Cuba despide a Juan Almeida, uno de sus héroes revolucionarios
La Nación / Agencias
El vicepresidente participó y trabajó codo a codo con Fidel en los hechos que marcaron el camino hacia la victoria de la revolución. “No sabía, ni tampoco nosotros, cuánta tristeza nos traería la noticia de su ausencia física”, expresó Fidel Castro.
Lunes 14 de septiembre de 2009
Antes incluso de que el sol despuntara, miles de cubanos comenzaron ayer una lenta procesión para despedir al comandante Juan Almeida Bosque, uno de sus héroes revolucionarios, quien el sábado falleció a los 82 años, producto de un infarto cardio-respiratorio.
Almeida era uno de los últimos tres dirigentes con el título de “Comandante de la Revolución que quedaban vivos” -con Ramiro Valdés y Guillermo García-, miembro del Buró Político del Partido Comunista Cubano (PCC) y diputado.
El Presidente de Cuba, Raúl Castro, abrió ayer el homenaje póstumo al también vicepresidente del Consejo de Estado, al depositar una rosa roja ante el retrato de Almeida apostado delante de una enorme bandera cubana expuesta en el Memorial José Martí, de la Plaza de la Revolución de La Habana.
“Pienso que enfrentar la muerte era para él un deber como todos los que cumplió a lo largo de su vida; no sabía, ni tampoco nosotros, cuánta tristeza nos traería la noticia de su ausencia física”, expresó Fidel, en un artículo publicado en el sitio web Cubadebate.
“Fui privilegiado testigo de su conducta ejemplar durante más de medio siglo de resistencia heroica y victoriosa”, agregó.
Generales de las Fuerzas Armadas y del Ministerio del Interior rindieron las primeras guardias de honor, tras lo cual siguió el tributo popular que duró doce horas, coincidiendo con el duelo oficial. Al igual que La Habana, en las 14 provincias y el municipio especial de Isla de la Juventud se efectuaron actividades en su honor.
Respetando la última voluntad del comandante, sus restos no fueron expuestos al público y serán sepultados -en una fecha aún no precisada- en el Mausoleo del III Frente Oriental Mario Muñoz Monroy, del que fue fundador y jefe en la guerrilla comandada por Fidel Castro hace más de 50 años, en las montañas de Sierra Maestra.
DE ALBAÑIL A REVOLUCIONARIO
Poco después del golpe de Estado que el 10 de marzo de 1952 instaló la dictadura de Fulgencio Batista, Almeida, entonces un albañil de 25 años, conoció al abogado Fidel Castro y se le unió en la lucha que llevó al triunfo de la revolución el 1 de enero de 1959.
Acompañó al líder en el frustrado asalto al Cuartel Moncada (1953), en prisión, en el exilio en México y en la expedición del Granma (1956), tras la que subieron a pelear a las montañas de Sierra Maestra. Fue después del desembarco, diezmados los rebeldes por las tropas de Batista en el primer combate, que Almeida gritó la célebre frase que le dio fama como un hombre de coraje: “¡Aquí no se rinda nadie, cojones!”.
Con verbo lacónico pero mordaz, el comandante combinó sin protagonismos su actividad en la más alta jerarquía de la revolución con la literatura y la música, con más de 300 canciones de su autoría, gran parte de ellas boleros.
En los últimos años se encargaba de recibir a los nuevos embajadores acreditados en Cuba.
0 comentarios