esto es que la industria financiera opera con los cánones del interés, del dinero, sin una pizca de humanidad.”

 Y operativamente…

 “La banca con más capital actúa en estas situaciones, destinando enormes recursos para estas “ayudas”, que no son más que la reproducción de una estrategia de obtener más utilidades a costa de la gente más castigada. El caso chileno no será distinto que lo acontecido en Nueva Orleáns o Haití. Aquí la banca intentará renegociar con las pequeñas y medianas empresas, y con los trabajadores altamente endeudados Se ofrecerán nuevos créditos hipotecarios que están garantizados por pólizas de seguros de compañías que ahora mismo no están respondiendo ante la catástrofe.”

 Pero si no presta la banca, ¿Quién entonces?

 “Es importante plantearse quién es el encargado de transferir los recursos para beneficio de la población. Esta es una discusión de carácter político. Y Chile hoy carece de un instrumento público, un Banco del Estado, que tenga por objetivo el fomento y la prosperidad de la sociedad chilena.”

 Hay personas que están en la calle ahora mismo…

 “Hoy renegociar un crédito en situación de tragedia, hace que la gente pase por alto las condiciones en que accede a un préstamo. Este rol debería asistirle al Estado y no a los intereses de la tasa de ganancia del negocio financiero. Aquí los pobres y la tan mentada clase media, son las que están más desamparadas.”

 Y LLEGÓ “EL CAMBIO”

 ¿Cómo definirías la situación de los trabajadores bajo el gobierno de Piñera?

 “No creo que vayan a producirse grandes transformaciones puesto que el nuevo gobierno no será más que la continuidad del sistema político, económico y social que busca perpetuar la supremacía del capital sobre el trabajo. Por tanto, los trabajadores no deberíamos hacernos expectativas positivas. El Estado no se modificará en beneficio de la clase trabajadora y los pueblos originarios. Lo que vamos a presenciar en el futuro próximo es la consolidación del capitalismo, fundado en la más extrema explotación del hombre por el hombre.”

 ¿Y la Concertación?

 “Creo que vamos a observar la desesperación de los sectores que perdieron las elecciones –que fueron los principales responsables del retroceso organizacional de los trabajadores y de su fragmentación política-, toda vez que ya no tendrán al Estado que les permitía mantener cierta cohesión interna. Vamos a ver cómo a través de los gremios del aparato público y de la descompuesta Central Unitaria de Trabajadores comenzarán a reivindicar lo que callaron durante 20 años.”

 Piñera habla de diálogo con los trabajadores…

 “No creo que sea tan fácil para el actual gobierno desarrollar la política de cooptación de los sindicatos que hizo la Concertación. Ello no quiere decir que Piñera no lo intentará. Pero la única garantía que tenemos los trabajadores de tener empleos dignos y una seguridad social ligada a los derechos fundamentales de las personas es la fuerza propia e independiente.”

 ¿Y cuál es la condición del trabajador actual?

 “El signo fundamental de los trabajadores chilenos es la incertidumbre. No podemos construir proyectos de vida; los trabajadores jóvenes están condicionados a empleos transitorios y malos, y a la reproducción de la pobreza.”

 Pero Piñera habla de Unidad Nacional…

 “La unidad nacional es el acuerdo de los sectores dominantes de imponer el capital sobre el trabajo. Lo demás son aspectos menores.”

 LA SEGURIDAD SOCIAL QUE NO EXISTE

 Ustedes han dado una dura pelea contra las AFP’s, ¿Están dispuestos a discutir reformas?

 “Si los regímenes de seguridad social se fundamentaran sobre sus principios históricos –solidaridad, cobertura total, universalidad- es posible debatir modificaciones. Pero ante la existencia única del sistema de AFP’s, ¿Qué podemos discutir? Aquí también hay que combatir la idea de una AFP estatal, que sólo tiene el objeto de obnubilar a los trabajadores, toda vez que el sistema mismo no garantiza a un 70 % de los asalariados la obtención de una pensión mínima. Por eso la propuesta de bajar el porcentaje de las comisiones casi no tiene importancia en el impacto de las pensiones.”

 UN NUEVO SINDICALISMO

 El Presidente de la Confederación General de Trabajadores, Manuel Ahumada, ha señalado la necesidad de refundar una multisindical distinta a la CUT…

 “Nosotros compartimos ese planteamiento. Estamos convencidos que bajo la actual forma de la CUT es imposible cualquier cambio estructural allí. Sobre todo, porque ahí no concurre la mayoría de los trabajadores organizados. La CUT está hecha de sindicatos del aparato público y la mayor parte de sus dirigentes está subordinada al gobierno de turno. En cambio, estamos por la autonomía y la independencia política de los trabajadores, principios fundamentales de Recabarren y Clotario Blest. El llamado de Manuel Ahumada abre un proceso interesante. Aquí rescato con fuerza la idea de Manuel de la cotización obligatoria.”

