El juez Cerda ha actuado de forma ejemplar
Lunes 29 de octubre de 2007
Por DANIELO MAESTRE / Lanacion.cl
JOSÉ MIGUEL VARAS FIRMA LIBROS ESTE MIÉRCOLES; HOY, ENTRADA A MITAD DE PRECIO EN LA FILSA
Mirando la foto de Pinochet muerto, el Premio Nacional de Literatura habla de su libro "Milico", cuestiona la falta de autocrítica en la izquierda y recuerda sus muertos que arrastró el Mapocho.
ANTES DE QUE la Estación Mapocho se abriera como Mall al consumidor de libros y al amante de la lectura, el escritor José Miguel Varas se paró en su frontis mirando el Mapocho. El hombre de gesto duro, dejó que este diario lo acompañara al Salón de Fotografía de Prensa, donde las fotos de la muerte del dictador Augusto Pinochet le golpearon su retina. Varas, de 78 años, se paseó con paciencia y detalle por las fotos. "Esa me hubiera gustado para portada de mi libro", dice refiriéndose a "Milico", texto que el miércoles firmará en la Feria; mientras, en la prensa escrita y noticieros televisivos, se informa de la detención-liberación y debate judicial en torno a los dictámenes del Juez Cerda contra los colaboradores y la familia del militar que aparece en las fotos.
Afuera, en el Mapocho, un niño jala neoprén y en los tribunales la esperanza de juzgar a los Pinochet se desvanece, como la sucia cortina de humo que deja uno de los gusanos metálicos del Transantiago.
"Milico" tiene mucho de autobiográfico; Varas es hijo de militar y le tocó vivir la clandestinidad y los años de hielo en Moscú. En el libro nos muestra el mundo rural, a los compañeros comprometidos, a los momios, los oportunistas, los liberales de alma y el mundo militar. "Influyó enormemente el hecho de ser hijo de un militar, existe una aproximación a ese mundo que yo no hubiese tenido de otra manera. Mi padre era oficial de ejército, pero murió el año 63, diez años antes del golpe. Él tuvo una evolución bien curiosa, porque pasó de ser un militar típico, anticomunista y ultra conservador, a un tipo casi de tendencias izquierdistas. En ese sentido, el coronel de la novela y padre del protagonista, tiene muchos rasgos de mi padre, pero también tiene un montón de características literarias. No tenía ambiciones antropológicas de mostrar a los militares como en un insectario, quería mostrarlos como seres humanos que cumplen una función específica y que muchas veces en ese mismo ejercicio sufren pequeñas alteraciones y en otros casos espantosas deformaciones".
RESPONSABLES
Otra arista notable de "Milico" es la dura crítica al Partido Comunista y al mundo de la izquierda más radical de aquellos años. Autocrítica que el escritor no ve en la clase política actual, salvo excepciones: "Muchos parecen no haber aprendido nada. Tampoco pretendo que el libro se lea como un documento político donde se plantean tesis. Mi intención era reflejar el estado del ambiente que reinaba en aquellos años. Yo, por ese entonces, era militante comunista y lo fui por muchos años más, por eso lo que planteo es el derrumbe forzoso al que fuimos sometidos con toda la frustración y dolor que ello implica, asumiendo que se cometieron errores graves, algunos irreparables, de los que hay que hacerse cargo".
Y mientras caminamos hacia el río de Gómez Morel, surge el tema del enjuiciamiento de la familia del milico mayor de nuestra época. El Hombre relaja la expresión y descarga una opinión que hasta parece ensayada: "Lo que ha pasado en los tribunales con Pinochet y ahora con su familia y amigos, excede en mucho lo que esperábamos. Es notable el hecho de que haya habido jueces -no todo el poder judicial- capaces de desarrollar esta clase de investigación y adoptar resoluciones. En ese sentido, el juez Cerda ha sido ejemplar, porque toma decisiones y corre el riesgo. El juez Guzmán hizo mucha investigación, pero en última instancia no formalizó nunca a Pinochet, cosa que yo lamento. Así como lamento y encuentro predecible la reacción de la oposición, que señala que todo esto es una cortina de humo del gobierno. Son reacciones lógicas", dice, como lógicas también parecen a esta altura las dilaciones eternas de la justicia en Chile.
LA NOVELA DEL GOLPE
Ahora, Varas está apoyado en una de las barandas del Mapocho, la luz le da en la mitad de la cara y él observa el cauce como si esperara ver pasar a alguno de los muchos conocidos que aparecieron muertos allí tras el golpe, tal como lo describe en su libro. Coros de vendedores ambulantes lo traen de vuelta y dialoga. El Autor desecha algunas voces que han sindicado a "Milico" como "la novela del golpe", aunque acepta su utilidad comercial, sobre todo ahora con la Feria: "No la considero una caracterización conveniente. Existirán tantas obras como gente con sensibilidad y oficio para realizarlo. Acabo de leer un libro sobre el exilio, muy notable, Cielo de Mala Muerte de Antonio Avaria, que murió hace un año. Es una novela muy curiosa del exilio, muy original, está muy bien retratado el mundo del exilio, en el mundo de los exiliados en los países capitalistas". LN
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