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Centros Chilenos en el Exterior

La satanización de los musulmanes y la batalla por el petróleo

Michel Chossudovsky
Global Research

En el curso de la historia, las “guerras de religión” han servido para encubrir los intereses económicos y estratégicos subyacentes a la conquista e invasión de territorios extranjeros. Las “guerras de religión” se han llevado a cabo invariablemente con el objetivo de asegurar el control sobre las rutas comerciales y los recursos naturales.

Los historiadores habitualmente presentan las Cruzadas, que se prolongaron desde el siglo XI al XIV, como una serie continuada de expediciones religioso-militares de los cristianos europeos con la esperanza de rescatar los Santos Lugares de manos de los “infieles” turcos. Pero el fin de la Cruzadas tenía poco que ver con la religión. En lo que consistieron las Cruzadas, en gran parte, fue en desafiar por medios militares el dominio de las sociedades mercantiles musulmanas que controlaban las rutas comerciales de oriente.

Las Cruzadas se sustentaban en el concepto de “guerra justa”, una guerra emprendida con el apoyo de la Iglesia Católica que servía como instrumento de propaganda y adoctrinamiento para el alistamiento en toda Europa de miles de campesinos, siervos y mendigos urbanos.

La Cruzada de Estados Unidos en Asia Central y Oriente Próximo

Para la opinión pública, es imprescindible disponer de una “causa justa” para iniciar una guerra y se dice que una guerra es justa si se lleva a cabo por razones morales, religiosas o éticas.

La cruzada estadounidense en Asia Central y Oriente Próximo no es una excepción. La “guerra contra el terrorismo” se afirma que pretende defender la patria de los estadounidenses y proteger al “mundo civilizado”. Se vende como una “guerra religiosa” o como un “choque de civilizaciones” cuando, en realidad, su objetivo principal es asegurar el control y la propiedad corporativa de la enorme riqueza petrolera de la región, al mismo tiempo que impone el rumbo marcado por el FMI y el Banco Mundial (ahora dirigido por Paul Wolfowitz), la privatización de las empresas estatales y la transferencia de los activos económicos de sus países a las manos del capital extranjero.

La teoría de la guerra justa defiende las guerras en cuanto que son “operaciones humanitarias” y sirve para camuflar los objetivos reales de las operaciones militares, mientras provee a los invasores de una imagen moral basada en principios. En su versión contemporánea, proclama la intervención militar basada en razones morales y éticas contra los “estados canallas” y los “terroristas islámicos” que amenazan la Patria.

El recurso a “una causa justa” para iniciar una guerra ha sido fundamental para que el gobierno Bush justificara la invasión y ocupación de Afganistán e Iraq.

Un versión moderna de la teoría sobre la “guerra justa se enseña en las academias militares estadounidenses y se ha incorporado a la doctrina militar de Estados Unidos. La “guerra contra el terrorismo” y el concepto de “prevención” se consideran como derecho “a la autodefensa” y define “cuando es aceptable iniciar una guerra: jus ad bellum1.

Este derecho a desencadenar una guerra se utiliza para conseguir el consenso en el seno de las estructuras de mando de las fuerzas armadas. Y sirve para convencer a los soldados de que el enemigo es “malvado” y que ellos luchan por una “causa justa”. En términos generales, la teoría de la guerra justa en su moderna versión actual forma parte de la propaganda bélica y de la desinformación de los medios de comunicación aplicada para conseguir el apoyo de la gente a los proyectos bélicos.

La batalla por el petróleo y la satanización del enemigo.

La guerra se basa en un proyecto humanitario. A lo largo de la historia, una y otra vez se ha recurrido a denostar al enemigo. Las Cruzadas se basaron en satanizar a los turcos como infieles y heréticos para justificar las acciones militares.

La satanización persigue objetivos geopolíticos y económicos. Y la campaña contra el “terrorismo islámico” (apoyada en secreto por los servicios de espionaje estadounidenses) lo que pretende es la conquista de la riqueza petrolera. El término “fascismo islámico” sirve para degradar las actuaciones, instituciones valores y tejido social de los países islámicos al mismo tiempo que predica los principios de la “democracia occidental” y del “libre mercado” como la única alternativa para esos países.