 En Chile el 60 % de los trabajadores no tiene contrato indefinido y el sindicalismo apenas llega a las dos cifras, ¿Cómo sería un sindicalismo correspondiente a la actual organización del trabajo?

 “La idea es agrupar a los asalariados por derechos mínimos: defensa del empleo, defensa del salario, defensa de la jornada. Por eso el planteamiento de organizar a 7 u 8 trabajadores en torno a un sindicato no sirve, porque jamás tendrá la fuerza para negociar en igualdad de condiciones con su empleador. Este tipo de sindicatos desprestigia la organización misma por su ineficacia. Aquí hay que imponer la negociación por rama de trabajadores. Ramas que aglutinen a grandes sectores de temporeros, profesores del sector no municipal –que ya son mayoría-, trabajadores desestructurados, etc.”

  LA INDUSTRIA DEL CRÉDITO

 Tú representas a los trabajadores de uno de los sectores más dinámicos de la economía…

 “Nosotros trabajamos en una industria que es el ícono del sistema capitalista: la banca. En el tiempo hemos hecho gestiones que no se evalúan en su justa dimensión. El 2009, por ejemplo, denunciamos la concertación respecto de la fijación de las tasas de interés que afectaba a los sectores medios y más pobres, a la pequeña y a la mediana empresa  en Chile. Esa protesta se tradujo en la baja significativa de las tasas de interés en 2 a 3 puntos. Estamos hablando de miles de millones de pesos que van en beneficio de los contribuyentes. No es suficiente, pero es una victoria.”

 ¿Qué tipo de banca sueñan los trabajadores del área?

 “Aspiramos a una banca que esté al servicio del desarrollo de nuestro país, que asista con políticas crediticias a los sectores emergentes de Chile. Para ello se requiere de un Banco del Estado distinto. Porque para los empresarios es mucho más fácil especular en la bolsa, con los fondos de las AFP’s, y seguir con la explotación y exportación de los recursos primarios.”

 Andrés Figueroa Cornejo

 periodistafigueroa@yahoo.es

Marzo de 2010

 

Chile: Como si Piñera quisiera derribar un pájaro con un misil

 1. Hace 25 años se ejecutó el asesinato político de los hermanos Rafael y Eduardo Vergara Toledo mientras participaban en manifestaciones contra la dictadura de Pinochet, en la comuna de Estación Central en Santiago. Ese 29 de marzo, con el paso del tiempo se convirtió en el Día del Joven Combatiente, una fecha que busca memoriar y proyectar las causas de las muchachas y muchachos que han ofrendado sus vidas en la lucha larga por un Chile de iguales y libres.

2. Ahora el 29 de marzo de 2010, sospechosamente magnificado y premeditadamente criminalizado por el gobierno de Piñera, se convierte en excusa para imponer el toque de queda en la ciudad de Concepción, la más devastada por el terremoto- maremoto del pasado 27 de febrero.

3. El ministro del Interior Rodrigo Hinzpeter, en medio de operativos policiales en la comuna de Estación Central, señaló que “Este gobierno tiene una política muy clara en materia de orden público y seguridad ciudadana”. Por eso el mismo Piñera pasó revista en el cuartel de Fuerzas Especiales de carabineros el 28 de marzo, fortaleciendo con 2 mil efectivos más el habitual y fuerte contingente uniformado que pasea por las calles de la capital.  El 29 de marzo, el despliegue de tanquetas, buses y agentes de carabineros contó con sonora alarma, 900 lugares fuertemente resguardados, nuevas cámaras de vigilancia, y la generación de un clima artificial de ensayo bélico. Como si quisieran derribar un pájaro con un misil.

4. Lo cierto, es que el 28 de marzo, en Antofagasta, al norte del país, en tanto se realizaba una actividad cultural con niños y jóvenes, un acto de memoria  y recreación popular, alrededor de 20 agentes policiales irrumpieron violentamente, golpeando y deteniendo a 25 personas. Asimismo, al día siguiente, en Dichato, Concepción, 6 muchachos fueron detenidos por militares en horas de toque de queda. Y en diversos sectores de Santiago, la sobrerreacción policial se tradujo en represión instantánea, gases para adultos, jóvenes y niños, sin mediar provocación alguna. En Villa Francia, donde fueron asesinados los hermanos Vergara, la marcha tradicional de vecinos fue disuelta antes de finalizar. En las poblaciones La Pincoya, La Victoria, y en las comunas populares de Cerro Navia, Pudahuel, San Bernardo y Renca hubo fogatas.

5. Por su parte, el obispo de Temuco, monseñor Manuel Camilo Vial, criticó al gobierno por ocuparse de super blindar la seguridad, en vez de “realizar un llamado a luchar contra los problemas que está viviendo el país, como la pobreza o la marginación” y  ayudar a quienes están sufriendo por las consecuencias del terremoto.

