La Batalla por Oaxaca
• ¡Hay que defender a Oaxaca contra el asalto militar del gobierno, el PRI y el PAN!
La desesperada situación del conflicto en Oaxaca, muestra los límites de la paciencia burguesa con los métodos democráticos y pacíficos; la connivencia entre los pistoleros del PRI (Partido Revolucionario Institucional) que “gobierna” el estado y el gobierno del PAN (Partido de Acción Nacional), de Fox y seguramente de su sucesor Calderón y los limites de una estrategia de lucha que llama al pacifismo.
El conflicto, como venimos reportando en Izquierda.Info, lleva semanas de ebullición y meses en gestación. Iniciado el movimiento por los maestros combativos, pronto supieron ganarse la confianza y apoyo de la mayoría de los trabajadores de la ciudad de Oaxaca y de los campesinos de la región.
De un conflicto laboral se creció a una rebelión contra el gobierno estatal del PRI (Partido Revolucionario Institucional). De una organización sindical del conflicto se creció a una organización asamblearia de los oprimidos de la ciudad y el campo. Surge la APPO (Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca).
Al derramarse el conflicto de los centros de trabajo a las calles y las barricadas y al asumir la APPO prácticamente el control de la ciudad se estaba frente a una situación de guerra civil. La burguesía mexicana no permitiría que el movimiento se estabilizara y se expandiera a otras regiones.
Para ello, el gobierno del PAN de Fox, y su sucesor fraudulento Calderón, no dudarían en tejer una alianza estratégica con el PRI contra los trabajadores. Y es que más allá de sus enfrentamientos políticos y electorales, los une su odio a la lucha de los oprimidos. Frente a la amenaza que constituyeron la APPO y la insurrección Oaxaqueña no habría dudas en que campo común se hallarían el PAN y el PRI.
Las bandas parapoliciales del PRI atacaron hace un par de días las barricadas de la APPO. No fueron grupos desorganizados, sino comandos entrenados y dispuestos a probar las defensas del pueblo en las barricadas.
El periodista de Indymedia, Brad Will, no murió de dos tiros casuales, sino de dos disparos de precisión hechos por un rifle como los utilizados por francotiradores. Fue un mensaje para que los periodistas y activistas extranjeros se fueran de inmediato.
Las bandas del PRI encontraron poca resistencia efectiva, ya que quienes guardaban las barricadas estaban mayormente desarmados. Días antes, dos dirigentes de la APPO habían caído asesinados en sus propias casas.
Ni lerdo ni perezoso, el gobierno federal del PAN, con la excusa de los enfrentamientos, movilizo a miles de gendarmes, policías federales, tropas del ejercito, tanques y helicópteros. Había llegado el momento de destruir el movimiento rebelde, pasándolo por las armas si fuera necesario. Los ataques armados del PRI probaron las defensas, las tropas del gobierno central ahora se disponen al asalto final.
Si bien la APPO tomo medidas radicales en las ultimas semanas, insistió sin embargo – como lo hizo López Obrador durante dos meses en la lucha de masas contra el fraude electoral que lo despojo de la Presidencia – en que no debían sobrepasarse las medidas esencialmente pacificas de protesta y organización.
Cuando las batallas se dan en las barricadas, estas deben defenderse e inevitablemente se llega a los métodos de guerra civil. La burguesía lo entendió perfectamente: de ahí la movilización de las bandas paramilitares del PRI y ahora las tropas enviadas por el PAN.
La dirección de la APPO – algunos de sus miembros porque creen en el pacifismo y otros porque confiaban en la protección de organizaciones guerrilleras regionales – abandono la defensa de la ciudad y las barricadas a favor de las negociaciones y la pasividad del movimiento. De hecho ayudo a desorganizar la defensa de la ciudad al enviar cientos de cuadros y activistas a una marcha hacia la capital del país.
Las guerras civiles, aunque sean regionales como esta, no se ganan solamente con la política de la protesta pacifica, sino que esta hay que defenderla de los ataques de la burguesía. La APPO tal vez cuente ahora con pocas horas, tal vez un par de días, para revertir su política y armar a los trabajadores y los campesinos que están dispuestos a defender la ciudad y el movimiento.
Es necesario que lo hagan de inmediato. Debería también revertir el envío de activistas a la capital y convocar a toda la izquierda, organizaciones obreras y campesinas y al propio EZLN a enviar miles de militantes a Oaxaca de inmediato para ayudar en su defensa.
De lo contrario habrán pecado, como muchas otras organizaciones reformistas de otros movimientos anteriores, de dirigir una lucha para abandonarla a su suerte cuando las cuestiones del poder se ponen a la orden del día.
Mientras tanto, un amplio movimiento de solidaridad internacional debe abrazar la causa de los Oaxaqueños y de la APPO. La izquierda debe ponerse al frente de ese movimiento y lanzarlo ya mismo a rodear las embajadas y consulados mexicanos de Latinoamérica y el mundo. En países como Estados Unidos, donde residen millones de mexicanos, un amplio movimiento de apoyo a Oaxaca y su lucha no solo es posible sino que podría ser masivo.
0 comentarios