La guerra capitaneada por Estados Unidos en la extensa región de Oriente Medio y Asia Central persigue controlar más del sesenta por ciento de los suministros de petróleo y gas natural del mundo. Los gigantes anglo-estadounidenses del petróleo buscan también controlar las rutas de los oleoductos y gasoductos de la región. (Véase cuadro nº1 y mapas más adelante).

Los países islámicos, incluidos Arabia Saudí, Iraq, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Yemen, Libia, Nigeria, Argelia, Kazajstán, Azerbaiján, Malasia, Indonesia, y Brunei, tienen entre el 66,2 y el 79, 9 por ciento del total de las reservas de petróleo, según la fuente y la metodología empleada en las estimaciones.

Estados Unidos, por contraste, tienen escasamente el 2 por ciento de las reservas totales de petróleo y los países occidentales, incluidos sus mayores productores (Canadá, EEUU, Noruega, Reino Unido, Dinamarca y Australia), controlan aproximadamente el 4 por ciento de las reservas totales de petróleo . (En la estimación alternativa de Oil and Gas Journal que incluyen las arenas petrolíferas de Canadá el porcentaje sería del orden del 16,5 % (Véase cuadro nº1 )

La mayor reserva de petróleo del mundo se encuentra en una región que se extiende por el norte desde la punta de Yemen a la cuenca del mar Caspio y por el este desde las costas del Mediterráneo oriental al golfo Pérsico, escenario de la “guerra contra el terrorismo” que comprende según las estimaciones de World Oil más del sesenta por ciento de las reservas mundiales de petróleo.

Iraq tiene cinco veces más petróleo que Estados Unidos.

Los países islámicos poseen unas reservas de petróleo al menos 16 veces superiores a las de los países occidentales.

Los principales países no islámicos con reservas petroleras son Venezuela, Rusia, México, China y Brasil.

La satanización se aplica a un enemigo que dispone de las tres cuartas partes de las reservas mundiales de petróleo. “Eje del mal”, “estados canalla”, “países fracasados”, “terrorismo islámico”: la satanización y el insulto son los pilares ideológicos de la “guerra contra el terrorismo” que EEUU utiliza como cassus belli para llevar a cabo lo que es un lucha por el petróleo.

Lucha que requiere la satanización de quienes poseen el petróleo. Al enemigo se le caracteriza como el mal como forma de justificar las acciones militares, incluida el asesinato de civiles. La región de Oriente Próximo y Asia Central se encuentra muy militarizada (Véase mapa ). Los yacimientos de petróleo están rodeados: Los barcos de guerra de la OTAN se encuentran situados en el Mediterráneo oriental (como parte de una operación de “mantenimiento de la paz” de la ONU), con portaviones de ataque estadounidenses y escuadrones de destructores desplegados en los golfos Pérsico y Arábigo como parte de la “guerra contra el terrorismo”.

El objetivo final, mediante la combinación de acciones militares, operaciones secretas de los servicios de espionaje y propaganda bélica, es acabar con los estados nacionales y transformar la soberanía de los países en territorios económicos abiertos, donde las reservas naturales puedan ser expoliadas y confiscadas con la supervisión del “libre mercado”. Un control que se extiende a los estratégicos corredores de los oleoductos y gasoductos (por ejemplo, Afganistán).

La satanización es una operación psicológica para influir en la opinión pública y conseguir un consenso favorable a la guerra. El Pentágono y los dirigentes de los servicios de inteligencia estadounidenses patrocinan directamente la guerra psicológica. Una guerra que no se limita a asesinar o a ejecutar a gobernantes de países islámicos sino que se extiende a toda la población, y que también toma como objetivos a los musulmanes de Europa occidental y de Norteamérica. Con ella se pretende destruir la conciencia nacional y la capacidad de oponerse al invasor. Denigra al Islam y produce la división social. Se dirige a dividir a la sociedad de un país y en última instancia a provocar “guerras civiles”. Mientras tanto crea el ambiente que facilite la descarada apropiación de los recursos de esos países pero, al mismo tiempo, tiene un efecto boomerang ya que crea una nueva conciencia nacional, desarrolla la solidaridad entre etnias y une a la gente para enfrentarse a los invasores.

