El hombre caminó en los árboles
Nueva teoría rechaza la visión popular sobre la evolución de los humanos
Nuestros ancestros aprendieron a caminar cuando todavía vivían en los árboles, dice un grupo de científicos. Los investigadores basan su afirmación en la observación de los orangutanes.
Foto: Los científicos llegaron a estas conclusiones después de observar los movimientos de los orangutanes, la única especie que pasa toda su vida sobre los árboles.
La Nación / |
Ian Sample
Los primeros ancestros de los humanos no arrastraban los nudillos por el suelo antes de dominar la vida bípeda, sino que aprendieron a caminar erguidos cuando todavía vivían en los árboles, asegura un equipo de científicos británicos.
Esta afirmación desafía la creencia de que los humanos evolucionaron a partir de unas criaturas parecidas a los chimpancés que bajaron de los árboles para deambular apoyados sobre los nudillos por las sabanas de África Oriental antes de que, poco a poco, fueran adoptando la postura erguida de los humanos modernos.
La nueva teoría marca un giro drástico en el pensamiento evolucionista al afirmar que nuestros más tempranos ancestros pueden haber comenzado a caminar en dos piernas hace más de 24 millones de años, en vez de haber empezado a hacerlo poco antes de que el linaje humano se separara de los chimpancés, hace unos seis millones de años. Esto sugiere que los primeros humanos se adaptaron rápidamente a los panoramas abiertos al perfeccionar las habilidades básicas para la marcha bípeda que habían desarrollado paseando por el techo del bosque.
El equipo, dirigido por Robin Crompton, de la Universidad de Liverpool y Susannah Thorpe de la Universidad de Birmingham, afirma que nuestros ancestros aprendieron a caminar en dos pies cuando vivían sobre los árboles porque esto los ayudaba a avanzar por el borde de las ramas exteriores con las manos libres para agarrar la fruta madura. Esta táctica también les permitió escalar a los árboles vecinos sin tener que bajar al suelo.
Orangutanes en Sumatra
Los científicos llegaron a estas conclusiones después de haber dedicado todo un año a observar los movimientos de los orangutanes en Sumatra. Estos grandes monos de la región son la única especie que pasa toda su vida sobre los árboles. Exhaustivos registros fílmicos de cerca de 3 mil movimientos mostraron a los monos caminar perfectamente erguidos sobre sus dos piernas para alcanzar las ramas exteriores de los árboles, y usar los brazos básicamente para mantener el equilibrio. A diferencia de los gorilas y los chimpancés, que inclinan las rodillas para caminar en el suelo, los orangutanes andan con las piernas derechas, por lo que su marcha tiene una apariencia más humana.
El profesor Crompton dijo que tales habilidades habrían beneficiado enormemente a nuestros tempranos ancestros humanos entre 24 y 5 millones de años atrás, cuando el África Oriental y Central sufrió radicales ciclos climáticos que primero volvieron a la selva más espesa y después la destruyeron. “Como los bosques se hacían cada vez menos tupidos, la estrategia de nuestros ancestros humanos fue abandonar los techos del bosque y bajar al suelo, donde podían poner en práctica su bipedismo para emprender viaje”, dijo.
En un trabajo publicado en el “Journal of Science” estadounidense el equipo describe cómo los ancestros de monos grandes como los gorilas y chimpancés pueden haber seguido viviendo en los árboles, y más tarde haber evolucionado y aprendido a caminar sobre los nudillos para trasladarse más rápido de un árbol a otro por encima del suelo de la selva. “Mientras gorilas y chimpancés fueron más creativos y desarrollaron esta nueva manera de moverse, nuestros ancestros fueron más conservadores y usaron un modo de caminar que ya estaba en su repertorio”.
Carol Ward, una paleoantropóloga de la Universidad de Missouri-Columbia, dijo que el estudio cambiaba en lo esencial nuestra visión sobre la ancestralidad de la especie humana.
“Toda nuestra concepción sobre la evolución humana nos concibe transitando por una fase chimpancesca en la que caminábamos sobre los nudillos; pero la nueva visión sugiere que quizá la trayectoria de cambios que llevaron hasta la especie humana distó mucho de ser así. Y eso tiene profundas consecuencias”, dijo.
Otros investigadores fueron más escépticos. “La principal prueba que tenemos es que nuestros parientes vivos más cercanos no son los orangutanes, sino los chimpancés y los gorilas, y como éstos trepan a los árboles y caminan sobre los nudillos, lo más probable es que nuestros ancestros también lo hayan hecho”, dijo Brian Richmond, antropólogo de la Universidad George Washington.
“Entre los rasgos anatómicos que compartimos explícitamente con los chimpancés y los gorilas está el tener ocho huesos en las muñecas, mientras que casi todos los demás primates tienen nueve. En los humanos, los chimpancés y los gorilas, se fundieron dos huesos en uno para estabilizar la muñeca y hacerla más fuerte a fin de poder caminar sobre los nudillos. No es una pistola echando humo en la mano, pero es la mejor prueba de que disponemos”.
The Guardian
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