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La derecha quiere levantar monumento a Pinochet en la Plaza de la Constitución

La derecha quiere levantar monumento a Pinochet en la Plaza de la Constitución

ADEMÁS QUIERE HACERLE RECONOCIMIENTOS SIMILARES EN IQUIQUE Y VALPARAÍSO

Como una “lucha por reivindicar la historia” definieron en la oposición el proyecto de ley, que entre sus fuentes de financiamiento tendría las erogaciones populares vía colecta nacional. En la Concertación calificaron la iniciativa como una “provocación”.

Iván Delgado
La Nación

Foto: En la Plaza de la Constitución hay monumentos dedicados a los tres últimos presidentes elegidos democráticamente antes del golpe de Estado y que representan tres culturas políticas: Jorge Alessandri, Eduardo Frei Montalva y Salvador Allende 

Un proyecto de ley que autoriza la construcción de tres monumentos, en las ciudades de Santiago, Iquique y Valparaíso, en homenaje al fallecido dictador y comandante en jefe del Ejército, Augusto Pinochet Ugarte, presentó ayer un grupo de diez diputados de la Alianza encabezados por el UDI Iván Moreira.

La moción -que fue calificada por los legisladores de derecha como “una lucha para reivindicar la historia”- fue secundada por los parlamentarios gremialistas Marcelo Forni, Jorge Ulloa, María Angélica Cristi e Ignacio Urrutia. A ellos se sumaron los RN Roberto Delmastro, Pedro Álvarez-Salamanca, Pablo Galilea y Germán Verdugo. También firmó el independiente Alberto Cardemil.

Según Moreira, la acción es un reconocimiento que hace la esfera política a la obra del militar, pues “el Gobierno militar encabezado por el general Pinochet no sólo es innegable, sino que representa uno de los aportes más importantes de nuestra historia política”. Añadió que “las virtudes del sistema democrático que hoy vivimos y el bienestar económico que por años nuestro país ha desarrollado, son herencia de las medidas implementadas durante el Gobierno militar y en justicia es deber agradecerlas y reconocerlas”.

El también ex alcalde designado por la dictadura -uno de los pocos políticos gremialistas que estuvo hasta último momento con el general- detalló que los lugares escogidos para la eventual construcción de los monumentos son ciudades importantes en la vida de Pinochet. “Uno en Iquique, una zona muy importante para él; Valparaíso, donde nació, y finalmente en Santiago, en el lugar que le corresponde: las plazas de la Constitución o de la Ciudadanía junto a los demás presidentes de la República”, explicó Moreira.

En el proceso que concluyó en la autorización legal para erigir un monumento al Presidente Salvador Allende, se pactó que en la Plaza de la Constitución, aparte del antiguo reconocimiento a Diego Portales, habría monumentos que evocaran las tres grandes culturas políticas del siglo XX y que permanecen hasta hoy: la derecha, encarnada en Jorge Alessandri; el socialcristianismo, representado por Eduardo Frei Montalva y la izquierda, a través de Salvador Allende. Se entendió, además, que ellos fueron elegidos democráticamente.

Calle

El proyecto presentado se suma a la decisión del Concejo Municipal de Las Condes, que acordó que el nombre del fallecido dictador quedará inmortalizado en una calle, una plaza o un parque de Las Condes. La idea fue presentada por el alcalde Francisco de la Maza (UDI). En principio, De la Maza quería bautizar con el nombre de Pinochet a la calle Burgos, donde vive la Presidenta Michelle Bachelet, lo que fue desechado a pesar que De la Maza luego negó haber pensado en esa vía.

Junto con criticar duramente “el Gobierno marxista de Salvador Allende”, los parlamentarios opositores justificaron la construcción de los monumentos dados “los innumerables logros alcanzados durante el Gobierno militar, como también considerando las virtudes humanas del Presidente Pinochet”, resumió Moreira.

Estas cualidades, junto a “su estampa militar y su amor a la patria” –aseveró el diputado- “se ven reflejadas en cada una de sus actuaciones y fueron siempre su única guía y aspiración”.

Moreira planteó que las “odiosidades” y la “confrontación” que genera la figura de Pinochet “nunca” han sido instigadas por la derecha, “sino por la izquierda que ha creído hacer la historia a su antojo”.

De acuerdo con el proyecto y el uso habitual para este tipo de legislaciones, las obras se financiarían mediante erogaciones populares a través de colectas públicas, donaciones y otros aportes privados.

A diez días de la muerte de Pinochet, se trata de la primera iniciativa de este tipo y pese a que sus autores admitieron su difícil viabilidad, debido a la mayoría concertacionista en el Congreso, dejaron en claro que insistirán en llevar adelante el proyecto “cuantas veces sea necesario” y que lo impulsarán con más fuerza si la Alianza accede al Gobierno.

Los parlamentarios concertacionistas no tardaron en reaccionar. El diputado DC Gonzalo Duarte calificó la iniciativa como “una provocación” de la derecha y dejó en claro que “no constituye un aporte a la pacificación de lo espíritus. Lo que busca es generar un debate que a Chile no le hace bien”.

La diputada socialista Isabel Allende agregó que “me parece una atrocidad, porque creo que alguien que fue el peor dictador que ha conocido la historia de Chile, el peor responsable de todas las violaciones de derechos humanos, que además no fue elegido democráticamente, no cabe que esté en la Plaza de la Constitución”. “Ahí están los tres últimos presidentes republicanamente elegidos y eso jamás ocurrió con Pinochet”, agregó. LN


Frei: llamado a la prudencia

El senador y ex Presidente Eduardo Frei afirmó que la oposición “debería esperar un poco que se calmen las pasiones y con más tranquilidad ver un tema de este tipo”.

En la misma línea, el PS Carlos Montes pidió a la derecha pensar bien las cosas, sobre todo cuando se relacionan con Pinochet, pues -explicó- “él genera un fuerte repudio en la sociedad en un sector muy importante. Les sugeriría que lo reflexionaran más. Para nosotros sería imposible un homenaje a una persona que asesinó a mucha gente, y mucha gente que no tiene homenaje, que no se sabe siquiera dónde está todavía”, apuntó. “En definitiva”, indicó Montes, “parece más una provocación en el cuadro político que hay en este momento que algo que busca hacerse cargo de la memoria de una minoría de este país”.

 

 

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