6. ¿Qué está pasando? ¿Será que los de arriba temen que tanto malestar social acumulado comience a manifestarse espontáneamente? ¿Y que, en consecuencia, Chile pierda su lugar en el ranking diseñado por  las evaluadoras de riesgo y los inversionistas transnacionales comiencen a mirar a Chile como un paisito más latinoamericano que paradisíaco para la explotación desenfrenada de gente y recursos? ¿Nos pareceremos más a los peruanos y bolivianos que a los ingleses? ¿Será que el concepto de seguridad de la derecha tradicional tenga sólo de palo y plomo, y no comprenda que el disgusto social e incluso la delincuencia son  efectos de la mala vida y no una cojera evolucionista, natural y sin remedio? El Estado de excepción y toque de queda en Concepción se decretó antes de que la Concertación entregara el Ejecutivo a Piñera. ¿La derecha tradicional compite policialmente con la administración anterior? ¿Olvida la derecha tradicional que la opresión combinada con la injusticia social, la desigualdad y la pobreza alimentan legítimamente la insubordinación de los de abajo? Este artículo breve se termina durante los primeros minutos del 30 de marzo. La sobreactuación policial implementada por Piñera, hasta hoy, sólo ha generado asfixias infantiles debido a los gases lacrimógenos, detenciones y más indignación.

Andrés Figueroa Cornejo

periodistafigueroa@yahoo.es

Marzo 30 de 2010

 

 

CHILE: MARCHA POR LOS DERECHOS DE LA MUJER Y LAS VÍCTIMAS DEL TERREMOTO

CHILE: MARCHA POR LOS DERECHOS DE LA MUJER Y LAS VÍCTIMAS DEL TERREMOTO

Medio millar de mujeres y hombres, agrupados en la Coordinadora 8 de marzo (donde se ligan organizaciones de pobladoras, mapuche, trabajadoras y miembros del Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores) marcharon por el centro de Santiago para conmemorar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

 Las consignas de las y los participantes se cruzaron entre los derechos vulnerados de la mujer en el país con las acusaciones a las constructoras privadas, avaladas por la Concertación, cuyas pésimas edificaciones se desestructuraron durante el terremoto del pasado 27 de febrero, provocando muertes, desapariciones y heridos.

 La convocatoria de la Coordinadora claramente señalaba que “Conmemoramos y luchamos junto a todas aquellas que se organizan y resisten contra los avatares del capitalismo en todas sus expresiones: flexibilidad laboral, femicidio, machismo, despolitización de las organizaciones sociales, desprotección social, vejación, desigualdad, desvalorización de la mujeres y sus derechos, asistencialismo, nula participación en los procesos sociales y políticos de nuestro país, en lo económico, en el acceso a educación y salud.”

 La marcha de impronta anticapitalista se realizó sin incidentes, pero fuertemente escoltada por policía uniformada y de civil, acaso por el temor estatal a eventuales “saqueos”, fetiche y excusa de moda que han inscrito repetida y sistemáticamente, tanto las autoridades, como los medios de comunicación tradicionales para justificar la militarización de Concepción, entre otros objetivos.

 Andrés Figueroa Cornejo

periodistafigueroa@yahoo.es

Marzo 9 de 2010

REPORTE DE LA CATÁSTROFE EN CHILE

Daniel Riquelme Ruiz vivía en Hualpén, ciudad próxima a Talcahuano, uno de los territorios más devastado por el terremoto de la madrugada del 27 de febrero. Allí existe el estado de excepción y toque de queda impuesto por el gobierno saliente y vitoreado y mantenido por el entrante. La noche del  9 de marzo Daniel Riquelme salió en busca de cigarrillos, pero se encontró con una patrulla de la Armada. Su cuerpo fue encontrado sin vida, azul de golpes. "Se tomó la decisión tras comprobar que el hecho los vincularían (a los miembros de la Armada que iban en la patrulla), por lo que los antecedentes serían puestos a disposición del Ministerio Público", dijo el comandante en jefe de la Segunda Zona Naval, contraalmirante Roberto Macchiavello.

El único gobierno de impronta genuinamente popular fue el liderado por Salvador Allende. Durante toda la historia de Chile siempre ha gobernado la oligarquía –liberal o conservadora-, un par de administraciones de inspiración desarrollista y pare de contar. Lo demás han sido ejecutivos –votados o no- que han representado proyectos de sociedad ligados a los intereses de fracciones de los mega propietarios, a su vez, dependientes de los polos centrales del capital, primero inglés, luego norteamericano. Con Piñera, se dice que la derecha tradicional no accedía electoralmente a la primera tutoría del gobierno desde 1958, es decir hace más de 50 años. Pero ello sólo es en términos formales, de acuerdo a cánones convencionales, acotados a una democracia vertical y coordenadas que poco o nada hablan de de las estrategias de subordinación imperialista y políticas antisociales, exclusión, represión y vigilancia, fuerza y consentimiento desde el Estado de contenido siempre burgués que ha marcado el derrotero chileno.

