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Fidel habló a 50 años de los Comités Defensa de la Revolución Cuba descollante y admirable ca5

Fidel habló a 50 años de los Comités Defensa de la Revolución Cuba descollante y admirable ca5

Discurso del Comandante en Jefe Fidel Castro en el acto por el 50 aniversario

de los Comité de Defensa de la Revolución (CDR), en el antiguo Palacio Presidencial,

La Habana, Cuba, 28 de septiembre de 2010.

Queridos compatriotas:

Aquel 28 de septiembre de 1960 yo regresaba de la ciudad de New York, donde había participado durante 10 días, en la reunión más importante que se había convocado hasta entonces.

Allí tuve el honor de conocer a los más importantes líderes del campo socialista, entre ellos, el Primer Ministro de la URSS, Nikita Sergéyevich Jruschov, y a un grupo de los líderes más prestigiosos del Tercer Mundo.

A la República Popular China, no se le reconocía su derecho a representar a ese enorme y milenario país.

La Revolución Cubana, en nuestra pequeña e ignorada isla, estaba recién nacida, pero el hecho de venir al mundo, a sólo 90 millas del poderoso imperio, se convirtió en algo que ponía a prueba la soberbia de la superpotencia dominante en nuestro hemisferio y en gran parte del mundo.

Viví una singular experiencia en ese país que es sede de la Organización de las Naciones Unidas, lo cual determinó la decisión de hablarle a la Asamblea General con toda franqueza cuando me correspondió el turno, el 26 de septiembre. El discurso que les dirigí, fue para mí el complemento de las ideas que expresara en La Historia me Absolverá, después del juicio del Moncada. No se trataba de una acción premeditada, fue la respuesta de un revolucionario cubano al atroz vasallaje que se estaba evidenciando en el mundo.

Al cumplirse hace dos días el 50 aniversario, me habría gustado escribir sobre aquel episodio. No se comprenderían bien las ideas a las cuales dediqué mis modestos esfuerzos, a lo largo de tantos años, sin tomar en cuenta lo que ese día dije.

Lo menciono como antecedente del estado de ánimo con que participé en el acto que ustedes conmemoran hoy, y el privilegio que significa para mí, volver a reunirme con ustedes 50 años después.

La inmensa mayoría de los aquí reunidos no habían nacido todavía. Los demás, tenían entonces menos de 30 años, eran jóvenes, adolescentes o niños, y sólo muy pocos tenían mi edad actual

Recogí lo esencial, y utilizando frases y párrafos textuales, sinteticé las ideas más importantes del discurso que pronuncié aquella noche en que nació nuestra gloriosa organización. A ustedes les gustará más que yo reitere esas ideas a que yo hable de otra cosa.

Comencé aquella tarde quejándome de que me hicieran un recibimiento multitudinario en el aeropuerto; había además problemas aquí con los micrófonos. Nos faltaba experiencia en la organización de actos, y les conté en parte las impresiones que traía de New York, les dije: después de “haber vivido diez días en la entraña del monstruo imperialista, para saber que monopolio y publicidad es allí una sola cosa [...] los órganos de publicidad nos combaten, mas no nos combaten con razones, porque razones, de eso sí que carecen; nos combaten con mentiras [...] nos recuerdan [...] las historietas que nos hacían las agencias imperialistas de información, las revistas de los monopolios, [...] nos habían hecho creer que el atraco era bueno, que el robo era noble, que la explotación era justa y que la mentira era verdad…”

“Periódicos independientes, [...] periódico que diga la verdad se queda sin anuncios [...] Todo está movido por el afán de lucro, por el interés material, por el dinero, [...] qué distinto el resultado cuando el pueblo está bien orientado, cuando el pueblo conoce la verdad, cuando el pueblo lucha por algo y para algo, cuando la vida de los pueblos tiene un sentido, cuando un pueblo tiene un ideal, cuando un pueblo tiene algo por lo cual luchar! ¡Qué distinto el resultado!”

“Nosotros tenemos la más completa seguridad de que a pesar de todos los agravios que hemos sufrido, a pesar de todas las agresiones que ha soportado nuestro país, si aquí, por ejemplo, estuviera la sede de las Naciones Unidas, ningún ciudadano insultaría a un solo visitante, ningún acto de hostilidad se perpetraría contra ninguna delegación, porque en ese momento los cubanos sabríamos que había llegado la oportunidad de demostrar ¡que somos mil veces más decentes que los imperialistas!”

