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Centros Chilenos en el Exterior

Se fue el eterno enamorado

Se fue el eterno enamorado

Lunes 18 de mayo de 2009   

 Por Javier García / Franco Fasola / La Nación 

Ayer murió Mario Benedetti en su casa de Montevideo

Dedicó poemas a Salvador Allende, al "Che" Guevara, y el amor fue su amuleto. El seis de mayo lo habían dado de alta, luego de superar una complicada enfermedad intestinal, que finalmente lo venció a los 88 años. Lo recuerdan, Alfonso Calderón, Naín Nómez y Delia Domínguez.

 Foto: Benedetti inspiró a diversos artistas. El grupo chileno Illapu musicalizó su poema “No te salves”, y el autor aparece en “El lado oscuro del corazón”, de Eliseo Subiela, donde se recitan sus poemas. Foto: EFE

Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti Farugia. Así nació, en 1920 el más importante de los escritores y poetas uruguayos. Cabeza de la llamada generación del 45 en su país -que compartió con nombres como Juan Carlos Onetti- Benedetti vivió una infancia en que los problemas financieros de la familia marcaron su historia.

Nunca terminó sus estudios y desde los 14 años trabajó en una empresa de repuestos para autos. Vivió en Buenos Aires y regresó a su querido Montevideo para convertirse en periodista del semanario Marcha.

Su primer poemario, "La víspera indeleble" (1945) no logró vender ni un solo ejemplar. En 1949 escribió su primer libro de cuentos "Esta mañana", pero su novela "La tregua" (1960), fue la que le dio fama internacional.

Chile y la muerte

Autor de más de ochenta libros de poesía, novelas, cuentos y ensayos, así como de guiones de cine, Benedetti fue galardonado con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (1999), el Premio Iberoamericano José Martí (2001) y el Premio Internacional Menéndez Pelayo (2005). Su coherencia y compromiso social, siempre se sustentaron, según solía decir, en "la vida y en el amor, en la ética y en todas esas cosas tan fuera de moda".

"Él siempre dijo que se sentía más poeta que otra cosa", señaló la biógrafa del escritor, Hortensia Campanella, cuando presentó hace unos meses el libro "Mario Benedetti. Un mito discretísimo", con el que trazó la trayectoria de uno de los mitos de la literatura hispanoamericana del siglo XX.  

La poesía se convirtió en su vitamina para afrontar sus últimos años, tras la muerte en 2006 de su esposa, Luz López. En su última entrevista otorgada a La Nación, y confrontado con la muerte de su mujer, el uruguayo dijo: "Me han afectado muertes cercanas de seres muy queridos de mi entorno, en primer lugar la muerte de mi esposa después de 60 años de un matrimonio muy bien avenido. ¿La muerte, la reencarnación...? Pronunciarse, sería un atrevimiento".

Sobre su relación con Chile, en la misma entrevista, dijo que conoció "a Pablo Neruda, estuvo en Montevideo, luego estuve en su casa en Chile y tuvimos una buena relación. También conocí a Nicanor Parra, a Enrique Lihn, Ariel Dorfman y muchos otros. Me halaga saber que los chilenos se interesan por mi obra, es un pueblo muy querido para mí".

El año pasado, el autor uruguayo estuvo ingresado tres veces en la misma clínica de Montevideo. La primera de ellas, entre enero y febrero, tras sufrir una enterocolitis que le causó deshidratación; la segunda vez en marzo, con problemas respiratorios y, por último, en mayo, a causa de una descompensación.

Su última obra publicada, el poemario "Testigo de uno mismo", fue presentada en agosto del pasado año. Antes de su ingreso en el sanatorio, Benedetti estaba trabajando en un nuevo libro de poesía cuyo título provisional es "Biografía para encontrarme". La mayor parte de su poesía está publicada como "Inventario" en la editorial española Visor.

 

“Tenía principios muy sólidos”

Lo conocí en la década del ’60 en un encuentro literario de Concepción, y luego cenamos juntos en Santiago. Nos hicimos próximos porque di una serie de conferencias sobre su obra en la universidad. Tenía principios muy sólidos. Me impresionó siempre su conocimiento del alemán. Era un defensor de Cuba, pero a la vez se preguntaba si era conveniente seguir apoyándola. Me gusta mucho su cuento de fútbol “Puntero izquierdo”. Si duda, su novela “La tregua” va a perdurar.

Alfonso Calderón, Premio Nacional de Literatura.

 

“Influirá en las próximas generaciones”

En Santiago estuvimos conversando en el Hotel Crillón hace cuarenta años cuando él vino por un congreso. Ya en 2004 recitamos juntos en Madrid en la Casa de América. Me dijo esa vez que estaba muy enfermo del corazón. De su obra, me gusta mucho su poesía, y creo que influirá en las próximas generaciones. Es un poeta que está a la altura de Gonzalo Rojas de Chile.

Delia Domínguez, poetisa nacional.

 

“Un gran intelectual”

Lo conocí hace muchos años en el Pedagógico, antes de 1973, cuando vino junto a Julio Cortázar y otros escritores. Su aporte es muy valioso en términos políticos, más que literarios y, por lo mismo, como un gran intelectual latinoamericano. Su obra ensayística es notable. Y su poesía, creo que ha tenido una gran influencia en la gente joven. Como poeta lo encuentro demasiado literal.

Naín Nómez, autor de “Antología crítica de la poesía chilena”.

 

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