ECUADOR VOTÓ POR EL CAMBIO
Por Víctor M. Carriba, de Prensa Latina.
Con una impetuosidad que rompió rancios esquemas y componendas políticas y una agenda de cambios profundos para un país en crisis, el joven economista Rafael Correa conquistó hoy la presidencia de Ecuador.
Según los primeros datos preliminares emitidos al concluir la segunda ronda electoral este domingo, el abanderado del Movimiento Alianza País se impuso en las urnas al magnate bananero Alvaro Noboa, candidato del Partido Renovador Institucional.
En menos de año y medio, a partir del momento en que abandonó la cartera de economía y se lanzó hacia el Palacio de Carondelet, Correa logró atraer la voluntad de una ciudadanía lacerada por una década de estremecimientos, inestabilidad y crisis.
La eventual victoria de este domingo se produjo por encima de la abierta guerra sucia de insultos lanzada en su contra por el multimillonario Noboa, quien puso toda su fortuna en función de su aspiración presidencial, fracasada por tercera ocasión consecutiva.
La principal propuesta -quizás la de más difícil ejecución- de Correa durante su campaña es la de convocar a una consulta popular para instaurar una Asamblea Constituyente que ponga fin al sistema de corrupción y partidocracia imperante en el país.
Con ese paso, el ahora virtual próximo presidente ecuatoriano busca la igualdad de condiciones para todos los ciudadanos.
En la primera vuelta electoral, cuando también se votó para integrar el parlamento de 100 asientos, Alianza País decidió no presentar aspirantes a diputados, por lo que el nuevo gobernante contará con un aparato legislativo en su mayoría adverso.
No obstante, para Correa "los dueños de la democracia no son 100 congresistas, sino 13 millones de ecuatorianos y ecuatorianas".
Otro pilar de su programa radica en un abierto rechazo a la firma un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, acompañado, por el contrario, de una vocación de integración política, económica y monetaria latinoamericana.
A lo anterior, se suma la determinación de realizar una renegociación digna, soberana y técnica de la deuda externa ecuatoriana, sin excluir una eventual moratoria, "porque la vida de los ecuatorianos es lo primero".
Para Correa, los TLC bilaterales con Washington son nocivos, "sobre todo en el caso de Ecuador que no tiene moneda nacional".
En cambio favorece la instauración de un bloque geopolítico, comercial y monetario en el cual no prime la competencia sino la complementariedad.
En un encuentro con la prensa extranjera hace unos días en Quito, Correa consideró que la Comunidad Andina de Naciones (CAN) está herida de muerte desde el momento en que dos de sus cinco miembros decidieron firmar sendos TLC con Estados Unidos.
Colombia y Perú le dieron la puñalada a la CAN al suscribir esos pactos bilaterales, aseveró.
También criticó a "la burocracia arrogante e incompetente del Fondo Monetario Internacional (FMI)" y no descartó la posibilidad de pagar una deuda más cara "por tal de salir del FMI".
En cuanto a la cuestión petrolera, el virtual nuevo presidente pretende renegociar los acuerdos con las empresas privadas, porque "no puede continuar la actual situación en la cual esas firmas se llevan cuatro de cada cinco barriles de petróleo que se extraen en este país".
Por otro lado, considera un error la dolarización impuesta en 1999 en Ecuador, pero reconoce que hay que mantenerla. "En los próximos cuatro años no saldremos de la dolarización", aseguró.
Otro ángulo que da la medida de los cambios propuestos por Correa es su rechazo a una renovación del acuerdo con Washington sobre la base naval de Manta cuando expire en 2009.
Respetamos el convenio, pero cuando venza no se renueva porque no queremos involucrarnos en una guerra que no es nuestra, dijo en alusión al papel que desempeña la instalación de Manta en el Plan Colombia diseñado por Estados Unidos en su estrategia sudamericana.
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