“Nosotros vimos vergüenza, nosotros vimos honor, nosotros vimos hospitalidad, nosotros vimos caballerosidad, nosotros vimos decencia en los negros humildes de Harlem.  (Se oye entonces explotar un petardo.)  ¿Una bomba? -Pregunto-   (EXCLAMACIONES DE: ‘¡Paredón!, ¡Paredón!  ¡Venceremos!, ¡Venceremos!’) (CANTAN EL HIMNO NACIONAL Y EXCLAMAN: ‘¡Viva Cuba!, ¡Viva la Revolución!’)  -Continúo- Ese petardito ya todo el mundo sabe quién lo pagó…”

“… ¡qué ingenuos son! Si cuando tiraban bombas de 500 [...]  y hasta de 1 000 libras que decían ‘Made in USA’ no pudieron hacer nada [...] a pesar de sus aviones, sus cañones y sus bombas, los casquitos se tuvieron que rendir [...] no pudieron tomar la Sierra Maestra, ni pudieron librarse de los cercos [...] Son los gajes de la impotencia y de la cobardía [...] si el pueblo está aquí en plan de resistir, no ya los petarditos [...] el pueblo está en plan de resistir lo que tiren o lo que caiga, aunque sean bombas atómicas…”

“¡…por cada petardito que pagan los imperialistas nosotros construimos quinientas casas! ¡Por cada petardito [...] nosotros hacemos tres veces más cooperativas! ¡Por cada petardito [...] nacionalizamos un central azucarero yanki! ¡Por cada petardito [...] nacionalizamos un banco yanki! ¡Por cada petardito [...] refinamos cientos de miles de barriles de petróleo! ¡Por cada petardito [...] construimos una fábrica…! ¡Por cada petardito [...] creamos cien escuelas en nuestros campos! ¡Por cada petardito [...] convertimos un cuartel en una escuela! ¡Por cada petardito [...] hacemos una ley revolucionaria! ¡Y por cada petardito [...] nosotros armamos, por lo menos, mil milicianos!”

(Recuerdo que cada párrafo, y a veces, cada frase, era apoyada por aplausos y exclamaciones entusiastas de las masas.)

“…parece -continué- que de verdad se han creído eso de que vienen los ‘marines’ [...] que ya está el café colado… Vamos a establecer un sistema de vigilancia colectiva, ¡vamos a establecer un sistema de vigilancia revolucionaria colectiva!” -repetí.

“…vamos a ver cómo se pueden mover aquí los lacayos del imperialismo, porque, en definitiva, nosotros vivimos en toda la ciudad, no hay un edificio de apartamentos de la ciudad, ni hay cuadra, ni hay manzana, ni hay barrio, que no esté ampliamente representado aquí. Vamos a implantar, frente a las campañas de agresiones del imperialismo, un sistema de vigilancia colectiva revolucionaria que todo el mundo sepa quién vive en la manzana, qué hace el que vive en la manzana y qué relaciones tuvo con la tiranía; y a qué se dedica; con quién se junta; en qué actividades anda.  Porque si creen que van a poder enfrentarse con el pueblo, ¡tremendo chasco se van a llevar!, porque les implantamos un comité de vigilancia revolucionaria en cada manzana… para que el pueblo vigile, para que el pueblo observe, y para que vean que cuando la masa del pueblo se organiza, no hay imperialista, ni lacayo de los imperialistas, ni vendido a los imperialistas, ni instrumento de los imperialistas que pueda moverse.”

“Están jugando con el pueblo y no saben todavía quién es el pueblo; están jugando con el pueblo, y no saben todavía la tremenda fuerza revolucionaria que hay en el pueblo. [...] hay que dar nuevos pasos en la organización de las milicias; hay que ir a la formación, ya, de los batallones de milicias, zona por zona, en todas las regiones de Cuba, ir seleccionando cada hombre para cada arma, e ir dándole estructura a toda la gran masa de milicianos, para que lo antes posible estén perfectamente formadas y entrenadas nuestras unidades de combatientes.”

(Alguien propone una medida drástica)

Le respondo:

“No hay que apretar antes de que llegue la hora; no hay que apurarse por eso, ¡no hay que apurarse…! -reiteré- Déjenlos que se apuren ellos; nosotros: conservar nuestra serenidad y nuestro paso, que es un paso firme y seguro.”

“Una de nuestras impresiones en este viaje, [...] es la cantidad de odio que hacia nuestro pueblo revolucionario siente el imperialismo; el grado de histeria contra la Revolución Cubana a que ha llegado [...] el grado de desmoralización con respecto a la Revolución [...] ya ustedes lo vieron: frente a las acusaciones de Cuba, todavía lo están pensando para responder, porque en realidad no tienen nada con qué responder.”

