Adiós Lalo Parra de Chile
Domingo 5 de abril de 2009
Por Paola Mosso / La Nación Domingo
Ayer falleció el folclorista en su casa debido a un paro cardíaco
El hijo ilustre de Chile colgó finalmente su guitarra. No en un escenario como era su sueño, sino en su hogar junto al calor de su esposa Elita. El más choro de los folcloristas abandona este mundo luego de numerosas intervenciones médicas. A los 90 años partió a reunirse con Violeta y Roberto.
Foto: Lalo Parra se instaló en el corazón del pueblo. Siempre cercano a los humildes su partida significa un duelo para la música nacional.
Una pieza de madera llena de hombres palmotean las murallas. En el centro de la habitación hay un fogón con una olla al medio.
La "mama" se desplaza por ahí y su sombra vuela mezclada con el vapor. Los pequeños hermanos Parra beben la cueca en cazuelas pobres, en el medio del barro y el rocío del sur chileno.
Con esas sombras de la infancia recordadas por Nicanor en este medio hace cuatro años debe estar danzando ahora el "Tío Lalo", músico, amigo, padre, hermano, choro, folclorista y maestro de la música popular chilena, que falleció la tarde de ayer a los 90 años, debido a un paro cardíaco.
Menor que Nicanor, Hilda y Violeta y mayor que Roberto, Elba, Lautaro y Óscar, Eduardo Parra nació cantando. A los siete años ya lanzaba cuecas y payas en trenes, calles y mercados de su ciudad natal Chillán.
Luego en 1931 en Santiago fue matriculado por su hermano Nicanor en el Internado Nacional Barros Arana pero no aguantó. Salió al poco tiempo porque "echaba de menos su guitarra".
Su lugar estaba junto a Hilda, Violeta y Roberto en "El Toro Azul", una de las cantinas y quintas de recreo donde actuaban.
Hacia los años cuarenta, formó un dúo con su hermano Roberto con el que recorrió Latinoamérica.
Por estos tiempos, realizó las primeras grabaciones de las que hay registro, según afirma su hija Clarita, también en esta época participa como ilusionista en un circo y se convierte por seis años en presidente del Sindicato de Artistas Circenses.
En ese mundo compuso cuecas circenses junto a Lautaro Parra en el grupo "Los Viejos Parras" como el álbum "Las cuecas del señor Corales".
En los setenta se dedicó a grabar junto a su hija Clarita, produciendo los discos "Las cuecas del hogar, dulce hogar" y "Las cuecas choras del hombre nuevo".
La década siguiente estuvo dedicada a su hermano Roberto, con el cual registró el disco "Las cuecas de la Polla Gol". Además, inspirado en la obra de su hermano "La Negra Ester", crea el disco "Las cuecas de la Negra Ester" en 1991.
Más adelante comienza a acercarse a los músicos jóvenes, o ellos hacia él, y es editado el disco "Estoy llegando a los 80" en 1997 con su grupo Los Churi Churi, integrado por Pablo Ugarte (Upa), Colombina Parra (Los Ex) e Isabel Parra, y el siguiente año graba junto a Los Tres "Peineta", registro que lo lanza "a la fama" ante los oídos jóvenes.
Así comienza una etapa muy activa en su vida artística. No sólo sigue componiendo y actuando frecuentemente, sino que también participa en teleseries, al asesorar a Ximena Rivas en su personaje de "Aquelarre" en el arte de las payas, y en publicidad, al protagonizar el 2004 el comercial de Tapsin.
Durante ese tiempo, además se dedica a escribir y publica "Mi hermana Violeta Parra, su vida y obra en décimas" (1998), una biografía de su hermana y "Eduardo Lalo Parra, autobiografía en décimas" (2002).
El mismo año que graba el disco "80 son las razones" que reúne duetos con artistas como Moyenei Valdés, Joe Vasconcellos y Palmenia Pizarro, el "Tío Lalo" se casa por cuarta vez con Elizabeth Elita Castro Riquelme, cuarenta años menor que él.
El 2002 celebra su matrimonio en el Sindicato de Folcloristas y Guitarristas de Chile con el capellán de los artistas, Juan Suárez.
"Es cierto que, a estas alturas, puede ser un peligro que cante, pero es más peligroso que deje de cantar", declaró a este medio en octubre de 2006 su compañera que estuvo con él hasta la muerte.
Orgulloso de haber aportado a la remasificación de la cueca, en especial a que los jóvenes volvieran a zapatear, cuatro mil personas lo hicieron en su honor en su cumpleaños número noventa celebrado en el Teatro Caupolicán el 29 de junio de 2008.
Él no estuvo presente. Su salud ya flaqueaba.
"Voy y vuelvo" le dijo a su mujer antes de su última hospitalización el 19 de febrero pasado. Luego de 35 días salió del Hospital Clínico de la UC bromeando, pero duró poquito. Estaba pedido el Tío. Ahora se reúne con sus muertos danzando en las sombras.
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