Merece la pena señalar que el desencadenamiento de divisiones sectarias y “guerras civiles” están previstos en el proceso de rediseñar el mapa de Oriente Próximo, donde se prevé la ruptura de ciertos países para convertirlos en territorios autónomos. El mapa del nuevo Oriente Próximo, aunque no es oficial, se ha usado en la Academia Nacional de la Guerra (US National War Academy) de Estados Unidos y recientemente se ha publicado en la Revista de las Fuerzas Armadas (Armed Forces Journal) de junio de 2006. En él, los estados nación se rompen, las fronteras internacionales se definen según líneas sectarias de carácter étnico, en gran medida de conformidad con los intereses de los gigantes del petróleo anglo-estadounidenses. Los mapas se han utilizado, asimismo, en un programa de entrenamiento para oficiales de alta graduación de la Escuela de Defensa de la OTAN.

Mapa del nuevo Oriente Próximo

 

Nota: El mapa es obra del teniente coronel Ralph Peters y se ha publicado en la Revista de las Fuerzas Armadas de junio de 2006. Peters es un oficial retirado de la Academia Nacional de Guerra. (El copyright del mapa pertenece al teniente coronel).

El petróleo se halla en territorios musulmanes.

El petróleo se encuentra en tierras islámicas así que la denigración del enemigo forma parte de las geopolíticas de energía de Europa y Asia. Supone un efecto directo de la distribución geográfica de las reservas mundiales de petróleo y gas. Si el petróleo se encontrara en países habitados mayoritariamente por budistas o hindúes, se podría esperar que la política exterior estadounidense se dirigiría contra los budistas y los hindúes, que serían también objeto de difamación.

En el escenario de Oriente Próximo, Irán y Siria, que forman parte del “eje del mal”, son los próximos objetivos según las manifestaciones oficiales de Estados Unidos.

Estados Unidos ha financiado “guerras civiles” en otros regiones estratégicas por su petróleo y gas, entre otras, Nigeria, Sudán, Colombia, Somalia, Yemen, Angola por no hablar de Chechenia y de otras repúblicas de la antigua Unión Soviética. La “guerras civiles” en curso, que habitualmente incluyen el canalizar el apoyo encubierto a través de grupos paramilitares, se han promovido en la región de Darfur en Sudán y en Somalia. Darfur tiene grandes reservas de petróleo. En Somalia, ya se han garantizado lucrativas concesiones a cuatro gigantes del petróleo anglo-estadounidenses.

Según documentos a los que ha tenido acceso The Times, cerca de las dos terceras partes de Somalia fueron asignadas a las grandes empresas petroleras estadounidenses Conoco, Amoco (en la actualidad perteneciente a BP), Chevron y Phillips en los años que precedieron al derrocamiento del presidente Mohamed Siad Barre, amigo de Estados Unidos, y antes de que el país se sumiera en el caos en 1991. Fuentes industriales afirman que las compañías poseedoras de los derechos sobre las concesiones más prometedoras esperan que el gobierno Bush decida enviar tropas estadounidenses para proteger los envíos de ayuda humanitaria a Somalia y también para proteger sus multimillonarias inversiones allí.” (America's Interests in Somalia, Global Research, 2002)

La globalización y la conquista de las fuentes de energía del mundo

Reservas de petróleo por países

Reservas acreditadas en miles de millones de barriles.

Cuadro nº 1

Puesto

País

Porcentaje Reservas diales

World Oil, diciembre 2004

Porcentaje Reservas mundiales

Oil &Gas Journal, enero 2006

1.

Arabia Saudí

24,2

262.100

20,6

266.800

2.

Canadá*

0,4

4.700

13,8

178.800

3.

Irán

12,1

130.800

10,3

115.000

4.

Iraq

10,6

115.000

8,9

115.000

5.

Kuwait

9,2

99.700

7,9

101.500

6.

Emiratos Árabes Unidos

6,5

69.900

7,6

97.800

7.

Venezuela

4,8

52.400

6,1

79.700

8.

Rusia

6,2

67.100

4,6

60.000

9.

Libia

3,2

33.600

3,0

39.100

10.

Nigeria

3,4

36.600

2.7

35.900

11.

EEUU

2,0

21.400

1,7

18.300

12.

China

1,4

15.400

1,4

18.300

13.

