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Murió en la cárcel ex agente civil de la DINA Osvaldo Romo Mena

Represor cumplía en Punta Peuco dos condenas por secuestros calificados de dos opositores a la dictadura militar y falleció producto de complicaciones cardiorrespiratorias en el hospital de la ex Penitenciaría.

El otrora agente civil de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) Osvaldo Enrique Romo Mena (70) falleció este miércoles por la madrugada en el hospital de la ex Penitenciaría a causa de inconvenientes cardiorrespiratorios.

Conocido como "Comandante Raúl" o sencillamente "Guatón Romo" falleció a las 05:30 horas y se encontraba en Punta Peuco cumpliendo condenas por casos de violaciones a los derechos humanos.

Entre éstas, se encontraban Romo fue condenado a 10 años y un día por el secuestro calificado del mirista Manuel Cortez Joo y cinco años y un día por el secuestro calificado de Ofelio Lazo.

El individuo sumaba condenas por más de 92 años de cárcel, de los cuales 37 ya fueron confirmados por la Corte Suprema.

El ex agente se encontraba por estos días aquejado de una inmovilidad física prácticamente completa a causa de una diabetes declarada hace al menos dos años.

Infiltrado

Osvaldo Romo se hizo conocido antes del golpe militar de septiembre de 1973, como agitador ultraizquierdista en barrios obreros, miembro del Partido Unión Socialista Popular y simpatizante del MIR, de acuerdo al sitio Memoria Viva.

Tras el golpe, apareció en los mismos barrios, de uniforme militar deteniendo a sus amigos y conocidos; en los círculos de izquierda todavía se debate si cambió de bando o fue siempre un infiltrado en el movimiento popular.

Así, desde que apareció en la mañana del 11 de septiembre de 1973 en el campamento Lulo Pinochet, vestido de suboficial, identificando militantes de izquierda, se transformó en uno de los más feroces enemigos del MIR.

El portal agrega que "sin poder disimular su olor a grasa y a transpiración a pesar de bañarse en colonia Flaño, se jactaba frente a los detenidos de Villa Grimaldi de haber sido siempre un infiltrado".

"Participó y aplicó los más atroces métodos de tortura a cientos de detenidos. Es responsable directo de la desaparición de decenas de detenidos, participo en la tortura, muerte y lanzamiento a la embajada de Italia del cuerpo de Lumi Videla", añade.

Izquierdistas vivos

Hace algunos años, en una entrevista con el Canal Univisión, Romo afirmó que el gran error de la dictadura de Pinochet (1973-1990) fue haber dejado izquierdistas vivos.

"Yo siempre le decía a mi general (Manuel Contreras, jefe de la DINA, la policía secreta de la dictadura), no hay que dejar a ningún periquito vivo", afirmó en esa ocasión, en la que además nombró a cuatro dirigentes socialistas a los que, si tuviera la ocasión, según dijo, asesinaría.

En el año 1977, Romo fue enviado por sus jefes a vivir a Brasil, donde según creen organismos de los derechos humanos pudo haber participado en escuadrones de la muerte.

En junio de 1992, ya recuperada la democracia, fue localizado y detenido en Sao Paulo, donde vivía con una identidad falsa, su esposa y cinco hijos. Fue deportado a Chile en noviembre de ese mismo año.

Según las fuentes penitenciarias, su familia sigue viviendo en Brasil y Romo jamás recibió visita alguna en los años en que estuvo preso.

En lo que sí coinciden los sobrevivientes de Villa Grimaldi, el más conocido centro de torturas de la DINA, es que Romo era un sádico que no sólo violaba personalmente a las prisioneras, sino que además utilizaba perros y les introducía ratas en la vagina y se solazaba especialmente con la aplicación de electricidad.



Reacciones

La vicepresidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), Viviana Díaz, lamentó la muerte del ex agente, por la información sobre el paradero de las víctimas que se llevó consigo.

"Cada vez que fallece o se suicida un torturador, un miembro de la DINA, se va parte de la información que aún falta para encontrar a cientos de detenidos desaparecidos. Él participó en la detención de decenas de militantes del MIR”, recordó la dirigenta.

Por el contrario, el abogado del represor, Enrique Ibarra, afirmó que su defendido “nunca torturó, nunca interrogó. El señala que las interrogaciones eran realizadas por otras personas, el no se sentía ni blanca paloma ni oscura, sino que se sentía una persona que había cumplido su deber en el momento determinado. No estaba arrepentido de las misiones que le correspondió realizar, pero no creo sea en ningún caso el agente más cruel”.

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