 

Cuando no existe alternativa política madura y potente desde los intereses de los trabajadores y el pueblo, o bien se llega a situaciones álgidas de lucha de clases sin pueblo blindado, como en la Unidad Popular , la reacción de los grandes dueños, la pura y dura, ordena primero por la fuerza y luego por la ley, la política que es el resumen de la economía. Su economía, sus intereses.

 

Producto de la tragedia sísmica que afectó a los pueblos desde la Quinta a la Novena regiones, el gobierno de la Concertación y ahora el de Piñera mantienen el estado de excepción que, concretamente, significa toque de queda, militares del Ejército y la Armada en las calles, y graves limitaciones a los derechos ciudadanos. El argumento estatal se sostiene sobre la mantención del orden público y la custodia de la gran propiedad privada. La cuestión es que la milicia porta armamento de guerra y estilos de sometimiento civil que, como es corriente, se emplean. La policía, los carabineros, de acuerdo a la decisión de las autoridades, parece haber sido sobrepasada por los efectos del terremoto. Otra tesis probable, es que, sobre todo en la ciudad de Concepción y su vecina Talcahuano, el despliegue castrense corresponda a un ejercicio ad hoc para refrescar el miedo popular, estirar las piernas camufladas, y acostumbrar a la ciudadanía a un estilo de vida cuartelario ante cualquier potencial riesgo de movimientos sociales, espontáneo u organizado. Porque, en realidad, los militares no evitan los terremotos. Sería buena cosa que  sus energías fueran destacadas a la reconstrucción de las carreteras, escuelas y hospitales destruidos, en vez de apalear pobres y hacer guardia celosa de la gran propiedad. Sin embargo, hasta el momento, el contenido del recurso militar sólo se congracia con los amantes del castigo incivilizado y a discreción.

 

Por su parte, organizaciones  sociales,  vecinales,  sindicatos,  estudiantes, multiplican su solidaridad bajo la consigna de “Sólo el pueblo ayuda al pueblo”. Realizan levantamientos, diagnósticos, colaboración directa, distribución de ayuda y procuran potenciar la autoorganización desde abajo. Aún son iniciativas menudas, pero que guardan potencialmente el germen de la solidaridad organizada independientemente de las instituciones estatales. La distribución de la mercadería y el proceso de reconstrucción mismo, por arriba, simplemente aún no llega adecuadamente.

 

Ya existen voces que demandan medidas tendientes a limitar la especulación; terminar con el estado de excepción para volver paulatinamente a la normalidad; establecer las responsabilidades que le caben a las constructoras cuyas edificaciones habitacionales sufrieron daños estructurales; imponer impuestos específicos a las corporaciones y la industria del cobre (sólo un tercio está en manos del Estado) para beneficiar a la población más damnificada; y que el pago de las viviendas arruinadas sea retornado a la ciudadanía. Es decir, que el derecho a la vida se sobreponga al de la propiedad; y que la reconstrucción pública se encumbra sobre el negocio privado. Porque, entre muchas formas de aprovechamiento del capital en medio de la tragedia, está la oferta de créditos hipotecarios engordados por el aumento del precio de las aseguradoras más la repactación de las deudas habitacionales. Al respecto, la banca asociada a las constructoras privadas jamás duerme ni pierde.  

 

La comunidad nacional se encuentra altamente sensible ante las réplicas y la espectacularización televisiva de los acontecimientos. A ello se agrega la militarización de la catástrofe y el “movido” cambio de mando en el Congreso Nacional y un Piñera que en términos absolutos, no alcanza a representar un 30 % de la gente habilitada para votar en el país. 

 

Andrés Figueroa Cornejo

periodistafigueroa@yahoo.es

11 de marzo de 2010

 

REPORTE DE LA CATÁSTROFE EN CHILE

Daniel Riquelme Ruiz vivía en Hualpén, ciudad próxima a Talcahuano, uno de los territorios más devastado por el terremoto de la madrugada del 27 de febrero. Allí existe el estado de excepción y toque de queda impuesto por el gobierno saliente y vitoreado y mantenido por el entrante. La noche del  9 de marzo Daniel Riquelme salió en busca de cigarrillos, pero se encontró con una patrulla de la Armada. Su cuerpo fue encontrado sin vida, azul de golpes. "Se tomó la decisión tras comprobar que el hecho los vincularían (a los miembros de la Armada que iban en la patrulla), por lo que los antecedentes serían puestos a disposición del Ministerio Público", dijo el comandante en jefe de la Segunda Zona Naval, contraalmirante Roberto Macchiavello.

