El planeta se quema
ALZA DE TEMPERATURAS Y DEL NIVEL DEL AGUA, CONSECUENCIA DEL CAMBIO CLIMÁTICO
El Grupo Intergubernamental de Expertos en la Evolución del Clima, una de las más reputadas organizaciones que estudia el cambio climático, prepara un informe que debería estar listo en los próximos días: al 2100 la temperatura aumentaría entre 2 y 4,5 grados.
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Herve Morin
En 2100, el planeta será más caliente, el nivel de los mares habrá aumentado y los fenómenos meteorológicos extremos serán más frecuentes. Esta es la conclusión del reporte más reciente del Grupo Intergubernamental de Expertos en la Evolución del Clima (Gieec), publicado en 2001.
Estos 2.500 científicos, solicitados por la Organización de las Naciones Unidas, persisten. Actualmente le están dando los últimos toques a su cuarto reporte, cuyas conclusiones en el aspecto científico, puestas “a la consideración de los políticos”, se discuten en París.
Después del “Sunday Telegraph” británico a mediados de diciembre, el periódico “El País” reveló algunos elementos de ese documento. Según el diario español, el Gieec calcula que la temperatura media del globo se elevará “de 2 a 4,5 grados, con un valor muy probable de 3 grados” de aquí a 2100.
Los expertos consideran “muy improbable que el aumento sea inferior a 1,5 grados”, aunque no puede excluirse un alza superior a los 4,5 grados.
En lo que se refiere a la elevación del nivel del mar, a consecuencia de la dilatación del agua por efectos del calor y el deshielo de parte de los casquetes polares, los expertos apuestan por un alza de 19 a 58 centímetros de aquí a fin de siglo.
Estos cálculos parecen más estrechos que los que figuran en el informe del grupo publicado en 2001: la gama del alza de la temperatura en 2100 iba entonces de 1,4 a 5,8 grados, mientras que la elevación del nivel del mar variaría entre 9 y 88 centímetros según el modelo.
¿Hay que dar crédito a las revelaciones de “El País”? Los investigadores franceses que participaron en la elaboración del reporte se comprometieron a no divulgarlo antes de su aprobación final y se resisten a comentar esas cifras.
“Los documentos que circulan actualmente no están finalizados”, advierte Michel Petit, presidente de la Sociedad Meteorológica de Francia y responsable ante el Gieec del tema “Incertidumbres y manejo del cambio climático”.
La elaboración del reporte, en efecto, requiere de varios ires y venires entre los redactores y sus colegas y expertos, que pueden hacer observaciones hasta la última revisión.
En este caso, el resumen para los políticos de la parte propiamente científica del reporte, fue examinado por los estados que ya enviaron sus observaciones. “De las quince páginas que forman el documento, tan solo Francia hizo unas cuarenta observaciones”, señala Michel Petit. “El reporte final podría ser diferente de su penúltima versión”.
Sobre todo porque la conferencia que se realizará en París a fines de enero, tendrá precisamente la función de releer, línea por línea, ese famoso resumen, que condensa el conocimiento acumulado sobre el cambio climático, y deberá abordar los temas que molestan, es decir, el papel de las actividades humanas en esos cambios.
“Nosotros publicaremos la versión antes y después de las discusiones”, indica Jean Jouzel, experto en glaciares y uno de los representantes franceses en el Gieec. “Es la mejor forma de darse cuenta de que esas discusiones se centran esencialmente en cuestiones de forma y no en poner a juicio los resultados científicos”.
Estos habrán de permitirle a otros dos grupos de expertos del Gieec, uno especializado en el estudio de los efectos del cambio climático y otro en los medios de reducir sus alcances, pronunciarse a su vez. Pero el reporte final del Gieec no estará disponible hasta fines de 2007.
El economista Jean-Charles Hourcade, que participa en el grupo 3 del Gieec, considera que las cifras citadas por “El País” están de conformidad con lo que él conoce del reporte. Si la gama de evaluación del alza de temperatura y del nivel de los océanos es más estrecha que en el reporte de 2001, es porque entonces eran extremos los escenarios de emisiones de gases con efecto de invernadero. “Esta vez, nosotros trabajamos con escenarios de emisiones más estrechos”, aseguró.
En cambio, subraya el investigador, la sensibilidad climática, es decir, el alza de temperatura por un aumento dado de la concentración en la atmósfera de gases con efectos de invernadero, fue revisada al alza.
“Eso significa también que son más débiles las posibilidades de que en 2100 nos encontremos en las gamas previstas por los modelos”, precisó.
Estos modelos conllevan todavía grandes incertidumbres, comenta Michel Petit. “Las gamas van de uno a tres en lo que se refiere a la respuesta ante la duplicación de la concentración de bióxido de carbono. En ocasiones se nos reprocha tomar las opciones más pesimistas”, señala. “Sin embargo, es así como se procede cuando se quiere construir un puente sólido”.
© Le Monde
(The New York Times Syndicate)
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