Frei y otros supinos
Retratos sin retoques
Por: Hernán Uribe / ARGENPRESS.info
Varios de los senadores chilenos empeñados en aprobar acuerdos en contra de Cuba y que proclaman defender los derechos humanos fueron ardientes partidarios de la sangrienta dictadura de Augusto Pinochet que desde el once septiembre de 1973 y durante l7 años, asesinó, torturó y “desapareció” al menos a cinco mil personas.
Entre los súbitos demócratas figura Sergio Romero, senador del partido Renovación Nacional (RN) fundado con permiso de la tiranía en los años ochenta y quien ha recibido el remoquete de “escudero de Pinochet” por su obsecuencia ante el tirano cuando éste fue “senador vitalicio”, cargo inventado por él mismo para los ex jefes de estado. (Esa característica de Romero pudo observarse visualmente pues las sesiones se transmiten por televisión).
En julio de 2006, Romero propició una resolución por la cual el Senado solicita a la presidencia de la República “que rechace toda forma de encarcelamiento por motivos políticos e ideológicos en Cuba”. En julio de 2007, la comedia se ha repetido en términos idénticos, pero ahora con el entusiasta respaldo del presidente de esa cámara, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, miembro del partido Demócrata Cristiano y quien fuera jefe de estado entre 1995 y 2000.
Sugestivamente ese pronunciamiento del Senado se adoptó en fecha previa a una visita oficial de Frei a Washington en la que fue acompañado por Romero y Juan Antonio Coloma, otro calificado pinochetista del partido Unión Demócrata Independiente. ( !!!) creado también bajo el alero de la dictadura. La moción contra Cuba ofició como carta de presentación en la entrevista de Frei y compañía con Condolezza Rice, secretaria de Estado.
Sólo unas semanas después del golpe castrense, los medios de información permitidos divulgaron una fotografía del joven Eduardo Frei Ruiz-Tagle formado en una cola de quienes entregaron ayuda material-dinero o joyas- a la Junta Militar. Los golpistas, al estilo que había utilizado años antes la tiranía brasileña, hicieron un llamamiento a donar bienes y así comenzó el enriquecimiento de muchos de ellos.
¿Quién es y cómo es este personaje que ahora preside la Cámara de Senadores? El 21 de noviembre de 1993, cuando era candidato a la presidencia del país, el diario “El Mercurio” (Santiago de Chile), vocero del empresariado, lo tildó de bobo. Una extensa nota titulada “La voz del silencio” comenzaba así: “Eduardo Frei no habla inglés. No tiene estudios de postgrado, ni es tampoco lo que podría llamarse un hombre de cultura general. Es más bien un tipo árido que ha mencionado como su lectura favorita los bestsellers de Morris West”.
Sus adversarios, prosigue el texto, esperan que una metida de pata lo devuelva “al papel que duran te 30 años, ocupó en la penumbra junto a su padre: el de Eduardito, el hijo silencioso y parco, al que no pocos le corrían fama de tonto” (sic) Prosigue: “Su impericia verbal y su tendencia al silencio, que antes era el paradigma de su torpeza, ahora se transforma en capacidad de escuchar”. Implacable, el redactor del escrito, que no firma, apunta: “Sin embargo, Eduardito comienza ya a ser alcanzado por la aureola del poder que embellece o da coherencia a lo que antes pareció torpe, feo o sin sentido”.
En referencia a los años 80 del siglo pasado, puntualiza el periódico: “Frei era entonces un hombre discriminado por la elite política de su propio partido. A todos- salvo un grupo muy pequeño- les parecía sólo un hijo que administraba malamente la herencia de su padre”. ( Alusión a Eduardo Frei Montalva, presidente de Chile, 1964-70). El especialista en la inquina continúa: “Si la elocuencia del padre está en el verbo, la del hijo está, sobre cualquier otra cosa, en el silencio. La fortuna hizo que uno de los grandes más oradores de este siglo tuviera como hijo a un callado sin remedio”.
En seguida, un dato que contrasta con el interés que Frei dice tener hoy por los derechos humanos: “El sambenito de callado lo acompañó en el senado donde no se recuerda ninguna intervención memorable. Tampoco fue determinante ni visible en las grandes controversias cívico-militares ni en los temas de derechos humanos”.
Frei- agreguemos nosotros- es de profesión ingeniero civil y empresario que en 1969 se incorporó a la sociedad de construcción “Sigdo Koppers” asociada con la estadounidense “Koppers Co. Inc”, de Pittsburg. En 1974- informa El Mercurio- fue uno de los once grandes financistas que adquirieron la Compañía del Acero del Pacífico (CAP). Era la mayor industria propiedad del Estado que Pinochet privatizó de inmediato. (Al tiempo de asumir como presidente, en la chistología política se le llamaba el gerente de Chile)
Cuando en este julio Frei viajó a Estados, en su portafolio la resolución contra Cuba, allí conoció la reacción del parlamento de la isla: “Algunos senadores chilenos incurren en una intromisión caracterizada por una ignorancia supina. Resultaría aconsejable que emplearan mejor su tiempo en la atención a los graves problemas que les demanda su sociedad”. La declaración de La Habana mencionó, al efecto, a la constitución pinochetista que aún rige en Chile y la existencia del binominalismo, una ley electoral fabricada también por la dictadura.
Estólido, Frei intentó una réplica, empero, lejos de sus asesores, no hilvanó nada coherente y balbuceó algo así como que los derechos humanos son…universales. ¡Vaya novedad! Hay cosas y enfermedades que no tienen remedio.
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