El Otro Juicio a Leo Rey
Marcos de los Ríos Möller
Abogado y criminólogo de Leo Rey
El fallecido periodista francés Jean Francois Revel, decía que “la fuerza más grande que mueve a la humanidad es la mentira”. ¿Será verdad?
Primero asistimos al juicio legal sobre lo bueno y lo malo de su conducta, pero esta valoración está relacionada con el mundo de las apariencias. Ahora, el “hombre-masa” opina sobre un ídolo y su posible “infidelidad boliviana” que lamenta por fuera y comparte por dentro. Esta segunda dimensión, tiene que ver con la historia oculta de los seres humanos y no se rige por la norma jurídica, que nos manda a producir, sino por la regla secreta, jamás pronunciada, que nos impone seducir.
Así, el voyerismo social entra en escena y juzga en función de sus intereses. Esta receta inconsciente sirve para calmar la ansiedad por sus propias culpas proyectándolas en otro. Ya decía Freud que “no hay sacrificio más grande para el ser humano que ser honesto con uno mismo”. Quien se sale de la “normalidad” debe ser sacrificado en aras de todos nosotros Allí radica su rol expiatorio..
Por su parte, el sujeto comunicacional, juzgará de acuerdo a sus deseos. Según eso pondrá su dedo.
Cabría preguntarse, ¿Es la fidelidad una virtud del artista? ¿Por qué Leo Rey tendría que practicarla?
Si revisamos la historia del arte, veremos que es difícil encontrar alguna obra relevante que resalte a las señoras. Al contrario, siempre se habla de los “amantes”. El arte siempre es metáfora, sustitución del lenguaje, fuga de construcciones simbólicas cuestionadas en su capacidad de garantizar felicidad..Nada tiene que ver con apariencias de coctel.
El brillante Michel Foucault, sostenía que “la función de un discurso era enterrar a otro discurso. El discurso devela u oculta. Con este juicio mediático, asistimos a una prevalencia de la farandulización que opera como mecanismo de defensa y tapa temas de fondo. Están bien en el fondo a pesar de la tecnología. Esta falta equilibrio ni siquiera es buena como negocio.
Mientras las Universidades, se crean carreras como “orientación familiar” y algunos los legisladores, hacen esfuerzos por prolongar la vida de la pareja monogámica, en las calles sucede lo contrario. Muy pocos y pocas, quieren seguir por esos paradigmas. Toda una paradoja para la Globalización, “libres” en el mercado, feudales para el amor. Cosa que al parecer en Bolivia está siendo más controlada.
Hoy el dilema ético consiste en revisar si estamos pensando, sintiendo y actuando en coherencia.
Poner de nuevo a Leo Rey como el chivo expiatorio de nuestras angustias, solo aumentará el sufrimiento, pero no nos sanará como personas que vivimos en sociedad.
Lejos están quedando los modelos tradicionales de sociabilidad. En Chile vivimos tiempos de seducción disfrazada y él es un seductor, un desviador de la infelicidad que tiene entrega arte y no formalismo.
Marcos De los Ríos.
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