Qatar

1,8

20.000

1,2

15.200

14.

México

1,4

14.800

1,0

12.900

15.

Argelia

1,4

15.300

0,9

11.400

16.

Brasil

1,0

11.200

0,9

11.200

17.

Kazajstán

0,9

9.000

0,7

9.000

18.

Noruega

0,9

9.900

0,6

7.700

19.

Azerbaiján

0,6

7.000

0,5

7.000

20.

India

0,5

4.900

0,4

5.800

21.

Omán

0,4

4.800

0,4

5.500

22.

Angola

0,8

9.000

0,4

5.400

23.

Ecuador

0,5

5.500

0,4

4.600

24.

Indonesia

0,5

5.300

0,3

4.300

25.

Reino Unido

0,4

3.900

0,3

4.000

26

Egipto

0,3

3.600

0,3

3.700

28.

Malasia

0,3

3.000

0,2

3.000

29.

Gabón

0,2

2.200

0,2

2.500

30.

Siria

0,2

2.300

0,2

2.500

31.

Argentina

0,2

2.300

0,2

2.300

32.

Guinea Ecua.

0,2

1.800

0,0

0.000

33.

Colombia

0,1

1.500

0,1

1.500

34.

Vietnam

0,1

1.300

0,1

600

35.

Chad

0.0

0.0

0,1

1.500

36.

Australia

0,3

3.600

0,1

1.400

37.

Brunei

0,1

1.100

0,1

1.400

38.

Dinamarca

0,1

1.300

0,1

1.300

39.

Perú

0,1

900

0,1

1.000

Total países islámicos

75,9

822.100

66,2

855.600

Total mundo occidental (EEUU, Canadá, Australia)

4,1

44.100

16,5

213.300

Otros países

20,6

214.900

17,3

223.600

Total mundial

100,0

1.081.100

100,0

1.292.500

 

Fuente: EIO: Energy Information Administration.

Notas sobre el cuadro de distribución de las reservas de petróleo.

Se indican los principales países con reservas de petróleo del mundo. Los países con menos de un 0,1% del total de las reservas no se recogen aquí.

Las cifras del Oil Gas Journal se basan en reservas de petróleo comprobadas y en ellas se incluyen los yacimientos de petróleo bituminoso (lodos de petróleo o alquitrán). Las del World Oil registran las reservas sin tener en cuenta las arenas con alquitrán) La diferencia entre las dos cantidades afectan en gran medida a los puestos que ocupan Canadá y Venezuela. Muchos expertos consideran que las arenas de alquitrán no son explotables con la tecnología y los precios actuales, aunque este asunto es objeto de acalorados debates.

Los países islámicos van en negrita y los porcentajes se expresan con un decimal.

Canadá , según esta estimación aparece como el segundo país por el tamaño de sus reservas comprobadas debido al tamaño de sus yacimientos bituminosos. La estimación del Oil &Gas Journal de las reservas petrolíferas para Canadá incluye 4.700 millones de barriles de crudo convencional y 174.100 barriles de reservas de arenas petrolíferas.

En otras estimaciones dignas de crédito, en las que el petróleo arenoso no se tiene en cuenta, las reservas de Canadá son muy inferiores (en miles de millones de barriles):

BP Statistical Review

16.802

Oil&Gas Journal

178.792

World Oil

4.700

BP indica que la “cifra de las reservas canadienses incluye una estimación oficial de las arenas petrolíferas “actualmente en desarrollo”. BP afirma de sus fuentes de datos que “las estimaciones de este cuadro se han basado en una combinación de fuentes oficiales, datos de la Secretaría de la OPEC, World Oil, Oil &Gas Journal y de un cálculo independiente de las reservas rusas basado en información dominio público.

La estimación de World Oil sobre las reservas de petróleo canadienses “no incluye los

174.000 millones de barriles de la reserva de arenas bituminosas.”

Anejos

Cuadro nº 2. Escenarios de guerra en Oriente Próximo. Mapa de Eric Waddell, Global Research, 2003



1 NT.: Derecho a la guerra
Por , 4 de enero de 2007 Traducido del inglés para La Haine por Felisa Sastre

http://www.globalresearch.ca/index.php?context=viewArticle&code=CHO20070104& articleId=4347

 

 

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