Israel está a las puertas de Moscú
Opinión
Por Jeffrey Steinberg
www.argenpress.infoEl fin de semana del 17 y 18 de julio de 2006 el vicepresidente estadounidense Dick Cheney estuvo en un cónclave con el primer ministro israelí y dirigente del Partido Likud, Benjamín Netanyahu, y el ex ministro del gabinete israelí Natan Sharansky, en Beaver Creek, Colorado, el cual fue auspiciado por el American Enterprise Insititute. Aunque nunca se dio a conocer el contenido preciso de sus intercambios, Netanyahu anunció a voz en cuello que volaría inmediatamente de regreso a Israel para reunirse con el primer ministro Ehud Olmert y su camarilla de “ex primeros ministros” -entre los que están el viceprimer ministro Shimon Peres y el ex primer ministro Ehud Barak, del Partido Laborista- para darles las órdenes de marcha de Cheney.
Por su parte, Sharansly salió de Colorado para Washington y Filadelfia, donde despotricó en la Fundación Heritage y el Foro para el Oriente Medio que el Gobierno de Bush está abandonando su compromiso con la “democracia” en el Oriente Medio, lo cual significa, en el código cifrado de los neoconservadores, “cambio de régimen” preventivo por la fuerza en Siria, Irán, Arabia Saudita y Egipto en base al modelo de su plan maestro de 1996 para que Washington y Tel-Aviv dominen militarmente la región, “Un rompimiento limpio”. A Sharansky se le sumó de inmediato una retahíla de editoriales de neoconservadores como Richard Perle, Lawrence Kudlow y Michael Rubin, que le cayeron encima a Bush y a la secretaria de Estado Condoleezza Rice por dar siquiera la impresión de querer una solución “diplomática” a la llamada crisis de Irán.
La reunión en Beaver Creek no fue sino un canal de comunicación entre Washington y Tel-Aviv que anuncia que ha llegado la hora de hacer reventar toda la región del Sudoeste de Asia mediante una serie de provocaciones que llevan mucho tiempo cocinándose. Y, aunque Cheney fue el mensajero más que voluntarioso del llamado a las armas, la decisión de emprender la actual carnicería de Israel contra el Líbano la tomaron redes de financieros privados de más altos vuelos que el matón Dick Cheney dentro de la internacional sinarquista.
Como señaló Lyndon LaRouche: “Esta es la guerra de Félix Rohatyn”, en referencia al viejo banquero del Lazard Fréres que en los últimos 30 años ha protagonizado el desmantelamiento sistemático de la base industrial de tecnología de avanzada de Estados Unidos, y quien cuenta a George Shultz, el “padrino” del Gobierno de Cheney y Bush, entre sus colaboradores sinarquistas más cercanos.
Un financiero europeo de alto nivel secundó la evaluación de LaRouche de que la catástrofe que se desenvuelve en el Sudoeste de Asia es parte de una insurgencia sinarquista global, encaminada a provocar una sucesión de guerras inconclusas que, de conjunto, sumerjan al planeta entero en una nueva guerra de los Treinta Años. “La invasión israelí del Líbano”, le comentó la fuente a {EIR} “ocurre al mismo tiempo que Afganistán cae en el caos, e Irak le sigue de cerca. Súmese a esto el hecho de que el sistema financiero mundial está tambaleándose al borde del colapso, y tenemos una situación sin precedente en tiempos modernos”. Añadamos los factores de los bombazos recientes en Bombay, India; las nuevas desestabilizaciones en el “exterior cercano” de Rusia, que se entienden hacia Europa Central; y las erupciones de caos en las ciudades principales de Brasil, y la pauta global de provocaciones es clara.
Una misión suicida israelí
Como recalcó LaRouche, los actos de Israel, que se ordenaron desde Washington, no sirven al interés de ningún Estado nacional del orbe. Ciertamente no sirven al interés nacional de Israel, al que han soltado en una trayectoria de autodestrucción.
Un embajador estadounidense retirado equiparó la incursión israelí en el Líbano con las derrotas que tanto Napoleón como Hitler sufrieron a las puertas de Moscú. “Las sobre extensión estratégica es suicida”, comentó, “e Israel está atrapado justo en semejante sobre extensión”.