El único gobierno de impronta genuinamente popular fue el liderado por Salvador Allende. Durante toda la historia de Chile siempre ha gobernado la oligarquía –liberal o conservadora-, un par de administraciones de inspiración desarrollista y pare de contar. Lo demás han sido ejecutivos –votados o no- que han representado proyectos de sociedad ligados a los intereses de fracciones de los mega propietarios, a su vez, dependientes de los polos centrales del capital, primero inglés, luego norteamericano. Con Piñera, se dice que la derecha tradicional no accedía electoralmente a la primera tutoría del gobierno desde 1958, es decir hace más de 50 años. Pero ello sólo es en términos formales, de acuerdo a cánones convencionales, acotados a una democracia vertical y coordenadas que poco o nada hablan de de las estrategias de subordinación imperialista y políticas antisociales, exclusión, represión y vigilancia, fuerza y consentimiento desde el Estado de contenido siempre burgués que ha marcado el derrotero chileno.

 

Cuando no existe alternativa política madura y potente desde los intereses de los trabajadores y el pueblo, o bien se llega a situaciones álgidas de lucha de clases sin pueblo blindado, como en la Unidad Popular , la reacción de los grandes dueños, la pura y dura, ordena primero por la fuerza y luego por la ley, la política que es el resumen de la economía. Su economía, sus intereses.

 

Producto de la tragedia sísmica que afectó a los pueblos desde la Quinta a la Novena regiones, el gobierno de la Concertación y ahora el de Piñera mantienen el estado de excepción que, concretamente, significa toque de queda, militares del Ejército y la Armada en las calles, y graves limitaciones a los derechos ciudadanos. El argumento estatal se sostiene sobre la mantención del orden público y la custodia de la gran propiedad privada. La cuestión es que la milicia porta armamento de guerra y estilos de sometimiento civil que, como es corriente, se emplean. La policía, los carabineros, de acuerdo a la decisión de las autoridades, parece haber sido sobrepasada por los efectos del terremoto. Otra tesis probable, es que, sobre todo en la ciudad de Concepción y su vecina Talcahuano, el despliegue castrense corresponda a un ejercicio ad hoc para refrescar el miedo popular, estirar las piernas camufladas, y acostumbrar a la ciudadanía a un estilo de vida cuartelario ante cualquier potencial riesgo de movimientos sociales, espontáneo u organizado. Porque, en realidad, los militares no evitan los terremotos. Sería buena cosa que  sus energías fueran destacadas a la reconstrucción de las carreteras, escuelas y hospitales destruidos, en vez de apalear pobres y hacer guardia celosa de la gran propiedad. Sin embargo, hasta el momento, el contenido del recurso militar sólo se congracia con los amantes del castigo incivilizado y a discreción.

 

Por su parte, organizaciones  sociales,  vecinales,  sindicatos,  estudiantes, multiplican su solidaridad bajo la consigna de “Sólo el pueblo ayuda al pueblo”. Realizan levantamientos, diagnósticos, colaboración directa, distribución de ayuda y procuran potenciar la autoorganización desde abajo. Aún son iniciativas menudas, pero que guardan potencialmente el germen de la solidaridad organizada independientemente de las instituciones estatales. La distribución de la mercadería y el proceso de reconstrucción mismo, por arriba, simplemente aún no llega adecuadamente.

 

Ya existen voces que demandan medidas tendientes a limitar la especulación; terminar con el estado de excepción para volver paulatinamente a la normalidad; establecer las responsabilidades que le caben a las constructoras cuyas edificaciones habitacionales sufrieron daños estructurales; imponer impuestos específicos a las corporaciones y la industria del cobre (sólo un tercio está en manos del Estado) para beneficiar a la población más damnificada; y que el pago de las viviendas arruinadas sea retornado a la ciudadanía. Es decir, que el derecho a la vida se sobreponga al de la propiedad; y que la reconstrucción pública se encumbra sobre el negocio privado. Porque, entre muchas formas de aprovechamiento del capital en medio de la tragedia, está la oferta de créditos hipotecarios engordados por el aumento del precio de las aseguradoras más la repactación de las deudas habitacionales. Al respecto, la banca asociada a las constructoras privadas jamás duerme ni pierde.  

 

La comunidad nacional se encuentra altamente sensible ante las réplicas y la espectacularización televisiva de los acontecimientos. A ello se agrega la militarización de la catástrofe y el “movido” cambio de mando en el Congreso Nacional y un Piñera que en términos absolutos, no alcanza a representar un 30 % de la gente habilitada para votar en el país.