“…que todos sepamos perfectamente bien que es una lucha larga, larga y dura [...] nuestra Revolución se ha enfrentado al imperio más poderoso del mundo [...] el imperialismo yanki es el más poderoso, en recursos económicos, en influencias diplomáticas y en recursos militares [...] no es como el inglés más maduro, más experimentado; es un imperialismo soberbio, enceguecido por su poder [...] Es un imperialismo bárbaro, y muchos de sus dirigentes son bárbaros [...] que no tienen que envidiarles absolutamente nada a aquellos trogloditas de los primeros tiempos de la humanidad. Muchos de sus líderes, muchos de sus jefes, son hombres de colmillo largo. Es [...] el imperialismo más agresivo, más guerrerista y más torpe.”

“…estamos aquí en esta primera línea: un país pequeño, de recursos económicos escasos, librando, de frente, esa lucha digna, decidida, firme y heroica por su liberación, por su soberanía, por su destino.”

“…nuestra patria se enfrenta al imperio más feroz de los tiempos contemporáneos, y [...] que [...] no descansará en sus esfuerzos por tratar de destruir la Revolución [...] crearnos obstáculos [...] por tratar de impedir el progreso y el desarrollo de nuestra patria [...] ese imperialismo nos odia con el odio de los amos contra los esclavos que se rebelan. [...] a ello se unen las circunstancias de que ven sus intereses en peligro; no los de aquí, sino los de todo el mundo.”

“…nuestro caso era el caso del resto de los países subdesarrollados, era el caso de toda la América Latina, era el caso de todos los países de África, era el caso de todos los países del Medio Oriente, era el caso de los países de Asia y Oceanía [...] El resto del mundo subdesarrollado está siendo también explotado por los monopolios, y nosotros hemos dicho en Naciones Unidas, a todos los pueblos subdesarrollados:  ‘Hay que nacionalizar las inversiones de los monopolios, sin indemnización alguna’. Nosotros les hemos dicho a los demás pueblos subdesarrollados: ‘Hagan lo que hemos hecho nosotros, no continúen siendo victimas de la explotación, ¡hagan lo que hemos hecho nosotros!’ Y es lógico que el imperialismo quiera destruir nuestra Revolución, para poder decirles a los demás pueblos: ‘Si hacen lo que hicieron los cubanos, les hacemos como a los cubanos.’”

“…eso es preciso que lo sepamos; que sepamos bien lo que estamos haciendo, que sepamos bien los intereses que estamos afectando, y que esos intereses no se darán por vencidos fácilmente, esos intereses no levantarán bandera blanca fácilmente.”

“Esta es una lucha larga, larga como poderosos son los intereses que la Revolución ha afectado.”

“…la idea más clara que traemos es que debemos redoblar el esfuerzo…”

“…más que las palabras [...] valen los hechos [...] se admira a nuestro país, no por las palabras, sino por los hechos; no por lo que diga allí un cubano, sino por lo que hacen o puedan hacer todos los cubanos.”

“El mundo se está haciendo una idea de nosotros, una idea mejor de la que tuvo nunca si es que alguna vez el mundo tuvo una idea de que nosotros existíamos.  Y lo que hay detrás de esa opinión es un pueblo; [...] son los hechos de ese pueblo [...] nosotros pertenecemos a un minuto grande de la historia de la humanidad [...] nosotros pertenecemos a una hora decisiva del género humano [...] somos algo más que nosotros mismos [...] ¡somos pueblo, somos nación!; somos una idea; somos una esperanza; somos un ejemplo. Y cuando el Primer Ministro del Gobierno Revolucionario compareció en la ONU, no compareció un hombre, ¡compareció un pueblo! Allí estaba cada uno de ustedes…”

“… ¡nosotros [...] tenemos una gran responsabilidad ante el pueblo!, ¡así tiene que sentirse cada uno de ustedes!, y llevar esa idea en la mente.”

“(SE ESCUCHA UNA SEGUNDA EXPLOSION.  EXCLAMACIONES DE: ‘¡Paredón!, ¡Paredón!  ¡Venceremos!, ¡Venceremos!’  LOS ASISTENTES CANTAN A CORO EL HIMNO DEL 26 DE JULIO Y POSTERIORMENTE EL HIMNO NACIONAL.)”

“¡…déjenlas que suenen, con eso están entrenando al pueblo en toda clase de ruidos!”

“¡Por lo que veo, esta noche le va a salir cara a su señoría!”

“…estos hechos vienen simplemente a confirmar lo que veníamos diciendo, de que la Revolución tiene delante una lucha larga y dura [...] nosotros insistíamos en que cada uno tomara muy en cuenta su papel y su responsabilidad.”

“Las cosas fáciles no son las que dan, a la larga, los mejores frutos; para la vida de los pueblos las cosas  difíciles son las que vale la pena realizar.”