Un militar estadounidense retirado, con décadas de experiencia en el Sudoeste de Asia, añadió que el Gobierno de Cheney y Bush está atrapado en sus propios cuentos sobre Hezbolah. “No pueden permitirse aceptar la idea de que Hezbolah es un movimiento político genuino con una gran base de apoyo”. Y continuó: “Ahora buscan que el caos se propague desde el Líbano, a través de todo el Oriente Medio. Esto pronto golpeará a las Américas. Eso es parecido a la guerra de los Treinta Años”.
El 20 de julio el coronel estadounidense retirado Patrick Lang, ex director de inteligencia de defensa a cargo del Cercano oriente, le dijo a Wolf Blitzer de CNN que el ataque de Israel contra el Líbano “no tiene ningún sentido para mí. Como sabes, yo he trabajado en todos estos países y con las Fuerzas de Defensa de Israel, bastante, y siempre lo estudié. Y para mí esto simplemente no tiene ningún sentido, lo que están haciendo, porque como dijo este mayor de la Fuerza Aérea israelí, es imposible andar por ahí en una suerte de cacería de todos estos lanzacohetes que están por todas partes. Hezbolah es una numerosa guerrilla disciplinada y bien organizada. Tienen reservas en profundidad entre el pueblo chiita del Líbano. Han estado organizando este terreno por cinco o seis años. Hay toda clase de trampas antitanques y puestos de emboscada. Toda clase de cosas como esa”.
“Es un lugar sanguinario para pelear”, continuó. “Y la idea de que puedes desarraigar a gente como esa, que son fanáticos islámicos, y hacerlos que desistan y huyan con el poderío aéreo y la artillería, y algunas operaciones de pequeña escala, simplemente... simplemente carece de fundamento. Lang le dijo a CNN que la única forma en que Israel puede hacer que Hezbolah deje de bombardear blancos israelíes, es si hace que “su línea de artillería retroceda. La única forma de hacer eso, en mi opinión, es con infantería. Ahora bien, yo sé que las Fuerzas de Defensa de Israel no quieren ocupar de nuevo parte del Líbano, pero de algún modo se han puesto en una posición en la que quizá no haya otra alternativa... La otra parte de esto, que es hacer que el Gobierno del Líbano sea algo que no es, un gobierno unido con un ejército que sea un ejército verdadero, en vez de un símbolo de unidad nacional, que actúe contra Hezbolah, eso simplemente no tiene bases. No está en los libaneses hacerlo”.
La desesperación de los banqueros sinarquistas
Desde la perspectiva de las redes financieras privadas de Londres, París y Nueva York que conforman el núcleo de la internacional sinarquista, una guerra de los Treinta Años como la que está desencadenando ahora Israel con su incursión demente en el Líbano, es justo lo que recetó el doctor. Por meses, en anticipación de un desplome del sistema financiero internacional, importantes instituciones financieras internacionales han venido deshaciéndose de sus papeles -que pronto no valdrán nada-y mudando sus fondos a los bienes físicos, lo cual ha disparado una espiral hiperinflacionaria en los precios del petróleo, el oro, el cobre y otras materias primas estratégicas vitales, y llevado al borde del derrumbe a todo el sistema financiero mundial posterior al Bretton Woods.
Al mismo tiempo -como lo indican las intenciones de Nissan-Renault con la General Motors-, estos mismos círculos financieros, de los que son típicos Rohatyn y Lazard, están consolidando su dominio sobre las empresas industriales que aún quedan en Occidente. Están decididos a crear ahora la misma suerte de carteles industriales que promovieron el nazismo y el fascismo en el período de 1922-45. Más aun, como LaRouche puso de relieve el 20 de junio, estos financieros pretenden destruir los fundamentos mismos del sistema del Estado nacional. Al crear empresas internacionales por fuera de las jurisdicciones legales de las naciones soberanas, y establecer su propio dominio mundial alternativo sobre la capacidad industrial y los productos estratégicos, pretenden imponer, vía la globalización, una “solución final” al odiado sistema del Estado nacional, en especial al EU de la Constitución de 1789.
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