 

Andrés Figueroa Cornejo

periodistafigueroa@yahoo.es

11 de marzo de 2010

 

Ayer Haití ahora Chile, víctimas de los fenómenos naturales

Ayer Haití ahora Chile, víctimas de los fenómenos naturales

Enviado por Pedro Piñones pedropinones@sfr.fr

Este es un momento que llama a la reflexión humana, hasta la mañana del domingo 28 de febrero se reportaban 708 muertos en los escombros causados por el terremoto 8.8.grados

Chile ahora necesita de nuestro apoyo moral y material, se solidariza con este pueblo abrazado por la tragedia, por la tristeza y el dolor, es abrumador escuchar por los medios de comunicación, permanentemente las quejas de mujeres con su grupo de niños que lloran de hambre.

Chile informó el día 27 que Maule es la región más afectada por el sismo de 8,8 grados, que ha dejado hasta el momento 122 muertos. En un informe oficial, la oficina señaló que en Maule se han confirmado 45 muertos, mientras que en Concepción, en la región de

Bío Bío, el número de fallecidos llegó a 40, pero las cifras se han elevado.

Como dijo el compañero poeta Tito Alvarado, consternado por no poder hacer mucho, más que soportar el dolor de ver a su pueblo en desesperación. En estos momentos es cuando cada uno refleja la calidad de alma. Les invito a manifestar su solidaridad de la mejor manera que les sea posible, qué esté momento sea de comunión entre hermanos y del desastre saquemos fuerza para continuar la vida.

Ya son dos los azotes de la naturaleza, el terremoto de Haití, ahora el de Chile. Por muy sólido que creamos es el suelo que pisamos, este no es más que una cascarita que se rompe, se hunde, se desplaza. Lo que está en un lugar ahora, puede no estar allí mañana, esto ha sido una constante en la historia de la tierra, salvo que no siempre hemos estado nosotros para verlo y contarlo. Que nadie recurra al pánico ni a la desesperación, por muy trágico que sea este momento, debe primar la cordura y la cultura de la solidaridad humana.

Hay que estár pendiente de los acontecimientos, por tener raíces en diversos países del mundo, no queremos pecar de pesimistas pero para ser sinceros no podemos negar que hayamos sufrido golpe tras golpe, en los últimos dos años.

Sé que suena triste pero es una realidad, la nostalgia se hizo aun mas afluente y desde el momento que perdimos a nuestro poeta Hernán Bravo, un sentimiento melancólico llena las esquinas de nuestro cielo. A la vez nos es grato pensar que sus cenizas quedaron en la isla donde siempre soñó, junto a Neruda

UN FAVOR A PROPÓSITO DEL TERREMOTO EN CHILE

Mi pueblo arde en las plazas públicas y las veredas, aterido por la inclemencia telúrica que cayó como una maldición en medio de la noche del 27 de febrero.

Mi pueblo es noble y sencillo. Como todos los pueblos del mundo. Sus madres persiguen el alimento para sus hijos. Así la noche agazapada huele a calor y hace invisible los terrores infantiles.

Es cierto, mi pueblo no está organizado como el ángulo matemático de las estructuras. Pero paulatinamente de despereza de tantos años de gorilas, primero, y luego de los administradores del egoísmo y la competencia y la concentración de la riqueza.

En medio de mi pueblo hay delincuentes, gente sin salida que busca el dinero perverso con el deseo secreto de ser rica un día -en el sentido de acumular muchas más mercancías que las precisas para vivir decorosamente y también ser famosa y dominar a otros-. Pero mi pueblo, los millones que trabajan sin contrato por un salario que alcanza apenas para endeudarse, son la mayoría. Mi pueblo no es sinverguenza, ni ladrón, ni asesino. Y los que delinquen son una fracción fabricada por la miseria y la ignorancia.

Los medios de comunicación de masas en Chile, especialmente la televisión, están bajo control absoluto de la minoría privilegiada que manda en la economía, en la política y que es dueña del Estado. Por eso mi pueblo siempre aparece en las pantallas como víctima sin vuelta o victimario, y los poderosos como gente de bien. Y la televisión  -la recreación más barata que tiene mi pueblo- es el modo de domesticar, construir temor ambiental y opinión pública siempre favorable a la visión de las cosas que tienen los que poseen todo. Al respecto, la iglesia oficial y la educación formal no se quedan atrás.

En Chile los militares son la guardia armada de los intereses del capital y de la propiedad privada. Por eso en la hora de la desgracia y el terremoto, la oficialidad y la tropa ordenada por la oficialidad, es destacada para custodiar los supermercados y no para ponerse al servicio de los dolores de mi pueblo. Siempre resulta una paradoja extraña que la tropa, que es tan pueblo como el que más, se ponga del lado de la minoría. 