“…nadie piensa que los años venideros sean años de tranquilidad y de comodidad [...] eso es lo que nos libera de las tristezas y de las vergüenzas del pasado; lo que hace feliz a nuestro pueblo, es saber que el Primero de Enero no finalizaba la Revolución, sino que empezaba; [...] el futuro, la victoria de mañana, ¡será el fruto del esfuerzo de todo el pueblo! [...] en el futuro hay un puesto para cada uno de nosotros.”

“…no hemos hecho más que comenzar, [...] estamos en las primeras páginas del gran libro de la historia que el pueblo de Cuba está escribiendo.”

“…esa victoria la obtendremos con dos cosas: inteligencia y valor; con la cabeza y con el corazón.  Nunca dejar ni que nos arrastre el valor por encima de la inteligencia, ni tampoco que la inteligencia vaya delante del valor.  ¡Inteligencia y valor han de marchar juntos por el camino que conduce a la victoria!”

“No subestimar al enemigo imperialista [...] ¡El enemigo imperialista cometió el error de subestimarnos a nosotros!”

“…le pedimos al Presidente de la Asamblea (de la ONU) que tomara cuenta de nuestra preocupación por las campañas que estaban haciendo, preparando el campo, creando la histeria y propiciando condiciones públicas favorables para promover allí un pretexto, fabricar allí, a través de una autoagresión [...] debemos hacer lo que a nosotros nos convenga, no lo que a ellos les convenga.”

“…dejamos bien sentado que nosotros íbamos a reclamar nuestra soberanía sobre aquel pedazo de la base, por medio del derecho internacional, es decir, por vías legales y no por medio de las armas.  Nuestras armas no las tenemos para hacer con ellas lo que el enemigo quiera, sino lo que el enemigo no quiera; nuestras armas siempre han de estar listas  para defendernos, listas para resistir, listas para destruirlo cuando se lancen contra nosotros.”

“El enemigo imperialista es taimado, es bajo, es artero, es capaz de lo más inimaginable, acude a cualquier arma, desde el asesinato de dirigentes hasta invasiones militares, nosotros debemos ser no solo valientes, sino también inteligentes [...] al enemigo imperialista hay que desenmascararlo ante la opinión pública del mundo [...] ya nosotros hemos pasado del ABC en cuestiones revolucionarias y políticas, ya [...] hemos pasado el primer grado, el segundo grado, el tercer grado, estamos ya en el bachillerato sobre esos temas.”

“Cuba nunca opinaba, hacíamos lo que ellos ordenaban [...] ahora Cuba opina [...] estamos aprendiendo geografía política internacional.”

“…cada uno de ustedes tiene la obligación de saber y de instruirse [...] conocer los problemas políticos, sociales, económicos, de Cuba y de fuera de Cuba: porque si no nosotros no pasamos del bachillerato y tenemos ahora que llegar un día a ser doctores en revolución y en política.”

“¡Es muy hermoso ir allí y poder decirles a los demás pueblos que hemos creado diez mil nuevas aulas…! [...] Estamos creando tantas universidades, tantas ciudades escolares, están surgiendo tantos técnicos, [...]  hemos elevado el per cápita de producción nacional, hemos elevado el número de nuestras fábricas, hemos elevado nuestra producción agrícola, hemos elevado el rendimiento en nuestro trabajo…”

“…los que vienen aquí y ven el esfuerzo que está haciendo nuestro pueblo en medio del hostigamiento del imperialismo, se admiran y se asombran de lo que un pueblo pequeño frente a tantos obstáculos es capaz de hacer.”

“Ese es el orgullo que sostiene a nuestros delegados en cualquier parte del mundo y esa es la idea fundamental que queríamos exponer aquí esta noche.  ¡Y gracias por los petarditos, porque nos han valido de mucho con respecto a lo que estábamos explicando! ¡Y gracias porque ha servido para probar el temple que tiene nuestro pueblo, para probar el valor de nuestro pueblo; porque ni una mujer se ha movido de su puesto! ¡Ningún hombre se ha movido de su puesto, ni se moverá de su puesto ante ningún peligro, ante ningún ataque! ¡Cada uno de nosotros somos soldados de la patria, no nos pertenecemos a nosotros mismos, pertenecemos a la patria! ¡No importa que cualquiera de nosotros caiga, lo que importa es que esa bandera se mantenga en alto, que la idea siga adelante!, ¡que la patria viva!”

Hasta aquí, aquel discurso, expresadas las ideas esenciales con las propias palabras, como prometí.

Compatriotas:

Con el recuerdo de todos los caídos en defensa de nuestra Revolución y sus justas ideas, de la inolvidable imagen del pueblo heroico que hace 50 años fue capaz de abrazar el principio martiano de que “Patria es Humanidad”, no vacilo en proclamar que: ¡hemos cumplido y ustedes seguirán cumpliendo la promesa de aquella eterna noche!

Muchas gracias.

                                   Fidel   Castro   Ruz

 

 

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