Chile no es un país desarrollado. El terremoto devastó también el avisaje publicitario edificado por los poderes para el turismo financiero y el inversionismo transnacional. Chile sólo es exportador de cobre, un poco de madera, pecado, uvas y plataforma de negocios para la región. Es despojado de sus recursos naturales por  fuerza y decreto. En Chile ni siquiera queda industria textil. El 60 % de los trabajadores vende algo para vivir y está subcontratado o simplemente no tiene contrato, ni seguridad social. El 80 % se atiende en el espanto de los hospitales públicos -cuyos trabajadores son mártires-, y educa a sus hijos, pagando lo que no tiene, a una enseñanza particular privada pobremente subvencionada por el Estado, la cual sólo repite hasta el hartazgo, las distancias de clase. Porque Chile es una sociedad de clases, y una de las más desiguales del planeta.

Pero mi pueblo también apura su armadura cuando las crisis económicas y naturales le golpean el pecho. Entonces se solidariza, se encuentra en la calle, se reconoce de a poco otra vez, se esperanza, se conduele y de tanto buscarse, comienza a espejearse en el otro como un igual.

Mi pueblo tiembla de ternura cuando está en apuros y entonces sus trozos empiezan a reunirse. Mi pueblo es noble y sencillo. Como todos los pueblos del mundo. Y aunque la televisión ensucie su pantalla con saqueos editados convenientemente para los intereses de los pocos, e incluso, aunque una fracción de mi pueblo habite la puerta mugrosa e individual de la delincuencia, hoy estuve en la calle viendo con gente que acampa en las calles de Santiago viejo a cantores populares y aplaudimos un documental proyectado contra una pared  sobre unas mujeres colombianas y pobres que se autoorganizan ejemplarmente en ese territorio tan vasto y dolido.

Cuando usted observe o tenga noticias de mi pueblo no olvide, y es un pedido colectivo, que ha sido muy magullado por asuntos bien conocidos, pero que está hecho de materiales sensibles, amorosamente desordenados, igual que el pueblo suyo.

Andrés Figueroa Cornejo periodistafigueroa@yahoo.es

Marzo 3 de 2010

LA CONCERTACIÓN Y PIÑERA: LOS MATICES INVISIBLES

Ahora ocurre que el gobierno concertacionista, a un mes de su partida de La Moneda , luego de que Piñera diera a conocer la composición de su primer gabinete, ha bautizado a la próxima administración, como "el gobierno de los gerentes", comparándolo con el mandato del derechista  Jorge Alessandri de 1958. El mote acuñado por la Concertación para el multimillonario no es incorrecto; lo falso es el intento de la componenda derrotada en las últimas elecciones de representarse así misma como la alternancia popular, toda vez, que las políticas anunciadas por Piñera no resultan estratégicamente antagónicas a las implementadas durante 20 años por Aylwin, Frei Ruiz-Tagle, Lagos y Bachelet. Por el contrario, son complementarias y continuistas. No por nada, el democratacristiano, ex presidente de esa tienda, y con un abundante prontuario de cargos públicos  los últimos 20 años de gobiernos civiles, será el ministro de Defensa de Piñera.

Como el Imperio norteamericano (en aprietos por el acoso chino e hindú), tanto la Concertación , como la Alianza por Chile (tanto, la nueva derecha, como la antigua) forman el marco de gobernabilidad para dicha del capital y condena de los pueblos, y está garantizada por dos agrupaciones de representación política cuyos proyectos jamás resultan excluyentes, sino que siempre siameses. Como los demócratas y los republicanos en EEUU.

En el capitalismo otoñal -destructivo de fuerzas productivas, de trabajo precario, de despojo de recursos naturales; belicoso, alienante, estructuralmente desigual, regido por el capital financiero especulativo; inhumano, que concentra la riqueza y democratiza la miseria-, Chile no sólo es cobre, madera, pescado y racimos de uva para la exportación. También es el sitio donde se experimentan de manera fundamentalista y como vanguardia, las fórmulas más radicales y de última generación del capitalismo. Lo que en Chile ocurre primero, se replica en el vecindario mundial, de acuerdo a las resistencias y variantes moduladas por la lucha de clases en cada territorio o país en particular. Basta darle un vistazo a la privatización ampliada de los ahorros previsionales, la salud, la educación, el mar, los recursos naturales, la tierra, los barrios, las carreteras, el borde costero,  y las obras "públicas". Por eso el planeta capitalista y sus polos centrales, colocan a Chile como paradigma económico y político, a través de sus instituciones-industrias  de la deuda mundial, como el FMI, el BM, la OMC y las calificadoras de riesgo.

En la misma línea, La Nación de Argentina bautizó como "el gobierno de los técnicos" al inminente mandato de Piñera en el país. Asimismo, El Clarín trasandino relevó el rol de consultor del Fondo Monetario Internacional del que será ministro de Hacienda, Felipe Larraín; mientras el Financial Times de Londres señaló que la designación de Larraín es un signo de "continuidad macroeconómica". La BBC , por su parte, aseguró que la misión de la nueva cartera ministerial deberá "Centrarse en impulsar el crecimiento económico y la creación de empleos, junto con continuar con las políticas sociales de la Presidenta saliente, Michelle Bachelet." En buenas cuentas, se impone la sugerencia de que la administración de la derecha vieja no debe dejar de implementar los procedimientos de contención y control social inaugurados por la Concertación por medio del asistencialismo a los quintiles más pobres de la población. Asimismo, el discurso piñerista de ubicar a tecnócratas en los ministerios cumple los objetivos de ofrecer la impresión de "neutralidad" y "eficiencia" por sobre la partidocracia de las carteras; y refleja el mito burgués de que un país se puede manejar "con éxito" igualmente que una empresa cualquiera. Naturalmente, y del mismo modo que la Concertación a lo largo de sus 2 décadas en el Ejecutivo, los "especialistas" son cualquier cosa menos neutrales.

Sin embargo, el economista, analista  y académico de la Universidad de California, Sebastián Edwards, al conocer el gabinete y los criterios de su formación, señaló que "Me temo que muchos de estos ministros no durarán mucho tiempo en sus puestos" debido a "la ausencia de experiencia política". La campaña del diario La Tercera (derechista como el que más) también ha "tirado las orejas" a Piñera en el mismo sentido que Edwards. Esto quiere decir simplemente, que la inteligencia de la vieja derecha, permanentemente irá supervisando los pasos de Piñera con el fin de que la alianza que representa gane también las próximas elecciones de 2013. Tomando nota, Sebastián Piñera, rápidamente, se contactó con el UDI (ultra conservador), Pablo Longueira, para reordenar el loteo partidista del nuevo gobierno. Todavía hay que repartir la piñata de las subsecretarías, intendencias y otros sabrosos bombones. Pero para ello hay tiempo suficiente.

Al ex candidato presidencial de la UDI , Joaquín Lavín (quien estuvo a unos cuantos miles de votos de ganar las elecciones contra Ricardo Lagos en 1999), le "tocó" encabezar el ministerio de Educación. Aquí no es extraño hipotetizar que procurará cambiar el pago de la deuda histórica con los profesores por la eliminación del Estatuto Docente (que es una suerte de carrera profesional que ofrece cierta seguridad laboral a los educadores). Es el mismo trato generalizado de los empresarios al enfrentar una negociación colectiva con los trabajadores: cambian los reajustes salariales y el mejoramiento de las condiciones de trabajo por un bono de fin de conflicto. Ya la educación particular y particular subvencionada en Chile raya en un 60 % respecto de la pública y gratuita. Ello es una tendencia impulsada por la Concertación que ya tiene un movimiento propio. En este ámbito, Lavín ya tiene "la pega" hecha. En el mismo sentido, las políticas del ministerio del Trabajo consagrarán la flexibilidad laboral, el casi inexistente poder negociador de los asalariados; el fin de la indemnización por años de servicio canjeado por un ridículo seguro de cesantía; y la consolidación del subcontratismo y la tercerización. Todo ello también es una tendencia pavimentada por los gobiernos concertacionistas.

El resto de los ministerios está liderado por probados empresarios, gerentes y tecnócratas del capital. Se desploman las máscaras "ciudadanistas" de los gabinetes de la Concertación (donde también había empresarios) y los trabajadores y el pueblo enfrentarán el rostro puro y duro de los intereses corporativos que rigen la estrategia burquesa para Chile. Al respecto, la Concertación -con ingentes recursos y lengua bipolar- intentará reconquistar al electorado ofreciendo mayor regulación económica, más y mejor trabajo, más democracia, y criticando las mismas políticas que ellos implementaron sin asco durante los 4 gobiernos consecutivos que capitanearon.

Mientras tanto, la izquierda anticapitalista prepara sus luchas y propuestas, cautelando su independencia política respecto de la Concertación. En este ámbito, el anticapitalismo en Chile amplía su plataforma de lucha, tonificándola con las nuevas formas de expoliación del capital contra el despojo de los recursos naturales; propiciando un nuevo sindicalismo acorde a la actual organización del trabajo; incorporando sinceramente al ambientalismo consecuente; y las luchas ancestrales de la mujer y de los pueblos originarios  a su carta de navegación estratégica. Es cierto; estos días son opacos y enemigos de la emancipación. Sin embargo, la fatalidad de la coyuntura comenzará a destruirse combinadamente, con ideas y en la calle, en los lugares de trabajo, en las aulas y en las poblaciones; arruinando el sectarismo, exudando unidad popular. Las maneras del anticapitalismo sólo pueden desenvolverse en un solo movimiento que sintetice la protesta con la construcción del proyecto político de los pueblos y los trabajadores.

Andrés Figueroa Cornejo

periodistafigueroa@yahoo.es

Febrero 12 de 2010